Tratado XX VIRTUDES CRISTIANAS 1. Virtudes cristianas 2. Virtudes cristianas. Recompensa 3. Virtudes naturales 4. Virtudes teologales. Fe - Esencia 5. Virtudes teologales. Fe - Divisi�n 6. Virtudes teologales. Fe - Objeto 7. Virtudes teologales. Fe - Sujeto de atribuci�n 8. Virtudes teologales. Fe - Necesidad 9. Virtudes teologales. Fe - Propiedades 10. Virtudes teologales. Fe - Importancia 11. Fe Virtudes teologales. Fe - Duraci�n 12. Virtudes teologales. Fe - Otras caracter�sticas 13. Virtudes teologales. Esperanza 14. Virtudes teologales. Esperanza - Fundamento 15. Virtudes teologales. Esperanza - Motivos 16. Virtudes teologales. Esperanza - Sujeto 17. Virtudes teologales. Esperanza - Objeto 18. Virtudes teologales. Esperanza - Efectos 19. Virtudes teologales. Esperanza - Caracter�sticas 20. Virtudes teologales. Caridad 21. Virtudes teologales. Caridad - Objeto material y formal 22. Virtudes teologales. Caridad para con Dios 23. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo 24. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo en s� misma 25. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo en su aplicaci�n 26. Virtudes teologales. Caridad - La limosna 27. Virtudes teologales. Caridad - Limosna. Premios 28. Virtudes teologales. Caridad - Caracter�sticas 29. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. Recompensa 30. Virtudes teologales. Caridad consigo mismo 31. Virtudes teologales. Caridad con el pr�jimo. Exigencias 32. Virtudes teologales. Caridad - Grados 33. Virtudes teologales. Caridad - Efectos 34. Virtudes teologales. Caridad - Obligaci�n a la perfecci�n 35. Virtudes teologales. Caridad - Pecados opuestos 36. Virtudes Cardinales 37. Virtudes cristianas 38. La Oraci�n. Clases 39. La Oraci�n. Necesidad y eficacia 40. La Oraci�n. Objeto 41. La Oraci�n. Dios propici� a escuchar 42. La Oraci�n. Condiciones 43. La Oraci�n. Disposiciones 44. La Oraci�n. Motivos 45. La Oraci�n. Mandato de Cristo 1. Virtudes cristianas -Jesucristo maestro de todas ellas -El amor cristiano es un reflejo del Trinitario -La fidelidad a los mandamientos es expresi�n de amor a Dios y al pr�jimo -El cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante �l -Jesucristo exige la mortificaci�n de las pasiones -Para ser plenamente de Cristo hay que tener mortificada la carne -El desarrollo de la vida cristiana exige la direcci�n y espiritual -Jesucristo es maestro de todas las Virtudes. a) -Amor a los amigos. Jes�s amaba a Marta, a su hermana y a L�zaro (Jn. 11, 5). b) -Humildad ante sus disc�pulos. ...tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 10, 45). c) -Perd�n a los que le crucifican. Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron all� a �l y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jes�s dec�a: �Padre, perd�nales, porque no saben lo que hacen� (Lc. 23, 33-34). d) -Compasi�n hacia la mansedumbre. Y al ver a la muchedumbre, sinti� compasi�n de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt. 9, 36). Y, al desembarcar, vio mucha gente, sinti� compasi�n de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a instruirles extensamente (Mc. 6, 34). e) -Delicadeza para con los ni�os. Jes�s les dijo: �Dejad a los ni�os y no les impid�is que vengan a m�, porque de los que son como �stos es el Reino de los Cielos (Mt. 19, 14). f) -Ejemplo a los disc�pulos. Os he dado ejemplo, para que tambi�n vosotros hag�is como ya he hecho con vosotros (Jn. 13, 15). -El aut�ntico amor cristiano es un reflejo del mismo amor trinitarJn. Como t�, Padre, en m� y yo en ti, que ellos tambi�n sean uno en nosotros,... (Jn. 17, 21). -La fidelidad a los mandamientos de Dios es signo y expresi�n de amor a �l y al pr�jimo. Yo os aseguro: ...El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que ama:... (Jn. 14, 21). Jes�s le respondi�: �Si alguno me ama, guardar� mi Palabra,... (Jn. 14, 23). Jes�s le respondi�: �...Si guard�is mis mandamientos, permanecer�is en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Pare, y permanezco en su amor (Jn. 15, 10). -El cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante �l. Y...-Jes�s- dice: �Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre� (Mc. 3, 35). ...�l les respondi�: �Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen� (Lc. 8, 21). Pero �l dijo: �Dichosos m�s bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan� (Lc. 11, 28). Les dice Jes�s: �mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra (Jn. 4, 34). -Jesucristo exige a los cristianos la mortificaci�n de sus pasiones y concupiscencias desordenadas. As� tambi�n vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jes�s (Rom. 6, 11). No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezc�is a sus apetencias (Rom. 6, 12). As� que, hermanos m�o, no somos deudores de la carne para vivir seg�n la carne, pues, si viv�s seg�n la carne, morir�is. Pero si con el Esp�ritu hac�is morir las obras del cuerpo, vivir�is (Rom. 8, 12-13). Pues los que son de Cristo Jes�s, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias (G�l. 5, 24). Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicaci�n, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatr�a, todo lo cual atrae la c�lera de Dios,... (Col. 3, 5-6). Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revest�os del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, seg�n la imagen de su Creador,... (Col. 3, 9-10). -Para llevar a vivir y a ser plenamente de Cristo, hay que tener mortificada la carne con sus vicios y concupiscencias. Fuimos, pues, con �l sepultados en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, as� tambi�n nosotros vivamos una vida nueva (Rom. 6, 4). As� tambi�n vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jes�s (Rom. 6, 11). Pues los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias (G�l. 5, 24). Porque hab�is muerto, y vuestra vida est� oculta con Cristo en Dios (Col. 3, 3). Aclaraci�n. En este ser y vivir plenamente como Hijos de Dios, consiste la realizaci�n completa de la persona y de su libertad. -El progreso y desarrollo de la vida cristiana exige la necesidad moral de la direcci�n espiritual. No hay pruebas directas en la Sagrada Escritura, pero s� se insin�a suficientemente en muchos textos. Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ning�n aviso saludable (Tob. 4, 18). ...�ay del s�lo que cae!, que no tiene quien lo levante (Qo. 4, 10). Sin consejo no hagas nada, y no te arrepentir�s de tus acciones (Si. 32, 19). Y -Jes�s- les digo: �...El que os escucha a vosotros a m� me escucha; y el que os rechaza a m� me rechaza;... (Lc. 10, 16). Pero lev�ntate, entre en la ciudad y se te dir� lo que tienes que hacer (Hch. 9, 6). Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros (2 Cor. 5, 20). 2. Virtudes cristianas. Recompensa -Dios recompensa los sacrificios ofrecidos por amor -Un sufrimiento en este mundo merece una gloria mucho mayor en el cielo -El dolor es medio para expiar los pecados de los hombres -La penitencia que se requiere para la salvaci�n es una virtud infundida por Dios -Dios recompensa a los hombres los sacrificios y las renuncias hechos y ofrecidos a �l voluntariamente por su amor, con una proporci�n mucho mayor de bienes en esta vida y una seguridad de los bienes eternos. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibiera el ciento por uno y heredar� vida eterna (Mt. 19, 29). Pedro se puso a decirle: �Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.� Jes�s respondi�: �Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por m� y por el Evangelio, quedar� sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna� (Mc. 28-30). Dijo entonces Pedro: �Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.� �l les dijo: �Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padre o hijos por el Reino de Dios, quedar� sin recibir recompensa mucho m�s al presente, y en el tiempo venidero, vida eterna� (Lc. 18, 28-30). -Un sufrimiento cualquiera en este mundo merece una gloria mucho mayor en el cielo. Bienaventurados ser�is cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa ser� grande en los cielos,... (Mt. 5, 11). Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros (Rom. 8, 18). En efecto, la leve tribulaci�n de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna (2 Cor. 4, 17). -El dolor es un medio para expiar los pecados de los hombres. Despreciable y desecho de hombres, var�n de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable y no le tuvimos en cuenta. �Y con todo eran nuestras dolencias las que �l llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. �l ha sido herido por nuestras rebeld�as, molido por nuestras culpas. �l soport� el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados (Is. 53, 3-5). -La penitencia que se requiere para la salvaci�n es un virtud sobrenatural infundida por Dios. �Oh, Yahv�h Sebaot, haznos volver, y que brille tu rostro, para que seamos salvos! (Sal. 80, 4). Bien he o�do a Efraim lamentarse: �Me corregiste y corregido fui, cual becerro no domado. Hazme volver y volver�, pues t�, Yahv�h, eres mi Dios (Jer. 31, 18). �Haznos volver a ti, oh Yahv�h, y volveremos...! (Lam. 5, 21). Aclaraci�n. Los actos de penitencia se atribuyen a Dios. 3. Virtudes naturales -No tienen valor en funci�n del fin �ltimo del hombre -Las virtudes naturales no tiene valor ninguno, en funci�n del fin �ltimo y supremo del hombre, por muy intensos y heroicos que sean los actos realizados con ellas. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los �ngeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o c�mbalo que reti�e. Aunque tuviera el don de profec�a, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar monta�as, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 1-3). Aclaraci�n. San Pablo emplea la palabra �caridad� en su sentido estrictamente sobrenatural, no como sin�nima de beneficencia natural o amor compasivo al pr�jimo, puesto que en el plan de caridad natural no se puede ir m�s lejos de la entrega de toda la hacienda propia y de la misma vida en servicio del pr�jimo. 4. Virtudes teologales. Fe - Esencia -Varias acepciones -Es un acto del entendimiento -Sobrenatural -Es el asentimiento dado a lo que Dios dice -Este asentimiento es obscuro -Totalmente cierto -Es garant�a de los bienes que esperamos -La fe pr�ctica de los cristianos no consiste en la simple confianza en las promesas de Cristo sino en una vivencia acomodada a su vida personal -La palabra fe se usa con varias acepciones. a) -Dictamen de la conciencia. Pero el que come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe (Rom. 14, 23). b) -Confianza. Pero que la pida con fe, sin vacilar (Sant. 1, 6). c) -Gracia. Porque a uno se le da por el Esp�ritu palabra de Sabidur�a, a otro palabra de ciencia, a otro fe,... (1 Cor. 12, 9). -El acto de fe es un acto del entendimiento. Definici�n. La fe constituye el principio de la salvaci�n de los hombres y es una virtud sobrenatural por la cual, con la ayuda de la gracia de Dios, creemos que son verdaderas las cosas que �l nos ha revelado, no ya por la verdad intr�nseca de las cosas observada con la luz natural de la raz�n, sino por autoridad del mismo Dios que revela, el cual ni puede enga�arse ni puede enga�arnos. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti y a tu enviado Jesucristo (Jn. 17, 3). La fe es la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). Por la fe sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece (Hebr. 11, 3). ...el que se acerca a Dios ha de creer que existe, y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6). -El acto saludable de fe es entitativamente sobrenatural. La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 6). Aclaraci�n. El acto de fe es necesario para la salvaci�n, y para todos estos actos es necesaria la gracia de Dios y por tanto, es sobrenatural, es decir, un acto de la gracia. -Fe es el asentimiento que damos a lo que Dios dice, puesto que sabe y dice la verdad. En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto (Jn. 3, 11). �...mucho podr�a hablar y condenar en vosotros, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he o�do a �l es lo que hablo al mundo� (Jn. 8, 26). Jes�s grit�. �El que cree en m�, no cree en m�, sino en aquel que me ha enviado;...� (Jn. 12, 44). Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, pues este es el testimonio de Dios, que ha dado acerca de su Hijo (1 Jn. 5, 9). -Nuestro asentimiento a la fe divina es esencialmente obscuro. ...pues caminamos en la fe y no en la visi�n... (2 Cor. 5, 6). La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). Aclaraci�n. El testimonio divino afirma la verdad de la fe, pero no desentra�a la raz�n intr�nseca de la verdad. -Nuestro asentimiento a la fe divina es totalmente cierto. ...yo s� bien en quien tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi dep�sito,... (2 Tim. 1, 12). aclaraci�n. Nuestro asentimiento a la fe se apoya en un motivo infalible, es decir, en el testimonio de Dios. -La fe es garant�a de los bienes que esperamos y una prueba de la existencia de los bienes espirituales e invisibles. La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). -La fe pr�ctica de los cristianos no consiste en la simple confianza, aunque profunda, en las promesas de Cristo, sino en una vivencia y acomodaci�n de esta a su vida personal. a) -Es un vivencia. El justo vivir� por la fe (Rom. 1, 17). b) -Es una acomodaci�n de la fe a la vida. As� tambi�n la fe, si no tiene obras, est� realmente muerta (Sant. 2, 17). Aclaraci�n. �Est� realmente muerta�, literalmente, �est� muerta en s� misma�. 5. Virtudes teologales. Fe - Divisi�n -Interna y externa -Viva y muerta -Existe la fe interna y la fe externa. a) -Fe interna. Pues con el coraz�n se cree para conseguir la justicia,... (Rom. 10, 10). b) -Fe externa. ...y con la boca se confiesa para conseguir la salvaci�n (Rom. 10, 10). -La fe que no va acompa�ada de obras buenas es fe muerta. As� tambi�n la fe, si no tiene obras, est� realmente muerta (Sant. 2, 17). 6. Virtudes teologales. Fe - Objeto -Consta de tres elementos: objeto, acto y h�bito -El objeto material es la verdad revelada -Las verdades reveladas no aumentaron despu�s -La explicaci�n si aument� despu�s -El objeto formal es la autoridad de Dios revelante -Sin ninguna otra proporci�n de la Iglesia -La fe divina consta de tres elementos: El objeto, el acto y el h�bito. a) -El objeto. Fe objetiva es la creencia en la verdad en que se cree. Un s�lo Se�or, una sola fe, un s�lo Dios y Padre de todos,... (Ef. 4, 5). b) -El acto. Fe actual es aquella con la cual asentimos a Dios que testifica, o el asentimiento a lo que Dios nos dice. Venid a m� todos los que est�is fatigados y agobiados, y yo os aliviar� (Mt. 11, 28). c) -El H�bito. Fe habitual es aquella por la cual el hombre se inclina a prestar su asentimiento a Dios que le habla. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, �stas tres (1 Cor. 13, 13). -El objeto material de la fe es solamente la verdad revelada por Dios. Id, pues, y haced disc�pulos a todas las gentes bautiz�ndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp�ritu Santo, y ense��ndoles y guardar todo lo que yo he mandado (Mt. 28, 19-20). Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci�n. El que crea y sea bautizado, se salvar�; el que no crea se condenar� (Mc. 16, 16). Aclaraci�n. Lo que Cristo manda creer es lo que los disc�pulos han de predicar y esto es lo que Dios mismo ha revelado. -Las verdades reveladas al hombre por Dios, que constituyen el objeto material de la fe, no aumentaron despu�s. Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6). Aclaraci�n. Estas verdades �Que Dios existe� y �que es remunerador� son las que creyeron los antepasados. (Abel, Henoch y otros muchos que se salvaron). Por ella fueron alabados nuestros mayores (Hebr. 11, 2). -La explicaci�n de las verdades reveladas por Dios que constituyen el objeto material de la fe, si aumento por las revelaciones hechas por Dios desde el principio hasta la muerte de los Ap�stoles. De una manera fragmentaria y de muchos modos habl� Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos �ltimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo,... (Hebr. 1, 1-2). Aclaraci�n. En el decurso de los tiempos creci� la ciencia de los Patriarcas, de los Profetas que fueron adoctrinados en el conocimiento de los misterios de Dios. -El objeto formal de la fe divina es la autoridad de Dios revelante, que se fundamenta en su infinita sabidur�a en el conocer y en su infinita veracidad en el decir. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz (Jn. 3, 33). Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en s� mismo (1 Jn. 5, 10). Jes�s les respondi�: �...pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he o�do a �l es lo que hablo al mundo� (Jn. 8, 26). -El objeto formal de la fe divina es la sola autoridad de Dios revelantes sin ninguna otra proposici�n de la Iglesia, para aquellos que recibieron inmediatamente la revelaci�n de Dios. Y as� se nos hace m�s firme la palabra de los profetas, a la cual hac�is bien en prestar atenci�n, como a l�mpara que luce en lugar obscuro,... (2 Pe. 1, 19). 7. Virtudes teologales. Fe - Sujeto de atribuci�n -El sujeto de atribuci�n es Dios -Inclina al entendimiento a asentir las verdades reveladas -Constituida por un acto del entendimiento y otro de la voluntad -Motivada por la revelaci�n de Dios -Tiene su origen en la predicaci�n de su mensaje -Su fundamento esta en la veracidad de Dios -Es imposible que Dios revele cosas falsas -Dios la concede a los peque�os y humildes -El sujeto de atribuci�n de la fe es Dios. Sujeto de atribuci�n de la fe es aquella cosa a la cual toda verdad revelada se ordena. Ahora vemos en un espejo confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12). Cuando venga lo perfecto desaparecer� lo imperfecto. Cuando yo era ni�o, hablaba como ni�o, pensaba como ni�o, razonaba como ni�o. Al hacerme hombre dej� todas las cosas de ni�o (1 Cor. 13, 10-11). Aclaraci�n. La fe es un conocimiento que dispone a la visi�n intuitiva de Dios en la vida eterna. -La fe es una virtud teol�gica infundida por Dios que inclina al entendimiento a asentir las verdades que Dios revela. La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). Aclaraci�n. Este vers�culo ha llegado a ser un definici�n teol�gica de la fe, posesi�n anticipada y garantizada de las realidades celestiales. ...Jesucristo, por quien hemos obtenido tambi�n, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2). -El acto de fe est� constituido por un acto del entendimiento imperado y por otro de la voluntad por el igual asentimos a las verdades reveladas por Dios. ...por quien recibimos la gracia y el apostolado,... (Rom. 1, 5). Porque no todos obedecieron a la Buena Nueva (Rom. 10, 16). Pues con el coraz�n se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvaci�n (Rom. 10, 10). Aclaraci�n. La obediencia, la actividad apost�lica y el coraz�n suponen un acto de la voluntad. -El motivo de la fe es la revelaci�n de Dios y de Jesucristo. a) -La revelaci�n de Dios. Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, que ha dado acerca de su Hijo. Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en s� mismo (1 Jn. 5, 9-10). b) -La revelaci�n de Jesucristo. Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por m�, no es cosa de hombres, pues yo no lo recib� ni aprend� de hombre alguno, sino por revelado de Jesucristo (G�l. 1, 11). -La fe en Dios y en sus misterios tiene su origen y su desarrollo en la predicaci�n de su mensaje. Pero �c�mo invocar�n a aquel en quien no han cre�do? �C�mo creer�n en aquel a quien no han o�do? �C�mo oir�n sin que se les predique? Y c�mo predicar�n si no son enviados? (Rom. 10, 14). Por tanto, la fe viene de la predicaci�n, y la predicaci�n, por la Palabra de Cristo (Rom. 10, 17). -La fe tiene su fundamento en la veracidad de Dios, en la fidelidad a sus promesas y en su poder para cumplirlas a) -En la veracidad de Dios. Dios tiene que ser veraz y todo hombre mentiroso:... (Rom. 3, 3). b) -En la fidelidad a sus personas. Fiel es el que os llama y es �l quien lo har� (1 Tes. 5, 24). ...si somos infieles, �l permanece fiel, pues no puede negarse a s� mismo (2 Tim. 2, 13). Mantengamos firme la confesi�n de las esperanza, pues fiel es el autor de la promesa (Hebr. 10, 23). Por la fe, tambi�n Sara recibi�, a�n fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo promet�a (Hebr. 11, 11). c) -En su poder para cumplirlas. ...Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean (Rom. 4, 17). Pensaba que poderoso era Dios a�n para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobr� para que Isaac fuera tambi�n figura (Hebr. 11, 19). -Es imposible que Dios revele cosas falsas. Falsedad es la disconformidad de la cosa con el entendimiento que la juzga. No es Dios un hombre, para mentir (N�m. 23, 19). -La fe es un don concedi� por Dios a los peque�os y humildes. ...tomando Jes�s la palabra, dijo: �Yo te bendigo, Padre, Se�or del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a peque�os...� (Mt. 11, 25). En aquel momento, se llen� de gozo Jes�s en el Esp�ritu Santo, y dijo: �Yo te bendigo, Padre, Se�or del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a peque�os...� (Lc. 10, 21). Aclaraci�n. �Estas cosas� se refieren a los Misterios de Dios. Respondi�les Jes�s: �Es que a vosotros se os ha dado al conocer los Misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no (Mt. 13, 11). �l les dijo: �A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios,...� (Mc. 4, 11). Le preguntaban sus disc�pulos qu� significaba esta par�bola, y �l dijo: �A vosotros se os ha dado el conocer los Misterios del Reino de Dios;...� (Lc. 8, 11). Dijo entonces Pedro: �Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.� �l les dijo: �Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, quedar� sin recibir mucho m�s al presente y, en tiempo venidero, vida eterna� (Lc. 18, 28). 