¿Por qué guardar tu virginidad?
Cuando os preguntáis sobre por qué guardar vuestra virginidad, supongo que
las mismas viejas respuestas que surgen en mi cabeza aparecen también en las
vuestras, es decir, que deberíais guardar vuestra virginidad para prevenir
embarazos no deseados o que deberíais manteneros vírgenes para evitar las
enfermedades de transmisión sexual o que deberíais guardar vuestra
virginidad porque si vuestros padres se enterasen tendrían un tremendo
disgusto con vosotros. ¿Os suena familiar?
Sin embargo, yo creo que merece la pena puntualizar que este tipo de
razonamiento no da en el clavo. Me parece extremadamente superficial cuando
un cristiano solo se preocupa por las enfermedades sexuales, los embarazos y
los padres enfurecidos. En esa escena, la preocupación no es tanto el pecado
de acostarse fuera del matrimonio tanto como las consecuencias de hacer tal
cosa. ¿Qué clase de lógica retorcida es esa? Dejadme que lo ilustre.
Imaginaos por un momento que estáis casados. Vuestro cónyuge os pregunta:
“¿Por qué me eres tan fiel?” Y vosotros respondéis, “Bueno, cariño, te soy
fiel porque no quiero contraer enfermedades sexuales, no quiero tener un
bebé no deseado o no quiero que te enfades.” ¿Qué creéis que pensaría
vuestra pareja? ¿No le sentarían esas palabras como una bofetada en la cara
y le harían sentirse como un montón de basura? ¿No es el motivo real para la
fidelidad el amor por vuestro cónyuge? ¿No le deberíais de haber respondido,
“Te soy fiel, mi vida, porque te amo con toda la fuerza de mi corazón.”?
Cuando amas a alguien, no le engañarás. Tal idea ni siquiera pasa por tu
imaginación. Incluso los no creyentes saben esto.
La misma regla es aplicable a Dios. Alguna gente no peca contra Dios por
miedo a ser descubiertos. Otros no pecan por temor a las consecuencias. Pero
la verdadera razón para no pecar es el amor a Dios. La ética cristiana se
basa en el amor. Cualquier otra cosa es legalismo y religiosidad. Los
verdaderos santos obedecen a Dios porque les encanta obedecer a Dios, no
porque tienen que hacerlo. Es su deleite y no un simple deber. Esa es la
razón por la que guardan su virginidad con tanto celo y pasión. Porque
quieren, porque desean, porque se regocijan en hacerlo. Están consagrados y
son soldados fieles, no pobres bobos y enclenques. Hay que tener agallas,
agallas de verdad para mantenerte firme en tus convicciones. Los memos y
débiles siguen la corriente.
El amor por Dios es la verdadera raíz de todo lo que estamos llamados a
hacer como seguidores de Jesús. Por eso no me gustan para nada muchos
talleres que se dan a los jóvenes hoy día sobre el tema del sexo. Muchas
veces los exponentes intentan asustar a los jóvenes citándoles estadísticas,
encuestas y porcentajes para que los chicos (y las chicas) no se acuesten
antes del matrimonio. Lo que la gente joven necesita desesperadamente es
pasión por Cristo y celo por la santidad en lo más profundo de su ser. Eso
es lo que los sacará de la impiedad. No miedo. Exactamente así es como Pablo
razonaba con los tesalonicenses. Él les decía que la voluntad de Dios era la
santificación de sus cuerpos. Su vida sexual ya no podía ser como la que
vivían los paganos que les rodeaban (1 Tesalonicenses 4:3-5). Notad que el
apóstol no les dio una conferencia acerca de las enfermedades sexuales o de
niños no deseados o sobre los enfados de los padres. Pablo sabía que quienes
aman a Dios guardarían sus cuerpos en santidad para la gloria de Dios.
¿Así que, por qué deberíais guardar vuestra virginidad? Respuesta: porque
amáis a Dios. Es así de simple. Cualquier otra razón es secundaria y
completamente indigna del Dios de amor quien os ha entregado vuestra
virginidad. Honradle. Amadle. Servidle. Y que Él os dé agallas, verdaderas
agallas que glorifiquen a Dios.
Fuente: Will Graham
(Traducido por el hermano Antonio Espino)
http://parroquiaicm.wordpress.com/2013/09/09/por-que-guardar-tu-vir...