Indisolubilidad del Matrimonio La
familia, fundamento vivo del futuro de
Chile
Protegerla y fortalecerla es deber del
Estado
La tarea social más decisiva para nuestra
Patria es la que plantea la Constitución Política de nuestra
República. Ella afirma que "la familia es el núcleo básico de
la sociedad". Es más, cuando declara que la finalidad del
Estado es promover el bien común, afirma que es "deber del
Estado" dar protección a la familia y propender a su
fortalecimiento. Precisamente la debilidad de la familia, los
obstáculos que encuentran los jóvenes para comprometerse para
siempre, la destrucción permanente de incontables familias, el
sinnúmero de hijos que no nacen en un hogar constituido por
sus padres, como asimismo las ideologías, los temores, la
falsa comprensión de la sexualidad y los falsos valores que
propician esta situación, éstas son las realidades más
preocupantes que deben ser abordadas con energía. El Estado no
debe debilitar la familia, sino fortalecerla.
Por eso,
todos los Obispos de la Conferencia Episcopal expresamos que
"la tarea primaria del Estado en este ámbito (y podríamos
agregar que lo mismo vale para la sociedad civil y las
múltiples organizaciones que velan por el bien del país y de
sus habitantes) es ofrecer -y abrir espacios para que diversas
instancias ofrezcan- los medios que ayuden a la familia a
consolidarse y a cumplir con su misión. Es decir, a que ella
sea unida y estable, próspera y feliz; a que sus miembros sean
fieles a los compromisos contraídos; a que el hogar sea centro
de transmisión de los valores más nobles de nuestra cultura, y
un lugar en que se ayude a superar tensiones, sufrimientos y
problemas, gracias a la calidad de las relaciones entre las
personas que forman parte de él, y gracias a su confianza en
Dios; y que sea también una escuela de ciudadanos que saben
poner sus talentos, con espíritu constructivo, al servicio del
bien común, atentos a los más débiles".
Familia,
riesgo social y pobreza
Sabemos que cuanto se hace
por fortalecer la familia ayuda a solucionar graves problemas
como el alcoholismo, la drogadicción, la violencia y la
depresión por no hallarle sentido a la vida. El
fortalecimiento de la familia también redunda en la superación
de la pobreza. Por eso, cuando el país se declara en lucha
frontal contra la pobreza para erradicar absolutamente la
indigencia, si quiere ser consecuente con su gran proyecto, no
debe aprobar leyes, como ésta del divorcio, que conducen a la
pobreza y a la miseria a un alto porcentaje de hogares que se
transforman en monoparentales a causa del
divorcio.
Fortalecer la familia, una misión
global
En una palabra, la debilidad familiar que
constatamos nos exige abordar unidos, con todas nuestras
energías, un conjunto de tareas favorables a la formación y el
fortalecimiento de familias estables, y ricas en valores
sociales y religiosos. Juntos, cada uno desde su propia
responsabilidad, hemos de impulsar todo lo que propicie la
creación de más empleo, las oportunidades de capacitación y,
con ella, el aumento de sueldos y salarios de las familias que
viven con mayor estrechez o en la pobreza; también proyectos
comunicacionales, habitacionales y recreativos favorables a
las familias; asimismo, iniciativas de preparación, temprana y
próxima, al matrimonio, como también de mediación y consejería
familiar, entre otras.
En el norte de toda
educación; también de la reforma
De decisiva
importancia son los objetivos y los programas de educación.
Deben preocuparse de la formación de jóvenes capaces de
contraer matrimonio y de forjar familias estables. Entre
nosotros es débil la cultura matrimonial. Se puede constatar
que muchas veces el varón no logra responder a los compromisos
propios de la unión conyugal y familiar. Este objetivo
transversal de la educación debe ser cabalmente considerado,
para que todos valoren el respeto y la amistad, adquieran una
visión profunda de la sexualidad y no silencien su tendencia
hacia el matrimonio, sean aptos para contraer vínculos para
toda la vida, sean capaces de ser fieles a ellos, y de
renunciar con alegría cuando se trate del bien de los demás,
sobre todo de los más débiles. Esta sigue siendo una de las
tareas de mayor trascendencia en vista del bien de Chile y de
su futuro.
|
|