Capítulo General MSC 2007 en audiencia con el Papa Francisco
16 SEPTIEMBRE 2017
Audiencia A Misioneros Sagrado Corazón (Osservatore © Romano).
«En actitud de escucha de cuanto el Espíritu dice hoy a su Iglesia y
abiertos a lo que pide la humanidad, ustedes sabrán tomar de la fuente
genuina e inextinguible de su carisma un nuevo impulso, opciones valientes,
expresiones creativas de la misión que se les ha confiado”.
Esta fue la invitación del papa Francisco al recibir este sábado en el
Vaticano a los participantes del Capítulo General de los Misioneros del
Sagrado Corazón de Jesús.
Precisando que “las condiciones cambiadas del mundo actual con respecto al
pasado y las nuevas instancias del compromiso de evangelización de la
Iglesia, son las condiciones que requieren y hacen posible nuevos modos de
ofrecer el ‘buen vino’ del Evangelio para donar alegría y esperanza a
tantos”.
A continuación el discurso del Santo Padre:
«Queridos hermanos,
Os saludo con alegría con motivo de vuestro Capítulo general y doy las
gracias al Superior General por sus palabras. Os habéis reunido para
reflexionar sobre la vida de vuestra congregación, orar y discernir juntos
cuales son los caminos que el Señor os indica para actualizar y dar una
fecundidad renovada al carisma que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia y
al mundo a través de vuestro fundador, el sacerdote Jean Jules Chevalier.
Me parece particularmente significativo el lema elegido para la preparación
que todo el Instituto ha llevado a cabo en vista de este capítulo: “Tú has
guardado el buen vino hasta ahora” (Jn 2, 10). Si por un lado sois
conscientes y gratos del inapreciable patrimonio de proyectos y obras
apostólicas que el carisma ha desprendido en el siglo y medio de vida del
Instituto, gracias a la fidelidad de los hermanos que os han precedido, por
el otro comprendéis muy bien que sus ricos potenciales en beneficio de la
Iglesia y del mundo no se han agotado.
A la escucha de lo que el Espíritu dice hoy a su Iglesia y abiertos a los
interrogantes de la humanidad, sabréis cómo recabar de la fuente genuina e
inagotable del carisma nuevo impulso, decisiones valientes, expresiones
creativas de la misión que os ha sido confiada. Precisamente las condiciones
cambiantes del mundo actual con respecto al pasado y las nuevas instancias
del compromiso de evangelización de la Iglesia, son las condiciones que
requieren y hacen posibles nuevas formas de ofrecer el “buen vino” del
Evangelio para dar alegría y esperanza a tantos.
Si la inspiración original del Fundador era difundir la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, hoy vosotros la entendéis y la actualizáis expresándola en
una variedad de obras y acciones que testimonian el amor tierno y
misericordioso de Jesús por todos, especialmente por aquellas porciones de
la humanidad más necesitadas.
Para poder hacerlo, os invito – como he recordado a menudo a las personas
consagradas – a “volver al primer y único amor”, a mantener los ojos fijos
en el Señor Jesucristo para aprender de él a amar con un corazón humano, a
buscar y cuidar a las perdidas y heridas, a luchar por la justicia y la
solidaridad con los débiles y los pobres, a dar esperanza y dignidad a los
desheredados, a ir a cualquier lugar donde un ser humano espere ser acogido
y ayudado. Cuando os manda como misioneros en el mundo, este es el primer
Evangelio que la Iglesia os confía: mostrar en vuestras personas y con
vuestras obras el amor apasionado y amor tierno de Dios por los pequeños,
los últimos, los indefensos, los descartados de la tierra.
Aunque vuestro su Instituto, al igual que otros, haya sufrido en las últimas
décadas una cierta disminución de sus miembros, el aumento de las vocaciones
en América del Sur, Oceanía y Asia os conforta y os da esperanza para el
presente y el futuro. Así también la formación cristiana de la juventud,
expresión ulterior de vuestro carisma, podrá asegurarse e incrementarse en
las obras del Instituto. ¡Qué urgente es hoy la tarea de educar y acompañar
a las nuevas generaciones para aprender los valores humanos y cultivar una
visión evangélica de la vida y de la historia!
Esta, que muchos definen como una verdadera “emergencia educativa”, es
indudablemente una de las fronteras de la misión evangelizadora de la
Iglesia, hacia la que está invitada a salir toda la comunidad cristiana. En
la estela de lo que han hecho los hermanos que os han precedido y de las
obras que comenzaron, os animo a emprender nuevas iniciativas en esta
expresión específica de vuestro apostolado.
La Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús cuenta
todavía hoy con un buen número de miembros, entre los cuales un grupo
consistente de hermanos religiosos. Y los hermanos, en una congregación son
una gracia del Señor. Por favor, no cedáis al mal del clericalismo, que
aleja al pueblo y especialmente a los jóvenes de la Iglesia, como he
recordado otras veces.
Vivid entre vosotros una verdadera fraternidad que acoge la diversidad y
realza la riqueza de cada uno. No tengáis miedo de continuar e incrementar
la comunión con los laicos que colaboran en vuestro apostolado, haciéndolos
partícipes de vuestros ideales y proyectos y compartiendo con ellos la
riqueza de la espiritualidad que emana de carisma del Instituto. Junto con
ellos y con las hermanas de la congregación femenina , se robustecerá una
“familia carismática” más numerosa, que mostrará mejor la vitalidad y la
actualidad del carisma del Fundador.
¡Que la Virgen María, a la que veneráis con el título de Nuestra Señora del
Sagrado Corazón de Jesús, os tenga siempre cerca de su Hijo, dispuestos a
hacer todo lo que Él os diga, y os custodie con su intercesión maternal!. Os
acompañe también mi bendición, que extiendo a todas vuestras comunidades. Y,
por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias!».