Los efectos fisiológicos de la adicción a la pornografía
Como todos sabemos, la pornografía se ha ido difundiendo muy rápidamente en
los últimos años, sobre todo a través de Internet, en donde la pornografía
se ha convertido en algo accesible para todos. Ya desde niños los padres,
ingenuamente, regalan smartphones o tablets adecuados a los niños, hasta a los
jóvenes en la edad crítica del crecimiento sexual, de modo que también ellos
pueden ver pornografía cuando están solos.
La "pornificación" de nuestro mundo tiene consecuencias crónicas para los
individuos, para la familia, para la infancia y la juventud y también para
los adultos: la pornografía tiene costes sociales para los que están
implicados en primer lugar, consumidores y productores, ya sean hombres,
mujeres o niños, y en segundo lugar, las mujeres y los niños.
El acceso a la pornografía que se realiza siempre a escondidas o en grupos,
tiene efectos destructivos sobre el cerebro humano.
Los médicos dicen que nuestro cerebro está constituido por tres zonas.
1. La corteza cerebral o Telencéfalo
Donde reside la conciencia, la inteligencia y la voluntad, sede de la
personalidad y de las facultades. Donde se gobierna y se controla todo el
cuerpo, es la última área del cerebro que se desarrolla en el embrión. Todos
los impulsos ínstíntívos del cuerpo tienen que ser contenidos y educados, y
si hay necesidad, también frenados, como la violencia, la sexualidad
desenfrenada, impulsiva, la gula, que pertenece al instinto de conservación.
Ésta es la función que realiza el telencéfalo.
2. A nivel más bajo se encuentra el Diencéfalo:
Es la sede del control automático que regula el sistema nervioso autónomo
simpático y parasimpático. Además transmite informaciones entre las regiones
del cerebro y genera y administra las emociones y sentimientos.
Comprende dos partes: el hipotálamo, que controla las funciones viscerales
autónomas y los impulsos sexuales. Es también el centro del apetito de la
sed y del sueño.
y la hipófisis, que es la glándula con funciones neuroendocrinas que regula
el funcionamiento de todo el sistema hormonal, fabricando hormonas que
controlan el crecimiento, el metabolismo, la digestión, la madurez sexual,
la temperatura.
Pero en este mecanismo hay "un problema": si se anula el telencéfalo, entran
en funcionamiento "los centros inferiores", o sea, automáticos, no
reflexivos.
¿Y cómo se anula el telencéfalo? Tomando drogas, alcohol, mirando
obsesivamente pornografía, etc. Estas sustancias - se aumenta de manera
constante dopamina y termina la función del Telencéfalo - empiezan a anular
la corteza, y por tanto, disminuye la conciencia, la inteligencia y la
voluntad, por lo cual las respuestas frente a los estímulos ya no son
voluntarias, sino que entran en juego los centros inferiores, esto comporta
que se hagan cosas que en condiciones normales no se haría.
Se trata prácticamente de una regresión, de una respuesta automática a los
impulsos. Se pasa a los centros inferiores regulados por los instintos más
primitivos, más animalescos que humanos, por lo que aparecen reacciones
inconscientes y a menudo violentas.
Es urgente e importante que los jóvenes sepan que cuando se anula la corteza
cerebral llegan a realizar cosas que no pensaban, porque se despiertan
instintos más primitivos, y repetimos, más animalescos que humanos, por
ejemplo, son capaces de pelearse, cuando en condiciones normales no lo
harían, son capaces de una violencia, incluso de matarse, porque en estos
centros inferiores, que son más automáticos, es donde se encuentra el
mecanismo de defensa de la vida, instintos de supervivencia.
Para decirlo de otra manera: el abuso de la pornografía conduce poco a poco
a la dependencia/adicción. No se puede vivir sin pensar en la pornografía,
la relación con el otro sexo se modifica: al otro se le ve como un objeto
para satisfacer los propios instintos e impulsos. Con el tiempo la
pornografía pide cada vez más: de la pornografía ligera, se pasa a la
pornografía dura, se buscan nuevas formas refinadas o violentas de erotismo,
nuevas experiencias mediante los vídeos chat, hasta llegar a la depravación
de relaciones con animales, cada vez más violentas.
Como el fuego quema, y si se continúa a poner leña quema cada vez más,
así la pornografía exige cada vez más, separando a la persona de las cosas
principales de la vida: de la relación con Dios, de la propia familia y del
trabajo. Se entra en un infierno del cual no se puede salir sin pedir ayuda
a alguien. En Estados Unidos han surgido las primeras clínicas para curar el
exagerado impulso de relaciones sexuales, con el otro sexo, con niños.