Malos tratos y torturas a presos de conciencia en Cuba
El médico y periodista cubano
José Luis García Paneque,
que cumple una condena
de 24 años de prisión
desde la primavera de 2003,
está siendo torturado en Cuba.
García Paneque está bajo un régimen especial en la cárcel de Las Mangas, en
la provincia oriental de Granma, sometido a una modalidad vernácula del
martirio, que consiste en prometer pequeñas prebendas a un grupo de presos
comunes, con altas condenas y sepultados en vida en los calabozos, para que
ataquen y atormenten a un prisionero de conciencia.
Los retorcidos métodos de tortura de la dictadura comunista cubana
Al joven médico, padre de cuatro niños, lo mantienen hace más de un mes sin
poder dormir con tranquilidad porque vive bajo la amenaza de muerte de uno
de esos torvos personajes. Le han lanzado, por el hueco de la galera que el
gobierno cubano llama baño turco, casi todas sus pertenencias y le han
robado piezas de ropas y su mínimo inventario de utensilios para la
supervivencia en el presidio.La abogada Yamilé Yanes, esposa del
intelectual, acaba de denunciar en La Habana que tiene el temor de que
García Paneque sea asesinado por los delincuentes que asesoran y dirigen los
oficiales de la Seguridad del Estado.
La salud del preso es alarmante porque padece del síndrome de mala
absorción, está desnutrido y ha perdido 38 kilos de peso corporal, dice la
mujer.
Al preso le dan comida en pésimo estado e infestada de insectos
En ese centro penitenciario el doctor García Paneque ha confrontado
problemas para recibir su tratamiento médico, le han suspendido las llamadas
telefónicas familiares que le pertenecen por el severo reglamento carcelario
y le han suspendido las salidas de una hora al sol.
Se completa el panorama de este prisionero con el menú natural de las
cárceles cubanas: pescado podrido, caldos de hierbas innombrables y unos
gramos de pan que han sido, antes de llegar a las obscenas bandejas de
latón, aposento de moscas, manjares de cucarachas y aperitivos de los
ratones.
La policía política instiga a los presos comunes a cometer agresiones contra
los presos de conciencia
El escenario general presenta, ahora también, que a unos kilómetros de Las
Mangas, en la prisión de Kilo 9, en Camagüey, el preso de conciencia
Virgilio Mantilla Arango tuvo que pedir que lo aislaran en una celda tapiada
para escapar de las agresiones de otros presos comunes, instigados por otros
oficiales de la policía política, en este caso, un tal Chamizo.
Las angustias en ese sistema carcelario no son, de ninguna manera, materia
exclusiva de los presos políticos. Así, el periodismo independiente cubano
reporta que en el centro penitenciario de Cerámica Roja, también en
Camagüey, se suicidó —después de una golpiza— el joven Rafael Lorente Fané.
En la prisión de Santa Clara, en una dependencia que tiene el desapacible
nombre de Seguridad Incrementada, se ahorcó esta semana el preso Alexis
Espinosa Extince.
Aquí están las víctimas con rostro, nombre y apellidos. Señas y dolientes.
Después, dentro de poco, nadie va a poder decir que no sabía lo que estaba
pasando y que eran creíbles las declaraciones oficiales sobre la situación
de los prisioneros. HAZTEOIR.ORG (CUBAENCUENTRO.COM)