Disfruten
de la Palabra Divina de los Domingos tomados
de la mano de los Padres de la Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los
tiempos y del Catecismo de la Iglesia Católica (Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a: DOMINGO IX ORDINARIO A “Creyente puede
ser quien sólo cree; cristiano, quien cree y vive lo creído” INDICE A. Comentarios de Sabios y Santos I. LA PALABRA DE DIOS
* Dt 11,18.26-28:
“Mirad, os pongo delante bendición y maldición” * Sal 30,2-3.3-4.17 y
25: “Sé la roca de mi refugio, Señor” * Rm 3,21-25.28:
“El hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley” * Mt 7, 21-27: “La
casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena”. A.
Comentarios de Sabios y Santos
B.
Suplementos
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
·
“Meteos
mis palabras en el corazón” (1.a Lect.). Se desprende del contexto que lo que
se quiere decir es: “Escuchad la Palabra y hacedla amor y vida”. ·
Hombre
sabio es el que escucha las palabras y las pone en práctica: edifica sobre
roca. El que escucha las palabras y no las pone en práctica, es un necio que
edifica sobre arena. Este se limita a decir: “Señor, Señor...” Aquél, además,
“hace la voluntad del Padre”. Este último se salva; aquél no. ·
Las
expresiones de San Pablo “por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a
todos los que creen”; “el hombre es justificado por la fe” (2.a Lect.) enseñan
que la fe, es decir, la adhesión y conformidad con Jesús en su entrega a la
voluntad del Padre es la que únicamente justifica. La santidad es la respuesta
a la fe. III. SITUACIÓN HUMANA
·
No
son los teólogos, ni los predicadores, ni los grandes organizadores, ni los
cristianos rutinarios “de toda la vida”, los que cambiarán el mundo; serán los
santos. ·
La
vida misma del hombre avala la eficacia del obrar por encima del decir. Al
hombre que actúa y lo hace de acuerdo con su pensar, se le admira, incluso sin
compartir sus ideas. Al que cifra su vida en grandes palabras, solemnes
discursos y nulas acciones, al principio se le escucha; poco después, ni eso. IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
·
_
El nombre de Dios, signo de fidelidad al hombre:“En el transcurso de los
siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar las riquezas contenidas en
la revelación del Nombre divino. Dios es único: fuera de Él no hay dioses. Dios
trasciende el mundo y la historia. Él es quien ha hecho el cielo y la tierra:
``Ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos como la ropa se desgastan... pero
tú siempre el mismo, no tienen fin tus años''. En él ``no hay cambios ni
sombras de rotaciones''. Él es ``Él que es'', desde siempre y para siempre y
por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus promesas” (212; cf. 213-224). * La respuesta
·
_
La Ley nueva o ley evangélica: ·
“La
ley evangélica entraña la elección decisiva entre ``los dos caminos'' y la
práctica de las palabras del Señor; está resumida en la regla de oro: ``Todo
cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros; porque esta es la Ley y los profetas''(Mt 7,12).
Toda ley evangélica está contenida en el mandamiento de Jesús: amarnos los unos
a los otros como él nos ha amado” (1970). ·
_
La ley evangélica lleva a plenitud los
mandamientos: 1970; cf. 1965. 1966. 1967. * El testimonio cristiano
·
_
“Toda la pretensión de quien comienza oración (y no se olvide esto, que importa
mucho), ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias
pueda a hacer su voluntad conformar con la de Dios; estad muy ciertas que en
esto consiste toda la mayor perfección
que se puede alcanzar en el camino espiritual” (Santa Teresa de Jesús, Mor.
II.). ·
_
“El que quiera meditar con piedad y perspicacia el Sermón que nuestro Señor
pronunció en la montaña, según lo leemos en el Evangelio de San Mateo,
encontrará en él sin duda alguna la carta perfecta de la vida cristiana...Este
Sermón contiene todos los preceptos propios para guiar la vida cristiana (S.
Agustín, serm. Dom. 1,I)” (1966). ·
El
verdadero discípulo de Jesús une su sí a Dios, al sí de Jesús a su Padre. clerus.org |