La Santa Misa en 62 Historietas
Un Servicio de los MSC
Misioneros del Sagrado Corazón 54. Buen Clima (Incienso) En alto funcionario de la antigua Roma es llevado en
su sede gestatoria por las calles del centro de la ciudad. Le precede un
esclavo. Lleva un recipiente del cual salen pequeñas nubes, un incensario. Es
que el olfato del alto señor no puede ser insultado por los olores de la
calle. El incienso crea un ambiente
agradable. Todos se dan cuenta que viene un señor importante. Un magno jeque árabe visita a su vecino. El anfitrión
viene al encuentro de su ilustre visitante, hace una profunda inclinación. En
las manos lleva un pequeño recipiente de cobre, un incensario. El visitante lo
toma y lo coloca bajo su burnus, una manto amplio, blanco de lana, y lo deja allí unos momentos.. Luego lo saca y
lo devuelve con una profunda inclinación a su anfitrión. ¿De que se trata? Pues
la ropa huele a transpiración sudor. El incienso la ha refrescado. En la casa
los insectos esperan para atacar al huésped. El incienso los rechaza.
Desinfecta. Una anciana yace enferma en su casa. La cuidan bien. El
cuarto está muy limpio. Pero la enfermedad trae malos olores. En la farmacia compramos unos palitos de incienso
y las encendemos. El aire es purificado. Los enfermos y los sanos pueden
respirar libremente. En la catedral de Compostela, donde se venera la
tumba de Santiago el Mayor, se ha reunido una gran muchedumbre de peregrinos.
Entonces se acercan 24 varones y comienza a tirar con todas sus fuerzas de las
sogas que cuelgan de los arcos. Ponen en movimiento un enorme incensario que se
parece a una pequeña campana. Se mueve en un lento vaivén por encima de la muchedumbre. Pequeñas
llamas salen de allí. Grandes nubes de incienso lo envuelven todo. Es como una neblina en todo el templo. Ya no
puede haber malos olores, los gérmenes de enfermedades no pueden ya sobrevivir,
los insectos son expulsados, todos sienten la solemne respiración de la
liturgia. Se utiliza el incienso en la Iglesia. En la Misa solemne cantada, en la bendición eucarística, en la procesión, en el entierro sube hacia el cielo. Nos habla de la Roma antigua, de rechazo de insectos, de desinfección. Es como un spray para el ambiente. Uno respira más hondamente. Uno se siente más libre. Uno percibe el aroma y presiente la solemnidad. Por eso no es más que justo que los acólitos se peleen por llevar el incensario, porque compiten en el servicio que ayuda a toda la comunidad en un en ambiente de alabanza solemne de Dios. De todos modos hay que buscar incienso que sea de lo mejor y no aquel que irrita la garganta. El pueblo de Israel en el desierto seguía la nube por
la cual Dios lo guiaba a través de lugares inhóspitos hacia la tierra
prometida. Así se levanta la nube de incienso cuando entra la solemne procesión
al templo precedido por el incensario. Sigamos esta nube que guía a todo hombre
de buena voluntad. |