Cómo los justos se trasforman en Jesucristo. Es de mucho consuelo. |
REVELACIÓN 68 |
Mis amigos, dice el Señor a la Santa, son como mi brazo. En el brazo hay piel, sangre, huesos, carne y médula. Pero yo soy como el buen cirujano, que primeramente corta todo lo inútil, une después la carne a la carne, y el hueso al hueso, y enseguida pone la medicina. Así he hecho yo con mis amigos. Les quité, en primer lugar, toda codicia del mundo y los ilícitos deseos de la carne. Después uní mi médula con la suya. ¿Qué es mi médula sino el poder de mi divinidad? Y como sin la médula muere el hombre, de la misma manera muere el que no comunica con mi divinidad. Y yo uno ésta a la flaqueza de ellos, cuando gustan de mi sabiduría, y esta les fructifica, cuando su alma entiende lo que ha de hacerse o dejarse de hacer.
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