¿Quién fue San Ambrosio de Milán?
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¿Quién fue San Ambrosio de Milán?
Nació en el 340 en Tréveris, donde su padre era prefecto de las Galias.
Estudió en Roma, donde trabajó como magistrado hasta que fue nombrado
gobernador de Liguria, con sede en Milán. Durante su mandato civil, a pesar
de ser un simple catecúmeno, fue elegido obispo de la ciudad por aclamación
popular. Prolífico escritor, es uno de los principales Padres de La Iglesia
latina. Murió en el año 397.
¿Sabes quién era?
SAN AMBROSIO, OBISPO DE MILÁN
MAESTRO DE SAN AGUSTÍN
DE GOBERNADOR A OBISPO
Hacia el año 339 nació en Tréveris, donde su padre ejercía la prefectura de
las Galias. Ambrosio nació en el seno de una familia aristocrática, que
pertenecía a la gens Aurelia. Tras la muerte prematura del padre en el 354
se trasladó a Roma en compañía de su madre y sus hermanos. Recibió una
esmerada educación humana y cristiana.
Consta que estudió retórica y ejerció la abogacía en la prefectura de Sirmio
(Iliria). Siguiendo la carrera política en el 370 fue nombrado gobernador de
la Liguria y de la Emilia, con residencia en Milán. Sus buenas cualidades
como gobernante se pusieron de relieve, cuando fue designado obispo de
Milán, a la muerte del obispo arriano Auxencio.
La elección se presentaba difícil porque la comunidad cristiana de Milán
estaba dividida entre los arrianos y los católicos, y ya se habían originado
algunos tumultos populares. Ambrosio tuvo que estar presente en el momento
de la elección, en calidad de gobernador para apaciguar los ánimos. Lo que
no sospechaba Ambrosio era que la elección recayó sobre él, cuando un niño
gritó “Ambrosio obispo”, siendo aclamado, como tal, por partidarios de ambos
bandos.
San Ambrosio
A todo esto San Ambrosio no era más que un simple catecúmeno. Fue bautizado
y una semana después fue consagrado obispo, el 7 de diciembre del 374. Según
nos cuenta su biógrafo Paulino “distribuyó todo el oro y la plata que
poseía, pasó la propiedad de sus posesiones a la Iglesia, reservando el
usufructo a su hermana, de suerte que nada quedó que pudiese decir suyo en
esta tierra” (Paulino, Vita Ambrosii, 38).
FORMACIÓN TEOLÓGICA
La rapidez con que accedió al episcopado le lleva, de inmediato, a
profundizar en su formación teológica. Como él mismo dice “…tuve que empezar
a enseñar, antes de haber aprendido” (De off., I, 1, 4). Con la ayuda de un
sacerdote erudito llamado Simpliciano alcanzará una excelente cualificación
doctrinal, estudiando sistemáticamente la Biblia y a algunos Padres de la
Iglesia, como Orígenes, S. Cipriano, S. Atanasio, Dídimo de Alejandría, los
Capadocios y S. Cirilo de Jerusalén.
Como buen conocedor del griego también leyó a Filón y a Plotino. El estudio,
unido a la incesante meditación de la Palabra de Dios, habría de ser la
fuente de su actividad pastoral y de su predicación.
Como Milán era una ciudad residencial del emperador, Ambrosio tuvo ocasión
de trabar amistad con los distintos emperadores coetáneos: Valentiniano I
(364-375), Graciano (375-383), Valentiniano II (383-392) y Teodosio
(379-395). Hay que precisar que esta cronología se vio alterada por
circunstancias históricas diversas, como la proclamación del usurpador
Máximo como emperador en 371, y la regencia de la emperatriz Justina, que
era arriana, por la minoría de edad de Valentiniano II.
Aunque sus relaciones con la autoridad imperial eran buenas, sin embargo,
tuvo que hacer frente a las intrigas de la emperatriz Justina para que
cediera la basílica Porciana de Milán a los arrianos. La actitud firme de
Ambrosio hizo fracasar el intento.
Se encerró con sus fieles en la basílica, dedicando gran parte del tiempo al
canto de himnos litúrgicos. Apoyados en este hecho, algunos autores sitúan
en ese momento el acta de nacimiento del canto ambrosiano (386). A pesar del
acoso militar de la iglesia, prevaleció el buen criterio del santo Obispo de
Milán, consiguiendo que se retiraran las fuerzas militares del entorno
basilical.
EL INCIDENTE DE TESALÓNICA
Después de la derrota de Máximo y de la ascensión al poder imperial de
Teodosio, se establece un buen clima de entendimiento entre el emperador y
el Obispo milanés. De todas formas, estas buenas relaciones se deterioran
bastante en 390 por el incidente de Tesalónica, que se inicia con la
rebelión de la ciudad contra el emperador, matando al gobernador de la
Iliria. Teodosio, en una primera reacción dominada por la ira, ordenó un
castigo severo.
Una reconsideración posterior le llevó a revocar la orden anterior, pero la
revocación llegó demasiado tarde, y una multitud reunida en el circo de
Tesalónica fue pasada a cuchillo. Ambrosio juzgó que el emperador había
cometido un pecado grave de homicidio y, en consecuencia, le escribió una
carta invitándole a someterse a la penitencia eclesiástica. Teodosio aceptó
la penitencia y vestido de penitente se presentó en la iglesia, manifestando
públicamente su falta. Fue reconciliado con la Iglesia en la Navidad del
390.
LABOR PASTORAL
Además de toda la actividad política religiosa que hemos descrito
someramente. San Ambrosio desarrolló una intensa labor pastoral. Todos los
días celebraba la eucaristía y tenía sus ratos de oración personal, incluso
durante la noche. Además de las predicaciones homiléticas dominicales y
festivas, en tiempos de preparación de los catecúmenos para la recepción del
bautismo, predicaba diariamente. De los efectos saludables de estas
predicaciones nos ha llegado el testimonio de San Agustín, que nos narra
cómo los sermones catecumenales de S. Ambrosio, con la interpretación
alegórica del A. Testamento, le ayudaron a resolver las dudas que el
maniqueísmo había dejado en su alma.
San Ambrosio en Milán
A todo esto hay que añadir la atención a los penitentes, a los pobres y
encarcelados, así como la episcopalis audientia y las gestiones para
conseguir unposible indulto para los condenados a muerte. Asombra no poco
que, además de este trabajo ingente, tuviera tiempo para escribir un
considerable número de obras sobre temas pastorales y de espiritualidad,
como la Exposición sobre el Evangelio de S. Lucas, los tratados Sobre las
vírgenes, Sobre los sacramentos, etc., un copioso Epistolario, y un
inspirado Himnario.
Murió el 4 de abril del año 397 y sus restos fueron colocados en la tumba de
los mártires Gervasio y Protasio, cumpliendo así el deseo de S. Ambrosio,
cuando el año 386 se encontraron los restos de estos mártires (Paulino,
Vita, 14).
POR DOMINGO RAMOS LISSON, primeroscristianos.com