Multitud despide a Obispo fiel que estuvo preso 20 años en China
El pasado 8 de febrero una multitud de unas 20
mil personas participó en los funerales de Mons. Raimondo Wang Chonglin,
Obispo Emérito de Chaohsien (Zhaoxian), en la provincia de Hebei, en China.
Este Prelado pasó 20 años de su vida en prisión y tuvo que lidiar con
diversas prohibiciones para realizar su labor de pastor.
L’Osservatore Romano (LOR) traza un perfil de este valeroso Obispo chino que
falleció a los 88 años de edad el pasado 2 de febrero de 2010, fiesta de la
presentación del Señor, tras sufrir una hemorragia cerebral.
Mons. Wang Chonglin fue ordenado sacerdote el 30 de noviembre de 1950 y
siete años después fue condenado a 20 años de prisión. El 9 de marzo de 1983
recibió la ordenación episcopal y entre 1985 y 1988 se dedicó a la
construcción de un nuevo seminario y un convento de las religiosas del
Instituto Santa Teresa del Niño Jesús, que crearon luego la "Casa del Alba"
desde donde muchos conocieron a la Iglesia y adonde llegan en la actualidad
centenares de niños abandonados para ser atendidos.
En 1988 el Obispo fue reconocido oficialmente por el gobierno chino, pero
luego de la ordenación de su Obispo Coadjutor, Mons. Giuseppe Jiang
Mingyuan, las autoridades le prohibieron ejercer públicamente el ministerio
episcopal. En 2005 presentó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis
pero debió reasumirlo en 2006 por la enfermedad del Prelado Coadjutor.
LOR señala que "quien ha conocido a Mons. Wang habla de él como un hombre
sencillo, inteligente y virtuoso, de fuerte fe en Dios y sincera fidelidad a
la Iglesia. Mons. Wang ha sido infatigable en la obra de la evangelización,
sin dejarse desalentar por las dificultades se hizo cargo de los fieles, de
la asistencia a los enfermos y más débiles, de la promoción de las
vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa femenina, de la reconstrucción
de las iglesias y lugares de culto así como la administración de los
sacramentos".
Tras contar que visitaba toda su diócesis andando en bicicleta, LOR explica
que este Obispo chino "invitaba siempre a los fieles a rezar incesantemente
para ser testimonio del amor de Dios, luz del mundo y sal de la tierra. Ha
amado mucho y ha hecho amar al Papa y la doctrina de la Iglesia. Hasta el
último momento de su vida se entregó por los oros, trabajando y sufriendo
duramente, pero siempre con alegría".