8. Virtudes teologales. Fe - Necesidad -Necesaria para salvarse -Creer que Dios existe y es remunerador -Necesaria la fe interna y externa -Necesaria para la justificaci�n -Adem�s de la fe son necesarios otros actos para salvarse -Las obras buenas y la observancia de la Ley -La virtud de la fe es necesaria para salvarse. Y les dijo: �Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci�n. El que crea y sea bautizado, se salvar�; el que no crea se condenar�...� (Mc. 16, 15-16). Y que la Ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivir� por la fe; pero la Ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivir� por ellos (G�l. 3, 11-12). Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6). -En todo tiempo y en todo lugar fue necesario con necesidad de medio para obtener la salvaci�n, creer que Dios existe y que es remunerador. Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6). Aclaraci�n. Todas las verdades que hay que creer est�n contenidas en estas dos: que Dios existe y que es remunerador. -La fe es necesaria en cuanto al acto interno y en cuanto al acto externo. a) -Acto interno. -con necesidad de medJn. Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6). -con necesidad de precepto. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo,... (1 Jn. 3, 23). b) -Acto externo. -precepto negativo. ...pero a quien me niegue ante los hombres, le negar� yo tambi�n ante mi Padre que est� en los cielos (Mt. 10, 33). -precepto positivo. Por todo aquel que se declare por m� ante los hombres, yo tambi�n me declarar� por �l ante mi Padre que est� en los cielos;... (Mt. 10, 32). ...con la boca se confiesa para conseguir la salvaci�n (Rom. 10, 10). -La fe es para los adultos medio necesario para la justificaci�n. No se refiere a la fe habitual que se infundida en la misma justificaci�n, sino al acto de fe en los adultos que tienen uso de raz�n. Sin la fe es imposible agradar a Dios (Hebr. 11, 6). ...tambi�n nosotros hemos cre�do en Cristo Jes�s a fin de conseguir la justificaci�n por la fe en Cristo... (G�l. 2, 6). El que cree en �l, no es condenado, pero el que no cree, ya est� condenado porque no ha cre�do en el nombre del Hijo �nico de Dios (Jn. 3, 18). Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12). -Adem�s de la fe, son necesarios otros actos para recibir la justificaci�n y, por tanto, para salvarse. Antiguo Testamento. Yo os juzgar�, pues, a cada uno seg�n su proceder, casa de Israel, or�culo del Se�or Yahv�h (Ez. 18, 30). Nuevo Testamento. �De qu� sirve, hermanos m�os, que alguien diga: �Tengo fe�, si no tiene obras? �Acaso podr� salvarle la fe? (Mt. 2, 14). Ya veis como el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente (Mt. 2, 24). No todo el que me diga: Se�or, Se�or, entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21). Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus �ngeles, y entonces pagar� a cada uno seg�n su conducta (Mt. 16, 27). Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creaci�n del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la c�rcel y vinisteis a verme (Mt. 25, 34-36). Dir� tambi�n a los de la izquierda: Apartaos de m�, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y su �ngeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; era forastero y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermos y en la c�rcel y no me visitasteis (Mt. 25, 41-43). Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque muestra mucho amor (Lc. 7, 47). ...si no os convert�s, todos perecer�is del mismo modo (Lc. 13, 3). Aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar monta�as, si no tengo caridad, nada soy (1 Cor. 13, 12). Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14). -Las buenas obras y la observancia de la Ley de Dios son necesarias para obtener la salvaci�n. �...si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos� (Mt. 19, 17). �No todo el que me diga: Se�or, Se�or, entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial...� (Mt. 7, 21). 9. Virtudes teologales. Fe - Propiedades -Libertad infalibilidad firmeza, obscuridad, irrevocabilidad, universalidad y necesidad -El acto de fe es libre -Exige fidelidad -Existe una irradiaci�n universal -Las propiedades de la fe son: Libertad, verdad infalible, firmeza suma, obscuridad, irrevocabilidad y universalidad y necesidad. a) -La fe es un asentimiento libre: El que crea y sea bautizado, se salvar�; el que no crea se condenar� (Mc. 16, 16). El que cree en �l, no es condenado, pero el que no cree ya est� condenado porque no ha cre�do (Jn. 3, 18). b) -La fe es un asentimiento a una verdad infalible que excluye la posibilidad y el temor de errar. En presencia de la promesa divina, la incredulidad no le hizo vacilar, antes bien, su fe le llen� de fortaleza y dio gloria a Dios persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 20-21). ...yo se bien en quien tengo puesta mi fe y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi dep�sito hasta aquel d�a (2 Tim. 1, 12). La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). c) -La fe es un asentimiento a una verdad revelada con firmeza suma: No vacil� en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor... -alude a la fe de Abraham- (Rom. 4, 19). d) -La fe es un asentimiento a una verdad revelada con conocimiento obscuro. �Has cre�do porque me has visto. Dichosos los que aun no viendo, creen� (Jn. 20, 29). Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conocer� como soy conocido (1 Cor. 13, 12-13). ...caminamos en la fe y no en la visi�n... (3 Cor. 5, 7). ..la palabra de los profetas, a la cual hac�is bien en prestar atenci�n, como a l�mpara que luce en lugar obscuro, hasta que despunte el d�a y se levante en vuestros corazones el lucero de la ma�ana (2 Pe. 1, 19). e) -El asentimiento a la verdad revelada no admite defecci�n o revocaci�n, sino que exige constancia. Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios (2 Jn. 9). Aclaraci�n. La defecci�n de la fe Recibida es pecado m�s grave que la infidelidad de aquellos a quienes se les predic� y no creyeron. Pues m�s les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atr�s del santo precepto que les fue trasmitido (2 Pe. 2, 21). La fe exige constancia: Aun cuando nosotros mismo o un �ngel del cielo os anunciar� un evangelio distinto del que os hemos anunciado, �sea anatema! (G�l. 1, 8). f) -La fe debe de extenderse a todas las verdades reveladas por Dios, que se deben predicar a todo el mundo. ...y ense��ndoles a guardar todo lo que yo os he mandado (Mt. 28, 20). Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci�n (Mc. 16, 15). Ellos salieron a predicar por todas partes (Mc. 16, 20). g) -La fe es de necesidad para salvarse: El que crea y sea bautizado, se salvar�; el que no crea, se condenar� (Mc. 16, 16). El que cree en �l, no es condenado; pero el que no cree, ya est� condenado, porque no ha cre�do (Jn. 3, 18). Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12). -El acto de fe es libre. Y les dijo: �Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci�n. El que crea y sea bautizado, se salvar�; el que no crea, se condenar� (Mc. 16, 15). ...con tal que permanezc�is s�lidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que o�steis... (Col. 1, 23). Aclaraci�n. En Mc. 16, 15, se promete un premio a quien cree y un castigo a quien no cree, de donde se deduce que el acto de fe es libre. -La virtud de la fe exige la fidelidad de permanecer siempre en ella. En cuanto a vosotros, lo que hab�is o�do desde el principio permanezca en vosotros (1 Jn. 2, 24). Quiero recordaros a vosotros, que ya hab�is aprendido todo esto de una vez para siempre,... (Jud. 5). ...exhortaros a combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de un vez para siempre (Jud. 3). -Existe una verdadera irradicaci�n de la fe en la Iglesia. Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creaci�n (Mc. 16, 15). Aclaraci�n. Esta irradiaci�n es el cumplimiento de este mandato de Cristo, que corresponde al derecho y a la funci�n de la Iglesia de defender y de predicar las verdades contenidas en el dep�sito de la revelaci�n. 10. Virtudes teologales. Fe - Importancia -Se funda en que por ello se consigue la victoria, se resiste a Satan�s, se conduce a la esperanza y somos llevados a horizontes escatol�gicos -Existe el precepto divino de creer algunos art�culos de la fe -La importancia de la fe tienen su fundamento en que por ella se consigue la victoria, se apoya la resistencia a Satan�s, se nos conduce a la plenitud de la esperanza y somos llevados a horizontes escatol�gicos. a) -Se consigue la victoria. Y lo que he conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe (Jn. 5, 4). b) -Se apoya la resistencia a Satan�s. Resistidles firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que est�n en el mundo soportan los mismos sufrimientos (1 Pe. 5, 9). c) -Se nos conduce a la plenitud de la esperanza. La fe es la garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). d) -Somos llevados a horizontes escatol�gicos. Pero esperamos, seg�n nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia (2 Pe. 3, 13). -Existe el precepto divino de creer algunos art�culos de la fe. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mand� (1 Jn. 3, 23). 11. Virtudes teologales. Fe - Duraci�n -Son la fe, esperanza y caridad -La fe puede perderse por el pecado mortal y la esperanza y la caridad por los pecados opuestos a las mismas -Los demonios y condenados no tienen fe teol�gica, pero s� la natural -La fe permanece en el infierno, la caridad en el cielo y la esperanza en ninguno de los dos -Los bienaventurados carecen de la fe teol�gica -Las tres pueden aumentar en esta vida -Las virtudes teologales son tres, la fe, la esperanza y la caridad. Las virtudes teologales son principios operativos con los cuales nos ordenamos directa o inmediatamente a Dios como fin �ltimo sobrenatural. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres (1 Cor. 13, 13). -La fe puede perderse por el pecado mortal y la esperanza y la caridad por los pecados opuestos a las mismas. a) -La fe puede perderse. As� tambi�n la fe, si no tiene obras, est� realmente muerta (Sant. 2, 14). Porque as� como el cuerpo sin esp�ritu est� muerto, as� tambi�n la fe sin obras est� muerta (Sant. 2, 26). b) -La esperanza. El af�n de los imp�os se pierde (Sal. 112, 10). La espera de los justos es alegr�a, la esperanza de los malos se perder� (Prov. 10, 28). En la muerte del malo se esfuma su esperanza,... (Prov. 11, 7). c) -La caridad. Se pierde por el pecado mortal pues �ste es totalmente opuesto a la misma. -Los demonios y los condenados del infierno no tienen fe teologal infundida por Dios, sino solamente fe natural adquirida. �T� crees que hay un s�lo Dios? Haces bien. Tambi�n los demonios lo creen y tiemblan (Sant. 2, 19). -La fe permanece eternamente en el infierno, la caridad en el cielo y la esperanza no existe en ninguno de los dos destinos eternos. a) -La fe permanece en el infierno. �T� crees que hay un s�lo Dios? Haces bien. Tambi�n los demonios lo creen y tiemblan (Sant. 2, 19). b) -La caridad permanece en el cielo. La caridad no acaba nunca (1 Cor. 13, 8). c) -La esperanza en ninguno de los dos. -No existe en el cielo pues los bienaventurados ya poseen el objeto formal de la misma que es Dios. Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12). -No existe en el infierno. La esperanza de los malos se perder� (Prov. 10, 28). En la muerte del malo se esfuma su esperanza,... (Prov. 11 7). Aclaraci�n. La fe que tienen los condenados del infierno no es la fe teol�gica infundida por Dios, sino solamente la fe natural adquirida. -Los bienaventurados del cielo carecen de la fe teol�gica infundida por Dios, porque no la necesitan. Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conocer� como soy conocido (1 Cor. 13, 12). Aclaraci�n. Los bienaventurados del cielo ven claramente a Dios y en la tierra creyeron en �l por la fe. -Las virtudes infusas pueden aumentar. Virtud infusa es el h�bito que perfecciona la potencia racional del hombre y la inclina a obrar seg�n la recta moral. Se dividen en teol�gicas y morales. Teol�gicas son aquellas cuyo objeto es Dios y morales aquellas cuyo objeto no es Dios. La senda de los juntos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno d�a (Prov. 4, 18). El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en nuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Esp�ritu Santo (Ro. 15, 13). ...siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la Cabeza, Cristo... (Ef. 4, 14). Y lo que pido en mi oraci�n es que vuestro amor siga creciendo en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que pod�is aquilatar lo mejor para ser puros y sin tacha para el D�a de Cristo, llenos de los frutos de justicia que nos vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (Fil. 1, 9-11). Que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santific�ndose (Apoc. 22, 11). 12. Virtudes teologales. Fe - Otras caracter�sticas -La fe y la raz�n no son independientes -La fe en los milagros no difiere de la fe dogm�tica -La fe y la raz�n no son independientes en las ciencias filos�ficas. Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de la filosof�a, fundada en tradiciones humanas, seg�n los elementos del mundo y no seg�n Cristo (Col. 2, 8). Aclaraci�n. Las ciencias filos�ficas vanas y falaces esclavizan por no estar concordes con la raz�n y con la fe, pero las verdaderas liberan por estar en perfecta armon�a de la raz�n con la fe. -La fe en los milagros no difiere de la fe dogm�tica. Entonces los disc�pulos se llegaron a Jes�s, en privado, y le dijeron: �Por qu� no pudimos nosotros expulsarle? �Por vuestra poca fe�. Porque yo os aseguro: si ten�is fe como un grano de mostaza, dir�is a ese monte: �Despl�zate de aqu� all�, y se desplazar�, y nada os ser� imposible� (Mt. 17, 19). Aunque tuviera el don de profec�a y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar monta�as, si no tengo caridad, nada soy (1 Cor. 13, 2). Aclaraci�n: Condiciones bajo las cuales Dios realiza el milagro: a) -Fe en la omnipotencia de Dios, b) -Fe en que Dios quiere conservar su promesa de realizar milagros, c) -Confianza por la cual se espera que el milagro se puede obtener, d) -Confianza en la eficacia de la oraci�n. e) -Que convenga a los hombres, seg�n la visi�n y el plan de Dios. 13. Virtudes teologales. Esperanza -Varias acepciones -Existencia -Integra las propiedades de sobrenatural, l�cito, honesto, cierto y firme -Necesidad -Precepto -Ponerla totalmente en Dios -La Palabra esperanza se usa con varias acepciones. a) -La misma cosa esperada. ...aguardando la feliz esperanza y la Manifestaci�n de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;... (Tit. 2, 13). b) -La certeza de que se va a conseguir. ...la tribulaci�n engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla,... (Rom. 5, 4). -Existe la virtud teologal de la esperanza. Esperanza es un virtud infundida por Dios en la voluntad del hombre, por la cual conf�a con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para ella con la ayuda de auxilio omnipotente de Dios. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres (1 Cor. 13, 13). a) -Por la esperanza el hombre conf�a alcanzar la vida eterna, pues la esperanza en �l no puede fallar. ...y la esperanza no falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazones... (Rom. 5, 5). b) -y los medios necesarios con la ayuda del auxilio omnipotente de Dios. ...persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21). -El acto de esperanza integra las propiedades de sobrenatural, l�cito y honesto y cierto y firme. a) -Sobrenatural. El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Esp�ritu Santo (Rom. 15, 13). b) -L�cito y honesto. Los atletas se privan de todo; y eso por una corona corruptible; nosotros, en cambio por una incorruptible (1 Cor. 9, 25). Todo cuanto hac�is, hacedlo de coraz�n, como para el Se�or y no para los hombres, conscientes de que el Se�or os dar� la herencia en recompensa (Col. 3, 23-24). No temas por lo que vas a sufrir...Mant�nte fiel hasta la muerte y te dar� la corona de la vida (Apoc. 2, 10). c) -Cierto y firme (de parte de Dios). Que el Se�or es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulaci�n (Si. 2, 11). -La virtud de la esperanza es necesaria. En Dios mi refugio; confiad en �l, oh pueblo, en todo tiempo; derramad ante �l vuestro coraz�n, �Dios es nuestro refugio (Sal. 62, 9). As� discurren, pero se equivocan (los imp�os) les ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables (Sab. 2, 21-22). ...aguardando la feliz esperanza y la manifestaci�n de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo... (Tit. 2, 13). ...si es mantenemos la entereza y la gozosa satisfacci�n de la esperanza (Hebr. 3, 6). Mantengamos firme la confesi�n de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23). -El precepto de esperar la vida eterna existe para todos los cristianos. Ofreced sacrificios de justicia y confiad en Yahv�h (Sal. 4, 6). A los ricos de este mundo recomi�ndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en los inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espl�ndidamente de todo para que lo disfrutemos (1 Tim. 6, 17). ...asi�ndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y s�lida ancla de nuestra alma,... (Hebr. 6, 18). ...poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurar� mediante la Revelaci�n de Jesucristo (1 Pe. 1, 13). -La esperanza total debe de ponerse solamente en Dios. Pues t� eres mi esperanza, Se�or, Yahv�h, mi confianza desde mi Juventud. En ti tengo mi apoyo desde el seno, t� mi parte desde las entra�as de mi madre (Sal. 71, 5-6). 14. Virtudes teologales. Esperanza - Fundamento -La esperanza se fundamenta en Dios -Dios cumple siempre sus promesas -Fundada en la infalibilidad de su palabra y en su omnipotencia, debe ser firme -Puede fundamentarse en los m�ritos de Jesucristo y en los nuestros -Debe ser afianzada adem�s en otros motivos secundarios -La esperanza cristiana se fundamenta en Dios, en su amor, en su poder, en su veracidad, en su llamada a los hombres a la santidad, en su fidelidad en mantener sus promesas y en cumplirlas en la persona de Jesucristo; por tanto no puede fallar. a) -En Dios. Pero la que de verdad es viuda y ha quedado enteramente sola, tiene puesta su esperanza en el Se�or y persevera en sus plegarias... (1 Tim. 5, 5). A los ricos de este mundo recomiendales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espl�ndidamente de todo para que lo disfrutemos;... (1 Tim. 6, 17). b) -En su amor. ...Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado gratuitamente una consolaci�n eterna y una esperanza dichosa, consuelo vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena (2 Tes. 2, 16, 17). c) -En su poder. ...Dios...que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean (Rom. 4, 17). Pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos (Hebr. 11, 19). d) -En su veracidad. ...con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente (Tit. 1, 2). ...si somos infieles, �l permanece fiel, pues no puede negarse a s� mismo (2 Tim. 2, 13). ...para que, mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos m�s poderosamente animados los que buscamos un refugio asi�ndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y s�lida ancla de nuestra alma, y que penetra hasta m�s all� del velo... (Hebr. 6, 18-19). Aclaraci�n. El ancla es el s�mbolo cl�sico de la estabilidad, y se convertir� en la imagen privilegiada de la esperanza en la iconograf�a cristiana del siglo II. e) -En su llamada a los hombres a la santidad. ...as� como el que os ha llamado es santo, as� tambi�n vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Ser�is santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15). f) -En su fidelidad en mantener sus promesas. Mantengamos firme la confesi�n de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa (Hebr. 10, 23). Por la fe, tambi�n Sara recibi�, a�n fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo promet�a (Hebr. 11, 11). ...para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza (Rom. 15, 4). ...con tal que permanezc�is s�lidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que o�steis,... (Col. 1, 23). g) -En cumplirlas en la persona de Jesucristo. Pablo, ap�stol de Cristo Jes�s, por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jes�s nuestra esperanza, a Timoteo,... (1 Tim. 1, 1). ...pedro a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrecci�n de Jesucristo,... (1 Pe. 3, 21). h) -Por tanto, no puede fallar. ...nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulaci�n engendra la paciencia; la paciencia la virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5). -Dios cumple siempre sus promesas con toda fidelidad. a) -Promete conceder la vida eterna a los que creen en �l y viven sin tacha. Pablo, siervo de Dios, y ap�stol de Jesucristo para llevar a los escogidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad, que es conforme a la piedad, con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente,... (Tit. 1, 1-2). ...de forma que no os hag�is indolente, sino m�s bien imitadores de aqu�llos que, mediante la fe y la perseverancia, heredan las promesas (Hebr. 6, 12). b) -Dios no puede mentir. No es Dios un hombre para mentir, un hijo de hombre para volverse atr�s. �Es que �l dice y no hace, habla y no lo mantiene (N�m. 23, 19). ...para que, mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos m�s poderosamente animados los que buscamos un refugio asi�ndonos a la esperanza propuesta,... (Hebr. 6, 18). c) -Dios no puede negar lo que promete. Por la fe, tambi�n Sara recibi�, a�n fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo promet�a (Hebr. 11, 11). ...si somos infieles, �l permanece fiel, pues no puede negarse a s� mismo (2 Tim. 2, 13). d) -�l es y se llama por antonomasia el Fiel y el Veraz. Entonces vi el cielo abierto, y hab�a un caballo blanco; el que lo monta se llama �Fiel� y �Veraz�,... (Apoc. 19, 11). e) -�l es omnipotente para realizar todo lo que promete. ...persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21). -Nuestra esperanza fundada en la infalibilidad de la Palabra de Dios y en su omnipotencia para cumplirla, debe de ser firme y sin desconfianza. ...persuadido de que poderos de Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21). Mantegaos firme la confesi�n de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23). -La esperanza cristiana puede y debe de fundamentarse en los m�ritos y satisfacciones de Jesucristo, como en su causa principal, pero tambi�n en nuestro m�ritos como medios necesarios para la salvaci�n. ...el momento de mi partid es inminente. He competido en la noble competici�n, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la coraza de la justicia que aquel D�a me entregar� el Se�or, el justo juez; y no solamente a m�, sino tambi�n a todos los que hayan esperando con amor su Manifestaci�n (2 Tim. 4, 6-8). -La esperanza cristiana debe de ser afianzada adem�s en otros motivos secundarios. Son motivos secundarios: Cristo, Mar�a, los Sacramento, la Iglesia, la Oraci�n, las buenas Obras, la Intercesi�n de los Justos y la Intercesi�n de los �ngeles. a) -Cristo. