Carta de la hermana Lourdes
¡Hola a todos! Yo soy la hermana Lourdes (Angelines Torres), soy de Lima e inicié el camino neocatecumenal en la parroquia Virgen del Pilar, hasta antes de venirme era de la comunidad 13.
Ahora les quiero contar un poco sobre mi experiencia, que para mí es un poco graciosa. Primero les diré que yo fui una de esas vocaciones que no quieren aceptar la llamada de Dios, y hacen todo lo posible por ignorar la llamada, pero en el fondo saben que hay algo en el interior, que los empuja a hacer cosas que en el momento no entienden.
Cuándo me levanté, no entendí por qué lo hice e incluso me dije a mi misma “tonta! Los demás pensarán que eres un santita, por eso vas a tener que ser buena y portarte bien con todos...”.
La lucha más difícil fue conmigo misma, porque el entrar al monasterio no era uno de mis sueños, ni estaba en mis planes.
Fueron tantos a despedirnos, que tal vez hay alguno que se acuerde del espectáculo que hice en el aeropuerto, no quise entrar y lloré sin parar. Ahora me río de tanta niñería, durante el trámite de la visa, siempre pensé “falta mucho tiempo, el trámite demora mucho ó tal vez ni me la dan.” . Pero cuando llegó el momento en que Jesús me dijo ¡Sígueme! , Que fue prácticamente el subir al avión, se me pasaron 5 mil cosas por la cabeza y pensaba decirle a Dios: “sí, yo te sigo pero ahorita es un poco difícil, tal vez mañana ó el próximo año”.
Como muchos sabrán, hay algunos casos que para seguir un procedimiento en la computadora, te ofrecen 2 opciones: Automáticamente ó manualmente, conmigo Dios eligió Automáticamente; a pesar de que yo misma me ponía obstáculos, Él siempre me llevó al siguiente paso.
Los primeros días en el monasterio, estuve molesta y de brazos cruzados, además era invierno en Europa, quiere decir... me moría de frío... ahora las hermanas me bromean y me dicen: “¿Te acuerdas que al principio no querías hablar con nadie, andabas de brazos cruzados e ibas a comer al refectorio con un gorrito, chalina y guantes?”,Yo digo que sí, pero la verdad es que mucho no me acuerdo, en ésos momentos era como que mi cuerpo estaba aquí pero mis pensamientos no.
Lo que me daba más miedo era ser monja, porque son solamente escuchar esa palabra, me imaginaba una vida aburrida y pensaba “si soy monja, ya no podré reír ni hacer bromas, tendré que comer poco, dormir en el suelo, rezar 25 horas al día, no salir de mi habitación, nunca más podré hablar con alguna persona”, en otras palabras me imaginaba el monasterio como una cárcel. No se asusten que no es así.
En este tiempo he aprendido que Dios da más alegría hoy, de lo que dio ayer; Y dará más alegría mañana de lo que hoy dio.
Les manda un fuerte saludo a todos, Dios los bendiga y ¡Ánimo!.
Hna. M. Lourdes