Palabras de la Virgen, quejándose del olvido que los cristianos tienen de su divino Hijo.
REVELACIÓN 13

Grandes quejas tengo del mundo, hija mia, dijo la Virgen. Con razón me quejo, primeramente, de que era llevado al sacrificio aquel Cordero inocentísimo, que muy bien sabía adónde iba. Tal día como hoy callaba el que muy bien sabía hablar, y tal día como hoy fué circuncidado aquel inocentísimo Niño que jamás pecó. Y así, aunque no puedo irritarme, parezco estarlo, porque veo que el Señor omnipotente, hecho un pobre Niño, es olvidado y menospreciado por su criatura.