Tratado VII EL PECADO ORIGINAL 1. Pecado original 2. Dios Redentor. Decreto 3. La Alianza de Dios con los hombres 4. Consecuencias. Pruebas y tentaciones 5. Consecuencias individuales internas 6. Otras consecuencias individuales 7. Transmisi�n universal 8. Consecuencias universales 9. Si Ad�n y Eva no lo hubiesen cometido 10. El pecado venial 11. El pecado mortal 12. Los pecados capitales 1. Pecado Original -Dios impuso un decreto al hombre -Existe el pecado original -No fue por tendencia de la naturaleza ni por tentaci�n, sino por influjo del diablo -El diablo sedujo Eva con astucia -El hombre quebrant� el precepto divino -Inmediatamente se produjo el desorden del pecado en la armon�a de la creaci�n -Dios dict� la sentencia condenatoria y profetiz� que la victoria ser�a suya -Ad�n y Eva pecaron mortalmente -Su pecado fue grav�simo -Fue de soberbia, de curiosidad, de gula, de desobediencia y de excusa -Perdieron la santidad, que tuvo sus consecuencias para todos los hombres -Fueron perdonados -Dios impuso un decreto al hombre. Y Dios impuso al hombre este mandamiento: �De cualquier �rbol del jard�n puedes comer, mas del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s, porque el d�a que comieres de �l, morir�s sin remedio� (G�n. 2, 16-17). -Existe el pecado original. Mira que en culpa yo nac�, pecador me concibi� mi madre (Sal. 50, 7). Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos (Si. 25, 24). Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... (Rom. 5, 12). Si por el delito de uno s�lo murieron todos... (Rom. 5, 15). En efecto, si por el delito de uno s�lo rein� la muerte... (Rom. 5, 17). En efecto, as� como por la desobediencia de un s�lo hombre, todos fueron constituidos pecadores, as� tambi�n por la obediencia de uno s�lo todos ser�n constituidos justos (Rom. 5, 19). ...as�, los mismo que el pecado rein� en la muerte... (Rom. 5, 21). -El pecado de Ad�n y Eva no fue por tendencia ni por tentaci�n de la naturaleza inferior todav�a carente de concupiscencia, sino por un influjo externo del diablo representado en la serpiente. (La serpiente) dijo a la mujer: ��C�mo es que Dios os ha dicho: no com�is de ninguno de los �rboles del jard�n?� Respondi� la mujer a la serpiente: �Podemos comer del fruto de los �rboles del jard�n. Mas del fruto del �rbol que est� en medio del jard�n, ha dicho Dios. No com�is de �l, ni lo toqu�is, so pena de muerte.� Replic� la serpiente a la mujer: �De ninguna manera morir�is. Es que Dios sabe muy bien que el d�a en que comiereis de �l, se os abrir�n los ojos y ser�is como dioses, conocedores del bien y del mal� (G�n. 3, 1-5). -El diablo sedujo a Eva con su astucia. La serpiente era el m�s astuto de todos los animales del campo que Yahv�h Dios hab�a hecho. Y dijo a la mujer: ��C�mo es que Dios os ha dicho: No com�is de ninguno de los �rboles de jard�n?� (G�n. 3, 1). ...mas por envidia del diablo entr� la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 24). Pero temo que, al igual que la serpiente enga�� a Eva con su astucia, se pervientan vuestras mentes apart�ndose de la sinceridad (2 Cor. 11, 3). -El hombre se revel� contra Dios, quebrantando voluntariamente el precepto que le hab�a impuesto y, en consecuencia, el hombre qued� sujeto a toda clase de sufrimientos f�sicos y morales. A la mujer le dijo: �Tantas har� tus fatigas cuantos sean tus embarazas: con trabajo parir�s los hijos. Hacia tu marido ir� tu apetencia, y �l te dominar�s.� Al hombre le dijo: �Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del �rbol del que Yo te hab�a prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacar�s de �l el alimento todos los d�as de tu vida. Espinas y abrojos te producir�, y comer�s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste tomado...� (G�n. 3, 16-19). Aclaraci�n. La condena afecta a los culpables en sus actividades esenciales, a la mujer como madre y esposa, al hombre como trabajador. -Inmediatamente despu�s del pecado de Ad�n y Eva se produjo la primera manifestaci�n del desorden producido por el pecado en la armon�a de la creaci�n. Y como viene la mujer que el �rbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabidur�a, tom� de su fruto y comi�, y dio tambi�n a su marido, que igualmente comi�. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ce�idores (G�n. 3, 6-7). -Dios dict� la sentencia condenatoria contra los primeros prevaricadores y les profetiz� que la victoria ser�a suya y no del tentador. Entonces Yahv�h dijo a la serpiente: �Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminar�s, y polvo comer�s todos del d�as de tu vida. Enemistad pondr� entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar� (G�n. 3, 14-15). A la mujer le dijo: �Tantas har� tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parir�s los hijos. Hacia tu marido era tu apetencia, y �l te dominar� (G�n. 3, 16). Al hombre le dijo: �Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del �rbol del que yo hab�a prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacar�s de �l el alimento todos los d�as de tu vida. Espinas y abrojos te producir�, y comer�s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornaras� (G�n. 3, 17-19). Aclaraci�n. �El te pisar� la cabeza� indica el primer destello de la salvaci�n, y la victoria del Redentor sobre satan�s. -Ad�n y Eva, desobedeciendo el precepto divino, pecaron mortalmente. �...mas del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s, porque el d�a que comieres de �l, morir�s sin remedio� (G�n. 2, 17). Aclaraci�n. La gravedad del pecado se deriva de la gravedad de la pena, �morir�s sin remedio�. -El pecado de Ad�n y de Eva fue grav�simo. Se deduce claramente de los siguientes textos: a) -De la promulgaci�n solemne del mandato. Y Dios impuso al hombre este mandamiento: �De cualquier �rbol del jard�n puedes comer, mas del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s,... (G�n. 2, 16-17). b) -De la gravedad del castigo prometido. ...porque el d�a que comieres de �l, morir�s sin remedio (G�n. 2, 17). c) - De la corrupci�n de la humanidad, como consecuencia del pecado. Viendo Yahv�h que la maldad del hombre cund�a en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su coraz�n eran puro mal de continuo, le pes� a Yahv�h de haber hecho al hombre en la tierra,... (G�n. 6, 5-6). Aclaraci�n. Este pesar de Dios expresa a la manera humana la exigencia de la santidad, que no puede soportar el pecado. -Ad�n y Eva cometieron varios pecados en su prevaricaci�n: de soberbia, de curiosidad, de gula, de desobediencia, de excusa. a) -De soberbia: Replic� la serpiente a la mujer: �De ninguna manera morir�is. Es que Dios sabe muy bien que el d�a en que comiereis de �l, se os abrir�n los ojos y ser�is como dioses, conocedores del bien y del mal (G�n. 3, 4-5). b) -De curiosidad: ...se os abrir�n vuestros ojos y ser�is como dioses... (G�n. 3, 5). c) -De gula: Y como viese la mujer que el �rbol era bueno para comer... (G�n. 3, 6). d) -De desobediencia: ...as� como por la desobediencia de un s�lo hombre, todos fueron constituidos pecadores,... (Rom. 5, 19). e) -De excusa: Dijo el hombre: �La mujer que me diste por compa�era me dio del �rbol y com� (G�n. 3, 12). -El primer hombre Ad�n perdi� la santidad y la justicia original por la transgresi�n del precepto divino, que tuvo su consecuencias para todos los hombres y fueron reparadas por Cristo. a) -Precepto divino: Y Dios impuso al hombre este mandamiento: �De cualquier �rbol del jard�n puedes comer, m�s del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s, porque el d�a que comieres de �l, morir�s sin remedio (G�n. 2, 16-17). b) -Transgresi�n: Y como viese la mujer que el �rbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr la sabidur�a, tom� de su fruto y comi� y dio tambi�n a su marido que igualmente comi� (G�n. 3, 6). c) -Consecuencias: En efecto, as� como por la desobediencia de un s�lo hombre, todos fueron constituidos pecadores (Ef. 5, 19). d) -Reparaci�n: As� tambi�n por la obediencia de uno s�lo (Cristo), todos ser�n constituidos justos (Ef. 5, 19). -Ad�n y Eva fueron perdonados de su pecado y consiguieron la salvaci�n eterna. Ella protegi� al Padre del mundo, al primer hombre formado por Dios, cuando fue creado s�lo: ella le levant� de su ca�da (Sab. 10, 1). Aclaraci�n. �Ella�, es decir, la sabidur�a, y, por consiguiente, el conocimiento de los destinos del hombre y de los medios para alcanzarlos. 2. Dios Redentor. Decreto -Dios decret� la redenci�n de los hombres -Prometi� enviar al Hijo -Promete el Mes�as a Abraham -Profetiz� la victoria de Cristo -Revel� el nombre del Mes�as -Dios decret� la Redenci�n de los hombres por medio de Jesucristo. Entonces Yahv�h Dios dijo a la serpiente: �...Enemistad pondr� entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar� (G�n. 3, 15). -Inmediatamente despu�s del pecado de Ad�n y Eva Dios prometi� enviar a su unig�nito Hijo a los hombres para librarlos de los males contra�dos por el pecado, y confirm� despu�s varias veces esta promesa. a) -Prometi� enviar a su unig�nito Hijo. �Enemistad pondr� entre ti y la mujer, y entre linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar� (G�n. 3, 15). Aclaraci�n. Es el primer destello de salvaci�n anunciado por Dios a los hombres. ��l te pisar� la cabeza...