Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas
Guía para adolescentes, que se recomienda
cuando son acosados por sectores sociales que defienden conductas peligrosas
para el contagio del sida.
Aceprensa sinsida.com
Promover entre adolescentes y jóvenes una
conducta sexual sana y responsable es una de las estrategias principales
para frenar el sida. Con este objetivo, un equipo de especialistas españoles
ha elaborado una guía dirigida a adolescentes [1], en forma de preguntas y
respuestas. Publicada por la Fundación Investigación y Educación en Sida, la
guía se presentó el Día Mundial del Sida (1 de diciembre) del año pasado, y
ha vuelto a atraer la atención del público con ocasión de recientes
comentarios críticos publicados por el diario El País. Ofrecemos un extracto
del texto original, con algunas de las cuestiones más acuciantes que se
plantean.
Si se utilizan drogas ¿hay peligro de infectarse por el VIH?
Sólo las drogas inyectadas se asocian con transmisión del VIH [virus de la
inmunodeficiencia humana] por intercambio del material de inyección. Sin
embargo, el consumo de drogas en general, entre otros efectos, provoca
desinhibición y falta de autocontrol en la persona. Esta circunstancia puede
conducir a situaciones que faciliten la infección por VIH, como mantener
relaciones sexuales de riesgo.
¿Y el alcohol?
El alcohol no puede considerarse una droga, pues un consumo moderado del
mismo no provoca dependencia, a diferencia de las verdaderas drogas, o
incluso el tabaco.
No obstante, el consumo excesivo de alcohol de forma continua (bebedores
crónicos) o esporádica (bebedores de fin de semana) puede ocasionar una
dependencia tan grave como cualquier droga. Además, durante los episodios de
abuso de alcohol, la conocida borrachera, se puede perder el control e
incurrir en situaciones de riesgo para adquirir la infección por VIH.
La sexualidad no es un juego
¿Debo tener cuidado a la hora de plantearme la vida sexual?
Es indudable. Te doy un dato: a nivel mundial el 80% de las 14.000 nuevas
infecciones por VIH que por término medio hay cada día, ocurren por
relaciones heterosexuales. (…)
La sexualidad es un aspecto fundamental e íntimo de la persona, no algo
añadido a la persona que podamos manipular a nuestro gusto. La sexualidad no
debe entenderse sólo como genitalidad. Somos personas sexuadas, hombres o
mujeres, y “jugar” con la sexualidad es “jugar” con nuestra intimidad.
Debemos plantearnos la vida sexual no como algo exclusivamente lúdico, como
a veces proponen algunos, sino como un aspecto de nuestra vida en el que
ponemos en juego todo lo que somos: salud, afectos, valores, felicidad,
futuro... Como ves, hay mucho más en juego que infectarte por el VIH.
Una reducción en el número de parejas sexuales frena la transmisión del SIDA
de forma más eficaz que el uso del preservativo
¿Cómo hemos llegado a esta situación, si el preservativo dicen que
previene el sida?
A pesar de la insistencia de algunos en el mismo mensaje (“ponte el
preservativo”), la pandemia del sida crece rápidamente, con una estimación
de más de 5 millones de nuevos infectados sólo en el año 2007. No basta
hablar del preservativo para combatir la transmisión del VIH.
En primer lugar, el preservativo constituye sólo una medida de eficacia
limitada, aproximadamente del 80%. Cuando se propone como segura se corre el
riesgo de que la población se confíe, incremente las conductas de riesgo, y
se acabe por perder incluso la eficacia preventiva de la medida propuesta.
Es algo así como si ahora nos dijeran que no es necesario cumplir con las
normas de circulación, que basta con usar el cinturón de seguridad. ¿Qué
crees que pasaría con los accidentes de tráfico? (…)
¿Cuál es la mejor forma de prevenir la transmisión sexual del VIH?
Del mismo modo que se evitan otros riesgos habitualmente, esto es, siendo
responsable con lo que uno hace. Es cierto, sin embargo, que para ser
responsable hay que estar bien informado. Está científicamente demostrado
que la transmisión de enfermedades depende de tres factores: A, el tiempo
que se está expuesto al agente infeccioso; B, el número de exposiciones
diferentes al mismo; y C, el riesgo de adquirir el agente infeccioso en cada
contacto.
La mejor prevención
¿Cómo se aplican estas variables a la prevención del sida?
A: cuanto más precoz sea una persona en iniciar las relaciones sexuales, más
tiempo hay para infectarse. Además, lo habitual es que si se mantienen
relaciones sexuales en la adolescencia sea más fácil que se incurra en
situaciones de riesgo, como tener contactos sexuales esporádicos, o varias
parejas diferentes.
