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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

Capítulo 1
1:1
Y ACONTECIÓ después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los Amalecitas, estuvo dos días en Siclag:
1:2
Y al tercer día acaeció, que vino uno del campo de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza: y llegando á David, postróse en tierra, é hizo reverencia.
1:3
Y preguntóle David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Heme escapado del campo de Israel.
1:4
Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? ruégote que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos: también Saúl y Jonathán su hijo murieron.
1:5
Y dijo David á aquel mancebo que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl es muerto, y Jonathán su hijo?
1:6
Y el mancebo que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé á Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de á caballo.
1:7
Y como él miró atrás, vióme y llamóme; y yo dije: Heme aquí.
1:8
Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy Amalecita.
1:9
Y él me volvió á decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque me toman angustias, y toda mi alma está aún en mí.
1:10
Yo entonces púseme sobre él, y matélo, porque sabía que no podía vivir después de su caída: y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la ajorca que traía en su brazo, y helas traído acá á mi señor.
1:11
Entonces David trabando de sus vestidos, rompiólos; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
1:12
Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonathán su hijo, y por el pueblo de el Altísimo, y por la casa de Israel: porque habían caído á cuchillo.
1:13
Y David dijo á aquel mancebo que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, Amalecita.
1:14
Y díjole David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de el Altísimo?
1:15
Entonces llamó David uno de los mancebos, y díjole: Llega, y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
1:16
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de el Altísimo.
1:17
Y endechó David á Saúl y á Jonathán su hijo con esta endecha.
1:18
(Dijo también que enseñasen al arco á los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro del derecho:)
1:19
¡Perecido ha la gloria de Israel sobre tus montañas! ¡Cómo han caído los valientes!
1:20
No lo denunciéis en Gath, No deis las nuevas en las plazas de Ascalón; Porque no se alegren las hijas de los Filisteos, Porque no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
1:21
Montes de Gilboa, Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; Porque allí fué desechado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
1:22
Sin sangre de muertos, sin grosura de valientes, El arco de Jonathán nunca volvió, Ni la espada de Saúl se tornó vacía.
1:23
Saúl y Jonathán, amados y queridos en su vida, En su muerte tampoco fueron apartados: Más ligeros que águilas, Más fuertes que leones.
1:24
Hijas de Israel, llorad sobre Saúl, Que os vestía de escarlata en regocijos, Que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
1:25
¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonathán, muerto en tus alturas!
1:26
Angustia tengo por ti, hermano mío Jonathán, Que me fuiste muy dulce: Más maravilloso me fué tu amor, Que el amor de las mujeres.
1:27
¡Cómo han caído los valientes, Y perecieron las armas de guerra!


