¿Si un egoísta llega a sacerdote o religoso?
A todos
les gusta quedar bien ante los demás. Por eso utilizan máscaras.
Tenemos una máscara especial para cada circunstancia.¿Qué
hay de malo en esto? Lo haces para agradar a los demás. Te sientes bien y
haces que se sientan bien también los demás. Esto se llama: ser cortés,
actuar con delicadeza. ¿Qué puede haber de malo en la buena educación? ¿Qué
nombre le pondrías tú a este hábito?
Amabilidad,
Urbanidad,
Tacto,
Fineza,
Cultura,
Buenos Modales,
Corrección,
Diplomacia,
Sin embargo su verdadero nombre es Hipocresía.
La hipocresía es una mentira permanente hecha carne en tu vida.
Hacia afuera
todo se presenta como lo esperan los demás. Sin embargo, cuando se abre la
ventana hacia el interior entonces aparece tu verdadero yo.
¿Qué
tal te parece este yo?.
La
hipocresía no sólo atañe a los demás. Se da también para contigo
mismo: cuando cierras los ojos ante la propia perversión, cuando no
quieres escuchar lo que hay dentro de ti, cuando no te dices tu propia
verdad. Eres hipócrita contigo mismo, te engañas a ti mismo y así vives en
una mentira exterior e interior.
¿Te
parece que sea compatible con la vocación?
El
grado más pernicioso de la hipocresía consiste en utilizar
a Dios,
a Jesucristo
para mentir acerca de la realidad de tu persona. Se puede ser exteriormente
un buen religioso, un buen sacerdote pero interiormente no hay fe (Jn
6,26-29). Esto ya está como semilla en una niñez hipócritamente religiosa y
luego se hará patente en la vocación mal comprendida y vivida.
Las
consecuencias son terribles.
"Den,
pues, frutos dignos de conversión, y no anden diciendo: 'Tenemos
por Padre a Abraham'; porque les
digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.Y ya está puesta el
hacha a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será
cortado y arrojado al fuego" (Lc 3, 8-9).
"Muchos me dirán en aquel Día: 'Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros?' Entonces
les declararé: 'Jamás los conocí:
apártense de mí, agentes de iniquidad'" (Mt
7, 22-23).
¿Quién se
salvará?
Para los hombres es imposible mas para Dios todo es posible (cf. Mt
19, 26)