B: a mayor número de contactos sexuales con personas diferentes, más
posibilidad hay de que alguna esté infectada por el VIH y nos contagiemos.
En este sentido, fíjate que se da cierto grado de selección natural: las
personas promiscuas suelen tener relaciones con otras personas promiscuas,
por lo que los riesgos de infectarse por el VIH se concentran.
En Uganda, desde que se aplica el ABC se ha pasado del 31% de nuevas
infecciones por VIH en 1990 al 6% en 2000
C: por último el riesgo de transmitir o infectarse por el VIH se incrementa
si se padece alguna infección genital simultáneamente, lo que no es raro en
personas promiscuas. Es el caso de la sífilis, enfermedad de la que tenemos
actualmente un número creciente de casos.
¿Cómo aplico esto a mi vida?
A: piensa dos veces cuándo y con quién quieres empezar tu vida sexual. Ten
en cuenta que con esa persona vas a compartir lo más intimo de ti mismo.
Junto con tu cuerpo, le deberías entregar tu afecto más sincero y tu
proyecto personal. Deberías querer para esa persona lo que quieres para ti.
(…)
B: si ya has encontrado a la persona de tu vida, con la que quieres
compartir todo, enhorabuena. Como seguro que deseas lo mejor para él o ella,
tienes que valorar la estabilidad y fidelidad en vuestra relación. Por eso,
no se entendería que tuvieras contactos sexuales con otras personas
diferentes, y que pusieras en peligro la salud de la persona a la que de
verdad quieres. Valora la fidelidad mutua como una forma fundamental de
preservar la salud y felicidad de tu pareja. Si te has equivocado en este
aspecto, no lo dudes, aún estás a tiempo de cambiar.
C: por último, si a pesar de lo anterior, decides mantener relaciones
sexuales con diferentes personas, solo cabe recomendarte que lo pienses de
nuevo. La sexualidad es mucho más que genitalidad. En los humanos, a
diferencia de los animales, el celo está subordinado a la razón. En
cualquier caso, lo más que puedo decirte es que te protejas y recurras al
preservativo.
La estrategia ABC
Todo lo anterior ¿está demostrado científicamente?
La propuesta que te acabo de explicar se llama estrategia ABC, basada en los
puntos que ya hemos comentado. De forma simple, A por abstinencia, B por
fidelidad (“be faithful” en inglés) y C por condón (preservativo), aunque ya
has visto que hay mucho más detrás de cada letra. Este mismo programa ha
sido defendido por 140 expertos en VIH/sida de 36 países de los 5
continentes como la mejor forma para prevenir el contagio sexual del sida.
Estas recomendaciones se publicaron en el año 2004 en The Lancet, una de las
revistas médicas de más prestigio. [2]
Esta estrategia ha dado resultados muy satisfactorios en algunos países de
África, por ejemplo, en Uganda [3]. Desde que se aplica el ABC se ha pasado
del 31% de nuevas infecciones por VIH en 1990 al 6% en 2000. Además, las
campañas basadas en el ABC han sido muy bien aceptadas por la población: se
incrementó del 31% al 56% la proporción de jóvenes que retrasaron las
relaciones sexuales, y se redujo del 39% al 11% la proporción de ellos que
tenían múltiples contactos sexuales. El éxito es tal que la estrategia ABC
se está aplicando en otros países, entre ellos Estados Unidos.
A lo mejor en esta estrategia del ABC, resulta que lo más importante es
la C, esto es, el uso del preservativo.
Hay varias evidencias de que esto no es así, y que es mucho más eficaz para
prevenir la infección por VIH la abstinencia (A) y la fidelidad (B), que la
promoción del uso de preservativos (C).
Por un lado, aunque A y B no sean aplicadas a la perfección, la adopción al
menos parcial de dichas medidas puede tener un profundo impacto sobre la
epidemia. Existen modelos estadísticos que indican que una reducción en el
número de parejas sexuales frena la transmisión del VIH de forma más eficaz
que el uso del preservativo. Así se ha demostrado en el caso de Uganda,
donde se aplica el ABC y las nuevas infecciones por VIH se han reducido, en
comparación con otros países donde sólo se aplica C y las cifras de sida
suben.
Dónde está el riesgo
¿Qué es eso del sexo seguro?