2Sa 1:1 Después de la muerte de Saúl, volvió David de derrotar a los amalecitas y se quedó dos días en Siquelag.
2Sa 1:2 Al tercer día llegó del campamento uno de los hombres de Saúl, con los vestidos rotos y cubierta de polvo su cabeza; al llegar donde David cayó en tierra y se postró.
2Sa 1:3 David le dijo: «¿De dónde vienes?» Le respondió: «Vengo huyendo del campamento de Israel.»
2Sa 1:4 Le preguntó David: «¿Qué ha pasado? Cuéntamelo.» Respondió: «Que el pueblo ha huido de la batalla; han caído muchos del pueblo y también Saúl y su hijo Jonatán han muerto.»
2Sa 1:5 Dijo David al joven que le daba la noticia ": «¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?»
2Sa 1:6 Respondió el joven que daba la noticia: «Yo estaba casualmente en el monte Gelboé; Saúl se apoyaba en su lanza, mientras los carros y sus guerreros le acosaban.
2Sa 1:7 Se volvió y al verme me llamó y contesté: "Aquí estoy."
2Sa 1:8 Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le respondí: "Soy un amalecita."
2Sa 1:9 Me dijo: "Acércate a mí y mátame, porque me ha acometido un vértigo aunque tengo aún toda la vida en mí."
2Sa 1:10 Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.»
2Sa 1:11 Tomando David sus vestidos los desgarró, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
2Sa 1:12 Se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta la noche por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Yahveh, y por la casa de Israel, pues habían caído a espada.
2Sa 1:13 David preguntó al joven que le había llevado la noticia: «¿De dónde eres?» Respondió: «Soy hijo de un forastero amalecita.»
2Sa 1:14 Le dijo David: «¿Cómo no has temido alzar tu mano para matar al ungido de Yahveh?»
2Sa 1:15 Y llamó David a uno de los jóvenes y le dijo: «Acércate y mátale.» El le hirió y murió.
2Sa 1:16 David le dijo: «Tu sangre sobre tu cabeza, pues tu misma boca te acusó cuando dijiste: "Yo maté al ungido de Yahveh".»
2Sa 1:17 David entonó esta elegía por Saúl y por su hijo Jonatán.
2Sa 1:18 Está escrita en el Libro del Justo, para que sea enseñado el arco a los hijos de Judá. Dijo:
2Sa 1:19 La gloria, Israel, ha sucumbido en tus montañas. ¡Cómo han caído los héroes!
2Sa 1:20 No lo anunciéis en Gat, no lo divulguéis por las calles de Ascalón, que no se regocijen las hijas de los filisteos, no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
2Sa 1:21 Montañas de Gelboé: Ni lluvia ni rocío sobre vosotras, campos de perfidia, porque allí fue deshonrado el escudo de los héroes.
2Sa 1:22 El escudo de Saúl ungido no de aceite ¡mas de sangre de muertos, de grasa de héroes! El arco de Jonatán jamás retrocedía, nunca fracasaba la espada de Saúl.
2Sa 1:23 Saúl y Jonatán, amados y amables, ni en vida ni en muerte separados, más veloces que águilas, más fuertes que leones.
2Sa 1:24 Hijas de Israel, por Saúl llorad, que de lino os vestía y carmesí, que prendía joyas de oro de vuestros vestidos.
2Sa 1:25 ¡Cómo cayeron los héroes en medio del combate! ¡Jonatán! Por tu muerte estoy herido,
2Sa 1:26 por ti lleno de angustia, Jonatán, hermano mío, en extremo querido, más delicioso para mí tu amor que el amor de las mujeres.
2Sa 1:27 ¡Cómo cayeron los héroes, cómo perecieron las armas de combate!

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Capítulo 2

2:1
DESPUÉS de esto aconteció que David consultó á el Altísimo, diciendo: ¿Subiré á alguna de las ciudades de Judá? Y el Altísimo le respondió: Sube. Y David tornó á decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.
2:2
Y David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam Jezreelita y Abigail, la que fué mujer de Nabal del Carmelo.
2:3
Y llevó también David consigo los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
2:4
Y vinieron los varones de Judá, y ungieron allí á David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso á David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron á Saúl.
2:5
Y envió David mensajeros á los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de el Altísimo, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor Saúl en haberle dado sepultura.
2:6
Ahora pues, el Altísimo haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
2:7
Esfuércense pues ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
2:8
Mas Abner hijo de Ner, general de ejército de Saúl, tomó á Is-boseth hijo de Saúl, é hízolo pasar al real:
2:9
Y alzólo por rey sobre Galaad, y sobre Gessuri, y sobre Jezreel, y sobre Ephraim, y sobre Benjamín, y sobre todo Israel.
2:10
De cuarenta años era Is-boseth hijo de Saúl, cuando comenzó á reinar sobre Israel; y reinó dos años. Sola la casa de Judá seguía á David.
2:11
Y fué el número de los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses.
2:12
Y Abner hijo de Ner salió de Mahanaim á Gabaón con los siervos de Is-boseth hijo de Saúl.
2:13
Y Joab hijo de Sarvia, y los siervos de David, salieron y encontráronlos junto al estanque de Gabaón: y como se juntaron, paráronse los unos de la una parte del estanque, y los otros de la otra.
2:14
Y dijo Abner á Joab: Levántense ahora los mancebos, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense.
2:15
Entonces se levantaron, y en número de doce, pasaron de Benjamín de la parte de Is-boseth hijo de Saúl; y doce de los siervos de David.
2:16
Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y metióle su espada por el costado, cayendo así á una; por lo que fué llamado aquel lugar, Helcath-assurim, el cual está en Gabaón.
2:17
Y hubo aquel día una batalla muy recia, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos de los siervos de David.
2:18
Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, y Abisai, y Asael. Este Asael era suelto de pies como un corzo del campo.
2:19
El cual Asael siguió á Abner, yendo tras de él sin apartarse á diestra ni á siniestra.
2:20
Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.
2:21
Entonces Abner le dijo: Apártate á la derecha ó á la izquierda, y agárrate alguno de los mancebos, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
2:22
Y Abner tornó á decir á Asael: Apártate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro á tu hermano Joab?
2:23
Y no queriendo él irse, hiriólo Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y salióle la lanza por las espaldas, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se paraban.
2:24
Mas Joab y Abisai siguieron á Abner; y púsoseles el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.
2:25
Y juntáronse los hijos de Benjamín en un escuadrón con Abner, y paráronse en la cumbre del collado.
2:26
Y Abner dió voces á Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿no sabes tú que al cabo se sigue amargura? ¿hasta cuándo no has de decir al pueblo que se vuelvan de seguir á sus hermanos?
2:27
Y Joab respondió: Vive Dios que si no hubieras hablado, ya desde esta mañana el pueblo hubiera dejado de seguir á sus hermanos.
2:28
Entonces Joab tocó el cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no siguió más á los de Israel, ni peleó más.
2:29
Y Abner y los suyos caminaron por la campiña toda aquella noche, y pasando el Jordán cruzaron por todo Bitrón, y llegaron á Mahanaim.
2:30
Joab también volvió de seguir á Abner, y juntando todo el pueblo, faltaron de los siervos de David diecinueve hombres, y Asael.
2:31
Mas los siervos de David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, trescientos y sesenta hombres, que murieron. Tomaron luego á Asael, y sepultáronlo en el sepulcro de su padre en Beth-lehem.
2:32
Y caminaron toda aquella noche Joab y los suyos, y amanecióles en Hebrón.