� indica el triunfo de Mes�as sobre Satan�s. b) -Confirm� esta promesa varias veces. Destilad, cielos, como roc�o de los alto, derramad, nubes, la victoria. Abrase la tierra y produzca salvaci�n, y germine juntamente la justicia (Is. 45, 8). Inminente, cercana est� mi justicia, como la luz saldr� mi liberaci�n,... (Is. 51, 5). As� dice Yahv�h: Velad por la equidad y practicad la justicia, que mi salvaci�n est� para llegar y mi justicia para manifestarse (Is. 56, 1). Porque, como una tierra hace germinar plantas y como un huerto produce su simiente, as� el Se�or Yahv�h hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones (Is. 61, 11). -Dios promete el Mes�as a Abraham. Mas he aqu� que la palabra de Yahv�h le dijo: �No te heredar� ese, sino que heredar� uno que saldr� de tus entra�as� (Gn. 15, 4). Dijo Dios Abraham: �A Saray, tu mujer, no la llamar�s m�s Saray, sino que su nombre ser� Sara. Yo la bendecir�, y de ella tambi�n te dar� un hijo...� (G�n. 17, 16). -Dios profetiz� la victoria final de Jesucristo sobre Satan�s. Enemistad pondr� entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar� (G�n. 3, 15). Aclaraci�n. ��l te pisar� la cabeza�, es decir, Jesucristo triunfar� sobre el dominio de Satan�s. -Dios Padre revel� el verdadero nombre del Mes�as. a) -En el Jord�n. Bautizado Jes�s, sali� luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Esp�ritu de Dios que bajaba en forma de paloma y ven�a sobre �l. Y una voz que ven�a de los cielos dec�a: �Este es mi Hijo amado, en quien me complazco� (Mt. 3, 16). b) -En el Tabor. Todav�a estaba hablando, cuando un nube luminosa los cubri�, y sali� de la nube una voz que dec�a: �Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle� (Mt. 17, 5). 3. La Alianza de Dios con los hombres -La Alianza de Dios con No� alcanza a toda la humanidad -La de Jesucristo fue profetizada en el Antiguo Testamento -La Alianza de Dios con No� alcanza a toda la humanidad. Dijo Dios a No� y a sus hijos con �l: �he aqu� que yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestra futura descendencia, y con toda alma viviente que os acompa�a:...� (G�n. 9, 8-10). -La Nueva Alianza que Jesucristo va a sellar entre Dios y los hombres fue profetizada en el Antiguo Testamento. He aqu� que d�as vienen -or�culo de Yahv�h- en que yo pactar� con la casa de Israel (y con la casa de Jud�) una nueva alianza;... (Jer. 31, 31). 4. Pecado Original. Consecuencias. Pruebas y tentaciones -El hombre en esta vida ha de sufrir pruebas de Dios -Y tentaciones que proceden de su naturaleza y del diablo -Todo bien procede de Dios y todo mal del pecado -Las tentaciones nunca proceden de Dios -El diablo posee cierto dominio sobre los hombres -Las pruebas de Dios son para purificar al justo -Dios permite los males para que podamos salvarnos -Los demonios ignoraban el plan salv�fico de Dios -Confiesan que Jesucristo es Dios -El hombre, en el estado actual de la vida presente, ha de sufrir pruebas que proceden de Dios. Despu�s de estas cosas sucedi� que Dios tent� a Abraham y le dijo: ��Abraham, Abraham!� �l respondi�: �Heme aqu�.� D�jole: �Toma a tu hijo, a tu �nico a quien amas, Isaac, vete al pa�s de Moria y ofr�cele all� en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga� (G�n. 22, 1). Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cad�ver, era yo enviado para someterte a prueba (Tob. 12, 13). Crisol para la plata, horno para el oro; los corazones, Yahv�h mismo la prueba (Prov. 17, 3). ...pues Dios les prometi� a prueba y les hall� dignos de s�;... (Sab. 3, 5). -El hombre, en el estado actual de la vida presente, ha de sufrir tentaciones que proceden de la propia naturaleza y del diablo. a) -De la propia naturaleza. �No es una milicia lo que el hombre por la tierra? (Job 7, 1). Hijo, si te llegas a servir al Se�or, prepara tu alma para la prueba (Si. 2, 1). ...en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en m� (Rom. 7, 17). As� pues, soy yo mismo quien con la raz�n sirve a la ley de Dios, m�s con la carne, a la ley del pecado (Rom. 7, 25). Pues la carne tiene apetencias contrarias al esp�ritu, y el esp�ritu contrarias a la carne, como que son entre s� antag�nicos, de forma que no hac�is lo que quisierais (G�l. 5, 17). �De d�nde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? �No es de vuestras pasiones que luchan en vuestro miembros? (Sant. 4, 1). b) -Del diablo. Revest�os de las armas de Dios para poder resistir a las asechanzas del Diablo (Ef. 6, 11). ...no fuera que el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo quedara reducido a nada (1 Tess. 3, 5). Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como le�n rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe,... (1 Pe. 5, 8). No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la c�rcel para que se�is tentados, y sufrir�is una tribulaci�n de diez d�as (Apoc. 2, 10.) -Todo bien procede de Dios y todo mal procede del pecado. a) -Todo bien procede de Dios. Toda d�diva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sobras de rotaciones (St. 1, 17). b) -Todo mal procede del pecado. Porque, habiendo venido por un hombre la muerte,... (1 Cor. 15, 21). Aclaraci�n. Y con la muerte todos los males que a ella conducen y que de ella se derivan. -Las tentaciones que el hombre ha de sufrir en el estado actual de la vida presente, nunca proceden de Dios. Ninguno, cuando se vea tentado, diga: Es Dios quien me tienta; porque Dios ni es tentado por el mal ni tienta a nadie (Sant. 1, 13). -El Diablo posee cierto dominio sobre los hombres por raz�n del pecado de Ad�n. a) -Cristo le llama �Pr�ncipe de este mundo.� ...ahora el Pr�ncipe de este mundo ser� echado abajo (Jn. 12, 31). b) -San Pablo le llama �Dios de este mundo.� ...para los incr�dulos, cuyas inteligencias ceg� el Dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio,... (2 Cor. 4, 4). c) -�se�or de la muerte� ...para aniquilar mediante la muerte al se�or de la muerte, es decir, al Diablo,... (Hebr. 2, 14). -Las pruebas que Dios permite son el medio de purificaci�n del justo. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cad�ver, era yo enviado para someterte a prueba (Tb. 12, 13). Ruego a los lectores de este libro que no se desconcierten por estas desgracias; piensen antes bien que estos castigos buscan no la destrucci�n, sino la educaci�n de nuestra raza;... (2 Mac. 6, 12). Por eso mismo nunca retira de nosotros su misericordia; cuando corrige con la desgracia, no est� abandonando a su propio pueblo (2 Mac. 6, 16). ...si es verdad que nuestro Se�or que vive, est� moment�neamente irritado para castigarnos y corregirnos, tambi�n se reconciliar� de nuevo con sus siervos (2 Mac. 7, 33). T� nos probaste, oh Dios, nos purgaste, cual se purga la plata; nos prendiste en la red, pusiste una correa a nuestros lomos, dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara, por el fuego y el agua atravesamos; mas luego nos sacaste para cobrar aliento (Sal. 66, 10-12). Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Se�or, para que no seamos condenados con el mundo (1 Cor. 11, 32). -Dios permite males en este mundo para que nos podamos salvan por su misericordia el d�a del Juicio universal. Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Se�or, para que no seamos condenados por el mundo (1 Cor. 11, 32). Aclaraci�n. �Siendo castigados�, es decir, �haciendo penitencia�. -Las potencias del mal o los demonios que reinan en este mundo ignoraban el plan salv�fico de Dios. ...una sabidur�a de Dios misterios, escondida, destinada por Dios antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos los pr�ncipes crucificado al Se�or de la Gloria- (1 Cor. 2, 7-8). -Los demonios confiesan que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y los esp�ritus inmundos, al verle, ca�an a sus pies y gritaban: �T� eres el Hijo de Dios� (Mc. 3, 11). ...un hombre con esp�ritu inmundo...al ver de lejos a Jes�s, corri� y se postr� ante �l y grit� con gran voz: ��Qu� tengo yo contigo, Jes�s, Hijo de Dios Alt�simo? (Mc. 5, 2 y 6). 5. Pecado original. Consecuencias individuales internas -Los hombres nacen sin la vida de Dios -La condici�n pecadora del hombre es ing�nita -Las pecados proceden de las tentaciones, del libre albedr�o y de la carne -La vileza de su cuerpo es por su origen por su fin y por las miserias a que est� sujeto -Su ego�smo es la ra�z de todos los males -Existe la concupiscencia en el hombre -Consecuencia del pecado original -Son tres -Los deseos del coraz�n tienden al mal -El hombre lleva en s� la inclinaci�n al pecado -Toda acci�n contra la ley de Dios brota de los des�rdenes internos del hombre -El apetito sensitivo se revela contra la raz�n -El hombre siente en su interior la lucha -Dos tendencias en el hombre -El sentido del pudor est�n vinculados -Todos los hombres vienen a este mundo sin la vida divina, porque la perdieron en la persona de Ad�n. Pues del mismo modo que en Ad�n mueren todos, as� tambi�n todos revivir�n en Cristo (1 Cor. 15, 22). -La condici�n pecadora del hombre es ing�nita. ...las trazas del coraz�n humano son malas desde su ni�ez,... (G�n. 8, 21). Mira que en culpa ya nac�, pecador me concibi� mi madre (Sal. 51, 7). -Los pecados de los hombres proceden de las tentaciones del demonio, y tambi�n del libre albedr�o y de la corrupci�n de la carne. Cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14). -La vileza es la condici�n corporal del hombre, por su origen, por su fin temporal y por las miserias a que est� sujeto. a) -Por el origen. Entonces Yahv�h Dios form� al hombre con polvo de suelo, e insufl� en sus narices aliento de vida, y result� el hombre un ser viviente (G�n. 2, 7). ...todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo (Qo. 3, 20.) Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste formado. Porque eres polvo y al polvo tornar�s (G�n. 3, 19). b) -Por su fin temporal. El hombre, nacido de mujer, corto de d�as y harto de tormentos. Como la flor, bruta y se marchita, y huye como la sombra sin pararse. Se deshace cual le�o carcomido, cual vestido que roe la polilla (Job 14, 1). Toda carne es hierba y todo su esplendor como flor del campo. La flor se marchita, se seca la hierba,... (Is. 14, 1). �Por qu� se enorgullece el que es tierra y ceniza? �Si ya en vida es su vientre podredumbre! (Si. 10, 9). c) -Por la miserias a que est� sujeto. A la mujer le dijo: �Tantas har� tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parir�s los hijos. Hacia tu marido ir� tu apetencia y �l te dominar� (G�n. 3, 16). Al hombre le dijo: �Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del �rbol del que yo te hab�a prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacar�s de �l el alimento todos los d�as de tu vida. Espinas y abrijos te producir�, y comer�s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo pues de �l fuiste tomado (G�n. 3, 17-19). Aclaraci�n. Esta condena afecta a los culpables en sus actividades esenciales, a la mujer como madre y como esposa, al hombre como trabajador. -La ra�z de todos los males es el ego�smo que tiene su mayor expresi�n en el af�n de dinero. Porque la ra�z de todos los males es el af�n de dinero, y algunos, por dejarse llevar de �l, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores (1 Tim. 6, 10). -Existe en el hombre la concupiscencia. Concupiscencia es una conmoci�n e �mpetu del �nimo con que el hombre aguijoneado, apetece gustos y placeres prohibidos. ...cada uno es tentado por su propio concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14). Mas el pecado,...suscit� en m� toda suerte de concupiscencias;... (Rom. 7, 8). La chusma que se hab�a mezclado con ellos se dej� llevar su apetito (N�m. 11, 4). Aclaraci�n. La concupiscencia es pecado si hay advertencia plena del entendimiento y consentimiento completo de la voluntad. -La concupiscencia del hombre y su inclinaci�n al pecado son consecuencias heredadas del pecado original. �Qui�n puede decir: �Purifiqu� mi coraz�n, estoy limpio de mi pecado?� (Prov. 20, 9). Cierto es que no hay ning�n justo en la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20). Pues bien, aqu� me tienes para discutir contigo eso que has dicho: �No he pecado� (Jer. 2, 35). Mas el pecado,...suscit� en m� toda suerte de concupiscencias;... (Rom. 7, 8). ...pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi raz�n y me esclaviza a la ley del pecado que est� en mis miembros (Rom. 7, 23). ...cada uno es tentado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce (Sant. 1, 14). �De d�nde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? �No es de vuestras pasiones que luchan en vuestros miembros? (Sant. 4, 1). Si decimos: �No tenemos pecado�, nos enga�amos y la verdad no est� en nosotros (1 Jn. 1, 8). -Las concupiscencias predominantes en el hombre son tres. Concupiscencia es una conmoci�n e �mpetu del �nimo con que los hombres aguijoneados apetecen los placeres y gustos contrarios a la Ley de Dios. Puesto que todo lo que hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16). Pues la carne tiene apetencias contrarias al esp�ritu, y el esp�ritu contrarias a la carne, como que son entre s� antag�nicos, de forma que no hac�is lo que quisierais (G�l. 5, 17). Quemar�is las esculturas de sus dioses, y no codiciar�is el oro y la plata que los recubren, ni lo tomar�n para ti,... (Deut. 7, 25). -Los deseos del coraz�n del hombre tienden hacia el mal. Viendo Yahv�h que la maldad del hombre cund�a en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su coraz�n eran puro mal de continuo, le pes� a Yahv�h de haber hecho al hombre en la tierra, y se indign� en su coraz�n (G�n. 6, 5-6). ...dijo Yahv�h en su coraz�n: �Nunca m�s volver� a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del coraz�n humano son malas desde su ni�ez,... (G�n. 8, 21). -El hombre lleva dentro de s� la inclinaci�n al pecado que es la causa de su iniquidad. �Es justo ante Dios alg�n mortal? �ante su hacedor es puro un hombre? (Job 4, 17). Si no se f�a de sus miembros servidores, y aun a sus �ngeles achaca desvar�o, �cu�nto m�s a los que habitan estas casas de arcilla. ellas mismas hincadas en el polvo! (Job 4, 18-19). Job tom� la palabra y dijo: Bien s� yo, en verdad que es as�: �C�mo ante Dios puede ser justo un hombre? (Job 9, 2). Mas �qui�n podr� hacer lo puro de lo impuro? �Ninguno! (Job 14, 4). �C�mo puede ser puro un hombre? �C�mo ser justo el nacido de mujer? Si, ni en sus santos tiene Dios confianza, ni los cielos son puros a sus ojos, �cu�nto menos un ser abominable y corrompido, el hombre, que bebe la iniquidad como agua! (Job 15, 14-16). Aclaraci�n. Los �Servidores de Dios� son los mismos �ngeles. Si �stos que est�n tan cerca de Dios conservan una debilidad radical, cu�nto m�s y con mayor raz�n el hombre carnal y perecedero. -Toda acci�n contra la Ley de Dios brota de los des�rdenes interiores del coraz�n del hombre. Porque de dentro del coraz�n salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Eso es lo que hace impuro al hombre;... (Mt. 15, 19). -El apetito sensitivo del hombre se revela contra la raz�n, en el estado actual de naturaleza ca�da por el pecado original. ...pues un cuerpo corruptible hace pesada el alma y esta tienda de tierra oprima el esp�ritu fecundo en pensamientos (Sab. 10, 15). ...puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en m� (Rom. 7, 19-20). Aclaraci�n. El hombre, por el pecado original, no solamente qued� despojado de la justicia original, de la gracia y de los dem�s dones sobrenaturales, sino que, en el orden natural, el entendimiento qued� obscurecido para entender los misterios de Dios, el libre albedr�o debilitado, la voluntad tambi�n debilitada, el apetito sensitivo desenfrenado hacia el mal, la memoria derramada, la imaginaci�n inquieta y desasosegada, los sentidos descontrolados para conseguir sus fines, la tendencia generativa mal inclinada y desviada, es decir, muy distinto de como lo cre� Dios. -Como consecuencia del pecado original, el hombre siente en su interior la lucha natural contra las tendencias propias de su naturaleza fisiol�gica. ...pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi raz�n y me esclaviza a la ley del pecado que est� en mis miembros (Rom. 7, 23). Pues la carne tiene apetencias contrarias al esp�ritu, y el esp�ritu contrarias a la carne, como que son entre s� antag�nicos, de forma que no hac�is lo que quisierais (G�l. 5, 17). -Existen en el hombre dos tendencias una seg�n el hombre interior acorde con la Ley de Dios y otra contraria a la raz�n que es la Ley del pecado. Descubro, pues, esta Ley: en queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presente. Pues me complazco en la Ley de Dios seg�n el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi raz�n y me esclaviza a la ley del pecado que est� en mis miembros (Rom. 7, 21-23). -El sentimiento del pudor y el sentido del pecado est�n vinculados muy estrechamente. Pudor es la defensa de la castidad. a) -Ad�n y Eva, inmediatamente despu�s de la creaci�n, Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno de otro (G�n. 2, 25). b) -Despu�s del pecado manifiestan el sentimiento del pudor, ...se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (G�n. 3, 7). y el sentido de culpabilidad. Ad�n contest�: �Te o� andar por el jard�n y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escond� (G�n. 3, 10). 6. Pecado original. Otras consecuencias individuales -El hombre expuesto a la lucha -Todos los hombres cometen pecados personales en su vida -El trabajo -Los agentes naturales pueden causar enfermedad -La muerte del cuerpo -Es mejor no conocer el camino que retractarse despu�s de conocido -El hombre no conoce las miserias de su condici�n -Los que mueren s�lo en pecado original no padecen la pena de sentido en la otra vida -Los ni�os o dementes que mueren sin bautismo son sufren tristeza al carecer de la vista de Dios -El hombre vive expuesto en este mundo a una lucha fuerte contra los enemigos internos y externos, ocasionad por la culpa de Ad�n. Revest�os de las armas de Dios para poder resistir a las asechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Esp�ritus del Mal que est�n en las alturas (Ef. 6, 11-12). Sed sobrios y velad. Vuestro adversario el Diablo, ronda como le�n rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8). Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y �l huir� de vosotros (Sant. 4, 7). Aclaraci�n. �...nuestra lucha no es "tanto" contra la carne y la sangre,...� ...viv�amos tambi�n todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos,... (Ef. 2, 3). -Todos los hombres llegan a cometer siquiera alguna vez pecados personales en el transcurso de su vida. Viendo Yahv�h que la maldad del hombre cund�a en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su coraz�n eran puro mal de continuo, le pes� a Yahv�h de haber hecho al hombre en la tierra y se indign� en su coraz�n (G�n. 6, 5-6). Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque,... (1 Reg. 8, 46). �Es justo ante Dios alg�n mortal? �Ante su Hacedor es puro un hombre? (Job 4, 17). �C�mo ser� justo un hombre ante Dios? �C�mo puro el nacido de mujer? (Job 25, 4). Si en cuenta tomas las culpas, oh Yahv�h, �qui�n, Se�or, se tendr� en pie? (Sal. 130, 3). ...no entren en juicio con tu siervo, pues no es justo ante ti ning�n viviente (Sal. 143, 2). �Qui�n puede decir: �Purifiqu� mi coraz�n, estoy limpio de mi peque�o?� (Prov. 20, 9). Cierto es que no hay ning�n justo en la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20). No reproches al hombre que se vuelve del pecado, recuerda que culpables somos todos (Si, 8, 5). Entonces, �qu�? �Llevamos ventaja? �De ning�n modo! pues ya demostramos que tanto jud�os como griegos est�n todos bajo pecado,... (Rom. 3, 9). -El trabajo el consecuencia del pecado original y castigo que impuso Dios al hombre. Al hombre le dijo: �Por haber escuchado la voz de la mujer y comido del �rbol que yo le hab�a prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa con fatiga sacar�s de �l el alimento todos los d�as de tu vida. Espinas y abrojos te producir�, y comer�s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste tomado...� (G�n. 3, 17-18). -Los agentes naturales pueden causar la enfermedad. a) -La vejez. Como hubiese envejecido Isaac, y no viene ya por tener debilitados sus ojos, llam� a Esa�... (G�n. 27, 1). b) -La ca�da. ...su nodriza le tom� y huy�, pero con la prisa de la fuga, cay� y se qued� cojo. Se llamaba Meribbaal (2 Sam. 4, 4). c) -La circuncisi�n. Cuando acab� de circuncidarse toda la gente, se quedaron descansando en el campamento hasta que se curaron (Jos. 5, 8). -Otro efecto del pecado original es la muerte corporal de todos los hombres. Porque Dios cre� al hombre incorruptible, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entr� la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 23). Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron,... (Rom. 5, 12). Pues el salario del pecado es la muerte,... (Rom. 6, 23). ...y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte (Sant. 1, 15). -Es mejor no conocer el camino de la justicia, que retractarse despu�s de haberlo conocido. Pues m�s les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atr�s del santo precepto que les fue trasmitido (2 Pe. 2, 21). -El Estado de hombre viador es tal que no conoce las miserias propias de su condici�n, como consecuencia del pecado original. �Ay de los que llaman al bien, y al bien mal; que dan obscuridad por luz, y luz por obscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! (Is. 5, 20). Aclaraci�n. Se deduce claramente la existencia en el hombre de una tendencia a juzgar err�neamente la bondad o malicia de sus propias acciones. -Los que mueren solamente con el pecado original no padecen la pena de sentido en la otra vida. Todo pecado personal es un acto de aversi�n a Dios y de conversi�n a la criatura. a) -Acto de aversi�n a Dios. El comienza del orgullo del hombre es alejarse del Se�or, cuando de su Hacedor se apart� su coraz�n (Eclesi�stico, 10, 12). b) -Conversi�n a las criaturas. Venid pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud (Sab. 2, 6). Aclaraci�n. La pena de sentido corresponde a la conversi�n desmedida de las criaturas. En proporci�n a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos (Apoc. 18, 7). -Los ni�os que no tienen uso de raz�n y los dementes que mueren sin bautismo no son afligidos por ninguna tristeza al carecer de la visi�n de Dios. Respondi� Jes�s: �En verdad, en verdad te digo: el que nos nazca de agua y de Esp�ritu no puede entrar en el Reino de Dios� (Jn. 3, 5). Aclaraci�n. Sin nacer del Esp�ritu no puede tener conocimiento de Dios, ni de la visi�n beatifica y nadie sufre por carecer de un bien que desconoce. 7. Pecado original. Transmisi�n universal -Transmitido a todos los hombres -Las consecuencias trasmitidas a todos los hombres -Heredadas por todos los hombres -Inaugura el dominio de Satan�s sobre todos los hombres -Todos los hombres pecan en Ad�n -El pecado de Ad�n y Eva fue transmitido a todos los hombres. Mira que en culpa ya nac�, pecador me concibi� mi madre (Sal. 51, 7). Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12). Aclaraci�n. Quedan exceptuados Jesucristo y la Virgen Mar�a, como queda demostrado en su lugar. -Las consecuencias del pecado original son transmitidas a todos los hombres. Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12). Pues el salario del pecado es la muerte;... (Rom. 6, 23). Aclaraci�n. Junto con el don de la inmortalidad, en virtud del cual, despu�s de una permanencia m�s o menos larga en el para�so terrenal, hubiera sido traspasado al cielo sin pasar por el trance angustioso de la muerte, fue perdido tambi�n el don de integridad, en virtud del cual el hombre pose�a el pleno control y dominio sobre sus pasiones, y el de impasibilidad, que le hac�a invulnerable al dolor en cualquiera de sus manifestaciones f�sicas o morales. -Las consecuencias de la culpa original son heredadas por todos los hombres. Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12). Aclaraci�n. Aunque el pecado original fue cometido personalmente por nuestros primeros padres, en ellos est�bamos todos incluidos -como las ramas del �rbol lo est�n en su semilla- y, de alg�n modo, todos pecamos en ellos. ...y as� la muerte alcanz� a todos los hombres por cuanto todos pecaron;... (Rom. 5, 12). -El pecado original inaugura el dominio misterioso de Satan�s sobre los hombres. Entonces Yahv�h dijo a la serpiente: �...Enemistad pondr� entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas tu su calca�ar� (G�n. 3 15). Aclaraci�n. El texto hebreo anuncia una hostilidad entre la raza de la serpiente y la de la mujer. -Todos los hombres pecamos en Ad�n y por el pecado de �l entraron el pecado y la muerte de los hombres en el mundo. Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;... (Rm. 5, 12). En efecto, as� como por la desobediencia de un s�lo hombre, todos fueron constituidos pecadores, as� tambi�n por la obediencia de uno s�lo, todos ser�n constituidos justos (Rom. 5, 18). 8. Pecado original. Consecuencias universales -Dos Imperios el de Cristo y el de Sat�n tratan de vencerse -Causa grandes males a todos los hombres -La perversi�n del poder en la convivencia humana -El �fomes peccati�: las penalidades que ha de sufrir y la exclusi�n del para�so -La maldad de los hombres extendida por la tierra, antes del diluvio -Extendida tambi�n despu�s del diluvio -Grandes tribulaciones -La tribulaci�n del fin del mundo ser� la m�s grande -La seducci�n de las concupiscencias obstaculizan el fruto de la palabra de Dios -La perseverancia en la gracia es dif�cil -La mayor�a de los hombres no se relacionan con Dios -La fornicaci�n abundaba en tiempos de los profetas -El mundo sumergido en el mal -Dos �Imperios�: El de Cristo y el de Sat�n tratan de vencerse el uno al otro. a) -Dos �imperios.� �Que uni�n entre la luz y las tinieblas? �Qu� armon�a entre Cristo y Beliar? (2 Cor. 6, 14-15). �l nos libr� del poder de las tinieblas y nos traslad� al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redenci�n: el perd�n de los pecados (Col. 1, 12-13). b) -Tratan de vencerse. Dijo Jes�s a los sumos sacerdotes...: �Estando yo todos los d�as en el Templo entre vosotros no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas� (Lc. 22, 53). -El pecado original viene originado grandes males a todos y a cada uno de los hombres. a) -A Eva. A la mujer le dijo: �Tantas har� tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parir�s los hijos. Hacia tu marido ir� tu apetencias, y �l te dominar� (G�n. 3, 16). b) -A Ad�n. Al hombre le dijo: �... maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacar�s de �l el alimento todos los d�as de tu vida. Espinas y abrojos te producir�, y comer�s la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornar�s� (G�n. 3, 17). c) -A todos los hombres. Viendo Dios que la maldad del hombre cund�a en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su coraz�n eran puro mal de continuo, le pes� a Yahv�h de haber hecho al hombre en la tierra, y se indign� en su coraz�n. Y dijo Yahv�h: �Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, -desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo- porque me pesa haberlos hecho� (G�n. 6, 5-7). Dijo, pues, Dios a No�: �He decidido acabar con toda carne, porque la tierra est� llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, ha aqu� que voy a exterminarlos de la tierra (G�n. 6, 13). Se asoma Yahv�h desde los cielos hacia los hijos de Ad�n, por ver si hay un sensato, alguien que busque a Dios. Todos est�n descarriados, en masa pervertidos. No hay nadie que haga el bien, ni uno siquiera (Sal. 14, 2-3). Aclaraci�n. �El pesar de Yahv�h� expresa a la manera humana la exigencia de su santidad, que no puede soportar el pecado. �El arrepentimiento de Dios� significa el apaciguamiento de su c�lera y la cancelaci�n de su amenaza. Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me arrepentir�a del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus obras (Jer. 26, 3). -El pecado original es causa de la perversi�n del poder en la convivencia humana. a) -Por el dominio del hombre sobre la mujer. Prefiero convivir con le�n o drag�n a convivir con mujer mala (Prov. 25, 16). Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos (Prov. 25, 24). b) -Por la concepci�n fuerte de la autoridad paterna. No ahorres correcci�n al ni�o, que no va a morir porque le castigues con la vara. Con la vara le castigar�s y librar�s su alma del seol (Prov. 23, 13-14). c) -Por la instituci�n humana de la esclavitud, Haz trabajar al siervo, y encontrar�s descanso, deja libres sus manos y buscar� la libertad. Yugo y riendas doblegan la cerviz, al mal criado torturas e inquisiciones. M�ndale trabajar para que no est� ocioso, que mucho mal ense�� la ociosidad (Si. 33, 26-28). d) -Por el poder opresivo y alienador del dinero. El rico agravia y encima se envalentona, el pobre es agraviado y encima ha de excusarse (Si. 13, 3). e) - Por el poder pol�tico. En un pa�s sujeto al poder de un malvado, �l pone un velo en el rostro de sus jueces: si no es �l, �Qui�n puede ser? (Job 9, 24). -Los efectos del pecado original en esta vida son el �Fomes peccati� y las penalidades que ha de sufrir; y en la otra la exclusi�n eterna del para�so. a) -En esta vida: 1� -El �Fomes peccati�. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (G�n. 3, 7). Aclaraci�n. Se refiere al despertar de la concupiscencia, primera manifestaci�n del desorden que el pecado ha introducido en la armon�a de la creaci�n. 2� -Las penalidades. -La muerte. �...del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s, porque el d�a que comieres de �l, morir�s sin remedio� (G�n. 2, 17). -Los dolores en el parto de la mujer. ...con trabajo parir�s los hijos (G�n. 3, 16). -Los trabajos de la vida. Con el sudor de tu rostro comer�s el pan,... (G�n. 3, 19). -Los dolores y contrariedades. Espinas y abrojos te producir�,... (G�n. 3, 18). b) -En la otra vida: 1� -La exclusi�n eterna del para�so, a no ser que el pecado original se haya perdonado antes de la muerte. Respondi� Jes�s: �En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Esp�ritu no puede entrar en el Reino de Dios (Jn. 3, 5). Aclaraci�n. De la suerte final de los ni�os que mueren sin bautismo, se hace referencia en el apartado de �el limbo�. -Despu�s del pecado de Ad�n, la maldad de los hombres iba extendi�ndose por toda la tierra. Ca�n dijo a su hermano Abel: �Vamos afuera� y cuando estaban en el campo, se lanz� Ca�n contra su hermano Abel y lo mat� (G�n. 4, 8). Dios mir� a la tierra, y he aqu� que estaba viciada, porque toda carne ten�a una conducci�n viciosa sobre la tierra (G�n. 6, 12). Yahv�h dijo a No�: �Entra en el arca t� y toda tu casa, porque t� eres el �nico justo que he visto en esta generaci�n (G�n. 7, 1). �Salva, Yahv�h, que ya no hay fieles, ha huido la verdad de entre los hombres! (Sal. 12, 3). Todos ellos est�n descarriados, en masa pervertidos. No hay nadie que haga el bien, ni uno siquiera (Sal. 14, 3). -Despu�s de diluvio universal, la maldad de los hombres volvi� a extenderse por toda la tierra. Que no hay en su boca lealtad, en su interior, tan s�lo subversi�n; sepulcro abierto es su garganta, melosa mu�vese su lengua (Sal. 5, 10). De fraude y perfidia est� llena su boca, bajo su lengua s�lo malicia e iniquidad (Sal. 10, 17). Falsedad s�lo dicen, cada cual a su pr�jimo, labios de enga�o, lenguaje de corazones dobles (Sal. 12, 2). Todos ellos est�n descarriados, en masa pervertidos, no hay nadie que haga el bien, ni uno siquiera (Sal. 14, 3). Sus obras son obras inicuas y acciones violentas hay en sus manos. Sus pies corren al mal y se apresuran a verter sangre inocente. Sus proyectos inicuos, destrucci�n y quebranto en sus caminos. Camino de paz no conocen, y derecho no hay en sus pasos. Tuercen sus caminos para provecho propio, ninguno de los que por ellos pasan conoce la paz (Is. 59, 6-8). -Han surgido grandes tribulaciones durante el decurso de la historia b�blica. La langosta invadi� todo el pa�s de Egipto y se pos� en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande como nunca hab�a habido antes tal plaga de langosta ni la habr� habido despu�s. Cubrieron toda la superficie del pa�s hasta obscurecer la tierra (Ex. 10, 14-15). Aclaraci�n. �Obscurecer la tierra� significa �devast�ndolo todo.� seg�n la Vulgata. Y se elevar� en todo el pa�s de Egipto un alarido tan grande como nunca lo hubo ni lo habr� (Ex. 11, 6). Jam�s se hizo debajo del cielo entero nada semejante a lo que hizo �l en Jerusal�n, conforme est� escrito en la Ley de Mois�s, hasta el punto de que llegamos a comer uno la carne de su propio hijo, otro la carne de su propia hija (Bar. 2, 2-3). Con la muerte de Judas asomaron los sin Ley por todo el territorio de Israel y levantaron cabeza todos los que obraban la iniquidad. Hubo entonces un hambre extrema y el pa�s se pas� a ellos. B�quides escogi� hombres imp�os y los puso al frente del pa�s. Se dieron �stos a buscar con toda suerte de pesquisas a los amigos de Judas y los llevaban a B�quides, que les castiga y escarnec�a. Tribulaci�n tan grande no sufri� Israel desde los tiempos en que dejaron de aparecer profetas (1 Mac. 9, 23-27). Se produjeron rel�mpagos, fragor de truenos y un violento terremoto, como no lo hubo desde que existen hombres sobre la tierra,... (Apoc. 16, 18). -La tribulaci�n que sobrevendr� al fin del mundo ser� la m�s grande de todos los tiempos. Porque habr� entonces una tribulaci�n tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni la volver� a haber (Mt. 24, 21). Porque aquellos d�as habr� una tribulaci�n como no la hubo igual desde el principio de la creaci�n, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volver� a haber (Mc. 13, 19). -La seducci�n de las riquezas y de las concupiscencias y las preocupaciones por los negocios materiales obstaculizan el fruto de la palabra de Dios. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducci�n de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto (Mt. 13, 22). Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que oyen la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducci�n de las riquezas y las dem�s concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra y queda sin fruto (Mc. 4, 18-19). -La perseverancia en el estado de gracia es dif�cil en el estado actual de naturaleza ca�da. a) -Porque tenemos este tesoro en vasos fr�giles. Pero llevamos este tesoro en vasos de barro... (2 Cor. 4, 7). b) -Por la actuaci�n del Diablo en el mundo. Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda, como le�n rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8). c) -Por los vicios que circundan e influyen en la conducta del hombre. Puesto que todo lo que hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16). -Despu�s del pecado original, la inmensa mayor�a de los hombres corrompidos no se relacionaban con Dios. Dice en su coraz�n el insensato: ��No hay Dios!� Corrompidos de conducta abominable, no hay quien haga el bien (Sal. 14, 1). ...porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en vanos razonamientos y su insensato coraz�n entenebreci�: jact�ndose de sabios se volvieron est�pidos (Rom. 1, 21-22). ...no viv�is como viven los gentiles, seg�n la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas (Ef. 4, 17-19). Y a vosotros, que en otro tiempo fuisteis extra�os y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de �l (Col. 1, 21-22). -El pecado de fornicaci�n abundaba much�simo en la tierra en tiempos de los profetas del Antiguo Testamento. Porque de fornicadores se ha henchido la tierra. (Por causa de ellos se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos de la estepa). Se ha vuelto la carrera de ellos mala y su esfuerzo no recto... -or�culo de Yahv�h- (Jer. 23, 10). -El mundo est� sumergido en el mal. Mundo es aqu� el ambiente anticristiano que se respira entre las gentes que viven olvidadas de Dios y entregadas a los atractivos materiales de la vida. �Ay del mundo por los esc�ndalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan esc�ndalos, pero �ay de aquel hombre por quien el esc�ndalo viene! (Mt. 18, 7). Puesto que todo lo que hay en el mundo, -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas- no viene del Padre, sino del mundo (1 Jn. 2, 16). Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del maligno (1 Jn. 5, 19). 9. Pecado original. Si Ad�n y Eva no lo hubiesen cometido -No hubiesen experimentado el desorden de la concupiscencia -Todos hubi�semos nacido con la gracia santificante -No hubieran muerto -Las leyes de transmitir la vida serv�an las mismas -Hubiesen permanecido en estado de inocencia y Eva hubiese dado a luz sin dolor -Si Ad�n no hubiere pecado y Eva s�, los hombres no hubiesen contra�do el pecado original y si Ad�n hubiese pecado y Eva no, los hombres lo hubiesen heredado -Ad�n y Eva no hubiesen experimentado el desorden de la concupiscencia, si no hubiesen pecado. Concupiscencia es la alteraci�n de las facultades sensitivas que apetecen lo que les causa placer, antes de que la raz�n lo advierta, o contra ella despu�s de advertirle. a) -Antes del pecado. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro (G�n. 2, 25). b) -Despu�s del pecado. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ce�idores (G�n. 3, 7). -Si Ad�n no hubiese pecado, todos los hombres hubi�semos nacido con la gracia santificante, libres de la concupiscencia y de la muerte. Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y as� la muerte alcanz� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron,... (Rom. 5, 12). Porque, habiendo venido por un hombre la muerte,... (1 Cor. 15, 21). -Ad�n no hubiera muerto si no hubiera pecado. Y Dios impuso al hombre este mandamiento: �De cualquier �rbol de jard�n puedes comer, m�s del �rbol de la ciencia del bien y del mal no comer�s, porque el d�a que comieres de �l, morir�s son remedio� (G�n. 2, 16). Al hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del �rbol del que yo te hab�a prohibido comer...con el sudor de tu rostro comer�s el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de �l fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo tornar�s (G�n. 3, 17-19). Aclaraci�n. Se amenaza a Ad�n con la muerte en el caso de que cometa pecado de desobediencia y una vez que lo cometi� se le asegura que morir�. Por tanto, la muerte fue consecuencia de su pecado. -Si Ad�n y Eva hubiesen permaneci� en estado de inocencia, las leyes de la transmisi�n de la vida hubiesen sido las mismas, pero sin el desorden de la concupiscencia. Y los bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla (G�n. 1, 28). Aclaraci�n. El desorden de la concupiscencia fue consecuencia del pecado. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos;... (G�n. 3, 7). -Si Ad�n y Eva hubiesen permanecido en estado de inocencia, Eva hubiese dado a luz a sus hijos sin dolor. A la mujer le dijo: �Tantas har� tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parir�s los hijos (G�n. 3, 16). Aclaraci�n. Es evidente que los dolores del parto son consecuencia del pecado original. -Si Ad�n no hubiese pecado y Eva s�, los descendientes no hubiesen contra�do el pecado original; por el contrario, si Ad�n hubiese pecado y Eva no, los hombres lo hubiesen heredado. Por tanto, como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte... (Rom. 5, 12). Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, tambi�n por un hombre viene la resurrecci�n... (1 Cor. 15, 21). Aclaraci�n. La raz�n es porque el pecado original de transmite por generaci�n, de la cual el hombre es el principio activo. 10. Pecado venial -Existencia -Se distinguen del mortal en que estos excluyen del Reino de Dios y los veniales, no -Causa reato de alguna pena de da�o y de sentido -Existe el pecado venial Cierto es que no hay ning�n justo sobre la tierra que haga el bien sin nunca pecar (Qo. 7, 20). perd�nanos nuestras deudas (Mt. 6, 12). y perd�nanos nuestros pecados... (Lc. 11, 4). ...pues todos caemos muchas veces (Sant. 3, 2). Si decimos �no tenemos pecado� nos enga�amos y la verdad no est� en nosotros (1 Jn. 1, 8). -Los pecados veniales se distinguen de los mortales en que estos son dignos de la muerte eterna y excluyen del Reino de Dios, y aqu�llos no. a) -Son dignos de la muerte eterna. ...los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican,... (Rom. 1, 32). Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14). b) -Excluyen del Reino de Dios. �No sab�is acaso que los injustos no heredar�n el Reino de Dios? �No os enga��is! Ni los impuros, ni los id�latras, ni los ad�lteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredar�n el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10). -Todo pecado venial causa reato de alguna pena de da�o y de sentido. a) -Causa reato de pena en general. Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, dar�n cuenta en el d�a del Juicio (Mt. 12, 36). Aclaraci�n. Palabra ociosa se entiende toda aquella que carece de utilidad o necesidad sin que sea ni produzca da�o grave, por tanto, ser�a simple pecado leve. b) -Causa de pena de da�o. Nada profano entrar� en ella, ni los que cometen abominaci�n y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apoc. 21, 27). c) -Causa de pena de sentido. Nada profano entrar� en ella, ni los que cometen abominaci�n y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apoc. 21, 27). Aclaraci�n. Tambi�n en el pecado venial existe una aversi�n desordenada del fin y una conversi�n desordenada a la criatura. Por consiguiente, igual que el pecado mortal, merece una pena de da�o y otra de sentido aunque muy limitadas en la duraci�n y en la intensidad. 11. Pecado mortal -Existencia -Es un acto libre, contra la ley divina, de aversi�n a Dios, de conversi�n a las criaturas -Diversos grados de gravedad -Diversidad espec�fica -Su gravedad es enorme por la injuria que infiere a Dios -Por los males temporales que ocasiona -Por los males eternos que merece -Por otros males que produce -El mal es siempre efecto del pecado cometido -Hace perder la libertad -Produce la p�rdida de todos los m�ritos ganados -Lleva su sanci�n en s� mismo -No todos los hombres pecan mortalmente -Existen los pecado mortales. ...los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican,... (Rom. 1, 32). Ni los impuros, ni los id�latras, ni los ad�lteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredar�n el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10). -El pecado grave actual es un acto: -Perfectamente libre, -Contra la ley divina -De aversi�n a Dios, -Y de conversi�n a las criaturas. a) -Es un acto perfectamente libre. En todas tus acciones ten presente tu fin y jam�s cometer�s pecado (Si. 7, 36). �l fue quien al principio hizo al hombre y le dej� en manos de su propio albedr�o (Si. 15, 14). Si t� quieres, guardar�s los mandamientos, permanecer fiel es cosa tuya (Si. 15, 15). �l te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano (Si. 15, 16). Ante los hombres la vida est� y la muerte, lo que prefiera cada cual, se le dar� (Si. 15, 17). No desees multitud de hijos malvados, no te goces en tener hijos imp�os (Si. 16, 1). Como de serpiente huye del pecado, porque si te acercas te morder� (Si. 21, 2). ...os llam� y no respondisteis, hable y no o�steis sino que hicisteis lo que me desagrada, y lo que no me agrada elegisteis (Is. 65, 12). Se inmola un buey, se abate un hombre se sacrifica una oveja, se desnuca un perro, se ofrece en oblaci�n sangre de cerdo, se hace un memorial de incienso, se bendice a los �dolos. Ellos mismos eligieron sus propios caminos y en sus monstruos abominables hall� su alma complacencia (Is. 66, 3). Pocos d�as despu�s, el hijo menor lo reuni� todo y se march� a un pa�s lejano donde malgast� su hacienda viviendo como un libertino (Lc. 15, 13). Y la condenaci�n est� en que la luz vino al mundo y los hombres amaron m�s las tinieblas que la luz (Jn. 3, 19). b) -Es un acto contra la Ley de Dios: Guardad mis preceptos y cumplidlos. Yo soy Yahv�h, el que os santific�. Quien maldiga a su padre o a su madre, ser� muerto sin remedio... (Lev. 20, 8). Si un hombre comete adulterio con la mujer de su pr�jimo, ser� muerto tanto el ad�ltero como la ad�ltera (Lev. 20, 10). El que se acueste con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ambos morir�n: caer� sobre ellos su sangre (Lev. 20, 11). Si un hombre se acuesta con su nuera, ambos morir�n (Lev. 20, 12). Si alguien se acuesta con var�n, como se hace con mujer, ambos han cometido abominaci�n; morir�n sin remedio; su sangre caer� sobre ellos (Lev. 20, 13). Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es un incesto. Ser�n quemados tanto �l como ellas... (Lev. 20, 14). El que se una con bestia morir� sin remedio (Lev. 20, 15). Si una mujer se acerca a una bestia para unirse a ella, matar�s a la mujer y a la bestia. Morir�n... (Lev. 20, 16). Si una mujer se acerca a una bestia para unirse a ella, matar�s a la mujer y a la bestia. Morir�n; caer�n sobre ellos su sangre (Lev. 20, 16). Si alguien toma por esposa a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo as� la desnudez de ella y ella la desnudez de �l, es una ignominia (Lev. 20, 17). El que se acueste con mujer en tiempo de las reglas descubriendo la desnudez de ella...ser�n exterminados de entre su pueblo (Lev. 20, 18). No descubras la desnudez de la hermana de tu padre ni de la hermana de tu madre, porque desnudas su propia carne; por eso cargar�n con su iniquidad (Lev. 20, 19). El que se acueste con la mujer de su t�o paterno, descubre la desnudez de �ste. Cargar�n con su pecado (Lev. 20, 20). Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, es cosa impura (Lev. 20, 21). ...pues si te portas seg�n verdad, tendr�s �xito en todas las cosas, como todos los que practican la justicia (Tob. 4, 6). T� increpas a los soberbios, los malditos que se desv�an de los mandamientos (Sal. 118, 21). �l fue quien al principio hizo al hombre y le dej� en manos de su propio albedr�o (Si. 15, 14). Si t� quieres guardar�s los mandamientos, permanecer fiel es cosa tuya (Si. 15, 15). Mas, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt. 19, 17). Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Se�or (Lc. 1, 6). El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese el que me ama (Jn. 14, 21). Todo el que comete pecado, quebranta tambi�n la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley (1 Jn. 3, 4). c) -Es un acto de aversi�n a Dios. Se apartaron de su seguimiento, no comprendieron todos sus caminos (Job 34, 27). El comienzo del orgullo del hombre es alejarse del Se�or, cuando de su Hacedor se apart� su coraz�n (Si. 10, 12). Los tronos de los pr�ncipes los volte� el Se�or, y en su lugar sent� a los mansos (Si. 10, 14). Hijos cri� hasta hacerlos hombres, y ellos se rebelaron contra m� (Is. 1, 2). �Ay gente pecadora, pueblo tarado de culpa, semilla de malvados, hijos de perdici�n! Han de dejado a Yahv�h, han despreciado al santo de Israel, se han vuelto de espaldas (Is. 1, 4). Al Se�or Dios nuestro la piedad y el perd�n porque nos hemos rebelado contra �l (Dan. 9, 9). Nadie puede servir a dos se�ores; porque aborrecer� a uno y amar� al otro, o bien se entregar� a uno y despreciar� al otro. No pod�is servir a Dios y al dinero (Mt. 6, 24). ...y liberados del pecado, os hab�is hechos esclavos de la justicia (Rom. 16, 18). Porque muchos viven...como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdici�n... (Fil. 3, 18). �Ad�lteros! �No sab�is que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? (Sant. 4, 4) . Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 4, 6). Someteos pues a Dios; resistid al Diablo y �l huir� de vosotros (Sant. 4, 7). d) -Es un acto de conversi�n a las criaturas: Venid pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud (Sab. 2, 6). Llamaba el Se�or Yahv�h Sebaot aquel d�a a lloro y a lamento y a raparse y ce�irse el saco, mas lo que hubo fue jolgorio y alegr�a, matanza de bueyes y deg�ello de ovejas, comer carne y beber vino. �Comamos y bebamos que ma�ana moriremos! (Is. 22, 12). Son perros voraces no conocen hartura ni los pastores saben entender. Cada uno sigue su propio camino, cada cual busca su provecho (Is. 56, 11). En proporci�n a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos (Apoc. 18, 7). -Existen diversos grados de gravedad de los pecados mortales. Pero no me escucharon ni aplicaron el o�do, sino que atiesando la cerviz hicieron peor que sus padres (Jer. 7, 26). Todo el que se encolerice contra su hermano, ser� reo ante el tribunal; pero el que llama a su hermano imb�cil, ser� reo ante el Sanedrin, y el que le llame renegado, ser� reo de la gehenna del fuego (Mt. 5, 22). �Ay de ti, Coraz�n! �Ay de ti, Betsaida! porque si en Tiro y en Sid�n se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que con saco y ceniza se hubieran convertido (Mt. 11, 21). Todo pecado y blasfemia se perdonar� a los hombres, pero la blasfemia contra el Esp�ritu Santo no ser� perdonada (Mt. 12, 31). Aquel siervo que conociendo la voluntad de su Se�or, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibir� muchos azotes (Lc. 12, 47). ...por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado (Jn. 19, 11). -Existe diversidad espec�fica de pecados mortales. Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entreg�los Dios a su mente r�proba para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de enga�o, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales aunque conocedores de veredicto de Dios, que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen (Rom. 1, 28-32). Ni los impuros, ni los id�latras, ni los ad�lteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredar�n el Reino de Dios. Y tales fuisteis algunos de vosotros (1 Cor. 6, 9-11). Las obras de la carne son conocidas: fornicaci�n, impureza, libertinaje, id�latra, hechicer�a, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, org�as y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales, cosas no heredar�n el Reino de Dios (G�l. 5, 19-21). La fornicaci�n y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos (Ef. 5, 3). Porque, tened entendido que ning�n fornicario o impuro o codicioso, que es ser id�latra, participar� en la herencia del Reino de Cristo y de Dios (Ef. 5, 5). -La gravedad del pecado mortal es enorme por la injuria que infiere a Dios. a) -Dios no perdon� a los �ngeles. Pues si Dios no perdon� a los �ngeles que pecaron, sino que, precipit�ndolos en los abismos tenebrosos del T�rtaro, los entreg� para ser custodiados hasta el Juicio... (2 Pe. 2, 4). b) -No perdon� al mundo antiguo. ...si no perdon� al mundo antiguo, aunque preserv� a No�, heraldo de la justicia, y a otros siete, cuando hizo venir el diluvio sobre un mundo de imp�os;... (2 Pe. 2, 5). c) -Conden� a las destrucci�n a las ciudades de Sodoma y Gomorra. ...conden� a la destrucci�n a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduci�ndolas a cenizas, poni�ndolas como ejemplo para los que en el futuro vivir�an imp�amente;... (2 Pe. 2, 6). Aclaraci�n. El Se�or sabe guardar a los imp�os para castigarles en el d�a del Juicio, sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y desprecian al Se�or�o (2 Pe. 2, 9-10). -La gravedad del pecado mortal es enorme por los males temporales que ocasiona. a) -Fue la causa de la perdici�n de la casa de Jeroboam. Este proceder hizo caer en pecado a la casa de Jeroboam y fue causa de su perdici�n y su exterminio sobre la faz de la tierra (1 Reg. 13, 34). b) -Nabucodonosor pierde su reino. ...el decreto del Alt�simo que ha tocado a mi se�or el rey: �Ser�s arrojado de entre los hombres y con las bestias del campo morar�s; hierba como los bueyes tendr�s por comida, y ser�s ba�ado del roc�o del cielo; siete tiempos pasar�n por ti, hasta que reconozcas que el Alt�simo domina sobre el imperio de los hombres y que se lo da a quien le place (Dan. 4, 22). c) -El ej�rcito del Fara�n fue anegado. As� precipit� Yahv�h a los egipcios en medio del mar, pues al retroceder las aguas cubrieron los carros y a su gente, a todo el ej�rcito del Fara�n, que hab�a entrado en el mar para perseguirlos; no escap� ni uno siquiera (Ex. 14, 28). -La gravedad del pecado mortal es enorme por los males eternos que merece. a) Pena de da�o o separaci�n de Dios: Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probar� mi cena (Lc. 14, 24). ...el que se resiste al Hijo no ver� la vida, sino que la c�lera de Dios pesa sobre �l (Jn. 3, 36). �No sab�is acaso que los injustos no heredar�n el Reino de Dios? (1 Cor. 6, 9). b) - Pena de sentido: ...el que se resiste al Hijo no ver� la vida, sino que la c�lera de Dios pesa sobre �l (Jn. 3, 36). c) - Pena de da�o y de sentido: Estando en el Hades entre tormentos,... (Lc. 16, 23). ...y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Se�or jes�s. Estos sufrir�n la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del Se�or y de la gloria de su poder... (2 Tes. 1, 8-9). -El pecado actual ocasiona muchos otros males a los hombres. Nada intacto en mi carne por tu furia, nada sano en mis huesos debido a mi pecado (Sal. 38, 4). �No te ha sucedido esto por haber dejado a Yahv�h tu Dios? Y entonces, �qu� cuenta te tiene encaminarte a Egipto para beber las aguas del Nilo?, o �qu� cuenta te tiene encaminarte a Asur para beber las aguas del R�o? Que te ense�e tu propio da�o, que tus apostas�as te escarmienten; reconoce y ve lo malo y amargo que te resulta el dejar a Yahv�h tu Dios y no temblar ante m� -or�culo del Se�or Yahv�h Sebaot- (Jer. 2, 17-19). Entonces os acordar�is de vuestra mala conducta y de vuestras perversas acciones, y sentir�is asco de vosotros mismos por causa de vuestras culpas y de vuestras pr�cticas abominables (Ez. 36, 31). -El mal es siempre efecto del pecado cometido por el hombre. y dijo Yahv�h a Mois�s: �Cuando vuelvas a Egipto, mira de hacer delante de Fara�n todos los prodigios que yo he puesto en tu mano; yo, por mi parte, endurecer� su coraz�n, y no dejar� salir al pueblo...� (Ex. 4, 21). Aclaraci�n. Modo familiar de expresarse los hebreos, atribuyendo a Dios lo que ejecutaba la acci�n humana. -El pecado hace perder la libertad al hombre. Jes�s les respondi�: �En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo� (Jn. 8, 34). Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, hab�is obedecido de coraz�n a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados, y liberados del pecado, os hab�is hecho esclavos de la justicia (Rom. 6, 18). Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la corrupci�n, pues uno queda esclavo de aquel que le vence (2 Pe. 2, 19). -El pecado mortal produce la p�rdida de todos los m�ritos ganados anteriormente, destruye la paz del alma y ocasiona la enemistad con Dios. a) -Produce la p�rdida de los m�ritos. Si yo digo al justo: �Vivir�s�, pero �l, fi�ndose de su justicia, comete una injusticia, no quedar� memoria de toda su justicia, sino que morir� por la injusticia que cometi� (Ez. 33, 13). b) -Destruye la paz del alma. No hay paz para los malvados, dice Yahv�h (Is. 48, 22). Los males son como mar agitada cuando no puede calmarse, cuyas aguas lanzan cieno y lodo. �No hay paz para los malvados� -dice mi Dios- (Is. 57, 20-21). c) -Produce la enemistad con Dios. �Ad�lteros!, �no sab�is que la amistad con el mundo es la enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios (Sant. 4, 4). No am�is al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Pare no est� en �l (1 Jn. 2, 15). -Todo pecado lleva ya su fruto y su sanci�n en s� mismo. Como sus locos e inicuos pensamientos les extraviaban y les llevaban a adorar reptiles sin raz�n y bichos despreciables, les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin raz�n, para que aprendiesen que, por donde uno peca, por all� es castigado (Sab. 11, 15-16). Por tanto, tambi�n a los que viv�an una vida insensata e injusta les atormentaste con sus mismas abominaciones (Sab. 12, 23). No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestras culpas (Is. 64, 6). Porque as� dice el Se�or Yahv�h: Mira, voy a entregarte en manos de los que detestas, en manos de aquellos de los que te has apartado. Ellos te tratar�n con odio, se apoderar�n del fruto de tu trabajo y te dejar�n completamente desnuda. As� quedar� al descubierto la verg�enza de tus prostituciones. Tu inmortalidad y tus prostituciones con la causa de todo esto... (Ez. 23, 28-30). Aclaraci�n. Cualquier mal que existe en el mundo es el efecto propio del pecado cometido por el hombre. -No todos los hombres pecan mortalmente. a) -Jos�, esposo de Mar�a. Su esposo Jos�, como era justo y no quer�a ponerla en evidencia,... (Mt. 1, 19). b) -Zacar�as e Isabel. Hubo...un sacerdote llamado Zacar�as...casado con una mujer...que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Se�or (Lc. 1, 5-6). 