Seis recomendaciones para la protección de la privacidad de los adolescentes en las redes sociales
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Jorge Flores Fernández
Abril 2011
PantallasAmigas.net
Las Redes Sociales se han instalado en nuestras vidas con determinación y
celeridad. Aportan relaciones sociales que ayudan incluso a cubrir
necesidades básicas del ser humano. Sin embargo, la dinámica con la que
actúan y las formas de uso de quienes participamos de ellas generan efectos
no deseables relacionados con la privacidad.
Principales retos de las redes sociales: privacidad y convivencia.
Las redes sociales no han incorporado nuevos riesgos a quienes usamos
Internet puesto que ésta ya era una Red Social. Sin embargo, sí se pueden
destacar dos aportaciones de relevancia por parte de estos contextos online
que pueden comprometer nuestro bienestar.
Pérdida de privacidad. Es un hecho constatado que las redes sociales, en
cuanto que giran en torno a personas identificadas e identificables, han
puesto en compromiso la privacidad de quienes las usamos. La merma de
privacidad es un daño en sí mismo, efectivamente, una pérdida. Supone además
un factor de riesgo o catalizador en otras circunstancias desagradables
puesto que cuanto más se sepa de una persona, sin duda, más vulnerable es:
pensemos en el acoso de un pederasta, en un caso de ciberbullying o en un
traumático fin de una relación personal. Por otro lado, un efecto derivado y
poco deseable relacionado con la pérdida de privacidad es una conformación
de la identidad digital más compleja, compuesta de más informaciones, y más
diferida, en tanto que depende en mayor medida de lo que las demás personas
refieran respecto de uno.
Mayor exigencia para la ciberconvivencia. Las redes sociales, suelo decir,
son las “verbenas de Internet”. Disfrutamos pero todos estamos más juntos,
rozamos más, incluso nos damos codazos o empujones sin pretenderlo,
tropezando unos con otros. Esto genera, como en las verbenas, más amoríos y
más peleas. El nivel de exigencia para la convivencia es elevado en las
redes sociales porque, efectivamente, nos “socializan”, en muchas ocasiones
de forma abusiva y sin que lo percibamos.
¿Cómo proteger la privacidad en las redes sociales? Seis claves para
ayudar a los adolescentes.
La protección de la privacidad en general y en las redes sociales en
particular debe ser un tema relevante en la formación de los menores que,
según los estudios, desde los once años comienzan a coquetear con estos
entornos. Para ello, se detallan seis acciones son las líneas a incentivar,
las competencias y actitudes que en ellos debemos ser capaces de estimular:
1.- Conocer y configurar de manera detallada las opciones de privacidad.
Se trata de un consejo clave pero, en general, mal asumido. Enseñar a
configurar las opciones de privacidad es importante pero considero que lo
fundamental es ayudar a conocer cómo funcionan y los efectos posibles de una
mala configuración así como las limitaciones de estas opciones. Veáse este
vídeo de ejemplo.
2.- Identificar las funciones y los efectos de cada acción.
Es demasiado frecuente equivocarse y ubicar en lugar erróneo alguna
información. Ya hace tiempo Facebook realizó cambios en este sentido
avisando de forma gráfica sobre en qué lugares, de qué forma, se propagaría
un determinado comentario. Además, aunque la acción ocasione el efecto
buscado, con frecuencia se desconoce qué otras implicaciones o consecuencias
tiene. Se trata de un terreno donde la iniciativa corre por cuenta de la red
social. Lo mismo sucede en el proceso de alta, donde conviene señalar que
las condiciones planteadas son de especial importancia y afectan a cómo y
dónde pueden usarse nuestros datos, por lo que es preciso una detallada
lectura.
3.- Proteger los datos personales.
Se trata de datos esenciales y su especial relevancia debe ser puesta de
manifiesto para dotarles de una especial protección. En esta labor nos
amparan las leyes aunque, a pesar del gran camino andado, no siempre son
eficientes o aplicables.
4.- Proteger personalmente los datos.
Este es un aspecto clave. Los datos (imágenes, informaciones…) aunque en muy
diferentes formas, suelen tener origen en uno mismo. Ése es el primer
filtro. Parece evidente pero decimos demasiadas cosas de nosotros mismos sin
reflexionar sobre su oportunidad en diferentes momentos o contextos.
5.-Mantener una actitud proactiva en la defensa de los datos propios.
En las redes sociales son demasiado abundantes los datos que unas personas
aportan sobre las demás y es, por desgracia y en especial en la
adolescencia, muy común que lo hagan de manera inconsciente, negligente,
compulsiva o incluso temeraria. Frente a esto se ha de mantener una actitud
proactiva en defensa de la privacidad y ello supone tres acciones:
- informar a los demás sobre nuestro criterio al respecto.
- supervisar lo que se publica de nosotros.
- ejercer, si es preciso, nuestro derecho a eliminarlos.
El etiquetado en las fotografías es un ejemplo muy ilustrativo.
6.- Evaluar las actitudes y condiciones de privacidad de los contactos.
Los contactos, a quienes las redes sociales llaman “amigos”, son un factor
clave en relación a la propia privacidad. Sin embargo, es sabido que los
adolescentes pueden sumar con facilidad varios cientos de amigos que tendrán
criterios al respecto desconocidos y dispares. Al margen de su actitud, más
o menos considerada, es importante conocer las condiciones en las que usan
las redes sociales. Estas condiciones hacen referencia a sus conocimientos y
competencias y, en relación con éstas, a sus configuraciones de privacidad.
Así, un contacto que pudiera ser considerado y respetuoso puede afectar de
manera involuntaria nuestra privacidad con una configuración y/o acción
inadecuada.
En la base de todo esto está la cultura de la privacidad : valorarla y
aprender a cuidarla. En este sentido están haciendo una destacable labor las
Agencias de Protección de Datos que, más allá de la protección de datos
personales realizan campañas de concienciación al respecto. Un recurso
online para la sensibilización temprana son “Las aventuras de Reda y Neto”
Preservar la privacidad merece realmente la pena porque Internet es un
difusor de información muy potente y con mucha, pero que mucha memoria..