2Sa 2:1 Después de esto, consultó David a Yahveh diciendo: «¿Debo subir a alguna de las ciudades de Judá?» Yahveh le respondió: «Sube.» David preguntó: «¿A cuál subiré?» «A Hebrón», respondió.
2Sa 2:2 Subió allí David con sus dos mujeres, Ajinoam de Yizreel y Abigaíl la mujer de Nabal de Carmelo.
2Sa 2:3 David hizo subir a los hombres que estaban con él, cada cual con su familia, y se asentaron en las ciudades de Hebrón.
2Sa 2:4 Llegaron los hombres de Judá, y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Comunicaron a David que los hombres de Yabés de Galaad habían sepultado a Saúl.
2Sa 2:5 Y David envió mensajeros a los hombres de Yabés de Galaad para decirles: «Benditos seáis de Yahveh por haber hecho esta misericordia con Saúl, vuestro señor, dándole sepultura.
2Sa 2:6 Que Yahveh sea con vosotros misericordioso y fiel. También yo os trataré bien por haber hecho esto.
2Sa 2:7 Y ahora tened fortaleza y sed valerosos, pues murió Saúl, vuestro señor, pero la casa de Judá me ha ungido a mí por rey suyo.»
2Sa 2:8 Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbaal, hijo de Saúl, y le hizo pasar a Majanáyim.
2Sa 2:9 Le proclamó rey sobre Galaad, sobre los aseritas, sobre Yizreel, sobre Efraím y Benjamín y sobre todo Israel.
2Sa 2:10 Cuarenta años tenía Isbaal, hijo de Saúl, cuando fue proclamado rey de Israel; reinó dos años. Solamente la casa de Judá siguió a David.
2Sa 2:11 El número de días que estuvo David en Hebrón como rey de la casa de Judá fue de siete años y seis meses.
2Sa 2:12 Salió Abner, hijo de Ner, y los seguidores de Isbaal, hijo de Saúl, de Majanáyim hacia Gabaón.
2Sa 2:13 Salieron también Joab, hijo de Sarvia, y los veteranos de David, y se encontraron cerca de la alberca de Gabaón; se detuvieron, los unos a un lado de la alberca y los otros al otro.
2Sa 2:14 Dijo Abner a Joab: «Que se levanten los muchachos y luchen en nuestra presencia.» Dijo Joab: «Que se levanten.»
2Sa 2:15 Se levantaron y avanzaron los designados: doce de Benjamín por Isbaal, hijo de Saúl, y doce de los veteranos de David.
2Sa 2:16 Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y le hundió la espada en el costado; así cayeron todos a la vez, por lo que aquel lugar se llamó: «Campo de los costados»; está en Gabaón.
2Sa 2:17 Hubo aquel día una batalla durísima y Abner y los hombres de Israel fueron derrotados por los veteranos de David.
2Sa 2:18 Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisay y Asahel; era Asahel ligero de pies como un corzo montés.
2Sa 2:19 Asahel marchó en persecución de Abner, sin desviarse en su carrera tras de Abner ni a la derecha ni a la izquierda.
2Sa 2:20 Se volvió Abner y dijo: «¿Eres tú Asahel?» Respondió: «Yo soy.»
2Sa 2:21 Abner le dijo: «Apártate a la derecha o a la izquierda. Atrapa a uno de esos muchachos y apodérate de sus despojos.» Pero Asahel no quiso apartarse.
2Sa 2:22 Insistió de nuevo Abner diciendo a Asahel: «¡Apártate de mí! ¿Por qué he de derribarte en tierra? ¿Cómo podré alzar la vista ante tu hermano Joab?»
2Sa 2:23 Pero no quiso apartarse y Abner le hirió en el vientre con el cuento de la lanza, saliéndole la lanza por detrás. Cayó y allí mismo murió. Todos cuantos llegaban al lugar donde Asahel cayó y murió se detenían.
2Sa 2:24 Joab y Abisay partieron en persecución de Abner; cuando el sol se ponía llegaron a la colina de Ammá que está al oriente de Giaj, sobre el camino del desierto de Gabaón.
2Sa 2:25 Los benjaminitas se agruparon tras de Abner en escuadrón cerrado y aguantaron a pie firme en la cumbre de una colina.
2Sa 2:26 Abner llamó a Joab y le dijo: «¿Hasta cuándo devorará la espada? ¿No sabes que, al cabo, todo será amargura? ¿ Hasta cuándo esperas a decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos?»
2Sa 2:27 Respondió Joab: «¡Vive Yahveh, que de no haber hablado tú, mi gente no hubiera dejado de perseguir cada uno a su hermano hasta el alba!»
2Sa 2:28 Joab hizo sonar el cuerno: toda la tropa se detuvo y no persiguió más a Israel; así cesó el combate.
2Sa 2:29 Abner y sus hombres marcharon toda la noche por la Arabá, pasaron el Jordán y, después de caminar toda la mañana, llegaron a Majanáyim.
2Sa 2:30 Joab se volvió de la persecución de Abner y reunió todo el ejército; de los veteranos de David faltaban diecinueve hombres, además de Asahel.
2Sa 2:31 Los veteranos de David mataron de Benjamín y de los hombres de Abner 360 hombres.
2Sa 2:32 Se llevaron a Asahel y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén. Joab y sus hombres caminaron toda la noche y despuntaba el día cuando llegaron a Hebrón.


