Una Espiritualidad del Corazón
Para nosotros, vivir en la unión con
el Corazón de Cristo no es sólo una devoción; constituye el núcleo de nuestra
espiritualidad. El siglo 19 fue rico en devociones: Devoción al Corazón
Inmaculado de María, a la Eucaristía, al Sgdo. Corazón de Jesús... Cuando
pensamos en una devoción, no podemos contentarnos con una serie de prácticas,
como arrodillarnos ante la imagen de un santo, encender un cirio, rezar una
oración... La espiritualidad es una realidad más profunda. Surge del interior,
como fruto de una visión central, que determina el estilo de vida y se adapta a
las situaciones.
Aunque el P. Julio Chevalier hable de "devoción", está claro, tanto en su vida,
como en sus escritos, que el Corazón de Jesús era el centro de su
espiritualidad. Para él "la devoción al Sagrado Corazón de Jesús" era la visión
que inspiraba toda su espiritualidad, su manera de vivir y su misión. Desde los
años de estudio en el seminario vivía preocupado por los males de su tiempo y
estaba convencido de que el Corazón de Jesús constituía el remedio de tales
males. Los males de su tiempo: racionalismo, indiferencia religiosa y
anticlericalismo, estaban muy difundidos en Francia
Lo que cautivó al P. Chevalier en el Corazón de Jesús fue su amor, un amor compasivo hacia los que sufren. Contemplaba al Corazón de Jesús como la encarnación y la revelación del amor compasivo del Padre. Este fue su carisma, el don del Espíritu, la visión fundamental que le impulsó a testimoniar el amor y la bondad de Dios, nuestro Salvador, y a curar muchos corazones heridos
La doctrina bíblica sobre el
corazón humano es muy rica. Se le menciona más de mil cien veces. En la
Escritura, la palabra corazón se refiere al interior de una persona. Se menciona
el corazón de Dios, pero con mayor frecuencia, se trata del corazón del hombre.
En Jeremías 31, 31-34; 32, 37-41 y en Ezequiel 11, 17-20; 36, 24-27, Dios
promete una alianza nueva, que vendrá caracterizada por un corazón nuevo y un
espíritu nuevo.
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo;
os arrancaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
Os comunicaré mi espíritu...
(Ez 36, 26-27)
En el capítulo octavo de las Carta a los Hebreos se describe a Cristo como el
mediador de la nueva alianza aplicándole el texto de Jer 31, 31-34. Es él quien
graba la ley de Dios en nuestros corazones. ¿Cómo lo hace? El corazón de Cristo
es la fuente de agua viva, lo que significa el Espíritu (Jn 7, 37-39). En
el calvario su corazón fué traspasado y de él brotó sangre y agua. El manantial
de agua viva estaba abierto, y, como se hizo patente el día de Pentecostés, el
Espíritu, descendió sobre nosotros para renovar la faz de la tierra. El Misterio
Pascual, es Misterio de Pentecostés. El amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5,5).
Ya que el Corazón de Cristo es el manantial de salvación para el mundo, unidos a
nuestro Fundador, consideramos nuestra misión darlo a conocer a todos: "Amado
sea en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús, por siempre". También
nosotros creemos que hoy puede la gente encontrar aquí la curación de sus males.
Lo que, en realidad, significa "un corazón nuevo" puede verse en la vida
de Cristo.
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