La Familia, Transmisora de la Fe - EL DOMINGO: EUCARISTÍA Y OTRAS EXPRESIONES
V. Encuentro Mundial de la Familia (2006)
CATEQUESIS SÉPTIMA
EL DOMINGO: EUCARISTÍA
Y OTRAS EXPRESIONES
Lectura bíblica: Hch 20, 7-20.
Enseñanza de la Iglesia:
1. El domingo es el núcleo de todo el año litúrgico; porque en él celebramos
la muerte y la resurrección del Señor, la cual es el centro de toda la
historia y la fuente de la que dimana toda la gracia salvadora. Así fue
entendido y celebrado por los Apóstoles y las primeras comunidades
cristianas.
2. Desde los orígenes, la Eucaristía es el centro del domingo. Así lo
expresaban los mártires de Abitinia, cuando, sorprendidos un domingo
mientras celebraban la Eucaristía, al ser interrogados por qué habían
transgredido la severa orden del emperador, respondieron: "Sine dominico non
possumus", es decir, sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la
Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las
dificultades diarias y no sucumbir.
3. Sin embargo, el domingo no se agota en la celebración de la Eucaristía,
sino que se prolonga en otras celebraciones y vivencias; v.g. la familiar,
la preocupación y atención a los pobres, el descanso, etc.
4. Por eso, es preciso insistir y dar un realce especial a la Eucaristía
dominical y al domingo mismo, como día especial de la fe, día del Señor
Resucitado y del don del Espíritu. La participación en la Eucaristía debe
ser para cada bautizado el centro del domingo. Es un deber irrenunciable,
que se ha de vivir no solo para cumplir un precepto sino como necesidad de
una vida cristiana verdaderamente consciente y coherente. El deber de la
participación eucarística, cada domingo, es un aspecto específico de la
propia identidad de la comunidad cristiana, aun viviendo en circunstancias
de pequeñas minorías y en condiciones de aislamiento y dificultad.
5. La Eucaristía dominical, congregando semanalmente a los cristianos como
familia de Dios en torno a la mesa de la Palabra y al pan de vida, es
también el antídoto más eficaz contra la dispersión, por ser el lugar
privilegiado donde se cultiva y vive continuamente la comunión.
6. Por todo ello, la Eucaristía del domingo ha de ser el centro de la piedad
de los padres y de la familia como tal. Los hijos, viendo a los padres y
participando con ellos en ella, la irán incorporando a sus vidas y la
convertirán en el alimento principal de su piedad. La participación como
familia en la Eucaristía dominical es un ideal hacia el que hay que tender;
de este modo, se está significando su supremacía sobre las demás actividades
nobles y dignas del domingo.
7. La Eucaristía, si se participa debidamente, especialmente por la
recepción de la sagrada comunión, urge a vivir la dimensión de la caridad
cristiana. Por eso, los padres deben ser ejemplo vivo para los hijos en la
preocupación por los pobres necesitados.
8. Para recibir dignamente el sacramento de la Eucaristía, será preciso
recurrir, siempre que exista conciencia de pecado mortal, al sacramento de
la reconciliación, ya que, como dice San Pablo,"quien coma el pan o beba el
cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del
Señor"(1 Cor 11, 27).
Diálogo:
¿Qué dimensiones de la fe pone de relieve el domingo?
¿Por qué tiene tanta importancia participar como familia en la misa
dominical?
¿Acabada la misa podemos despreocuparnos, porque "ya he cumplido" mi
obligación?
Oración por la familia: Oh Dios nos reunes cada domingo en torno a la
mesa de tu Palabra y del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para celebrar el
memorial del Señor Resucitado; te pedimos que, mientras llega el domingo sin
ocaso, vivamos como una familia unida y alabemos por siempre tu
misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.