En medicina, como en otras tantas facetas de la vida, no hay nada seguro, en
todo caso será de bajo riesgo. Transmitir la idea de que el sexo con
preservativo es seguro, aparte de falso, puede ser peligroso. Lo que en
realidad ocurre es que se transmiten mensajes que banalizan la sexualidad,
la reducen a algo puramente lúdico, cuando es un aspecto de la persona mucho
más rico. En el fondo, se carece de argumentos para animar a la fidelidad y
se puede animar a la población a ser promiscua, al modo animal. Mientras que
la sexualidad en los seres humanos forma parte del amor y busca el bien de
la pareja, en los animales el acto sexual viene condicionado en buena parte
por la fisiología hormonal, y busca perpetuar la especie.
La actividad sexual precoz se asocia a una mayor probabilidad de adquirir
enfermedades de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano, la
gonococia, la hepatitis B o el sida
En Uganda se ha demostrado que promover sólo el preservativo sin otros
mensajes educativos provoca que se tengan más contactos sexuales de riesgo.
En cambio, si se explica la conveniencia de la abstinencia y la fidelidad en
la pareja, el preservativo cumple su función reduciendo el riesgo en las
personas que deciden seguir siendo promiscuas. El resto ha evitado el riesgo
mucho antes.
¿Cuáles son las conductas sexuales de riesgo típicas?
(…) Los problemas de salud derivados de conductas sexuales de riesgo pueden
condicionar la vida de las personas. Se conocen las siguientes situaciones
de riesgo:
— Sexualidad precoz. Suele asociarse a una mayor probabilidad de adquirir
enfermedades de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano, la
gonococia, la hepatitis B o el sida.
— Promiscuidad sexual. La multiplicidad de parejas, ya sea de forma
encadenada o todas a la vez, supone un mayor riesgo de infección por los
agentes de transmisión sexual. Por otro lado, la promiscuidad sexual
dificulta en gran medida entender y vivir la entrega que requiere el amor.
La inestabilidad emocional asociada es frecuentemente un obstáculo para que
la persona encuentre la felicidad. No deja de ser cierto que en el fondo
todos buscamos un amor para toda la vida.
— Conductas homosexuales. Estudios científicos ponen de manifiesto que
homosexualidad y heterosexualidad no son equiparables desde el punto de
vista de la salud. Las personas que tienen relaciones homosexuales tienden a
ser más promiscuas, con los problemas físicos y emocionales que eso supone.
(…)
¿Qué pasa con los homosexuales y el VIH?
Las personas con conductas homosexuales, casi exclusivamente los varones,
fueron un grupo muy afectado por el sida en el inicio de la epidemia. La
alarma inicial conllevó que estos sujetos redujeran en un primer momento las
situaciones de riesgo drásticamente; esta reacción frenó la expansión del
sida entre homosexuales. Sin embargo, en los últimos años asistimos a un
rebrote de nuevas infecciones entre varones que tienen relaciones
homosexuales. Se piensa que se ha perdido el miedo a la infección, en parte
gracias a la disponibilidad de los antirretrovirales.
Los varones homosexuales son una diana especial del VIH por dos razones. En
primer lugar, por su promiscuidad generalmente elevada, lo que entraña un
mayor riesgo de contacto con personas infectadas. En segundo lugar, porque
el tipo de relaciones sexuales es más traumático, sobre todo las anales, con
una mayor posibilidad de exposición a sangre contaminada.
¿Qué eficacia tiene el tratamiento frente al VIH?
La eficacia del tratamiento frente al VIH es alta, sobre todo si se comienza
a tiempo y el enfermo lo toma de forma adecuada. En estas condiciones muchos
enfermos pueden llevar una vida prácticamente normal, salvo por el hecho de
tener que tomar pastillas a diario y padecer algunos efectos secundarios.
Además, es necesario seguir rigurosamente el tratamiento para que éste sea
eficaz a largo plazo. El olvido de apenas el 10% de las tomas facilita que
el VIH se haga resistente a los antirretrovirales, y entonces la medicación
deja de ser eficaz. Es cierto que actualmente se dispone de fármacos de
recambio, pero las alternativas no son ilimitadas.
(…) En España estas medicaciones no se venden en las farmacias de la calle,
sino que, una vez efectuada la visita con el médico, se dispensan sin ningún
coste para el enfermo en el mismo hospital. El Sistema Nacional de Salud
costea al 100% el tratamiento de la infección por VIH, que oscila de
promedio entre 600 y 1.000 euros por paciente y mes.
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NOTAS
[1] Dr. Pablo Labarga, Dr. Jesús Troya, Dr. Pablo Barreiro, Dr. Juan
González-Lahoz, Dr. Vicente Soriano, Adolescentes frente al sida: Preguntas
con respuestas, Fundación Investigación y Educación en Sida, Madrid (2007),
53 págs. Distribución gratuita; se puede solicitar ejemplares a
fblancodoc@gmail.com.