¿Cómo nacieron el Ave María y el Rosario?
¿Sabías que el Rosario se rezaba cuando el Ave María aún no estaba completo?
Me gustaría tener alguna noticia sobre la hermosa oración del Ave María:
¿cuándo nació? ¿Cómo entró en la tradición cristiana? Las primeras palabras
son las de la Anunciación, pero las demás ¿cómo fueron añadidas? Quisiera
saber también la tradición del Rosario y de dónde toma el nombre.
Responde Ida Tiezzi, profesora de Mariología, aleteia
La historia del Rosario es más bien compleja y en cierta medida se
entreteje con la difusión, en Occidente, de la práctica del rezo del Ave
María.
El Ave María debe dividirse en dos partes: desde “Dios te salve María…”
hasta “bendito es el fruto de tu vientre”, es la parte primera y más
antigua, y está compuesta por las palabras del evangelio de Lucas de la
Anunciación (Lc 1, 28) y la bendición de Isabel (Lc 1, 42).
Desde los primeros siglos, el mundo cristiano usó el saludo del ángel
Gabriel con intención cultual (son un ejemplo de ello varios himnos
litúrgicos, entre ellos el más famoso es el himno Akathistos, que retoma
continuamente el Ave de Gabriel celebrando a María en el misterio del Verbo
encarnado). No obstante, sabemos también, de fuentes históricas, que en la
Iglesia occidental, esa primera parte del Ave fue introducido, en el siglo
VI, en la liturgia del IV domingo de Adviento y después en la de la
Anunciación (siglo VII).
Hay que esperar hasta el siglo XI-XII para encontrar un uso generalizado y
popular de la oración del Ave María (siempre hasta “bendito es el fruto de
tu vientre”) y a menudo, en esa época, los concilios recomiendan que se
enseñe a los fieles. En esa misma época, en los monasterios, comienza la
práctica del Rosario, llamado “salterio del Ave María” (había otro “salterio
del Padrenuestro”): una repetición devota del Ave María, unas 150 veces,
sustituyendo los 150 salmos (salterio) para los monjes que no sabían leer.
En el siglo XIV el “salterio del Ave María” se subdivide en 15 decenas,
intercaladas con el rezo del Padrenuestro. En este periodo se difunde la
leyenda de la institución del Rosario por parte de santo Domingo; en
realidad, como hemos visto, el salterio mariano está documentado antes de
santo Domingo, pero fue el y sus frailes predicadores los que, usando esta
forma de oración, contribuyeron a su difusión.
En el siglo XV, la oración del Ave María fue completada con el nombre de
Jesús (fruto de tu vientre …Jesús) y con toda la segunda parte: Santa María…
(cuyo texto más antiguo parece que había sido formulado, un poco antes, en
el santuario de la Santísima Anunciación de Florencia). De este periodo
proceden los primeros intentos de conjugar el rezo del Ave María con la
meditación de los principales misterios evangélicos, y el salterio mariano
cambió de nombre, para llamarse “rosario de la bendita Virgen María”.
Finalmente, en 1569, el papa Pío V, con la bula Consueverunt romani
pontifices, consagró una forma de Rosario que, prácticamente, es la misma
que usamos aún hoy.
Este complejo recorrido histórico no dice que tanto la oración del Ave María
como el Rosario nacen de la fe de la Iglesia en Cristo, Verbo eterno, que se
encarnó en el seno de la Virgen para nuestra salvación.
“La interminable alabanza que el rosario tributa a María tiene su fundamento
en Jesús, a quien se dirige toda alabanza. Las alabanzas dirigidas a ella
quieren sólo proclamar y defender con toda severidad la fe en Jesús como
Dios y como hombre. Toda Ave dicha en su eterna memoria nos recuerda que
hubo uno que, siendo eternamente beato, no desdeñó, por amor a los
pecadores, el cuerpo de la Virgen” (card. H. Newman).