12. Pecados capitales -Su ra�z es la soberbia -La Humildad merece grandes premios -La soberbia merece grandes castigos -La largueza merece grandes premios -La avaricia merece grandes castigos -La castidad merece grandes premios -La lujuria merece grandes castigos -La paciencia merece grandes premios -La ira merece grandes castigos -La templanza merece grandes premios -La gula merece grandes castigos -La mortificaci�n de la envidia merece grandes premios -La envidia merece grandes castigos -La diligencia merece grandes premios -La pereza merece grandes castigos -La ra�z de todo pecado es la soberbia. Las ra�ces de los orgullosos las arranc� el Se�or, y en su lugar plant� a los humildes (Si. 10, 15). -La virtud de la humildad merece grandes premios. Humildad es el reconocimiento objetivo de lo que es el propio yo. Pues el que se ensalce, ser� humillado; y el que se humille, ser� ensalzado (Mt. 23, 12). ...porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamar�n bienaventurada,... (Lc. 1, 48). ...y se humill� a s� mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exalt� y le otorg� el Nombre, que est� sobre todo nombre (Fil. 2, 8-9). Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 4, 6). -El vicio de la soberbia merece grandes castigos. Soberbia es un apetito desordenado de la propia excelencia. Soberbia material es la que pone su excelencia en los bienes humanos, como hacienda, linaje, prestigio, etc. Soberbia espiritual es la fundamentada en los bienes espirituales, como virtud, ciencia, etc. Yahv�h abomina al de coraz�n altivo, de cierto no quedar� impune (Prov. 16, 5). El coraz�n humano se engr�e antes de la ruina, antes de la gloria hay humildad (Prov. 18, 12). Despu�s ser�n cad�veres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos para siempre. Porque el Se�or les precipitar� de cabeza, sin habla, les sacudir� de sus cimientos; quedar�n totalmente asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se perder� (Sab. 4, 19). Pues el que se enlace ser� humillado; y el que se humille, ser� ensalzado (Mt. 23, 12). Porque todo el que se ensalce, ser� humillado; y el que se humille, ser� enlazado (Lc. 14, 11). -La virtud de la largueza merece grandes premios. La largueza es la virtud que regula compartir los bienes materiales propios con el pr�jimo. El alma generosa ser� colmada, y el que empapa tambi�n ser� empapado (Prov. 11, 25). Si repartes el hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecer� en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti ser� como mediod�a. Te guiar� Yahv�h de continuo, hartar� en los sequedades tu alma, dar� vigor a tus huesos, y ser�s como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan (Is. 58, 10-11). Bienaventurados los pobres de esp�ritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt. 5, 3). Y todo aquel que d� de beber tan s�lo un vaso de agua fresca a uno de estos peque�os, por ser disc�pulo, os aseguro que no perder� su recompensa (Mt. 10, 42). Dad y se os dar�:... (Lc. 6, 38). Porque con la medida con que mid�is se os medir� a vosotros (Lc. 6, 38). -El vicio de la avaricia merece grandes castigos. Avaricia es una codicia desordenada de las riquezas y de los dem�s bienes temporales. Porque tened entendido que ning�n fornicario o impuro o codicioso -que es ser id�latra- participar� en la herencia del Reino de Cristo y de Dios (Ef. 5, 5). Porque la ra�z de todos los males es el af�n de dinero, y algunos, por dejarse llevar de �l, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores (1 Tim. 6, 10). -La virtud de la castidad, guardada por amor a Jesucristo, merece especialmente los premios de la fecundidad espiritual, un gozo m�s intenso de la visi�n de Dios en la gloria y otros grandes bienes en este mundo. Hay alusiones muy claras en la Sagrada Escritura. a) -Fecundidad espiritual. No diga el eunuco: �Soy un �rbol seco.� Pues as� dice Yahv�h: Respecto a los eunucos que guardan mis s�bados y eligen aquello que me agrada y se mantienen firmes en mi alianza, yo he de darles en mi Casa y en mis muros monumento y nombre mejor que hijos e hijas; nombre eterno les dar� que no ser� borrado (Is. 56, 3-5). b) -Gozo m�s intenso en la gloria. Dichoso tambi�n el eunuco que con sus manos no obra iniquidad ni fomenta pensamientos perversos contra el Se�or; por su fidelidad alcanzar� una escogida recompensa, una herencia muy agradable en el Templo del Se�or (Sab. 3, 14). Yo te desposar� conmigo para siempre; te desposar� conmigo en justicia y en equidad, en amor y compasi�n, te desposar� conmigo en fidelidad, y t� conocer�s a Yahv�h (Os. 21-22). Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son v�rgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero,... (Apoc. 14, 4). Aclaraci�n. �Conocer�s a Yahv�h� se refiere a un conocimiento y amor especial. c) -Bienes en este mundo. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibir� el ciento por uno y heredara la vida eterna (Mt. 19, 29). -El vicio de la lujuria merece grandes castigos. Lujuria es un apetito desordenado de deleites sensuales, contra el orden establecido por Dios en ellos. �No os enga��is! Ni lo impuros, ni los id�latras, ni los ad�lteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredar�n el Reino de Dios (1 Cor. 6, 9-10). Porque tened entendido que ning�n fornicario o impuro o codicioso -que es ser id�latra- participar� en la herencia del Reino de Cristo y de Dios. (Ef. 5, 5). -La virtud de la paciencia merece grandes premios. Paciencia es la virtud que regula las acciones y las actitudes en las pruebas dif�ciles y costosas. ...mas poseer�n la tierra los humildes, y gozar�n de inmensa paz (Sal. 37, 11). M�s vale el hombre paciente que el h�roe, el due�o de s� que el conquistador de ciudades (Prov. 16, 32). Bienaventurados los mansos, porque ellos poseer�n en herencia la tierra (Mt. 5, 4). Con vuestra perseverancia salvar�is vuestras almas (Lc. 21, 19). Necesit�is paciencia en el sufrimiento para suplir la voluntad de Dios y conseguir as� los prometido (Hebr. 10, 36). -El vicio de la ira merece grandes castigos. Ira es el apetito desordenado de vengar las injurias. En verdad el enojo mata al insensato, la c�lera hace morir al necio (Job 5, 2). Ciudad abierta y sin muralla es el hombre que no domina su �nimo (Prov. 25, 28). Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, ser� reo ante el tribunal;... (Mt. 5, 22). ...el que llame a su hermano �imb�cil�, ser� reo ante el Sanedr�n; y el que le llame �Renegado�, ser� reo de la gehena del fuego (Mt. 5, 22). -La virtud de la templanza merece grandes premios. La templanza es la virtud que modera la calidad y cantidad de la comida y de la bebida en tanto en cuanto es necesario para conservar la salud. S�lo hay una alusi�n en los textos sagrados. Vosotros sois los que hab�is perseverado conmigo en mis pruebas; yo por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para m�, para que com�is y beb�is a mi mesa en mi Reino... (Lc. 22, 28-30). Aclaraci�n. Entre las pruebas referidas, quedan incluidas las originadas por la escasez de alimentos. -El vicio de la gula merece grandes castigos. Gula es el apetito desordenado de comer y de beber. Se llam� a aquel lugar Quibrot-hat-Taav�, porque all� sepultaron a aquella gente golosa (N�m. 11, 34). Comieron hasta quedar bien hartos, as� satisfizo su apetito; m�s a�n no hab�an colmado su apetito, su comida estaba a�n en su boca, cuando la c�lera de Dios estall� contra ellos: hizo estragos entre los m�s fuertes, y abati� a la flor de Israel (Sal. 78, 29-31). A vientre moderado, sue�os saludable, se levanta temprano y es due�o de s�. Insomnio, v�mitos y c�licos le esperan al hombre insaciable (Si. 31, 30). Era un hombre rico que vest�a de p�rpura y lino, y celebraba todos los d�as espl�ndidas fiestas. ...Muri�...y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos,... (Lc. 16, 19-23). -La mortificaci�n de la envidia merece grandes premios. La mortificaci�n de la envidia llega a su perfecci�n cuando se convierte en alegr�a por el bien del pr�jimo. El coraz�n manso es vida del cuerpo; la envidia es carie de los huesos (Prov. 14, 30). El coraz�n alegre mejora la salud; el esp�ritu abatido seca los huesos (Prov. 17, 22). Esta es, pues, mi alegr�a, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que �l crezca y que yo disminuya (Jn. 3, 29-30). -El vicio de la envidia merece grandes castigos. Envidia es la tristeza desordenada del bien del pr�jimo, en cuanto que sobrepuja y obscurece el nuestro. El coraz�n maneo es vida del cuerpo; la envidia es carie de los huesos (Pro. 14, 30). ...mas por envidia del diablo entr� la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 24). -La virtud de la diligencia merece grandes premios. Diligencia es la disposici�n y el h�bito de practicar la virtud. Dios ama al que da con alegr�a (2 Cor. 9, 7). -El vicio de la pereza merece grandes castigos. Pereza es una tristeza desordenada y tedio fastidioso de la pr�ctica de la virtud. A partir del oto�o el perezoso no trabaja, busca en la cosecha, pero no hay nada (Prov. 20, 4). El deseo del perezoso le lleva a la muerte, porque sus manos reh�san el trabajo (Prov. 21, 25). Maldito el que haga el trabajo de Yahv�h con dejadez,... (Jer. 48, 10). Ahora bien, puesto que eres tibio, y no fr�o ni caliente, voy a vomitarte de mi boca (Apoc. 3, 16). |
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