Los vasos sagrados
La OGMR (Ordenación General del Misal Romano), tercera edición, trata el tema en los nn. 328-332.
n. 328. Los vasos sagrados se deben confeccionar con metales nobles. Si se fabrican con metales oxidables o bien menos nobles que el oro, se deberán ordinariamente dorar del todo por dentro.
n. 329. A juicio de la Conferencia de los Obispos, con decisiones reconocidas por la Sede Apostólica, pueden confeccionarse también los vasos sagrados con otros materiales sólidos y considerados nobles, de acuerdo con la común valoración de cada país, por ejemplo, de ébano, o de alguna madera dura, con tal que sena aptos para el uso sagrado. En este caso, se han de preferir siempre materiales que no se rompan fácilmente ni se corrompan. Esto es válido para todos los vasos destinados a recibir las hostias, como la patena, la píxide, la teca, el ostensorio y otros vasos análogos.
n. 330. Por lo que respecta a los cálices y demás vasos destinados a contener la Sangre del Señor, tengan la copa de tal material que no absorba los líquidos. El pie, en cambio, puede hacerse de otros materiales sólidos y dignos.
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n. 332. Por lo que toca a la forma de los vasos sagrados, corresponde al artista confeccionarlos, según el modo que mejor corresponda a las costumbres de cada región, siempre que cada vaso sea adecuado para el uso litúrgico a que se destina y se distinga nítidamente de los que se destinan al uso ordinario"
COMENTARIO: No consta que exista ningún documento de la Conferencia Episcopal Peruana (reconocido por la Santa Sede) y en ese sentido sólo podría ser de metal, siguiendo la norma general que requiere de una licencia explícita.
Por otra parte está totalmente desaconsejado que sea de un material rompible fácilmente, aunque no absolutamente prohibido.
También es importante que se aleje de toda apariencia (bien por la forma o por el material) de objetos de uso ordinario, los vasos sagrados tienen un uso exclusivo y particularísimo que es preciso resaltar para salvaguardar la "transparencia de los signos": los vasos sagrados son para un banquete único, el de las Bodas del Cordero con su Esposa, banquete que celebramos en la tierra pero mirando al cielo (dimensión escatológica), banquete al que somos invitados seres mortales que llevamos dentro la semilla de la inmortalidad, banquete que celebramos nosotros esencialmente para que lo vea Dios (celebramos "cara a Dios"), etc.
De todas formas, es un asunto que requiere más de catequesis mistagógica que de normas jurídicas; aunque sin duda las normas de la OGMR dan suficiente material para a partir de ellas desarrollar una catequesis mistagógica profunda e iluminadora.