En la Escuela de San Ammonas Carta VIII - Imitación de nuestros padres espirituales
A los amadísimos en el Señor
Les escribo como a hijos muy amados, porque los padres carnales aman más a los
hijos que se les parecen. Yo también los veo (así), pues ustedes progresan
imitándome; y pido a Dios que lo que Él me ha dado, a mí, su Padre, igualmente
se los dé a ustedes. Rezo para que les pueda transmitir los otros misterios que
no me es posible escribirles por carta. Sean fuertes en la paz de la
misericordia del Padre, de modo que el carisma que recibieron sus padres,
también lo reciban ustedes. Si desean recibirlo, entréguense al trabajo corporal
y al trabajo del corazón, dirijan sus pensamientos hacia el cielo noche y día,
pidan de todo corazón el Espíritu de fuego, y se les dará. Porque ese mismo
Espíritu estuvo con Elías el Tesbita, con Eliseo y los otros profetas. Pero
velen para que no se introduzcan pensamientos de duda en sus corazones,
diciendo: "¿Quién puede recibirlo?". No les permitan entrar en ustedes, sino que
pidan con recta intención, y recibieron.
Yo mismo, su padre, rezo por ustedes, para que reciban el Espíritu, porque sé
que renunciaron a sus vidas para recibirlo. Quien lo cultiva de generación en
generación, lo recibir , y este Espíritu habita en los de corazón recto. Yo les
aseguro que ustedes buscan a Dios con un corazón recto. Cuando reciban ese
Espíritu, Él les revelar todos los misterios celestiales. Porque les revelar
muchas cosas que no puedo escribir sobre el papel. Entonces estar n libres de
todo temor, una alegría celestial los rodear y se sentir n como si ya hubieran
sido llevados al reino (de los cielos), estando todavía en el cuerpo. Ya no
tendrán necesidad de orar por ustedes mismos, sino solamente por el prójimo.
Porque Moisés, después que recibió el Espíritu oró por el pueblo, diciendo: "Si
tú los destruyes, bórrame del libro de los vivos" (Ex 32,32). ¿Ven esta
preocupación que tenían de orar por los otros, cuando habían llegado a ese
grado? Muchos otros llegaron también a ese grado y rezaron por los demás.
Sobre todo esto no puedo escribirles ahora, pero ustedes son sabios y
comprenderán todo. Cuando los visite les expondré más completamente sobre el
Espíritu de fuego, cómo se debe alcanzar, y les mostraré todas las riquezas que
ahora no puedo confiar al papel.
Pórtense bien en ese Espíritu de fuego, progresen y afírmense de día en día.