LA ESPIRITUALIDAD DEL CORAZÓN SEGÚN EL CARISMA DEL P. JULIO CHEVALIER MSC: Pasión por Jesucristo
Sección 8
PASIÓN POR JESUCRISTO
¿Qué impulsó al P. Chevalier a dedicar toda su vida y su obra al Sagrado
Corazón? ¿Qué le facultó para realizar su misión hasta el final de sus días
con energía incansable, día tras día, a pesar de las numerosas dificultades?
A lo largo de toda su vida estuvo recibiendo la inspiración y la fuerza de un
don especial del Espíritu que se había derramado en su corazón. Acogió
humildemente este don con un corazón abierto y fue fiel a él durante toda su
vida;este don o carisma se convirtió en una permanente fuente de inspiración
para él y una luz para el logro de todos sus proyectos. Este Don del Espíritu
Santo era como un fuego que encendía su corazón y le impulsaba a hacer cosas
normales de forma extraordinaria.
¿Qué comprendía este Don especial del Espíritu para el P. Chevalier?
Por encima de todo lo demás, una enorme pasión por Jesucristo. Para
Chevalier, Jesucristo era el Hijo de Dios que se hizo hombre y vivió entre
nosotros en Palestina, aún presente en la Tierra, en el mundo de hoy, y
especialmente en la Eucaristía. La Devoción al Sagrado Corazón le
inspiró para interpretar los Evangelios con nuevos ojos. De ese modo, se
encontró con Jesús de un modo diferente: descubrió al Jesús que ama con un
corazón humano y amor incondicional. El mismo Jesús que reconocía como el
Señor en su oración personal y en la Eucaristía, en la que Jesús permanece
junto a nosotros hasta el fin de los tiempos. Para Chevalier, la Eucaristía
constituía el don supremo del Sagrado Corazón.
Impulsado por su pasión por Jesucristo, Chevalier instó a leer y releer el
Evangelio para conocer mejor a Jesús. Decía que cuanto mejor se conoce a
Jesús, más profundamente se le ama. Él mismo descubrió - y deseaba que los
demás lo hicieran - que la esencia del Cristianismo no se halla en la
doctrina teológica ni las leyes morales, sino en la relación personal con
alguien vivo, Jesucristo, la encarnación de la Palabra de Dios. Para el
P.Chevalier, "el Sagrado Corazón" era otra forma de nombrar a Jesucristo, el
Hijo de Dios que se hizo carne y amó con un Corazón humano.
Momento de reflexión
La fe del P. Chevalier en Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada y Señor
Resucitado presente en medio de la humanidad y la sociedad, se fortaleció muy
intensamente por las palabras de Jesús a Margarita María Alacoque, que tan a
menudo citaba: "He aquí el Corazón que ha amado tanto a la humanidad que no
ha escatimado nada"