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombre por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12). ...que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,... (Col. 1, 27). ...para anunciar la promesa de vida que est� en Cristo Jes�s,... (2 Tim. 1, 1). ...Cristo Jes�s nuestra esperanza... (1 Tim. 1, 1). b) -Mar�a. Jes�s...dice a su Madre: �Mujer, ah� tienes a tu hijo� (Jn. 19, 26). c) -La Iglesia. Jes�s le respondi�: �En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios� (Jn. 3, 5). d) -Los Sacramento. 1� -La Confesi�n. ...y les dijo: �Recibid el Esp�ritu Santo. A quienes perdon�is los pecados, les quedan perdonados,... (Jn. 20, 22). 2� -La Unci�n de los enfermos. �Est� enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presb�teros de la Iglesia, que oren sobre �l y le unjan con �leo en el nombre del Se�or. Y la oraci�n de la fe salvar� al enfermo, y el Se�or har� que se levante, y si hubiera cometido pecados, le ser�n perdonados (Sant. 5, 14-15). 3� -La Eucarist�a. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitar� el �ltimo d�a (Jn. 6, 54). e) -La oraci�n. Y cuanto pid�is con fe en la oraci�n, lo recibir�is (Mt. 21, 22). f) -Las buenas Obras. No todo el que me diga: �Se�or, Se�or� entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21). g) -La Intercesi�n de los Justos. ...orad los unos por los otros para que se�is curados (Sant. 5, 16). h) -La Intercesi�n de los �ngeles. Acampa el �ngel de Yahv�h en torno a los que le temen y los libra (Sal. 34, 8). Aclaraci�n. Con este c�mulo de auxilios, nuestra esperanza adquiere un grado de firmeza inquebrantable. 15. Virtudes teologales. Esperanza - Motivos -El motivo primario es directamente la omnipotencia de Dios -El motivo primario es indirectamente su misericordia -El motivo primario que tenemos para esperar conseguir la bienaventuranza eterna es directamente la omnipotencia de Dios, en cuanto que tiende a auxiliar a sus hijos. Como la bienaventuranza eterna es un objetivo sobrenatural que transciende todas las fuerzas naturales, s�lo el auxilio omnipotente de Dios puede salvar ese abismo infinito. a) -El poder humano es incierto, d�bil, y la esperanza puesta en �l, puede fallar. A los ricos de este mundo recomi�ndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas, sino en Dios (1 Tim. 6, 17). b) -El poder de Dios es absoluto y la esperanza puesta en �l no puede fallar. ...y la esperanza no falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones... (Rom. 5, 5). ...que permanezc�is s�lidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del EvangelJn... (Col 1, 23). Mantengamos firmes la confesi�n de la esperanza, pues el fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23). -La omnipotencia auxiliadora de Dios: Nosotros tenemos nuestra confianza puesta en Dios Todopoderoso, que puede abatir con un gesto a los que vienen contra nosotros y al mundo entero (2 Mac. 8, 18). Invoco a Yahv�h que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos (Sal. 17, 4). Confiad en Yahv�h por siempre jam�s, porque en Yahv�h ten�is una roca eterna (Is. 26, 4). Casi todos los textos del Psalterio se reducen a lo mismo en el fondo, es decir, que la esperanza en Dios no quedar� defraudada jam�s, porque es poderoso y fuerte, Roca inconmovible, asilo seguro contra todos los enemigos y, por tanto, que nadie puede resistir la fuerza de su brazo omnipotente. -El motivo primario que tenemos para esperar conseguir la bienaventuranza eterna es indirectamente la misericordia infinita de Dios y su fidelidad a sus promesas. a) -La misericordia infinita de Dios: Pero t� eres el Dios de los perdones, clemente y entra�able, tardo a la c�lera y rico en bondad. �No lo desamparaste! (Neh. 9, 17). Porque los montes se correr�n y las colinas se mover�n, mas mi amor a tu lado no se apartar� y mi alianza de paz no se mover�, dice Yahv�h que tiene compasi�n de ti (Is. 54, 10). Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso (Lc. 6, 36). Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos am�, estando muertos, a causa de nuestros delitos, nos vivific� juntamente con Cristo (Ef. 2, 4). b) -La fidelidad de Dios a sus promesas: Recuerda la palabra dada a tu servidor de la que has hecho mi esperanza (Sal. 118, 49). ...con la esperanza de vida eterna, prometida por Dios que no miente, desde toda la eternidad... (Tit. 1, 2). ...buscamos un refugio asi�ndonos a las esperanza propuestas, que nosotros tenemos como segura y s�lidamente ancla de nuestra alma... (Hebr. 6, 18-19). ...pues tuvo como digno de fe al que se lo promet�a... (Hebr. 11, 11). ...si somos infieles, �l permanece fiel, pues no puede negarse a s� mismo (2 Tim. 2, 13). 16. Virtudes teologales. Esperanza - Sujeto -El hombre viador -No son sujetos de esperanza los bienaventurados del cielo, ni los condenados del infierno ni los infieles y herejes -El sujeto propio de la Esperanza cristiana es el hombre viador. Con el nombre de viador se designa a los seres racionales que no ha llegado todav�a a su destino final y se encuentran a�n en el camino. Son los hombres que habitamos en este mundo, las almas del purgatorio y los que estuvieron en el seno de Abraham. a) -Los hombres que habitamos en este mundo. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todav�a. Pero una cosa hago: olvido lo que dej� atr�s y me lanzo a lo que est� por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jes�s (Fil. 3, 13). b) -Las almas del PurgatorJn. Por eso mand� hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedar�n liberando del pecado (2 Mach. 12, 46). Aclaraci�n. No hay ninguna alusi�n en la Sagrada Escritura acerca de la desesperaci�n de las almas del purgatorJn. c) -Los que estuvieron en el seno de Abraham. Sucedi�, pues, que muri� el pobre y fue llevado por los �ngeles al seno de Abraham (Lc. 16, 22). Aclaraci�n. Los que estuvieron en el seno de Abraham ten�an esperanza teologal. De L�zaro se afirma fue consolado. ...�l es aqu� consolado... (Lc. 16, 25). -No son sujetos propios de esperanza teologal los bienaventurados del cielo, los condenados del infierno, los infieles y los herejes formales. a) -En la otra vida. -Los bienaventurados del cielo. ...Una esperanza que se ve, no es esperanza, pues �c�mo es posible esperar una cosa que se ve? (Rom. 8, 24). -Los condenados del infierno. La espera de los justos es alegr�a, la esperanza de los malos se perder� (Prov. 10, 28). En la muerte del malo se esfuma su esperanza, la espera en las riquezas se desvanece (Prov. 11, 7). b) -En esta vida. -Los infieles. ...estabais a la saz�n lejos de Cristo, excluidos de la ciudadan�a de Israel y extra�os a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef. 2, 12). -Los herejes formales. ...estabais a la saz�n lejos de Cristo, excluidos de la ciudadan�a de Israel y extra�os a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef. 2, 12). Aclaraci�n. No se excluyen los que desconocen inculpablemente la existencia de la vida eterna. 17. Virtudes teologales. Esperanza - Objeto -El objeto material primario es el mismo Dios -El objeto material de la esperanza es Dios -El objeto material secundario son los bienes que nos sirven para lograr poseerle -Son tambi�n los bienes temporales de orden espiritual -El objeto secundario de la esperanza son otros bienes temporales -El objeto de la esperanza final es la visi�n de los misterios divinos -Son tambi�n los bienes escatol�gicos invisibles -El objeto formal es la bondad de Dios -El objeto material primario de la esperanza es el mismo Dios o la bienaventuranza objetiva. Esperanza es una virtud sobrenatural por la cual confiamos obtener con toda la fidelidad la bienaventuranza eterna y los medios necesarios para conseguirla. ...fue dirigida la palabra de Yahv�h a Abraham en vis�n en estos t�rminos. �No temas, Abraham, Yo soy para ti un escudo. Tu premio ser� muy grande� (G�n. 15, 1). Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa ser� grande en los cielos (Mt. 5, 12). Los atletas se privan de todo, y eso por una corona corruptible; nosotros, en cambio, por una incorruptible (1 Cor. 9, 25). No nos cansemos de obrar el bien, que a su tiempo nos vendr� la cosecha si no desfallecemos (G�l. 6, 9). Todo cuanto hag�is, hacedlo de coraz�n, como para el Se�or y no para los hombres, conscientes de que el Se�or os dar� la herencia en recompensa (Col. 3, 23-24). ...estimando como tesoro mayor que los tesoros de Egipto, el oprobio de Cristo, porque ten�a los ojos puestos en la recompensa (Hebr. 11, 26). Y cuando aparezca el Mayoral, recibir�is la corona de gloria que no se marchita (1 Pe. 5, 4). Todo el que tiene esta esperanza en �l se purifica a s� mismo, como �l es puro (1 Jn. 3, 3). -El objeto material de la esperanza es Dios. �Qui�n hay para m� en el cielo? Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra. Mi carne y mi coraz�n se consumen; �Roca de mi coraz�n, mi porci�n, Dios por siempre! (Sal. 72, 25-26 y 28). ...nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2). Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conocer� como soy conocido (1 Cor. 13, 12). Pablo siervo de Dios...con esperanza de vida eterna prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente... (Tit. 1, 1-2). ...para que justificados por su gracia, fu�semos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna (Tit. 3, 7). Querido, ahora somos hijos de Dios, y a�n no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a �l, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2). -El objeto material secundario de la esperanza son los bienes que nos sirven de medio para lograr la posesi�n plena de Dios. Jacob hizo un voto diciendo: Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me dan pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahv�h ser� mi Dios (G�n. 28, 20-22). Dijo (Jes�s) a sus disc�pulos: �...Buscad m�s bien su Reino, y esas cosas se os dar�n por a�adidura...� (Lc. 12, 31). -El objeto secundario de la esperanza son tambi�n los bienes temporales de orden espiritual. a) -El aumento de la fe. ...esperamos mediante el progreso de vuestra fe, engrandecernos cada vez m�s en vosotros conforme a nuestra norma,... (2 Cor. 10, 15). b) -La dilataci�n del EvangelJn. ...extendiendo el Evangelio m�s all� de vosotros en lugar de gloriarnos en territorio ajeno por trabajos ya realizados (2 Cor. 10, 16). c) -Tener la esperanza puesta en la gracia. ...poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurar� mediante la Revelaci�n de Jesucristo (1 Pe. 1, 13). -El objeto secundario de la esperanza son otros bienes temporales. a) -Tener lo suficiente para pasar la vida. Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso (1 Tim. 6, 8). b) -Trabajar para no ser carga a nadie. ...d�a y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros (2 Thes. 3, 8). c) -Ganar el sustento con el propio trabajo. Vosotros sab�is que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compa�eros (Hch. 20, 34). d) -Visitar las personas queridas con la pretensi�n de alg�n bien. ...espero ir a veros y hablaros de viva voz, para que vuestro gozo sea completo (2 Jn. 12). Aclaraci�n. Por deducci�n, se pueden tambi�n otros bienes temporales que ayuden a la consecuci�n de los eternos. -El objeto de la esperanza final es la visi�n clara e intuitiva de los misterios divinos que ahora creemos. Porque nuestra salvaci�n es objeto de esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza,... (Rom. 8, 24). La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1). Queridos, ahora somos hijos de Dios y a�n no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a �l, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2). -El objeto final de la esperanza cristiana son los bienes escatol�gicos e invisibles. a) -Los bienes escatol�gicos. -La resurrecci�n del cuerpo. El Se�or mismo, a la orden dada por la voz de un arc�ngel y por la trompeta de Dios, bajar� del cielo, y los que murieron en Cristo resucitar�n en primer lugar (1 Tess. 4, 16). -La herencia de los santos. ...para que conozc�is cual es la esperanza a que hab�is sido llamados por �l; cual es la riqueza de la gloria otorgada por �l en herencia a los santos,... (Efe. 1, 18). -La vida eterna. Pablo, siervo de Dios, ap�stol de Jesucristo para llevar a los escogidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad que es conforme a la piedad, con la esperanza de vida eterna prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente,... (Tit. 1, 1-2). -La gloria. ...Jesucristo, por quien hemos obtenido tambi�n, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2). ...con mucha m�s raz�n ser� glorioso el ministerio de la justicia. Pues en este aspecto, no era gloria aquella glorificaci�n en comparaci�n de esta gloria sobreeminente. Porque si aquello, que era pasajero, fue glorioso, �Cu�nto m�s glorioso ser� lo permanente! (2 Cor. 3, 9-11). ...iluminando los ojos de vuestro coraz�n para que conozc�is cual es la esperanza a que hab�is sido llamados por �l; cual la riqueza de la gloria otorgada por �l en herencia a los santos,... (Ef. 1, 18). ...a quienes Dios quiso dar a conocer cual es la riqueza de la gloria de este Misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,... (Col. 1, 27). ...aguardando la feliz esperanza y la Manifestaci�n de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;... (Tit. 2, 13). -La visi�n de Dios. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejante a �l, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2). Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conocer� como soy conocido (1 Cor. 13, 12). -La salvaci�n. Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvaci�n vuestra;... (2 Cor. 1, 6). Pues �cu�l es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Se�or Jes�s en su Venida, sino vosotros? (1 Tes. 2, 19). ...revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvaci�n (1 Tes. 5, 8). b) -Los bienes invisibles. Porque nuestra salvaci�n es objeto de esperanza; y un esperanza que se ve, no es esperanza, pues �c�mo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia (Rom. 8, 24). La fe es garant�a de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores (Hebr. 11, 1). -El objeto formal de la esperanza es la bondad de Dios. En Dios mi salvaci�n y mi gloria, la roca de mi fuerza (Sal. 61, 8). Feliz aquel que en Dios de Jacob tiene su apoyo y su esperanza en Yahv�h su Dios (Sal. 145, 5). Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, �somos los m�s desgraciados de todos los hombres! (1 Cor. 15, 19). Si nos fatigamos y luchamos es porque tenemos la esperanza puesta en el Dios vivo (1 Tim. 4, 10). Pero la que de verdad es viuda y ha quedado enteramente sola, tiene puesta su esperanza en el Se�or y persevera en sus plegarias o oraciones noche y d�a (1 Tim. 5, 5). ...de modo que vuestra fe y vuestra esperanza est�n en Dios (1 Pe. 1, 21). 18. Virtud teologales. Esperanza - Efectos -La bienaventuranza eterna y la paciencia ante los padecimientos -Los frutos de la paciencia son: asemejarnos a Cristo, colaborar a la redenci�n, conseguir los gozos eternos y gozar de los consuelos concedidos por Dios -El acto propio de la esperanza cristiana produce dos efectos principales: La bienaventuranza eterna con relaci�n al objeto, y la paciencia ante los padecimientos de la vida con relaci�n al sujeto. a) -La bienaventuranza eterna. ...somos herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con �l, para ser tambi�n con �l glorificados (Rom. 8, 17). Porque nuestra salvaci�n es objeto de esperanza (Rom. 8, 24). ...sirviendo al Se�or con la alegr�a de la esperanza, constantes en la tribulaci�n... (Rom. 12, 11-12). La leve tribulaci�n de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de vida eterna, a cuantos ponemos los ojos no en las cosas visibles sino en la invisibles (2 Cor. 17-18). ...nos vemos m�s poderosamente animados los que buscamos un refugio asi�ndonos a la esperanza propuesta que nosotros tenemos como segura y s�lida ancla de nuestra alma (Hebr. 6, 18-19). ...Jesucristo nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible... (1 Pe. 1 3). Por lo cual rebos�is de alegr�a aunque sea preciso que todav�a por alg�n tiempo se�is afligidos con diversas pruebas (1 Pe. 1, 6). Aclaraci�n. El gozo que produce la esperanza se acrecienta con la presencia del Esp�ritu Santo. El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Esp�ritu Santo (Rom. 15, 13). b) -Paciencia ante los padecimientos de la vida. -anunciados a sus ap�stoles. Mirad que os env�o como ovejas en medio de lobos (Mt. 10, 16). Ser�is odiados todos por causa de mi nombre (Mt. 10, 21). Si a m� me han perseguido, tambi�n os perseguir�n a vosotros (Jn. 15, 20). -anunciados a todos los que siguen a Cristo: Entonces dijo Jes�s a sus disc�pulos: �Si alguno quiere venir en pos de m�, ni�guese a s� mismo, tome su cruz y s�game...� (Mt. 16, 24). ...(Jes�s) les dijo: �...El que no lleve su cruz y venga en pos de m�, no puede ser mi disc�pulo m�o� (Lc. 14, 27). -Los frutos de la paciencia y de la aceptaci�n de las penas de la vida presente son: a) -Asemejarnos a Cristo crucificado. Pues a los que de antemano conoci�, tambi�n los predestin� a reproducir la imagen de su Hijo... (Rom. 8, 29). Sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jes�s,... (Hebr. 12, 1). b) -Colaborar a la redenci�n del mundo. Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo que es la Iglesia (Col. 1, 24). c) -Conseguir los gozos eternos. Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que ha de manifestar en nosotros (Rom. 8, 18). La leve tribulaci�n de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de vida eterna (2 Cor. 4, 27). ...sufrir�is una tribulaci�n de diez d�as. Mant�nte fiel hasta la muerte y te dar� la corona de la vida (Apoc. 2, 10). Al vendedor le conceder� sentarse conmigo en mi trono, como yo tambi�n venc� y me sent� con mi Padre en su trono (Apoc. 3, 21). Y enjugar� toda l�grima de sus ojos, y no habr� ya muerte ni habr� llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado (Apoc. 21, 4). d) -Gozar de grandes consuelos concedidos por Dios. Dios de toda consolaci�n que nos consuela en todas nuestras tribulaciones... (2 Cor. 1, 3). As� como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda tambi�n por Cristo nuestra consolaci�n. Si somos atribulados lo somos para consuelo y salvaci�n eterna; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que nos hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que tambi�n nosotros soportamos (2 Cor. 1, 5-6). Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones (2 Cor. 7, 4). 19. Virtudes teologales. Esperanza - Caracter�sticas -Supone certeza y amor de Dios -Admite incertidumbre y temor, por defecto de nuestra cooperaci�n -Es compatible con el temor -Puede fallar por parte del hombre -No puede fallar por parte de su motivo formal primario -La esperanza supone certeza y amor por partes de Dios que promete los bienes que esperamos. Copiosas son las penas del imp�o, m�s al que conf�a en Yahv�h el amor le envuelve (Sal. 32, 10). ...y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5). Y fiel es Dios que no permitir� se�is tentado sobre vuestra fuerzas (1 Cor. 10, 13). -La esperanza admite incertidumbre y temor por defecto de nuestra cooperaci�n. As� pues, el que crea estar en pie, mire con caiga (1 Cor. 10, 12). Trabajad con temor y temblor por vuestra salvaci�n (Fil. 2, 12). -La esperanza cristiana es compatible con el temor. ...muchos ver�n y temer�n, y en Yahv�h tendr�n confianza (Sal. 40, 4). As� pues, el que crea en pie, mire no caiga (1 Cor. 10, 12). ...trabajad con temor y temblor por vuestra salvaci�n,... (Fil. 2, 12). Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como le�n rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8). Aclaraci�n. Esta simultaneidad de esperanza y temor, no es porque vaya a fallar Dios, sino porque puede fallar el hombre, dada la propia fragilidad y versatilidad. -La esperanza cristiana puede fallar por parte del hombre en cuanto a su �xito final. Entonces dir� tambi�n a los de su izquierda: �Apartaos de m�, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus �ngeles� (Mt. 25, 41). Aclaraci�n. Es cosa evidente que no se salvan todos los hombres, a pesar de que algunos que se condenan pudieron tener esperanza cristiana mientras viv�an en este mundo. -La esperanza cristiana no puede fallar jam�s por parte de su motivo formal primarJn. El motivo formal primario de la esperanza cristiana es triple: a) -La omnipotencia auxiliadora de Dios. b) -La misericordia infinita de Dios. c) -La fidelidad de Dios a sus promesas. 