Disfruten de la
Palabra Divina de los Domingos tomados de la mano de los Padres de la
Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los tiempos y del Catecismo de la
Iglesia Católica (Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a: (Misa del día) “La Palabra se
ha hecho carne, y ha puesto su casa entre nosotros” CONTENIDO A. Comentario de Sabios y Santos I. LA PALABRA
DE DIOS
* Is 52,7-10: “Los confines de la tierra verán
la victoria de nuestro Dios” * Sal 97,1.2-6: “Los confines de la tierra han
contemplado la victoria de nuestro Dios” * Hb 1,1-6: “Dios nos ha hablado por su Hijo” * Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó
entre nosotros” A. Comentario
de Sabios y Santos
Suplementos
II. APUNTE
BÍBLICO-LITÚRGICO
* La alegría que se anunciaba al pueblo cuando era proclamado un nuevo rey
en Sión, la usa ahora el Profeta para anunciar la inauguración de un nuevo
reinado de Dios. La inminencia del
retorno de los exiliados, y el anuncio de paz subsiguiente, serán los signos
perceptibles de la acción divina. * La Palabra de Dios, que había hecho surgir el mundo y el hombre, acampa
en el mundo y se hace hombre para dar a los hombres el poder ser y llamarse
“hijos de Dios”. Percibida “en otro tiempo” (2.a Lect.) como una revelación del
proyecto de Dios sobre el mundo y el hombre, acontece ahora entre nosotros como
salvación. * La Palabra se ha hecho carne precisamente en este mundo. Que este mundo
sea aceptado como es y no desdeñado como morada del Hijo, es un modo de
convencer al hombre de que Dios, a pesar de todo, le sigue amando. III.
SITUACIÓN HUMANA
* La celebración meramente costumbrista de la Navidad la reduce. Cristianos y no cristianos, los que celebran de corazón y “los que se
apuntan”, todos necesitamos abandonar cualquier vestigio de frivolidad en estos
días. * La búsqueda de la paz y de la convivencia no son de ahora; han sido
siempre señal de la permanente e incansable búsqueda de Dios y de sus signos.
En el corazón del hombre y del mundo estaban escritas esas señales, que no le
dejarán tranquilo hasta que no halle a Dios en medio de este mundo que, por ser
casa de Dios, cuenta con que el Padre en su Hijo ha venido a compartir la
historia. IV. LA FE DE
LA IGLESIA
* La fe
_ El Verbo se hizo carne: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra
del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre” (456). “... para salvarnos reconciliándonos con Dios: ``Dios nos amó y nos envió a
su Hijo como propiciación por nuestros pecados'' (1 Jn 4,10)” (457). “... para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: ``En esto se
manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único para que vivamos por medio de él'' (1 Jn 4,9)” (458). “... para ser nuestro modelo de santidad: ``Tomad sobre vosotros mi yugo, y
aprended de mí...'' (Mt 11,29)” (459). “... para hacernos ``partícipes de la naturaleza divina'' (2 P 1,4)” (460). * La respuesta
_ Creer es acoger y anunciar a Cristo: “``Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la
Palabra de vida _pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos
manifestó_ lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el
Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea
completo'' (1 Jn 1,1-4)” (425). _ En el centro de la catequesis: Jesucristo: 426. 427. 428. 429. * El testimonio cristiano
_ “Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser
restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien,
era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta
que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros,
un socorro; esclavos, un libertador... ¿No merecía conmover a Dios hasta el
punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que
la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San
Gregorio de Nisa, or. catech, 15)” (457). Si el amor del Padre se ha manifestado en que ha entregado a su Hijo al
mundo, más patente queda cuando lo contemplamos viviendo entre quienes ha
venido a salvar. vea:
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