1� -La esperanza cristiana no puede fallar jam�s por parte de la omnipotencia auxiliadora de Dios. Y Job respondi� a Yahv�h: S� que eres todopoderoso; ning�n proyecto te es irrealizable (Job. 42, 1-2). Jes�s, mir�ndoles fijamente, dijo: �Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible� (Mt. 19, 26). Aclaraci�n. El poder de Dios se extiende a todas las cosas intr�nsecamente posibles, o sea, que no envuelvan contradicci�n o deformidad moral. P.e. Es intr�nsecamente imposible que un tri�ngulo sea redondo o que una acci�n pecaminosa sea honesta. 2� -La esperanza cristiana ni puede fallar jam�s por parte de la misericordia infinita de Dios. Pues t� eres, Se�or, bueno, indulgente rico en amor para todos aquellos que te invocan (Sal. 86, 5). ...Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generaci�n en generaci�n a los que le temen (Lc. 1, 50). 3� -La esperanza cristiana no puede fallar jam�s por parte de la fidelidad de Dios a sus promesas. ...es imposible que Dios mienta,... (Hebr. 6, 18). Mantengamos firme la confesi�n de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23). Por la fe, tambi�n Sara recibi�, aun fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo promet�a (Hebr. 11, 11). 20. Virtudes teologales. Caridad -Diversos sentidos -Su esencia es que Dios sea amado por s� mismo sobre todas las cosas -No es el E. Santo sino algo a�adido al alma humana -Ni es connatural al hombre, ni la puede adquirir con actos naturales, sino que es el E. Santo quien la infunde en el hombre -Constituye una verdadera amistad entre Dios y los hombres -Nos une a Dios -Es la m�s excelente de las virtudes -Es la �nica que conserva en el cielo su naturaleza propia -La palabra �Caridad� tiene diversos sentidos: el amor esencial, el amor de Dios al hombre, el amor del hombre a Dios, el amor de los hombres entre s� y el h�bito sobrenatural infundido por Dios en el hombre. a) -El amor esencial. Es el amor con que Dios se ama a s� mismo y que se identifica con �l mismo. Dios es Amor (1 Jn. 4, 16). b) -El amor de Dios al hombre. En esto se manifest� el amor que Dios nos tiene: en que envi� Dios al mundo a su Hijo �nico para que vivamos por medio de �l (1 Jn. 4, 9). c) -El amor del hombre a Dios. �Qui�n nos separar� del amor de Cristo? (Rom. 8, 35). d) -El amor de los hombres entre s�. ...soport�ndoos unos a otros por amor... (Ef. 4, 2). e) -El h�bito sobrenatural infundido por Dios en el hombre. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13). -La esencia de la Caridad es que Dios sea amado por s� mismo y sobre todas las cosas. �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente� (Mt. 22, 37). -La caridad no es el Esp�ritu Santo, sino algo creado, distinto y a�adido al alma humana. ...el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazones por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5). -La virtud de la caridad ni es connatural al hombre, ni �ste la puede adquirir con actos simplemente naturales, sino que es el Esp�ritu Santo quien la difunde en el Hombre. ...porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5). -La Caridad sobrenatural constituye una amistad verdadera y propia entre Dios y los hombres. La sabidur�a es para los hombres un tesoro inagotable y los que le adquieren se granjean la amistad de Dios... (Sab. 7, 14). Aclaraci�n. Sabidur�a es el conocimiento de los caminos marcados por Dios, que conducen al hombre a su destino final. Por eso, Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrar�n (Prov. 8, 17). �Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagados! (Cant. 5, 1). ...la abundancia de sabios es la salvaci�n del mundo y un rey prudente, el bienestar de su pueblo (Sab. 6, 24). ...en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas,... (Sab. 7, 27). Vosotros sois mis amigos si hac�is lo que yo os mando (Jn. 15, 14). No os llamo ya siervos,...a vosotros os he llamado amigos (Jn. 15, 15). -La Caridad es una amistad verdadera y sobrenatural que nos une a Dios. a) -Los profetas son llamados amigos de Dios. ...en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas,... (Sab. 7, 27). b) -Los ap�stoles son llamados amigos de Dios. ...a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he o�do a mi Padre os lo he dado a conocer (Jn. 15, 15). -La Caridad es la m�s excelente de todas las virtudes. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10). Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13). Y por encima de todo esto, revest�os del amor, que es el v�nculo de la perfecci�n (Col. 3, 14). -La Caridad es la �nica virtud que conserva en el cielo su naturaleza propia. La caridad no acaba nunca (1 Cor. 13, 8). Aclaraci�n. La fe desaparece en el cielo al sobrevenir la visi�n intuitiva y la esperanza al poseer al mismo Dios. Asimismo, no existen tampoco en el cielo las virtudes morales -en los que tienen de material- porque all� no hay pasiones desordenadas que encauzar, pero s� existen -en los que tienen de formal porque la naturaleza de los bienaventurados es rect�sima en orden a todas las cosas. 21. Virtudes teologales. Caridad Objeto material y formal -El objeto material es Dios y la creatura racional que participa de la bienaventuranza -El objeto formal es la bondad absoluta de Dios -El objeto material de la Caridad es: a) -El primario, Dios. b) -El secundario, la creatura racional capaz de la bienaventuranza. a) El amor a Dios. Maestro, �cu�l es el principal mandamiento de la Ley? �l le dijo: Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo (Mt. 22, 37-39). En esto conocer�n todos que sois disc�pulos m�os: si os ten�is amor los unos a los otros (Jn. 13, 35). Si me am�is, guardar�is mis mandamientos; y yo pedir� al Padre y os dar� otro Par�clito, para que est� con vosotros para siempre... (Jn. 14, 15). El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama, y el que me ame ser� amado de mi Padre; y yo le amar� y me manifestar� a �l (Jn. 14, 21). Como el Padre me am�, yo tambi�n os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guard�is mis mandamientos, permanecer�is en mi amor, como yo te he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor (Jn. 15, 9). Este es el mandamiento m�o: que os am�is los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hac�is lo que yo os mando (Jn. 15, 12-14). No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Se�or; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he o�do a mi Padre os lo he dado a conocer (Jn. 15, 15). Yo les he dado la gloria que t� me diste, para que sean uno como nosotros somos uno; yo en ellos y t� en m�, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que t� me has enviado y yo les he amado a ellos como t� me has amado a m� (Jn. 17, 22). Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguir� dando a conocer, para que el amor con que t� me has amado est� en ellos y yo en ellos (Jn. 17, 26). b) -El amor pr�jimo. -Consejos de Cristo sobre el amor el pr�jimo. En esto conocer�n todos que sois mis disc�pulos: si os ten�is amor los unos a los otros (Jn. 13, 35). Si me am�is, guardar�is mis mandamientos (Jn. 14, 15). El que ha recibido mis mandamientos y los guarda ese es el que me ama; y el que me ame, ser� amado de mi Padre; y yo le amar� y me manifestar� a �l (Jn. 14, 21). Como el Padre me am�, yo tambi�n os he amado a vosotros; permaneced en mi amor (Jn. 15, 9). Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza (1 Jn. 2, 10). En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos de Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano (1 Jn. 3, 10). Am�monos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (1 Jn. 4, 7). Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado a nosotros en su plenitud y su amor ha llegado a nosotros en su plenitud (1 Jn. 4, 12). Si alguno dice: �Amo a Dios�, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20). ...Todo el que ama a Aquel que da el ser, ama tambi�n al que ha nacido de �l. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 1-2). Este es el mandamiento como lo hab�is o�do desde el comienzo; que viv�is en el amor (2 Jn. 6). -Consejos de los Ap�stoles sobre el amor. Hab�is purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos (1 Pe. 1, 22). Amaos intensamente unos a otros con coraz�n puro (1 Pe. 1, 22). Ante todo tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados (1 Pe. 4, 8). Por esta misma raz�n, poned el mayor empez� en a�adir...a la piedad el amor fraterno... (2 Pe. 1, 6). Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriendoos al bien; amandoos cordialmente los unos a los otros; estimando en m�s cada uno a los dem�s (Rom. 12, 10). La caridad no hace mal al pr�jimo. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10). ...s�lo quiero, mediante el inter�s por los dem�s, probar la sinceridad de vuestra caridad (2 Cor. 8, 8). Por tanto, yo os pido por el est�mulo de vivir en Cristo, por el consuelo del amor, por la comuni�n en el Esp�ritu, por la entra�able compasi�n, que colm�is mi alegr�a, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo esp�ritu, unos mismos sentimientos (Fil. 2, 1). En cuanto a vosotros, que el Se�or os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos a otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros, para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios (1 Tes. 3, 12-13). Tenemos que dar en todo tiempo gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe est� progresando mucho y se acrecienta la mutua caridad de todos y cada uno de vosotros (2 Tes. 1, 3). El fin de este mandato es la caridad que procede de un coraz�n limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5). Fij�monos los unos en los otros para est�mulo de la caridad y las buenas obras (Hebr. 10, 24). Permaneced en el amor fraterno. no os olvid�is de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron alguno, sin saberlo, a �ngeles (Hebr. 13, 1). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. El objeto formal de la caridad es aquel en quien y por quien se consuma el amor. Yo amo a los que me aman (Prov. 8, 17). El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama (Jn. 14, 21). El que me ame ser� amado de mi Padre; y yo le amar� y me manifestar� a �l (Jn. 14, 21). Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. La caridad se muestra como amistad entre Dios y el hombre. ...los que la adquieren se granjean la amistad de Dios (Sab. 7, 14). Si alguno me ama, guardar� mi palabra y mi Padre le amar� y vendremos a �l y haremos morada en �l (Jn. 14, 23). Como el Padre me am�, yo tambi�n os he amado a vosotros; permaneced en mi amor (Jn. 15, 9). Este es el mandamiento m�o: que os am�is los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12). Vosotros sois mis amigos si hac�is lo que yo os mando (Jn. 15, 14). Fiel es Dios, por quien hab�is sido llamado a la uni�n con su Hijo Jesucristo, Se�or nuestro (1 Cor. 1, 9). ...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais part�cipes de la naturaleza divina... (2 Pe. 1, 4). Mirad qu� amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios pues �lo somos! (1 Jn. 3, 1). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. La caridad se muestra como filiaci�n adoptiva. En efecto, todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios son hijos de Dios (Rom. 8, 14). ...para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva...La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Esp�ritu de su Hijo que clama �Abb�, Padre!. De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, tambi�n heredero por voluntad de Dios (G�l. 4, 5-7). ...eligi�ndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo... (Ef. 1, 5). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. La caridad se muestra como precepto de Dios. Amar�s a Yahv�h tu Dios con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden grabadas en tu coraz�n estas palabras que yo te mando hoy (Deut. 6, 5). Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. Yo, Yahv�h (Lev. 18, 18). El que ama a su padre o a su madre m�s que a m�, no es digno de m� (Mt. 10, 37). �l le dijo: Amar�s al Se�or tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37). Amar�s al pr�jimo como a ti mismo (Mt. 22, 39). Si alguno viene donde m� y no odia (se desprende) de su padre, de su madre, de sus hijos, de sus hermanos, de sus hermanas, y hasta de su propia vida, no puede ser disc�pulo m�o (Lc. 14, 26). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. Los atributos relativos de benignidad y misericordia son motivo suficiente de caridad para con Dios. ...Yahv�h...jur� que te dar�a: ciudades grandes y prosperas que t� no edificaste, casas llenas de toda clase de bienes que t� no llenaste, cisternas escavadas que t� no excavaste, vi�edos y olivares que t� no plantaste, cuando hayas comido y te hayas saciado, ciudad de no olvidarte de Yahv�h que te sac� del pa�s de Egipto, de la casa de servidumbre. A Yahv�h tu Dios temer�s, a �l le servir�s, por su nombre jurar�s (Deut. 6, 10-13). �ramos esclavos de Fara�n de Egipto y Yahv�h nos sac� de Egipto con mano fuerte. Yahv�h realiz� a nuestros propios ojos se�ales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Fara�n y toda su casa...Y Yahv�h nos orden� que pusi�ramos en pr�ctica todos estos preceptos, temiendo a Yahv�h nuestro Dios para que fu�ramos felices siempre y nos permitiera vivir como al presente. Tal ser� nuestra justicia: guardar y poner cabalmente en pr�ctica todos estos mandamientos ante Yahv�h nuestro Dios, como �l lo ha prescrito (Deut. 6, 21-25). -El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios. El motivo de la caridad perfecta para con Dios, es la caridad con que Dios nos ha amado primero. �Qui�n nos separar� del amor de Cristo? �La tribulaci�n?, �La angustia?, �La persecuci�n?, �el hambre?, �la desnudez?. �los peligros?, �la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el d�a; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vendedores gracias a aquel que nos am� (Rom. 8, 35-37). Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno muri� por todos, todos por tanto murieron. Y muri� por todos, para que ya no vivan para s� los que viven, sino para aquel que muri� y resucit� por ellos (2 Cor. 5, 14). En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el d�a del juicio, pues como �l es (lleno de caridad) as� somos nosotros en este mundo (1 Jn. 4, 17). 22. Virtudes teologales. Caridad para con Dios -Dios nos precede en el amor -El hombre debe amar a Dios totalmente -Sobre todas las cosas -Con toda la capacidad de su facultades -Ha de ser de caridad y no de concupiscencia -Dios nos precede en el amor. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que �l nos am� y nos envi� a su Hijo como propiciaci�n por nuestros pecados (1 Jn. 4, 10). -El hombre debe de amar a Dios totalmente. Amar�s a Yahv�h con todos tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu fuerza (Deut. 6, 5). Aclaraci�n. �Totalmente� se refiere: a) -al amante, orden�ndolo a �l todo cuanto tenta o pueda tener. b) -Al amado, porque debe amar todo cuanto pertenezca a Dios, sin excluir nada absolutamente. -El hombre debe de amar a Dios sobre todas las dem�s cosas. �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37). -El hombre debe de amar a Dios con toda la capacidad de sus facultades. Amar�s a Yahv�h tu Dios con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu fuerza (Deut. 6, 5). Maestro, �cu�l es el mandamiento mayor de la Ley? �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 36). Maestro, �qu� he de hacer para tener en herencia vida eterna? �l le dijo: ��Qu� est� escrito en la Ley? �Qu� lees?� Respondi�: Amar�s al Se�or tu Dios con todo tu coraz�n, con toda tu alma con todas tus fuerzas y con toda tu mente;...� (Lc. 10, 27). Aclaraci�n. Esta totalidad de afecto con que se ha de amar a Dios significa que no se puede amar a ninguna otra cosa, mas que a Dios, ni tanto como a Dios. -Nuestro amor a Dios ha de ser de caridad y no de concupiscencia. �Cu�l es el primero de todos los mandamientos? Jes�s le contest�: �El primero es: Escucha Israel: el Se�or, nuestro Dios, es el �nico Se�or, y amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo� (Mc. 12, 29-31). Aclaraci�n. No se le ama de esta manera a Dios, cuando se le ama s�lo porque nos da beneficios. 23. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo -Vislumbrado en el A. T. -Forma parte de la Ley de Mois�s - Para con los enemigos, esclavos, extranjeros, hu�rfanos y viudas ya constan en el A. T. -Es muy ensalzada por los profetas -El amor al pr�jimo est� ya vislumbrado en las ense�anzas del Antiguo Testamento. No niegues un favor a quien es debido, si en su mano est� el hac�rselo. No digas a tu pr�jimo: �Vete y vuelve, ma�ana te dar�, si tienes algo contigo (Prov. 3, 27-28). no te alegres por la ca�da de tu enemigo, no se goce tu coraz�n cuando se hunde; no sea que lo vea Yahv�h y le desagrade, y aparte de �l su ira (Prov. 24, 17-18). Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber (Prov. 25, 21), no entristezcas al que tiene hambre, no exasperes al hombre en su indigencia (Si. 4, 2). No rechaces al suplicante atribulado, ni apartes tu rostros del pobre (Si. 4, 4). Perdona a tu pr�jimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te ser�n perdonados tus pecados (Si. 28, 2). -El amor al pr�jimo forma parte de la Ley de Mois�s. Cuando coseches la mies de nuestra tierra, no siegues hasta el borde de tu campo, ni espigues los restos de su mies. Tampoco har�s rebusco de tu vi�a, ni recoger�s de tu huerto los frutos ca�dos; los dejar�s para el pobre y el forastero. Yo, Yahv�h, vuestro Dios (Lev. 19, 9). No odies en tu coraz�n a tu hermano, pero corrige a tu pr�jimo, para que no te cargues con pecado por tu causa (Lev. 19, 17). No te vengar�s ni guardar�s rencor contra los hijos de tu pueblo. Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. Yo, Yahv�h (Lev. 19, 18). -Los preceptos de caridad para con los enemigos esclavos, extranjeros, Hu�rfanos y viudas, ya constan en las ense�anzas del Antiguo Testamento. a) -Para con los enemigos. Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevar�s. Si ves ca�do bajo la carga el asno del que te aborrece, no reh�ses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4). b) -Para con los esclavos. Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servir� durante seis a�os; el s�ptimo le dejar�s libre, y, al dejarle libre, no le mandar�s con las manos vac�as. Le har�s alg�n presente de tu ganado menor, de tu era y de tu lagar; te dar�s con arreglo a como te haya bendecido Yahv�h tu Dios. Te acordar�s de que t� fuiste esclavo te rescat�: por eso te mando esto hoy (Deut. 15, 12-15). c) -Para con los extranjeros. Cuando un forastero resida junto a ti, en vuestra tierra, no le molest�is. Al forastero que reside junto a vosotros, le mirar�is como a un de vuestro pueblo y le amar�s como a ti mismo; pues forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo, Yahv�h, vuestro Dios (Lev. 19, 33-34). d) -Para con los hu�rfanos. Cuando siegues la mies de tu campo, si dejas en �l olvidada una gavilla, no volver�s a buscarla. Ser� para el forastero, el hu�rfano y la viuda, a fin de que Yahv�h tu Dios te bendiga en todas tus empresas (Deut. 24, 19). e) -Para con las viudas. Cuando vendimies tu vi�a, no har�s rebusco. Lo que quede ser� para el forastero, el hu�rfano y la viuda (Deut. 24, 21). -Los preceptos de la caridad para con el pr�jimo son ensalzados muy especialmente por los profetas. �No ser� m�s bien este otro el ayuno que yo quiero? -or�culo del Se�or Yahv�h-: desatar los lazos de la maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo. �No ser� partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? �Qu� cuando veas al desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotar� tu luz como la aurora, y tu herida se curar� r�pidamente. Te preceder� tu justicia, la gloria de Yahv�h te seguir� (Is. 58, 6-8). Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, m�s que holocaustos (Os. 6, 6). Y t� convi�rtete a tu Dios, observa amor y equidad, y esperar en tu Dios siempre (Os. 12, 7). As� dijo Yahv�h Sebaot: Juicio fiel juzgad, y amor y compasi�n practicad cada cual con su hermano (Zac. 7, 9). 24. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo en s� misma -El amor al pr�jimo unido al amor de Dios -Consiste en tratarles como queremos que nos traten -Destaca en la Ley del Evangelio -Es el gran mandamiento de Jesucristo -Es el gran mandamiento nuevo -Es el segundo mandamiento de la Ley -El impulso de la caridad sobrenatural es inmensamente superior al amor natural -Es Ley real de toda la revelaci�n divina -Es la plenitud de la Ley relativa al pr�jimo -El amor al pr�jimo va unido al amor de Dios. Por esta misma raz�n, poned el mayor empe�o en a�adir...al amor fraterno la caridad (2 P. 1, 7). -El amor a nuestros hermanos consiste en tratarles del mismo modo que queremos que nos traten a nosotros. Por tanto, todo cuanto quer�is que os hagan los hombres, hacedselo tambi�n vosotros; porque esta es la Ley y los Profetas (Mt. 7, 12). Y los que quer�is que los hombres os hagan, hacedselo vosotros igualmente (Lc. 6, 31). -El amor de los hombres como hermanos destaca en la promulgaci�n de la Ley fundamental del Evangelio de Jesucristo. Esta Ley fundamental consta en el Serm�n de la Monta�a. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo que reprocharte, deja tu ofrenda all�, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda (Mt. 5, 23-24). ...al que te abofetee en la mejilla derecha pres�ntale tambi�n la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la t�nica d�jale tambi�n el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con �l dos. A quien te pida da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda (Mt. 5, 39-42). Hab�is o�do que se dijo: Amar�s a tu pr�jimo y odiar�s a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,... (Mt. 5, 43-44). No juzgu�is, para que no se�is juzgados. Porque con el juicio con que juzgu�is ser�is juzgados, y con la medida con que mid�is se os medir� a vosotros (Mt. 7, 1-2). Pero yo os digo a los que me escuch�is: �Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten (Lc. 6, 27-28). Y lo que quer�is que los hombres os hagan, hac�dselo vosotros igualmente (Lc. 6, 31). ...amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa ser� grande,... (Lc. 6, 35). Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzgu�is y no ser�is juzgados, no conden�is y no ser�is condenados. Perdonad y ser�is perdonados. Dad y se os dar�... (Lc. 6, 36-38). -El amor de los hombres como hermanos es el gran mandamiento de Jesucristo. Este es el mandamiento m�o: que os am�is los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12). Lo que os mando es que os am�is los unos a los otros (Jn. 15, 17). Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mand� (1 Jn. 3, 23). -El amor de los hombres como hermanos es el gran mandamiento nuevo, aunque forma parte de la Ley de Mois�s y consta en las ense�anzas del Antiguo Testamento. Os doy un mandamiento nuevo: que os am�is los unos a los otros. Que, como yo os he amado, as� os am�is tambi�n vosotros los unos a los otros (Jn. 13, 34). Porque este es el mensaje que hab�is o�do desde el principio: que nos amemos unos a otros (1 Jn. 3, 11). Y ahora te ruego, Se�ora, -y no es que te escriba un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el comienzo- que nos amemos unos a otros (2 Jn. 5). -El amor de los hombres como hermanos es el segundo mandamiento de la Ley. ...uno de los fariseos le pregunt�: �Maestro, cual es el mandamiento mayor de la Ley? �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas� (Mt. 22, 35-50). ...uno de los escribas...le pregunt�: �Cu�l es el primero de todos los mandamientos? Jes�s le contest�: �El primero es: Escucha Israel: El Se�or, nuestro Dios, es el �nico Se�or, y amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que �stos� (Mc. 12, 38-31). -El amor de los hombres como hermanos a impulsos de la caridad sobrenatural es inmensamente superior al amor puramente natural. a) -Amor natural. Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. Yo, Yahv�h (Lev. 19, 18). b) -Amor sobrenatural. Os doy un mandamiento nuevo: que os am�is los unos a los otros. Que, como yo os he amado, as� os am�is tambi�n vosotros los unos a los otros (Jn. 13, 34). Aclaraci�n. En el amor natural es constituido el propio hombre como modelo de amor y en el amor sobrenatural es el mismo Cristo el constituido como modelo del amor, elevando as� el amor al pr�jimo a la mayor altura y sublimidad. -El amor de los hombres como hermanos es la Ley real de toda la Revelaci�n divina. Si cumpl�s plenamente la Ley regia seg�n la Escritura: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo, obr�is bien;... (Sant. 2, 8). -El amor de los hombres como hermanos es la plenitud de la Ley relativa al pr�jimo. Pues el que ama al pr�jimo ha cumplido la Ley. En efecto lo de: No adulterar�s, no matar�s, no robar�s, no codiciar�s y todos los dem�s preceptos, se resumen en este f�rmula: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al pr�jimo. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 9-10). Pues toda la Ley alcanza su plenitud en este s�lo precepto: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo (G�l. 5, 14). 25. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo en su aplicaci�n -Es el fundamento de la conducta del disc�pulo de Jesucristo -El amor a Dios es mejor y m�s meritorio que el amor al pr�jimo, pero el amor al pr�jimo por Dios es mejor y m�s meritorio y que el amor a Dios -Todos los hombres tienen al obligaci�n de practicar la caridad con sus hermanos -Hay que amar a los enemigos -Es la obra m�s perfecta de la caridad -La forma m�s perfecta es renunciar los gustos propios para complacer a los dem�s -Hay que amar a los pecadores -El cumplimiento de este mandamiento nuevo es el fundamento de la conducta del disc�pulo de Cristo, de la vida de Dios en �l y del mismo conocimiento de Dios. En esto conocer�n todos que sois disc�pulos m�os: si os ten�is amor los unos a los otros (Jn. 13, 35). En esto se reconocen los hijos del Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano (1 Jn. 3, 10). Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sab�is que ning�n asesino tiene vida eterna permanente en �l (1 Jn. 3, 14-15). Queridos, am�monos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor (1 Jn. 4, 7-8). El que no quiera al Se�or, �sea anatema! (1 Cor. 16, 22). -El amor a Dios es mejor y m�s meritorio que el amor al pr�jimo, pero el amor al pr�jimo por Dios, es mejor y m�s meritorio que el amor a s�lo Dios. Y hemos recibido de �l este mandamiento: quien ama a Dios, ame tambi�n a su hermano (1 Jn. 4, 21). En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 2). Aclaraci�n. Es evidente que el amor al pr�jimo por Dios es el m�s perfecto. -Todos los hombres tienen la obligaci�n de practicar la caridad con sus hermanos. Maestro, �cu�l es el mandamiento mayor de la Ley? �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo (Mt. 22, 36-39). -Hay que amar a los enemigos con amor verdadero de caridad. Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevar�s. Si ves ca�do bajo la carga el asno del que te aborrece, no reh�ses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4-5). Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber; (Prov. 25, 21). Pues yo os digo: �Amad a vuestro enemigos y rogad por los que os persigan, para que se�is hijos de vuestro Padre celestial,...� (Mt. 5, 44-45). Pero yo os digo a los que me escuch�is: �Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten...� (Lc. 6, 27-28). Aclaraci�n. No se trata de amar su actitud hostil, porque esto ser�a amar la maldad ajena, sino de amarles con amor especial estando dispuestos a ayudarles y favorecerles si se presenta la necesidad de hacerlo. -La obra m�s perfecta de la caridad es amar y favorecer a los enemigos. a) -Amar. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos, para que se�is hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mt. 5, 44). b) -Favorecer. Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevar�s. Si ves ca�do bajo la carga al asno del que te aborrece, no reh�ses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4-5). Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber;... (Prov. 25, 21). Antes al contrario; si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber;... (Rom. 12, 20). -La forma m�s perfecta de amar consiste en renunciar a los gustos propios para complacer a la persona amada. Puede deducirse de los textos siguientes: No todo el que me diga: �Se�or, Se�or, entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21). ��Por qu� me llam�is: Se�or, Se�or, y no hac�is lo que yo os digo?� (Lc. 6, 46). -Hay que amar a los pecadores, puesto que son capaces, por el arrepentimiento, de conseguir la eterna bienaventuranza. Si alguno viene donde m� y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser disc�pulo m�o (Lc. 14, 26). Aclaraci�n. En los pecadores hay que considerar la persona, capaz de conseguir la eterna bienaventuranza por el arrepentimiento, y la actitud o el pecado, que les hacen incapaces de conseguirla. Tal actitud o pecado que son contrarios a la Ley de Dios, es lo que hay que odiar, aunque fuesen del padre, de la madre u otros parientes, y a esto hace referencia el texto citado. 26. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. La limosna -Dios es el �nico propietario de los bienes materiales; el hombre es un administrador -La limosna es una obra de caridad -Existe la obligaci�n grave de ejercer la virtud de la limosna -Existe precepto de dar limosnas -Hay obligaci�n de socorrer de vez en cuando al pr�jimo en sus necesidades con los bienes superfluos propios -En proporci�n suficiente para remediar sus necesidades extremas -La limosna sea prudente y secreta -Dios es el �nico propietario de los bienes materiales; el hombre es un administrador. La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es m�a, ya que vosotros sois para m� como forasteros y hu�spedes (Lev. 25, 23). Aclaraci�n. Dios se reserva la propiedad y los deja en usufructo a los hombres. -La limosna es una obra positiva de caridad. Si hay junto a ti alg�n pobre de entere tus hermanos, en alguna de las ciudades de tu tierra que Yahv�h tu Dios te da, no endurecer�s tu coraz�n ni cerrar�s tu mano y le prestar�s lo que necesite para remediar su indigencia (Deut. 15, 7-8). -Existe obligaci�n grave de ejercer la virtud de la limosna por derecho natural y divino positivo. a) -Por derecho natural. Dijo Dios: �Mirad que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra y todo �rbol que lleva fruto de semilla: eso os servir� de alimento (G�n. 1, 29). ...la hierba haces brotar para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan, y el vino que recrea el coraz�n del hombre,... (Sal. 104, 14-15). Aclaraci�n. Dios hace al hombre due�o de todos los elementos de la creaci�n, que pone a su disposici�n para que satisfaga sus necesidades vitales. b) -Por derecho divino positivo. Est� preceptuada como obligaci�n grave pues su falta de cumplimiento ocasiona: -La p�rdida de la gracia santificante, Si alguno posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su coraz�n, �c�mo puede permanecer en �l el amor de Dios? (1 Jn. 3, 17). -La condenaci�n eterna, Entonces dir� tambi�n a los de su izquierda: �Apartaos de m�, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus �ngeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber;...� (Mt. 25, 41-42). -Existe el precepto de dar limosnas a los necesitados. Hijo, no prives al pobre del sustento, no dejes en suspenso los ojos suplicantes. No entristezcas al que tiene hambre, no exasperes al hombre en su indigencia (Si. 4, 1-2). ...Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;... (Mt. 25, 42). -Hay obligaci�n de socorrer de vez en cuando al pr�jimo en sus necesidades comunes con los bienes superfluos del propio estado. Se deduce del siguiente texto evang�lico: Dad m�s bien en limosna lo que ten�is, y as� todas las cosas ser�n puras para vosotros (Lc. 11, 41). -Hay obligaci�n de socorrer al pr�jimo necesitado en proporci�n suficiente para remediar su necesidad extrema. Esta obligaci�n parece est� conforme con aquella sentencia del Evangelio: Dad m�s bien en limosna lo que ten�is, y as� todas las cosas ser�n puras para vosotros (Lc. 11, 41). -La limosna debe de ser prudente y secreta. a) -Prudente. Es decir, a los verdaderamente pobres, y no a los que no quieren trabajar. Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma (2 Tes. 3, 10). b) -Secreta. T�, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; as� tu limosna quedar� en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensar� (Mt. 6, 3-4(. 27. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. Limosna. Premios -La limosna por amor merece grandes premios -La limosna material produce un provecho material; pero en su causa, el amor, es meritoria de gracia y de gloria -La limosna por amor de Dios merece grandes premios incluso en el Reino de los Cielos -Libra de la muerte eterna y purifica de todo pecado -No socorrer al necesitado con la limosna merece grandes castigos -La limosna dada por amor de Dios merece grandes premios. El alma generosa ser� colmada, y el que empapa tambi�n ser� empapado (Prov. 11, 25). Quien se apiada del d�bil, presta a Yahv�h, el cual le dar� su recompensa (Prov. 19, 17). El que da a los pobres no conocer� la indigencia, el que se tapa los ojos ser� muy maldecido (Prov. 28, 27). Si...repartes al hambriento tu pan y al alma afligida dejas saciada, resplandecer� en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti dar� como mediod�a (Is. 58, 10). Y todo aquel que d� de beber tan s�lo un vaso de agua fresca a uno de estos peque�os, por ser disc�pulo, os aseguro que no perder� su recompensa (Mt. 10, 42). Dad m�s bien en limosna lo que ten�is, y as� todas las cosas ser�n puras para vosotros (Lc. 11, 41). Yo os digo: �Haceos amigos con las riquezas injustas, para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las eternas moradas...� (Lc. 16, 9). Aclaraci�n. Llama �injustas� a las riquezas porque siempre suele haber alguna injusticia en el origen de casi todas las fortunas. -La limosna corporal, considerada en s� misma, produce un provecho puramente corporal, pero considerada en su causa, el amor de Dios y del pr�jimo, es meritoria de gracia y de gloria. Limosna corporal es la pr�ctica de cada una de las siete obras de misericordia corporales. Gasta dinero por el hermano y el amigo, que no se te enro�e bajo la piedra y los pierdas. Coloca tu tesoro seg�n los mandamientos del Alt�simo, y te dar� provecho m�s que el oro (Si. 29, 10-11). -La limosna dada por amor de Dios merece grandes premios incluso en el Reino de los Cielos. Haz limosna con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla, No vuelvas la cara ante ning�n pobre y Dios no apartar� de ti su cara. Regula tu limosna seg�n la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, porque as� te atesoras una buena reserva para el d�a de la necesidad. Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas (Tob. 4, 7-10). Jes�s le dijo: �Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y d�selo a los pobres, y tendr�s un tesoro en los cielos; luego ven, y s�gueme� (Mt. 19, 21). Entonces dir� el Rey a los de su derecha: �Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creaci�n del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;...� (Mt. 25, 34-35). Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro que no os fallar� en los cielos, donde no llega el ladr�n, ni roe la polilla;... (Lc. 12, 33). Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y ser�s dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensar� en la resurrecci�n de los justos (Lc. 14, 13-14). -La limosna libra de la muerte eterna y purifica de todo pecado. Don valioso es la limosna para cuantos la practican en presencia del Alt�simo (Tob. 4, 11). La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendr�n larga vida (Tob. 12, 9). El agua apaga el fuego llameante. la limosna perdona los pecados (Si. 3, 30). Por eso, oh rey, acepta mi consejo: rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres, para que tu ventura sea larga (Dan. 4, 24). Dad m�s bien en limosna lo que ten�is, y as� todas las cosas ser�n puras para vosotros (Lc. 11, 41). -No socorrer al pr�jimo necesitado con la limosna merece grandes castigos. El que da a los pobres no conocer� la indigencia, el que se tapa los ojos ser� muy maldecido (Prov. 28, 27). Entonces dir� tambi�n a los de su izquierda: �Apartaos de m�, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus �ngeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;...� (Mt. 25, 41-42). 28. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. Caracter�sticas -El amor a Dios y al pr�jimo son inseparables -El amor a los hombres es un fruto del E. Santo -Alcanza su perfecci�n en las actitudes del mismo Cristo -Es la virtud que invita mas perfectamente a Dios -Es la que m�s vale delante de Dios -Es el v�nculo de la perfecci�n -Es origen y t�rmino de las dem�s virtudes -Es luz que ilumina los caminos de la vida -Luz es todo lo que ilumina el camino hacia Dios -Hace progresar el conocimiento de Cristo -El amor a Dios y el amor al pr�jimo son inseparables. No se puede amar a Dios sin amar al pr�jimo, ni amar al pr�jimo sin amar a Dios. Si alguno posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su coraz�n, �c�mo puede permanecer en �l el amor de Dios? (1 Jn. 3, 17). A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud (1 Jn. 4, 12). Si alguno dice: �Amo a Dios�, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20). Y hemos recibido de este mandamiento: quien ama a Dios, ame tambi�n a su hermano (1 Jn. 4, 21). En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 2). Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos (1 Jn. 5, 3). Y en esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento, como lo hab�is o�do desde el comienzo: que viv�is en el amor (2 Jn. 6). -El amor de los hombres como hermanos es un fruto del Esp�ritu Santo. ...el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5). En cambio el fruto del Esp�ritu es amor, alegr�a, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza;... (G�l. 5, 22-23). -El amor de los hombres como hermanos alcanza su cumplimiento m�s perfecto en las actitudes del mismo Cristo, que son las manifestaciones m�s perfectas del amor. Que cada uno de nosotros trate de agradar a su pr�jimo para el bien, buscando su edificaci�n; pues tampoco Cristo busc� su propio agrado,... (Rom. 15, 2-3). Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimiento, seg�n Cristo Jes�s, para que un�nimes, a una voz, glorifiqu�is al Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo (Rom. 15, 5-6). Por tanto, acogeos mutuamente como os acogi� Cristo para gloria de Dios (Rom. 15, 7). ...el Hijo de Dios que me am� y se entreg� a s� mismo por m� (G�l. 2, 20). Sed m�s bien buenos entre vosotros, entra�ables, perdon�ndoos mutuamente como os perdon� Dios en Cristo (Ef. 4, 32). ...vivid en el amor con Cristo os am� y se entreg� por nosotros como oblaci�n y v�ctima de suave aroma (Ef. 5, 2). Nada hag�is por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los dem�s como superiores a s� mismo, buscando cada cual no su propio inter�s sino el de los dem�s. Tened entre vosotros los mismos sentimiento que tuvo Cristo (Fil. 2, 3-5). Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo (Fil. 2, 5). Como el Se�or os perdon�, perdonaos tambi�n vosotros (Col. 3, 13). En esto hemos conocido lo que es el amor: en que �l dio su vida por nosotros. Tambi�n nosotros debemos dar la vida por los hermanos (1 Jn. 3, 16). -El amor de los hombres como hermanos es la virtud que imita m�s perfectamente a Dios. Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os am� y se entreg� por nosotros como oblaci�n y v�ctima de suave aroma (Ef. 5, 1-2). En cuanto al amor mutuo, no necesit�is que os escriba, ya que vosotros hab�is sido instruidos por Dios para amaros mutuamente (1 Tes. 4, 9). Queridos, si Dios nos am� de esta manera, tambi�n nosotros debemos amarnos unos a otros (1 Jn. 4, 11). -El amor de los hombres como hermanos es la virtud que m�s vale delante de Dios. Aunque tuviera el don de profec�a y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar monta�as, no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 2-3). Porque en Cristo Jes�s ni la circuncisi�n ni la incircuncisi�n tienen valor, sino solamente la fe que act�a por la caridad (G�l. 5, 6). -El amor de los hombres como hermanos es el v�nculo de la perfecci�n. Y por encima de todo esto, revest�os del amor, que es el v�nculo de la perfecci�n (Col. 3, 14). -El amor de los hombres como hermanos es origen y t�rmino de todas las dem�s virtudes cristianas. a)- Es origen. La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se enfr�e; es decorosa; no busca su inter�s; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra con la verdad. Todo la excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta (1 Cor. 13, 4-7). b) -Es t�rmino. El fin de este mandato es la caridad que procede de un coraz�n limpio, de una conciencia reta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5). -El amor de los hombres como hermanos es luz que alumbra los caminos de la vida, como la carencia del mismo amor son tinieblas que ciegan sus ojos. Jes�s les habl� otra vez diciendo: �Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminar� en la obscuridad, sino que tendr� la luz de la vida� (Jn. 8, 12). Jes�s les dijo: �Todav�a, por un poco de tiempo, est� la luz entre vosotros. Caminad mientras ten�is la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a d�nde va. Mientras ten�is la luz, creed en la luz, para que se�is hijos de la luz� (Jn. 12, 35-36). Quien dice que est� en la luz y aborrece a su hermano, est� a�n en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano est� en las tinieblas, no sabe a d�nde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos (1 Jn. 2, 9-11). Aclaraci�n. �Luz� significa: todo lo que ilumina el camino hacia Dios; vida, felicidad, alegr�a; y el mundo del Bien. �Tinieblas� es s�mbolo de muerte, de desgracia, de l�grimas, y el mundo del Mal. -�Luz� es todo lo que ilumina el camino hacia Dios; vida, felicidad, alegr�a; y el mundo del bien. �Tinieblas� es s�mbolo de muerte, de desgracia, de l�grimas; y el mundo del mal. LUZ ES: a) -Todo lo que ilumina el camino hacia Dios. -Ley, Sabidur�a, Palabra de Dios. Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero (Sal. 119, 105). La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno d�a (Prov. 4, 18). Porque el mandato es una l�mpara y la lecci�n una luz;... (Prov. 6, 23). -Cristo. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn. 1, 9). Mientras ten�is la luz, creed en la luz, para que se�is hijos de la luz (Jn. 12, 36). b) -Vida, felicidad, alegr�a. Yo esperaba la dicha, y lleg� la desgracia, aguardaba la luz, y lleg� la obscuridad (Job. 30, 26). -Yo soy Yahv�h, no hay ning�n otro; Yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia (Is. 45, 7). c) -El mundo del bien. ...para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satan�s a Dios; y para que reciban el perd�n de los pecados y una parte en la herencia entre los sacrificados,... (Hch. 26, 18). �Qu� relaci�n hay entre la justicia y la iniquidad? �Qu� uni�n entre la luz y las tinieblas? �Qu� armon�a entre Cristo y Beliar? (2 Cor. 6, 14-15). ...gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz (Col. 1, 12). TINIEBLAS ES: a) -S�mbolo de muerte, de desgracia, de l�grimas. Yo esperaba la dicha, y lleg� la desgracia, aguardaba la luz, y lleg� la obscuridad (Job. 30, 26). Yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia,... (Is. 45, 7). b) -El mundo del mal. ...pues los hijos de este mundo son m�s astutos para sus cosas que los hijos de la luz (Lc. 16, 8). Estando yo todos los d�as en el Templo entre vosotros no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas (Lc. 22, 53). ...para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satan�s a Dios;... (Hch. 26, 18). No teng�is parte con ellos. Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Se�or (Ef. 5, 8). ...para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz,... (1 Pe. 2, 9). -El amor de los hombres como hermanos les hace progresar en el conocimiento de Cristo. ...que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentado en el amor, pod�is comprender con todos los santos cu�l es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vay�is llenando hasta la total Plenitud de Dios (Ef. 3, 17-19). Y lo que pido en mi oraci�n es que vuestro amor siga creciendo cada vez m�s en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que pod�is aquilatar lo mejor para ser puros y sin tacha para el d�a de Cristo, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (Fil. 1, 9-11). ...para que sus corazones reciban �nimo y, unidos �ntimamente en el amor, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento del Misterio de Dios, en el cual est�n ocultos todos los tesoros de la sabidur�a y de la ciencia (Col. 2, 2-3). A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud (1 Jn. 4, 12). 29. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. Recompensa -Realizada en gracia y por amor, merecen su recompensa ante Dios -Cuando adem�s exigen un sacrificio contrario a la naturaleza merecen una recompensa mucho mayor -Merece la benignidad de Dios en el d�a del Juicio -Las obras realizadas en pecado mortal, no merecen recompensa -Las obras realizadas en bien del pr�jimo, en estado de gracia de Dios y por puro amor a Cristo, merecen su recompensa ante Dios. Y todo aquel que d� de beber tan s�lo un vaso de agua fresca a uno de estos peque�os, por ser disc�pulo, os aseguro que no perder� su recompensa (Mt. 10, 42). Todo aquel que os d� de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, yo os aseguro que no perder� su recompensa (Mc. 9, 41). Aclaraci�n. El acto de caridad es perfect�simo y adquiere ante Dios un valor extraordinario, cuando se ve en el pr�jimo al mismo Cristo y se le presta la ayuda con el mismo amor que si se lo hici�ramos a �l. -Las obras realizadas en bien del pr�jimo, en estado de gracia de Dios, por puro amor de Cristo, cuando exigen un sacrificio contrario a la naturaleza, merecen su recompensa delante de Dios en proporci�n mucho mayor. Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: �Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; �qu� recibiremos entonces?� Jes�s les dijo: �Yo os aseguro que vosotros que me hab�is seguido, en la regeneraci�n, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentar�is tambi�n vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibir� el ciento por uno y hereder� vida eterna (Mt. 19, 27-29). Pedro se puso a decirle: �Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.� Jes�s respondi�: �Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por m� y por el Evangelio, quedar� sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna (Mc. 10, 28-30). Vosotros sois los que hab�is perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo de un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para m�, para que com�is y beb�is a la mesa de mi Reino y os sent�is sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc. 22, 28). -El amor de los hombres como hermanos merece la benignidad de Dios en el D�a del JuicJn. Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestra labor y del amor que hab�is mostrado hacia su nombre, con los servicios que hab�is prestado y prest�is a los santos (Hebr. 6, 10). Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados (1 Pe. 4, 8). Y ahora, hijos m�os, permaneced en �l para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de �l en su Venida (1 Jn. 2, 28). En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el d�a del Juicio, pues como �l es, as� somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira al castigo; quien teme no ha llegado al a plenitud en el amor (1 Jn. 4, 17-18). -Las obras realizadas en bien del pr�jimo, en estado de pecado mortal, no merecen recompensa. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 3). Aclaraci�n. El pecado mortal incapacita para cualquier acto de caridad sobrenatural. 30. Virtudes teologales. Caridad para consigo mismo -El hombre tiene obligaci�n de amarse a s� mismo con amor de caridad -Por la filiaci�n divina, por su amistad, por la inhabitaci�n de la Trinidad, por se miembros del Cuerpo M�stico y herederos de su gloria -Mas que a su pr�jimo en igualdad de circunstancias -Debe amar su propio cuerpo para el servicio de Dios -El amar al propio cuerpo, no es obst�culo para practicar la mortificaci�n voluntaria -El hombre tiene obligaci�n de amar su propia alma -El hombre tiene obligaci�n de amarse a s� mismo con amor verdadero de caridad. Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. Yo Yahv�h (Lev. 19, 18). El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo coma a ti mismo (Mt. 22, 39). -El hombre tiene obligaci�n de amarse a s� mismo por la filiaci�n divina, por la amistad con �l, por la inhabitaci�n de la Sant�sima Trinidad, por ser miembros del Cuerpo M�stico de Cristo y herederos de la Gloria. a) -Por la filiaci�n divina. ...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais part�cipes de la naturaleza divina,... (2 Pe. 1, 4). b) -Por la amistad con �l. Vosotros sois mis amigos si hac�is lo que yo os mando (Jn. 15, 14). c) -Por la inhabitaci�n de la Sant�sima Trinidad. Jes�s le respondi�: �Si alguno me ama, guardar� mi Palabra, y mi Padre le amar�, y vendremos a �l, y haremos morada en �l� (Jn. 14, 23). �No sab�is que sois santuario de Dios y que el Esp�ritu de Dios habita en vosotros? (1 Cor. 3, 16). Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios... (2 Cor. 6, 16). d) -Por ser miembros del Cuerpo M�stica de Cristo Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en m� como yo en �l, ese da mucho fruto; porque separados de m� no pod�is hacer nada (Jn. 15, 5). �No sab�is que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (1 Cor. 6, 15). Porque en un s�lo Esp�ritu hemos sido todos bautizados, para no formar m�s que un cuerpo,... (1 Cor. 12, 13). e) -Por ser herederos de la gloria. El Esp�ritu mismo se une a nuestro esp�ritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, tambi�n herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con �l, para ser tambi�n con �l glorificados (Rom. 8, 16-17). -El hombre tiene obligaci�n de amarse a s� mismo m�s que a su pr�jimo, pero en igualdad de circunstancias y de �rdenes. En igualdad de circunstancias, es decir, padeciendo la misma necesidad del pr�jimo y en el mismo grado. En igualdad de �rdenes, es decir del orden natural o del sobrenatural. Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. Yo Yahv�h (Lev. 19, 18). El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo (Mt. 22, 39). Aclaraci�n. El amor a nosotros mismos se pone como modelo del amor debido al pr�jimo. Es evidente que el ejemplar es antes que el ejemplado y el modelo antes que la copia. -El hombre debe de amar su propio cuerpo en cuanto que puede usarlo para el servicio de Dios, para practicar la virtud, porque es templo del Esp�ritu Santo, porque est� santificado por la gracia y porque es capaz de gloria eterna. a) -Puede usarlo para el servicio de Dios. ...ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios (Rom. 6, 13). b) -Para practicar la virtud. ...ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios (Rom. 6, 13). c) -Porque es templo del Esp�ritu Santo. �O no sab�is que vuestro cuerpo es santuario del Esp�ritu Santo, que est� en vosotros...? (1 Cor. 6, 19). d) -Porque est� santificado por la gracia. �No sab�is que sois santuario de Dios y que el Esp�ritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruir� a �l; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario (1 Cor. 3, 16-17). e) -Porque es capaz de gloria eterna. As� tambi�n en la resurrecci�n de los muertos: Se siembra la corrupci�n, resucita incorrupci�n; se siembra vileza, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual (1 Cor. 15, 42-44). -El deber de amar al propio cuerpo y de conservar la vida natural, no es obst�culo para practicar la mortificaci�n voluntaria, para expiar los pecados propios y ajenos y configurarnos con Cristo, aunque indirectamente disminuyan las propias fuerzas f�sicas. En cuanto a m� �Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Se�or Jesucristo, por la cual el mundo es para m� un crucificado y yo un crucificado para el mundo (G�l. 6, 14). Pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo,...no s�lo que cre�is en �l, sino que tambi�n que padezc�is por �l,... (Fil. 1, 29). Y a�n m�s: juzgo que todo es p�rdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jes�s,...y la comuni�n en sus padecimientos hasta hacerme semejante a �l en su muerte,... (Fil. 3, 8-10). Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia (Col. 1, 24). Quiero que sep�is qu� dura lucha estoy sosteniendo por vosotros y por los de Laodicea,... (Col. 2, 1). -El hombre tiene obligaci�n de amar su propia alma con amor de caridad. -Por su esencia espiritual, sus admirables facultades -inteligencia y voluntad- -Por ser creada por el Padre, redimida por el Hijo y santificada por el Esp�ritu Santo. Pues �de qu� le servir� al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? �qu� puede dar el hombre a cambio de su vida? (Mt. 16, 26). Aclaraci�n. Se deduce el gran valor del alma, expresada por la palabra �vida�. 31. Virtudes teologales. Caridad para con el pr�jimo. Exigencias -El amor a los hermanos incluye y supone el perd�n de las injurias -La abstenci�n de juzgar a los dem�s -Y la correcci�n caritativa cuando yerran -El amor de los hombres como hermanos incluye y supone el perd�n de las injurias. �Que si vosotros perdon�is a los hombres sus ofensas, os perdonar� tambi�n a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdon�is a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonar� vuestras ofensas� (Mt. 6, 14-15). Pedro se le acerc� entonces y le dijo: �Se�or, �cu�ntas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? �Hasta siete veces?� D�cele Jes�s: �No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete� (Mt. 18, 21-22). Y encolerizado su Se�or, le entreg� a los verdugos hasta que pagase todo lo que deb�a. Esto mismo har� con vosotros mi Padre celestial, si no perdon�is de coraz�n cada uno a vuestro hermano (Mt. 18, 34-35). �Si tu hermano peca, repr�ndele; y su se arrepiente, perd�nale. Y si peca contra ti siete veces al d�a, y siete veces se vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", le perdonar�s� (Lc. 7, 3-4). Porque tendr� un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia (Sant. 2, 13). -El amor de los hombres como hermanos incluye y supone la abstenci�n de juzgar a los dem�s. �Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. No juzgu�is y no ser�is juzgados, no conden�is y no ser�is condenados. Perdonad y ser�is perdonados...� (Lc. 6, 36-37). �C�mo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? �C�mo puedes decir a tu hermano: �Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo�. no viendo t� mismo la viga que hay en el tuyo? Hip�crita; saca primero la viga de tu ojo, y entonces podr�s ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano (Lc. 6, 41-42). Pero t�, �Por qu� juzgas a tu hermano? Y t� �Por qu� desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,... (Rom. 14, 10). -El amor de los hombres como hermanos incluye y supone la correcci�n caritativa cuando yerran. Si tu hermano llega a pecar, vete y repr�ndele, a solas t� con �l. Si te escucha, habr�s ganado a tu hermano (Mt. 18, 15). Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con esp�ritu de mansedumbre, y cu�date de ti mismo, pues tambi�n t� puedes ser tentado (G�l. 6, 1). Si alguno de vosotros, hermanos m�os, se desv�a de la verdad y otro le convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvar� su alma de la muerte y cubrir� la multitud de pecados (Sant. 5, 19-20). 32. Virtudes teologales. Caridad - Grados -El grado de caridad infundido en cada hombre, no depende de su capacidad ni disposiciones naturales, sino de Dios -Puede aumentar y justificar el pecado -Puede crecer y desarrollarse en el hombre viador -La caridad debe enraizar cada vez m�s en la voluntad y expulsar m�s y m�s el amor desornado de nosotros mismos -El grado m�s perfecto es desear morir y estar con Cristo -Se puede perder por el pecado mortal -El grado de caridad que Dios infunde en los corazones de dos hombres, no depende de la capacidad de la naturaleza ni de las disposiciones naturales del que la recibe, sino solamente de la voluntad del Esp�ritu Santo, que reparte sus dones como quiere. Pero todas estas cosas la obra un mismo y �nico Esp�ritu, distribuy�ndolas a cada uno en particular seg�n su voluntad (1 Cor. 12, 11). A cada uno de nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida del don de Cristo (Ef. 4, 7). -La caridad puede aumentar siempre en s� misma y puede justificar al pecador. a) -Puede aumentar. Corro por el camino de tus mandamientos, pues t� mi coraz�n dilatas (Sal. 119, 32). La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno d�a (Prov. 4, 18). ...antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,... (Ef. 4, 15). b) -Justifica la pecador. ...el que ama ser� amado de mi Padre; y yo le amar� y me manifestar� a �l (Jn. 14, 21). -La virtud de la calidad puede crecer y desarrollarse en el hombre viador. ...antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,... (Ef. 4, 15). Y lo que pido en mi oraci�n es que vuestro amor siga creciendo cada vez m�s en conocimiento perfecto y todo discernimiento,... (Fil. 1, 9). En cuanto a vosotros, que el Se�or os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros,... (1 Tes. 3, 12). -La caridad debe enraizar cada vez m�s en el fondo de la voluntad y expulsar m�s y m�s el amor desordenado de nosotros mismos. Corro por el camino de tus mandamientos, pues t� mi coraz�n dilatas (Sal. 119, 32). Aclaraci�n. La caridad infusa puede aumentar siempre en s� misma, por ser una participaci�n del amor increado, y por parte de Dios puede hacerla aumentar en nosotros, puesto que cuanto m�s aumenta la participaci�n, m�s aumenta la capacidad de recibir su aumento. -El grado m�s perfecto de la calidad es desear morir y estar con Cristo. Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual ciertamente, es con mucho lo mejor; mas, por otra parte, quedarme en la carne es m�s necesario para vosotros (Fil. 1, 23). -El hombre puede perder la gracia y la caridad por el pecado mortal. Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, �Vivir� acaso? No, no quedar� ya memoria de ninguna de las obras justas que hab�a practicado, sino que, a causa de la infidelidad a la cual se ha entregado y del pecado que ha cometido, morir� (Ez. 18, 24). Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por causa del mal que ha cometido (Ez. 18, 26). Y t�, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvar� el d�a de su perversi�n, ni la maldad del malvado le har� sucumbir el d�a en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivir� en virtud de justicia el d�a en que peque (Ez. 33, 12). ...sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los dem�s, resulte yo mismo descalificado (1 Cor. 9, 27). Porque quien observa toda la Ley, pero falta en un s�lo precepto, se hace reo de todos. Pues el que dijo: �no adulteres�, dijo tambi�n �no mates�. Si no adulteras pero matas, eres transgresor de la Ley (Sant. 2, 10). 33. Virtudes teologales. Caridad - Efectos -El gozo espiritual -Su plenitud no se da en esta vida sino en la otra -La paz de esp�ritu -Es un efecto interior de la caridad -La limosna es un efecto exterior -Todo acto de caridad fraterna afecta al mismo Cristo -Y todo acto de odio afecta tambi�n -Desarrolla y perfecciona a la Iglesia -La Iglesia aparece como comunidad de hermanos en la fe -El gozo espiritual en nosotros es efecto interior de la caridad. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en �l (1 Jn. 4, 16). Aclaraci�n. El gozo espiritual lo causa el amor ante la presencia del bien amado. -La plenitud del gozo de la caridad no puede darse en esta vida, pero en la otra se dar� sobreabundante. ...entra en el gozo de tu se�or (Mt. 25, 21). ...y se os dar�: una medida buena, apretada, remecida hasta rebasar, pondr�n en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que mid�is se os medir� a vosotros (Lc. 6, 38). ...ni el ojo vio, no el o�do oy�, ni al coraz�n del hombre lleg�, lo que Dios prepar� para los que les aman (1 Cor. 2, 9). Aclaraci�n. El gozo es cumplido en el cielo porque all� no queda nada que desear. ...te corona de amor y de ternura, el que harta de bienes tu existencia,... (Sal. 103, 4-5). -La paz de esp�ritu en nosotros es efecto interior de la caridad. Mucha es la paz de los que aman tu Ley, no hay tropiezo para ellos (Sal. 118, 165). Aclaraci�n. La paz espiritual es el complemento del gozo causado por la presencia del bien amado. -La paz es un efecto interior de la caridad. La paz procede del verdadero amor a Dios y al pr�jimo, por eso la recomiendan Cristo y S. Pablo. a) -La recomienda Cristo. �Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros� (Mc. 9, 50). b) -La recomienda S. Pablo. ...en lo posible y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres (Rom. 12, 18). Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie ver� al Se�or (Hebr. 12, 14). -La limosna es un efecto exterior de la caridad. Los actos externos pertenecen a la misma virtud que el motivo que los impulsa. El motivo que impulsa a dar limosna es la misericordia que es efecto de la caridad, luego la limosna es efecto exterior de la caridad. Considerada en s� misma remedia las necesidades del pr�jimo, sean materiales o espirituales, pero considerada en su causa, merece la gracia y la gloria. a) -Considerada en s� misma. Encierra tu limosna en tus graneros, ella te preservar� de todo mal (Si. 29, 12). b) -Considerada en su causa; Coloca tu tesoro seg�n los mandamientos del Alt�simo, y te dar� provecho m�s que el oro (Si. 29, 11). -Todo acto de caridad fraterna entre los hombre afecta realmente al mismo Cristo. Quien a vosotros recibe, a m� me recibe, y quien me recibe a m�, recibe a Aquel que me ha enviado (Mt. 10, 40). ...y dijo: �Y el que reciba a un ni�o como �ste en mi nombre, a m� me recibe...� (Mt. 18, 5). Y el Rey le dir�: �En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos m�os m�s peque�os, a m� me lo hicisteis� (Mt. 25, 40). Y tomando un ni�o, le puso en medio de ellos, le estrech� entre sus brazos y les dijo: �El que reciba a un ni�o como �ste en mi nombre, a m� me recibe; y el que reciba, no me recibe a m� sino al que me envi� (Mc. 9, 36-37). ...y les dijo: �El que reciba a este ni�o en mi nombre, a m� me recibe; y el que reciba a m� recibe al que me envi�;...� (Lc. 9, 48). �El que os escucha a vosotros, a m� me escucha; y el que os rechaza, a m� me rechaza; y el que me rechaza a m�, rechaza al que me ha enviado� (Lc. 10, 16). Aclaraci�n: �Ni�o� los int�rpretes entienden �los necesitados y atribulados�. -Todo acto de odio o de persecuci�n entre los hombres afecta al mismo Cristo. Y �l entonces les responder�: �En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos m�s peque�os, tambi�n conmigo dejasteis de hacerlo� (Mt. 26, 45). Y les dijo: �El que os escucha a vosotros. A m� me escucha; y el que os rechaza, a m� me rechaza; y el que me rechaza a m�, rechaza al que me ha enviado� (Lc. 10, 16). Sucedi� que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rode� una luz venida del cielo, cay� en tierra y oy� una voz que le dec�a; �Sa�l, Sa�l, �por qu� me persigues?� �l respondi�: ��Qui�n eres, Se�or?� Y �l: �Yo soy Jes�s, a quien t� persigues...� (Hch. 9, 3-5). -El amor de los hombres como hermanos construye, desarrolla y perfecciona a la Iglesia como comunidad cuya cabeza es Cristo. ...siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe trabaz�n y cohesi�n por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrici�n seg�n la actividad propia de cada una de las partes, realizando as� el crecimiento del cuerpo para su edificaci�n en el amor (Ef. 4, 15-16). -La Iglesia aparece desde su fundaci�n como una comunidad de hermanos en la fe, en los sentimientos, en la vida, en el amor y en los bienes materiales. Todos los creyentes viv�an unidos y ten�an todo en com�n; vend�an sus posesiones y sus bienes y repart�an el precio entre todos, seg�n la necesidad de cada uno (Hch. 2, 44-45). Acud�an al Templo todos los d�as con perseverancia y con un mismo esp�ritu, part�an el pan por las casas y tomaban el alimento con alegr�a y sencillez de coraz�n (Hch. 2, 46). La multitud de los creyentes no ten�a sino un s�lo coraz�n y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo lo ten�an en com�n (At. 4, 32). No hab�a entre ellos ning�n necesitado, porque todos los que pose�an campos o casas los vend�an, tra�an el importe de la venta, y lo pon�an a los pies de los ap�stoles, y se repart�a a cada uno seg�n sus necesidades (Hch. 4, 34-35). No os olvid�is de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios (Hebr. 13, 16). 34. Virtudes teologales. Caridad Obligaci�n a la perfecci�n -La perfecci�n es posible -Consiste en la perfecci�n de la Caridad -Todos los bautizados est�n obligados a ella -La forma m�s perfecta de practicarla es renunciar a los gustos propios para complacer la persona amada -La perfecci�n de la vida cristiana es posible en el estado de la vida presente. Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt. 5, 48). ...as� como el que os ha llamado es santo, as� tambi�n vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Ser�is santos, porque santos soy yo (1 Pe. 1, 15). -La perfecci�n de la vida cristiana consiste en la perfecci�n de la virtud de la Caridad. Maestro, �cu�l es el mandamiento mayor de la Ley? �l le dijo: �Amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a �ste: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. De estos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas� (Mt. 22, 36-40). ...uno de los escribas...le pregunt�: ��Cu�l es el primero de todos los mandamientos?� Jes�s le contest�: �El primero es Escucha Israel: el Se�or nuestro Dios, es el �nico Se�or, y amar�s al Se�or, tu Dios, con todo tu coraz�n, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tu fuerzas. El segundo es: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que �stos� (Mc. 12, 28-31). La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10). ...si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 3). Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, �stas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13). Porque en Cristo Jes�s ni la circuncisi�n ni la incircuncisi�n tienen valor, sino solamente la fe que act�a por la caridad (G�l. 5, 6). ...para que arraigados y cimentados en el amor, pod�is comprender con todos los santos... (Ef. 3, 17-18). Y por encima de todo esto, revest�os del amor, que es el v�nculo de la perfecci�n (Col. 3, 14). El fin de este mandato es la caridad que procede de un coraz�n limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5). Aclaraci�n. No es que la perfecci�n cristiana consista �ntegra y exclusivamente en la perfecci�n de la caridad, sino que �sta es el elemento principal y m�s caracter�stico de todos. -Todos los bautizados est�n obligados a la perfecci�n cristiana. Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt. 5, 48). ...por cuanto nos ha elegido en �l antes de la creaci�n del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor;... (Ef. 1, 4). ...hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo (Ef. 4, 13). Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificaci�n;... (1 Tes. 4, 3). ...as� como el que os ha llamado es santo, as� tambi�n vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Ser�is santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15-16). ...que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santific�ndose (Apoc. 22, 11). -Una forma m�s perfecta de practicar la caridad es renunciar a los gustos propios para complacer a la persona amada. Se deduce de los textos siguientes: No todo el que diga: �Se�or, Se�or� entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21). ��Por qu� me llam�is: Se�or, Se�or, y no hac�is lo que digo?� (Lc. 6, 46). 35. Virtudes teologales. Caridad - Pecados opuestos -El esc�ndalo -El odio -La adulaci�n -La maldici�n -La burla -La contumelia -La susurraci�n -La detracci�n -El juicio temerario -La discordia -La envidia -El esc�ndalo se opone directamente a la caridad. Esc�ndalo es un diablo o hecho que proporciona al pr�jimo una ocasi�n de pecado. Pero al que escandalice a uno de estos peque�os que creen en m�, m�s le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en los profundo del mar. �Ay del mundo por los esc�ndalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan esc�ndalos, pero �Ay de aquel hombre por quien el esc�ndalo viene! (Mt. 18, 6-7). Y si tu mano te es ocasi�n de pecado, c�rtatela. M�s vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasi�n de pecado, c�rtatelo. M�s vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasi�n de pecado, s�catelo. M�s vale que entres con un s�lo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga;... (Mc. 9, 42-48). -El odio se opone directamente a la caridad. Por el odio al pr�jimo alg�n mal, se alegra de alg�n da�o y se entristece de sus bienes. Quien dice que est� en la luz y aborrece a su hermano, est� a�n en las tinieblas (1 Jn. 2, 9). Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sab�is que ning�n asesino tiene vida eterna permanente en �l (1 Jn. 3, 15). Si alguno dice: �Amo a Dios�, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20). -La adulaci�n se opone a la justicia y a la caridad. Adulaci�n es el intento de agradar a alguien de modo excesivo, para obtener de �l alguna ventaja en beneficio propJn. Al�jate de causas mentirosas,... (Ex. 23, 7). Justificar el malo y condenar al justo; ambas cosas abomina Yahv�h (Prov. 17, 15). M�s leales son las heridas del amigo, que los muchos besos del enemigo (Prov. 27, 6). �Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan obscuridad por luz, y luz por obscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! (Is. 5, 20). -La maldici�n se opone a la justicia y a la caridad. Maldici�n es la invocaci�n de un mal contra alguien. Quien maldiga a su padre y a su madre, ser� muerto sin remedio, pues ha maldecido a su padre o a su madre; su sangre caer� sobre �l (Lev. 20, 9). Cualquier hombre que maldiga a su Dios, cargar� con su pecado (Lev. 24, 15). -La burla o irrisi�n se oponen a la justicia y a la caridad. Burla o irrisi�n es el vicio de echar en cara al pr�jimo sus culpas o defectos de forma jocosa para avergonzarle ante los dem�s. a) -Contra Dios: �A qui�n has insultado y blasfemo? �Contra qui�n has alzado tu voz y levantes tus ojos altaneros? �Contra el Santo de Israel! (Is. 37, 23). b) -Contra los Padres. Al ojo que se r�e del padre y desprecia los muchos a�os de una madre, le picotear�n los cuervos del torrente, los aguiluchos le devorar�n (Prov. 30, 17). c) -Contra el pr�jimo. La irrisi�n de su amigo, eso soy yo, cuando grito hacia Dios para obtener respuesta. �Irrisi�n es el justo perfecto! (Job. 12, 4). Aclaraci�n. Job se lamenta de que sea escarnecida la sencillez del justo. -La contumelia se opone a la justicia y a la caridad. Contumelia es la lesi�n injusta del honor del pr�jimo causada en su misma presencia. Todo aquel que se encorelice contra su hermano, ser� reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano �imb�cil�, ser� reo ante el Sanedr�n; y el que le llame �renegado�, ser� reo de la gehenna de fuego (Mt. 5, 22). ...henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de enga�o, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios,... (Rom. 1, 29-30). -La susurraci�n se opone a la justicia y a la caridad. Susurraci�n es la injusticia del que siembra ciza�a entre amigos con la intenci�n de disolver su amistad. La Sagrada Escritura fustiga duramente este pecado tan abominable. Seis cosas hay que aborrece Yahv�h, y siete son abominaciones para su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, coraz�n que fragua planes perversos, pies que ligeros corren hacia el mal, testigo falso que respira calumnias, y el que siembra pleitos entre hermanos (Prov. 6, 16-19). Cuando se acaba la le�a, se apaga el fuego, cuando no hay chismoso, se apaga la disputa (Prov. 26, 20). Al sopl�n de lengua doble, mald�cele, que ha perdido a muchos que viv�an en paz (Si. 28, 13). ...chismosos, detractores, enemigos de Dios... (Rom. 1, 29-30). -La detracci�n se opone a la justicia y a la caridad. Detracci�n o difamaci�n es la denigraci�n injusta de la fama del pr�jimo ausente. La Sagrada Escritura condena severamente la detracci�n del pr�jimo. M�s vale el buen hombre que muchas riquezas,... (Prov. 22, 1). M�s vale el renombre que �leo perfumado;... (Qo. 7, 1). Preoc�pate de tu nombre, que eso te queda, m�s que mil grandes tesoros de oro. La vida buena tiene un l�mite de d�as, pero el buen hombre permanece para siempre (Si. 41, 12-13). ...chismosos, detractores, enemigos de Dios... (Rom. 1, 29-30). No habl�is mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley;... (Sant. 4, 11). No andes difamando entre los tuyos; no demandes contra la vida de tu pr�jimo. Yo, Yahv�h. -El juicio temerario se opone a la justicia y a la caridad. El juicio temerario es el asentimiento firme de la mente (no la duda, sospecha u opini�n) sin fundamento ni motivo suficiente, acerca del pecado o intenciones maliciosas del pr�jimo. No juzgu�is, para que se�is juzgados (Mt. 7, 1). No juzgu�is y no ser�is juzgados, no conden�is y no ser�is condenados (Lc. 6, 36-37). Pero t� �por qu� juzgas a tu hermano? Y t� por qu� desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,.. (Rom. 14, 10). Porque tendr� un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente superior al juicio (Sant. 2, 13). -La discordia se opone directamente a la caridad. Discordia es la disensi�n de las voluntades en las cosas relativas al bien de Dios o del pr�jimo. Seis cosas hay que aborrece Yahv�h, y siete son abominaciones para su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, coraz�n que fragua planes perversos, pies que ligeros corren hacia el mal, testigo falso que respira calumnias, y el que siembra pleitos entre hermanos (Prov. 6, 16-19). -La envidia se opone directamente a la caridad. Envidia es la tristeza del bien ajeno considerado como un mal en cuanto que rebaja la gloria y excelencia propias. ...m�s por envidia del diablo entr� la muerte en el mundo... (Sab. 2, 24). Dijo, pues, Pilato a los que estaban all� reunidos: ��A qui�n quer�is que os suelte, a Barrab�s o a Jes�s, el llamado Cristo?�, pues sab�a que le hab�an entregado por envidia (Mt. 27, 17-18). 36. Virtudes cardinales -Son cuatro - prudencia, justicia, fortaleza y templanza -Las virtudes morales son cuatro, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Las virtudes morales son h�bitos que disponen las potencias del hombre para seguir el dictamen de la raz�n iluminada por la fe con relaci�n a los medios conducentes al fin sobrenatural. Si la inteligencia es creadora, �qui�n sino la Sabidur�a es el art�fice del universo? �Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella ense�a la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza: lo m�s provechoso para el hombre en la vida (Sab. 8, 6-7). Aclaraci�n. Son como remedios a las cuatro heridas producidas por el pecado original. As�, la prudencia contra la ignorancia del entendimiento, la justicia contra la malicia de la voluntad, la fortaleza contra la debilidad del apetito irascible y la templanza contra el desorden de la concupiscencia. 37. Virtudes cristianas -La misericordia -La misericordia compatible con la justicia -La emulaci�n -El temor de Dios -El temor de caer en pecado -La correcci�n fraterna -El sacrificio -La sencillez -El vencimiento de las pasiones -Su superaci�n es un valor superior -Todas las acciones del hombre para gloria de Dios -Dios llama a todos a la santidad -La misericordia es la compasi�n �ntegra de los males y desgracias ajenas, que mueve e impulsa a socorrerlas en cuanto es posible. �Dichoso el que se cuida del d�bil y del pobre! En el d�a de desgracia le libera Yahv�h;... (Sal. 41, 2). A s� mismo se beneficia el que es compasivo, a s� mismo se perjudica el hombre cruel (Prov. 11, 17). Quien desprecia a su vecino comete pecado; dichoso el que tiene piedad de los pobres (Prov. 14, 21). Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, m�s que holocaustos (Os. 6, 6). Y t� convi�rtete a tu Dios, observa amor y equidad, y espera en tu Dios siempre (Os. 12, 7). Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzar�n misericordia (Mt. 5, 7). Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso (Lc. 6, 36). Revest�os, pura, como elegidos de Dios, santos y amados, de entra�as de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soport�ndoos unos a otros y perdon�ndoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro (Col. 3, 12-13). -La misericordia es compatible con la justicia y es adem�s su perfecci�n y coronamiento. Sed m�s bien buenos entre vosotros, entra�ables, perdon�ndoos mediante como os perdon� Dios en Cristo (Ef. 4, 32). ...soport�ndoos unos a otros y perdon�ndoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro (Col. 3, 13). Porque tendr� un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente superior al juicio (Sant. 2, 13). Aclaraci�n. Cuando Dios usa de misericordia, no obra contra su justicia, sino que hace algo que est� por encima de ella, como el que diese doscientos denarios a un acreedor a quien no debe m�s que cien, no obrar�a contra la justicia sino que se portar�a con liberalidad y misericordia. -La emulaci�n es un virtud. Emulaci�n es el deseo de tener las virtudes y buena cualidades del pr�jimo con la satisfacci�n de que las tenga �l. �Aspirar a los carismas superiores! Y a�n os voy a mostrar un camino m�s excelente (1 Cor. 12, 31). Bien est� procurarse el celo de otros para el bien, siempre, y no s�lo cuando yo estoy entre vosotros,... (G�l. 4, 18). -El temor de Dios es principio de alegr�a y de sabidur�a. a) -De alegr�a. Gloria es y orgullo el temor del Se�or, contento y corona de j�bilo. El temor del Se�or recrea el coraz�n, da contento y regocijo y largos d�as (Si. 1, 11-12). b) -De sabidur�a. Principio de la sabidur�a es temer al Se�or,... (Si. 1, 14). Aclaraci�n. El �temor del Se�or� no designa ya, en los libros sapienciales, el temor f�sico, el terror ante el temible poder de Yahv�h, sino la religi�n y la piedad. -El temor de caer en pecado y de no adquirir la salvaci�n es un excelente virtud cristiana. Se deduce claramente de los siguientes textos: Si, pues, tu ojo derecho te es ocasi�n de pecado, s�catelo y arr�jalo de ti; m�s te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna (Mt. 5, 29). Y no tem�is a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed m�s bien a Aquel que puede llevar a la perdici�n alma y cuerpo en la gehenna (Mt. 10, 28). ...Jes�s...le dice; �Mira, est�s curado; no peques m�s, para que no te suceda algo peor� (Jn. 5, 14). As� pues,...trabajad con temor y temblor por vuestra salvaci�n (Fil. 2, 12). Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras t�, por la fe te mantienes. �no te engr�as! m�s bien, teme (Rom. 11, 20). -Existe el precepto de la correcci�n fraterna. Si tu hermano llega a pecar, vete y repr�ndele, a solas t� con �l (Mt. 18, 15). -Sacrificio es todo acto interior de entrega de s� mismo a Dios, y toda manifestaci�n interna de este acto interno. a) -Todo acto interior de entrega a Dios. Mi sacrificio es un esp�ritu contrito;... (Sal. 51, 19). b) -Toda manifestaci�n externa. Est� mi oraci�n ante ti como incienso, El alzar de mis manos como oblaci�n de la tarde (Sal. 141, 2). Decidle: �Quita toda iniquidad; que alcancemos ventura y te ofrezcamos el fruto de nuestros labios (Os. 14, 3). Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezc�is vuestros cuerpos como una v�ctima viva, santa, agradable a Dios: tal ser� vuestro culto espiritual (Rom. 12, 1). -La sencillez y la inocencia de los ni�os son lecci�n permanente para el hombre adulto. �l llam� a un ni�o, le puso en medio de ellos, y dijo: �Yo os aseguro: si no cambi�is y os hac�is como los ni�os, no entrar�is en el Reino de los Cielos. As� pues, quien se haga peque�o como este ni�o, ese es el mayor en el Reino de los Cielos (Mt. 18, 2-3). �...Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como ni�o, no entrar� en �l� (Mc. 10, 15). -El vencimiento de las pasiones que inducen al hombre al pecado, le hacen libre, como el estar sometido a las mismas, le hacen esclavo. Jes�s les respondi�: �En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo...� (Jn. 8, 34). Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, hab�is obedecido de coraz�n a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados, y liberados del pecado, os hab�is hecho esclavos de la justicia (Rom. 6, 17-18). Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la corrupci�n, pues uno queda esclavo de aquel que le vence (2 Pe. 2, 19). -La superaci�n de las propias pasiones que inducen al hombre al pecado es un valor superior a otras conquistas humanas. Mas vale el hombre paciente que el h�roe, el due�o de s� que el conquistador de ciudades (Prov. 16, 32). -Todas las acciones del hombre deben referirse a Dios. Por tanto, ya com�is, ya beb�is o hag�is cualquier otra cosa, hacedlo para gloria de Dios (1 Cor. 10, 31). -Dios llama a todos los hombres a la santidad. Porque yo soy Yahv�h, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo (Lev. 11, 44). Sed santos, porque yo, Yahv�h, vuestro Dios, soy santo (Lev. 19, 2). Santificaos y sed santos; porque yo soy Yahv�h, vuestro Dios (Lev. 20, 7). ...pues santo soy yo, Yahv�h, el que os santifico (Lev. 21, 8). Yo soy Yahv�h, el que os santifica, el que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yahv�h (Lev. 22, 32-33). Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificaci�n (1 Tes. 4, 3). ...as� como el que os ha llamado es santo, as� tambi�n vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Ser�is santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15-16). ...la paciencia ha de ir acompa�ada de obras perfectas para que se�is perfectos e �ntegros sin que dej�is nada que desear (Sant. 1, 4). Aclaraci�n. No podemos aspirar a igualar a Dios en santidad, pero s� tomarlo como modelo y norma, y esforzamos en imitarla. 38. Oraci�n. Clases -De petici�n, de alabanza, de acci�n de gracias y de intercesi�n por todos -Existe la oraci�n de petici�n, de alabanza, de acci�n de gracias y de intercesi�n por todos los hombres. a) -De petici�n. No os inquiet�is por cosa alguna; ante bien, en toda ocasi�n, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oraci�n y la s�plica,... (Fil. 4, 6). b) -De alabanza. Recitad entre vosotros salmos, himnos y c�ntico inspirados; cantad y salmodiad en vuestro coraz�n al Se�or,... (Ef. 5, 19). Ofrezcamos sin cesar, por medio de �l, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre (Hebr. 13, 15). Y sali� una voz del trono que dec�a: �Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y lo que le tem�is, peque�os y grandes� (Apoc. 19, 5). c) -De acci�n de gracias. ...y todo cuanto hag�is, de palabra o de obra hacedlo todo en el nombre del Se�or Jes�s, dando gracias por su medio a Dios Padre (Col. 3, 17). Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jes�s, quiere de vosotros (1 Tes. 5, 17-18). Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, s�plicas y acciones de gracias por todos los hombres,... (1 Tim. 2, 1). d) -De intercesi�n. Pero os suplico, hermanos, por nuestro Se�or Jesucristo y por el amor de, Esp�ritu Santo, que luch�is juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por m�, para que vea libre de los incr�dulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusal�n sea bien recibido por los santos,... (Rom. 15, 30-31). ...siempre en oraci�n y s�plica, orando en toda ocasi�n en el Esp�ritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y tambi�n por m�, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valent�a el Misterio del Evangelio,... (Ef. 6, 18). Hermanos, orad tambi�n por nosotros (1 Tes. 5, 25). �Sufre alguno entre vosotros? que ore (Sant. 5, 14). 39. Oraci�n. Necesidad y eficacia -Es necesaria -Es eficaz -Ahuyenta a Satan�s -La oraci�n es necesaria al hombre justificado para obtener un auxilio particular de Dios, superar los peligros contra su salvaci�n y perseverar hasta el fin de su vida terrena. ...y dice -Jes�s- a Pedro: �...Velad y orad, para que no caig�is en tentaci�n; que el esp�ritu est� pronto, pero la carne es d�bil� (Mt. 26, 41). Les dec�a una par�bola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1). Orad constatemente (1 Tes. 5, 17). -La oraci�n es necesaria y eficaz. Buena es la oraci�n con ayuno (Tob. 12, 8). Pedid y se os dar�; buscad y hallar�is; llamad y se os abrir�. Porque todo el que pide, recibe; llamad y se os abrir�. Porque todo el que pierde, recibe; al que busca, halla; y al que llama, se le abrir� (Mt. 7, 7-8). Yo os aseguro tambi�n que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguir�n de mi Padre que est� en los cielos (Mt. 18-19). Por eso os digo: todo cuanto pid�is en la oraci�n, creed que ya lo hab�is recibido y lo obtendr�is (Mc. 11, 24). Yo os digo: �Pedid y se os dar�; buscad y hallar�is; llamad y se os abrir�. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrir� (Lc. 11, 9-10). Pero a�n ahora yo s� que cuanto pidas a Dios, Dios te lo conceder� (Jn. 11, 22). y todo lo que pid�is en mi nombre, yo lo har�,... (Jn. 14, 13). ...de modo que todo lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo conceda (Jn. 15, 16). -La oraci�n es un arma para ahuyentar a Satan�s. Escucha, oh Dios, la voz de mi gemido, del terror del enemigo guarda mi vida; ocultarme a la pandilla de malvados, a la turba de los agentes de mal (Sal. 64, 2-3). 40. Oraci�n. Objeto -El perd�n de los pecados, el bien de los enemigos, la venida del Reino de Dios y la preservaci�n del mal -Los bienes temporales si ayudan a conseguir los eternos -El hombre no sabe ped�s exactamente a Dios las cosas que le convienen -En la oraci�n el hombre ha de pedir a Dios sobre todo el perd�n de los pecados, el bien por los perseguidores, el advenimiento del Reino de Dios y la preserveraci�n del mal en la prueba escatol�gica. a) -El perd�n de los pecados. �Y cuando os pong�is de pie para orar, perdonad, si ten�is algo contra alguno, para que tambi�n vuestro padre, que est� en los cielos, os perdone vuestras ofensas� (Mc. 11, 2-5). b) -El bien de los perseguidores. Pues yo os digo: �Amas a vuestras enemigos y rogad por los que os persiguen,... (Mt. 5, 44). c) -El advenimiento del Reino de Dios. Vosotros, pues, orad as�: Padre nuestro que est�s en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino;... (Mt. 6, 9-10). d) -La preservaci�n del mal en la prueba escatol�gica. Jes�s dice a Pedro: ��Conque no hab�is podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caig�is en tentaci�n;...� (Mt. 26, 41). �l dijo: �...Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que teng�is fuerza y escap�is a todo lo que est� por venir, y pod�is estar en pie delante del Hijo del Hombre� (Lc. 21, 36). -El hombre viador puede pedir a Dios que le conceda los bienes temporales cuando los juzga conducentes a conseguir los eternos. Jacob hizo un voto, diciendo: �Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahv�h ser� mi Dios;... (G�n. 28, 20-21). Dos cosas te pido, no ma las reh�ses antes de mi muerte. Aleja de m� la mentira y la palabra enga�osa; no me des pobreza ni riqueza, d�jame gustar mi bocado de pan,... (Prov. 30, 7-8). El pan nuestro de cada d�a d�nosle hoy;... (Me. 6, 11). Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en d�a de s�bado (Mt. 24, 20). ...rogando a Dios por m�, para que me vea libre de los incr�dulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusal�n sea bien recibido por los santos; y pueda tambi�n llegar con alegr�a a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de alg�n reposo entre vosotros (Rom. 15, 31-32). -El hombre no sabe pedir exactamente a Dios las cosas que le conviene. ...se le acerc� la madre de los hijos de Zebedeo...para pedirle algo. �l le dijo: ��Qu� quieres?� D�cele ella: �Manda que estos dos hijos m�os se siente, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino.� Replic� Jes�s: �No sab�is lo que ped�s. �pod�is beber el c�liz que yo he de beber?� (Mt. 20, 22). Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; m�s el Esp�ritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cu�l es la aspiraci�n del Esp�ritu, y que su intercesi�n a favor de los santos es seg�n Dios (Rom. 8. 26-27). 41. Oraci�n. Dios propicio a escuchar -Se da el trato de Dios con los hombres y de �stos con Dios -Dios escucha siempre la oraci�n -M�s a�n si se hace en nombre de Jesucristo -No se muestra propicio a escuchar la oraci�n de los pecadores -Jesucristo asegur� o�r siempre la oraci�n de los hombres -Quiere concedernos cuanto le pidamos con confianza -Prometi� escuchar la de los que acuden a �l con entera confianza -La eficacia de la oraci�n vinculada al esp�ritu de la fe de los que oran -Se da el trato de Dios con los hombres y de �stos con Dios. Dijo Yahv�h: �Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta en visi�n me revelo a �l y hablo con �l en sue�os. No as� con mi siervo Mois�s; �l es de toda confianza en mi casa; boca a boca hablo con �l, abiertamente y no en enigmas (N�m. 12, 6-7). ...los ojos de Yahv�h sobre los justos, y sus o�dos hacia su clamor (Sal. 34, 16). Por eso yo la voy a seducir: la llevar� al desierto y hablar� a su coraz�n (Os. 2, 14). ...pues en �l vivimos, nos movemos y existimos,... (Hch. 17, 28). -Dios escucha siempre la oraci�n de sus hijos. Oy� Dios sus gemidos, y acordose Dios de su alianza... (Ex. 3, 24). Dijo Yahv�h: �Bien vista tengo la aflicci�n de mi pueblo en Egipto, y he escuchado el clamor que le arrancan sus capataces... (Ex. 3, 7). Y ahora, al o�r el gemido de los hijos de Israel, reducidos a esclavitud por el egipcio, he recordado mi alianza (Ex. 6, 5). Y, en efecto, �Hay alguna naci�n tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo est� Yahv�h nuestro Dios siempre que le invocamos? (Deut. 4, 7). Tom� Samuel un cordero lechar y lo ofreci� entero en holocausto a Yahv�h, invoc� a Yahv�h en favor de Israel y Yahv�h le escuch� (1 Sam. 7, 9). Todos los hombres de Israel clamaron a Dios gran fervor, y con gran fervor se humillaron;...El Se�or oy� su voz y vio su angustia (Jdt. 4, 9 y 13). Si, pueblo de Si�n que habitas en Jerusal�n, no llorar�s ya m�s; de cierto tendr� piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere te responder� (Is. 30, 19). Antes que me llamen, yo responder�; a�n estar�n hablando, y yo les escuchar� (Is. 65, 24). Entonces Susana grit� fuertemente: �Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo sabes antes que suceda, t� sabes que �stos han levantado contra m� falso testimonJn. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra m�.� El Se�or escuch� su voz, y cuando era llevada a la muerte, suscit� el santo esp�ritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar; ��Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!� (Dan. 13, 42-46). -Dios se muestra m�s propicio a escuchar la oraci�n de sus hijos, si se hace en nombre de su Hijo Jesucristo. Y todo lo que pid�is al Padre el ni nombre, yo lo har�, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me ped�s algo en mi nombre, yo lo har� (Jn. 14, 13-14). Si permanec�is en m�, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quer�is y lo conseguir�is (Jn. 15, 7). Yo os aseguro: lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo dar� (Jn. 16, 23). -Dios no se muestra propici� a escuchar la oraci�n de los pecadores. Pero yo ocultar� mi rostro aquel d�a, a causa de todo el mal que hab�a hecho, y�ndose en pos de otros dioses (Deut. 31, 18). Yahv�h se aleja de los malos, y escucha la plegaria de los justos (Prov. 15, 28). Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menude�is la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos est�n de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechor�as de delante de m� vista, desistid, de hacer el mal, aprended a haced el bien,... (Is. 1, 15-17). Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahv�h para salvar, ni es duro su coraz�n para o�r, sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no o�r (Is. 59, 1-2). Y me dijo Yahv�h: �No intercedas en pro de este pueblo. As� ayunen, no escuchar� su clamoroso; y as� levanten holocausto y ofrenda, no me complacer�n; sino que con espada, con hambre y con peste voy a acabarlos� (Jer. 14, 11-12). ...entonces clamar�n a Yahv�h. Pero �l no les responder�: esconder� de ellos su rostro en aquel tiempo, por los cr�menes que cometieron (Miq. 3, 4). -Jesucristo aseguro o�r siempre la oraci�n de los hombres. Yo os aseguro: lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo har� (Jn. 16, 23). -Dios quiere concedernos a sus hijos cuanto necesitemos; y que se lo pidamos antes con toda confianza. Y se alegren los que en ti se acogen, se alborocen por siempre, t� los proteges,... (Sal. 5, 12). Dios es el escudo de cuantos a �l se acogen (Sal. 17, 31). Yahv�h, Dios m�o, clam� a ti y me sanaste (Sal. 30, 3). Los ojos de Yahv�h est�n sobre quienes le temen, sobre aquellos que superan en su amor, para librar su alma de la muerte, y sostener su vida en la penuria (Sal. 33, 18-19). Yahv�h rescata el alma de sus siervos, nada habr�n de pagar los que en �l se cobijan (Sal. 34, 23). �Bendito sea Dios, que no ha apartado mi oraci�n ni su amor lejos de m�! (Sal. 66, 20). Yahv�h no niega la ventura a los que caminan en la perfecci�n (Sal. 84, 12). Oh Yahv�h Sebaoth, dichoso el hombre que conf�a en ti (Sal. 84, 13). En mi angustia hacia Yahv�h grit�, �l mi respondi� y me dio respiro (Sal. 118, 5). Los que conf�an en Yahv�h son como el monte Si�n, que es inconmovible, estable para siempre (Sal. 125, 1). Mirad a las generaciones de anta�o y ved: �Qui�n se confi� en el Se�or y qued� confundido? �Qui�n persever� en su temor y qued� abandonado? �Qui�n le invoc� y fue desatendido? (Si. 2, 10). Que el Se�or es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulaci�n (Si. 2, 11). No nos apoyamos en nuestras obras justas para derramar ante ti nuestras s�plicas, sino en tus grandes misericordias. �Se�or escucha! �Se�or, perdona! �Se�or, atiende y obra! (Dn. 9, 18-19). Y dijo Jes�s al centuri�n: �Anda; que te suceda como has cre�do.� Y en aquella hora se cur� el criado (Mt. 8, 13). ...pero Jes�s estaba dormido. Acerc�ndose, pues, le despertaron diciendo. �Se�or, s�lvanos que perecemos! D�celes: �Por qu� est�is con miedo, hombres de poca fe?� Entonces se levant�, increp� a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza (Mt. 8, 25-26). �Venid a m� todos los que est�is fatigados y agobiados, y yo os aliviar�...� (Mt. 11, 28). Entonces Jes�s le dijo: �Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y desde aquel momento qued� curada su hija (Mt. 15, 28). Por eso os digo: todo cuanto pid�is en la oraci�n, creed que ya lo hab�is recibido y lo obtendr�is (Mc. 11, 24). Dijo Marta a Jes�s: �Si hubieras estado aqu�, no habr�a muerto mi hermano. Pero a�n ahora yo s� que cuanto pidas a Dios, Dios te lo conceder� (Jn. 11, 21). Yo os aseguro: lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo dar� (Jn. 16, 23). Hasta ahora nada hab�is pedido en mi nombre. Pedid y recibir�is, para que vuestro gozo sea colmado (Jn. 16, 24). Porque nuestra salvaci�n es objeto de esperanza;... (Rom. 8, 24). Todo lo puedo en Aquel que me conforta (Flp. 4, 13). Acerqu�monos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin a alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno (Hebr. 4, 16). Todo el que tiene esta esperanza en �l se purifica a s� mismo, como �l es puro (1 Jn. 3, 3). -Jesucristo prometi� escuchar las oraciones de los hombres que acudan a �l con entera confianza. Y todo cuanto pid�is con fe en la oraci�n, lo recibir�is (Mt. 21, 22). Jes�s les respondi�: �Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: "Qu�tate y arr�jate al mar" y no vacile en su coraz�n, sino que crea que vas a suceder lo que dice, lo obtendr�. Por eso os digo: todo cuanto pid�is en la oraci�n, creed que ya lo hab�is recibido y lo obtendr�is (Mc. 11, 23-24). Pero a�n ahora yo s� que cuanto pid�is a Dios, Dios te lo conceder� (Jn. 11, 22). Y todo lo que pid�is en mi nombre, yo lo har�, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me ped�s algo en mi nombre, yo lo har� (Jn. 14, 13-14). -Jesucristo ha vinculado la eficacia de la oraci�n al esp�ritu de fe de los que oran. D�celes: ��Por qu� est�is con tanto miedo, hombres de poca fe?� Entonces se levant�, increp� a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza (Mt. 8, 26). Entonces les toc� los ojos diciendo: �H�gase en vosotros seg�n vuestra fe.� Y se abrieron sus ojos (Mt. 9, 29). Entonces Jes�s les dijo: �Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.� Y desde aquel momento qued� curada su hija (Mt. 15, 28). Y les dijo: ��por qu� est�is con tanto miedo? �C�mo no ten�is fe?� (Mc. 4, 40). Jes�s, que oy� lo que hab�an dicho, dice al Jefe de la sinagoga: �No temas; solamente ten fe� (Mc. 5, 36). Jes�s le fijo: ��Qu� es eso de si puedes! �Todo es posible para qui�n cree!� (Mc. 9, 23). 42. Oraci�n: condiciones -En nombre de Cristo, con humildad, confianza y perseverancia -Sin vanagloria, salida del coraz�n -Las condiciones para orar bien son: Que se ore en nombre de Cristo, con humildad, con confianza y con perseverancia. a) -En nombre de Cristo. Y todo lo que pid�is en mi nombre, yo lo har� (Jn. 14, 13). ...de modo que todo lo que pid�is al Padre en mi nombre os lo conceda (Jn. 15, 16). Yo os aseguro: lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo dar� (Jn. 16, 23). b) -Con humildad. Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 1, 6). c) -Con confianza. Pero que la pida con fe, son vacilar;... (Sant. 1, 6). d) -Con perseverancia. Por aquellos d�as se fue �l al monte a orar, y se pas� la noche en la oraci�n de Dios (Lc. 6, 12). Y sumido en angustia, insist�a m�s en su oraci�n (Lc. 22, 44). -La oraci�n ha de ser humilde, sin pretensiones ante Dios, sin vanagloria ante los hombres, salida del coraz�n, confiada a la bondad del padre, insistente hasta la importunidad. a) -Humilde. En cambio el publicano, manteni�ndose a distancia, no se atrev�a ni al alzar los ojos al cielo, sino que se golpea el pecho, diciendo: �Oh Dios! �Ten compasi�n de m�, que soy pecador!� Os digo que �ste baj� a su casa justificado... (Lc. 18, 13-14). b) -Sin vanagloria. T�, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento, despu�s de cerrar la puerta, ora a tu Padre que est� all�, en lo secreto;... (Mt. 6, 6). Dec�a (Jes�s) tambi�n...: �Guardaos de los escribas...que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones (Mc. 12, 38 y 40). c) -Salida del coraz�n. Y tomando la palabra, les ense�aba diciendo: �...Y al orar, no charl�is mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrer�a van a ser escuchados...� (Mt. 6, 7). d) -Confiada a la bondad del Padre. �....No se�is, pues, como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesit�is antes de ped�rselo (Mt. 6, 8). e) -Insistente. Les dec�a una par�bola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1). 43. Oraci�n. Disposiciones -Del alma -Del cuerpo -Postura -Hora -Lugar -La oraci�n exige la disposici�n del ama para hacerla bien. a) -Aislamiento interior. T�, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, despu�s de cerrar la puerta, ora a tu Padre que est� all�, en lo secreto;... (Mt. 6, 6). b) -Presencia de Dios. Ante �l derramo mi lamento. mi angustia ante �l expongo (Sal. 142, 3). c) -Reverencia. El cual, haciendo ofrecido en los d�as de su vida mortal ruegos y s�plicas con poderoso clamor y l�grimas al que pod�a salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente (Hebr. 5, 7). -La postura para la oraci�n es indiferente, con tal que ayude a una actitud interior humilde y respetuosa. a) -De pie. Judit, pues de pie junto a lecho, dijo en su coraz�n: ��Oh Se�or, Dios de toda fuerza! Da favor, en esta hora, a la empresa de mis manos para exaltaci�n de Jerusal�n...!� (Jdt. 13, 4). b) -Sentado. El rey David entr�, y se sent� ante Yahv�h y dijo: ��Qui�n soy yo, Se�or m�o, Yahv�h, y qu� mi casa, que me has tra�do hasta aqu�...?� c) -De rodillas. Y se apart� de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: �Padre, su quieres, aparta de m� este c�liz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya� (Lc. 22, 41). Mientras le apedreaban, Esteban hac�a esta invocaci�n: �Se�or Jes�s, recibe mi esp�ritu.� Despu�s dobl� las rodillas y dijo con fuerte voz: �Se�or, no les tengas en cuenta este pecado� (Hch. 7, 59-60). d) -Postrado en tierra. Y -Jes�s- adelant�ndose un poco, cay� en tierra y suplicaba que a ser posible, pasara de �l aquella hora (Mc. 14, 35). Cay� Judit, rostro en tierra,...y...clam� al Se�or en alta voz diciendo: Se�or, Dios de mi padre Sime�n, a quien diste un espada para vengarse de extranjeros... (Jdt. 9, 1). e) -Acostado. Estoy extenuado de gemir, ba�o mi lecho nada noche, inundo de l�grimas mi cama; mi ojo est� corro�do por el tedio, he envejecido entre opresores (Sal. 6, 7-8). -La horas m�s apropiadas para la oraci�n son la ma�ana temprano y la noche. a) -La ma�ana temprano. Porque a ti te suplico, Yahv�h; ya de ma�ana oyes mi voz; de ma�ana te presento mis s�plica, y me quedo a la espera (Sal. 5, 4). Mas yo grito hacia ti, Yahv�h, de madrugada est� ya ante ti mi oraci�n (Sal. 88, 14). b) -Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios (Sal. 119, 62). Por aquellos d�as se fue �l al monte a orar, y se pas� la noche en la oraci�n de Dios (Lc. 6, 12). -El lugar m�s propio para la oraci�n personal es aquel que ayude m�s al aislamiento y al recogimiento. ...la llevar� al desierto y le hablar� a su coraz�n (Os. 2, 16). Despu�s de despedir a la gente, subi� al monte a solas para orar. Al atardecer estaba s�lo all� (Mt. 14, 23). Por aquellos d�as se fue �l al monte a orar, y se pas� la noche en la oraci�n de Dios (Lc. 6, 12). 44. Oraci�n. Motivos -La abundancia de los dones de Dios y nuestra indigencia -Cristo ense�o a los hombres a orar -La abundancia de los dones de Dios que necesitamos y nuestra propia indigencia son el fundamento y el motivo de nuestra oraci�n. a) -La abundancia de los dones de Dios. Que no hay distinci�n entre jud�o y griego, pues uno mismo es el Se�or de todos, rico para todos los que le invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Se�or se salvar� (Rom. 10, 12). b) -La propia indigencia. Vu�lvete a m�, tenme piedad, que estoy s�lo y desdichado (Sal. 25, 16). �Y yo, pobre y desdichado! �Oh Se�or, piensa en m�! (Sal. 40, 18). -Jes�s ense�� a los hombres a orar. Vosotros, pues, orad as�: Padre nuestro que est�s en los cielos, santificado sea tu nombre; venga tu Reino; h�gase tu Voluntad as� en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada d�a d�nosle hoy; y perd�nanos nuestras deudas, as� como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentaci�n, mas l�branos del Mal (Mt. 6, 9-13). 45. Oraci�n. Mandato de Cristo y fidelidad de la Iglesia -Cristo mand� orar a los hombres -Mostr� su voluntad de que pidan al Padre en su nombre -Orden� a su Iglesia que ore -Los Ap�stoles acostumbraban a hacer oraci�n -Las primeras comunidades cristianas acostumbraban a hacer oraci�n -Advirti� que la oraci�n es necesaria y que ha de ser humilde cont�nua y confiada -La Iglesia continua la oraci�n de Cristo -La Oraci�n comunitaria es excelente -Jesucristo mand� tambi�n orar a los hombres. Pues yo os digo: Amad a vuestro enemigos y rogad por los que os persiguen (Mt. 5, 44). Por eso yo os digo: �...Pedid y se os dar�; buscad y hallar�is; llamad y se os abrir� (Mt. 7, 7). Entonces les dice: �...Velad y orad, para que no caig�is en tentaci�n;...� (Mt. 26, 41). Y les dijo: �La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Due�o de la mies que env�e obreros a su mies (Lc. 10, 2). Llegado al lugar les dijo: �Pedid que no caig�is en tentaci�n� (Lc. 22, 40). -Jesucristo mostr� a los hombres su voluntad de que le pidan al Padre en su nombre. Y todo lo que pid�is en mi nombre, yo lo har�, para que el Padre glorificado en el Hijo (Jn. 14, 13). Si ped�s algo en mi nombre, no lo har� (Jn. 14, 14). Yo os aseguro, lo que pid�is al Padre en mi nombre, os lo dar� (Jn. 16, 23). -Jesucristo ha ordenado a su Iglesia que la oraci�n se haga sin interrupci�n. Les dec�a una par�bola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1). Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que teng�is fuerza y escap�is a todo lo que est� por venir,... (Lc. 21, 36). Orad constantemente (1 Tess. 5, 17). ...siempre en oraci�n y s�plica, orando en toda ocasi�n en el Esp�ritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y tambi�n por m�, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valent�a el Misterio del Evangelio,... (Ef. 6, 18-19). -Los primeros Ap�stoles de Jesucristo acostumbraban a hacer oraci�n. Todos ellos perseveraban en la oraci�n con un mismo esp�ritu... (Hch. 1, 14). Pedro y Juan sub�an al Templo para la oraci�n de la hora nona (Hch. 3, 1). Al d�a siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, subi� Pedro al Terrado sobre hora sexta, para hacer oraci�n (Hch. 10, 9). Hacia la media hora Pablo y Silas estaban en oraci�n cantando himnos a Dios;... (Hch. 16, 25). -Las primeras comunidades cristianas acostumbraban a hacer oraci�n. Todos ellos perseveraban en la oraci�n con un mismo esp�ritu en compa��a de Jes�s, y de sus hermanos (Hch. 1, 14). Al o�rlo todos elevaron su voz a Dios y dijeron: �Se�or, t� que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,... concede a tus siervos que puedan predicar tu Palabra con toda valent�a, extendiendo tu mano para que realicen curaciones, se�ales y prodigios...Acababa su oraci�n, retembl� el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaban llenos del Esp�ritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valent�a (Hch. 4, 24-31). As� pues, Pedro estaba custodiado en la c�rcel, mientras la Iglesia oraba insistemente por �l a Dios (Hch. 12, 5). Consciente de su situaci�n, march� a casa a Mar�a, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, don de se hallaban muchos reunidos en oraci�n (Hch. 12, 12). Recitad entre vosotros salmos, himnos y c�nticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro coraz�n al Se�or, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre,... (Ef. 5, 19-20). Acud�an asiduamente a la ense�anza de los ap�stoles, a la comuni�n, a la fracci�n del pan y a las oraciones (Hch. 2, 42). -Jesucristo advirti� que la oraci�n es necesaria, y que debe ser humilde, atenta, perseverante, confiada, pura de intenci�n y concorde con lo que Dios es. a) -Necesaria. Les dec�a una par�bola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1). b) -Humilde. ...el publicano no se atrev�a a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo; ��Oh Dios! �Ten compasi�n de m�, que soy pecador�. Os digo que �ste baj� a su casa justificado... (Lc. 18, 13). c) -Atenta. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que teng�is fuerza y escap�is a todo lo que est� por venir... (Lc. 21, 36). d) -Perseverante. Les dec�a una par�bola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1). e) -Pura de intenci�n. Cuando or�is no se�is como los hip�critas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad te digo que ya recibieron su recompensa (Mt. 6, 5). f) -Concorde con Dios. T� en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, despu�s de cerrar la puerta ora a tu Padre que est� all�, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensar� (Mt. 6, 6). -La Iglesia continua la oraci�n de Jesucristo. a) -�l como �nico mediador. Porque hay un s�lo Dios, y tambi�n un s�lo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jes�s,... (1 Tim. 2, 5). ...es Mediador de una mejor Alianza,... (Hebr. 8, 6). Por eso es mediador de una nueva Alianza;... (Hebr. 9, 15). ...Jes�s, Mediador de una nueva Alianza,... (Hebr. 12, 24). b) -Por quien tenemos acceso a Dios. ...Jesucristo, por quien hemos obtenido tambi�n, mediante la fe, el acceso a esta gracia... (Rom. 5, 2). Pues por �l, unos y otros tenemos acceso al Padre en un mismo Esp�ritu (Ef. 2, 18). ...Cristo Jes�s...quien, mediante la fe en �l, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios (Ef. 3, 12). -La oraci�n comunitaria de los cristianos es excelente. Acud�an asiduamente a la ense�anza de los ap�stoles, a la comuni�n, a la fracci�n del pan y a las oraciones (Hch. 2, 42). Recitad entre vosotros salmos, himnos y c�nticos inspirado, cantad y salmodiad en vuestro coraz�n al Se�or,... (Ef. 5, 19). ...cantad agradecidos a Dios en vuestros corazones con salmos, himnos y c�nticos inspirados,... (Col. 3, 16). |
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