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Capítulo 3

3:1
Y HUBO larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; mas David se iba fortificando, y la casa de Saúl iba en disminución.
3:2
Y nacieron hijos á David en Hebrón: su primogénito fué Ammón, de Ahinoam Jezreelita;
3:3
Su segundo Chileab, de Abigail la mujer de Nabal, el del Carmelo; el tercero, Absalóm, hijo de Maachâ, hija de Talmai rey de Gessur:
3:4
El cuarto, Adonías hijo de Haggith; el quinto, Saphatías hijo de Abital;
3:5
El sexto, Jetream, de Egla mujer de David. Estos nacieron á David en Hebrón.
3:6
Y como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se esforzaba por la casa de Saúl.
3:7
Y había Saúl tenido una concubina que se llamaba Rispa, hija de Aja. Y dijo Is-boseth á Abner: ¿Por qué has entrado á la concubina de mi padre?
3:8
Y enojóse Abner en gran manera por las palabras de Is-boseth, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perros respecto de Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos, y con sus amigos, y no te he entregado en las manos de David: ¿y tú me haces hoy cargo del pecado de esta mujer?
3:9
Así haga Dios á Abner y así le añada, si como ha jurado el Altísimo á David no hiciere yo así con él,
3:10
Trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beer-sebah.
3:11
Y él no pudo responder palabra á Abner, porque le temía.
3:12
Y envió Abner mensajeros á David de su parte, diciendo: ¿Cúya es la tierra? Y que le dijesen: Haz alianza conmigo, y he aquí que mi mano será contigo para volver á ti á todo Israel.
3:13
Y David dijo: Bien; yo haré contigo alianza: mas una cosa te pido, y es, que no me vengas á ver sin que primero traigas á Michâl la hija de Saúl, cuando vinieres á verme.
3:14
Después de esto envió David mensajeros á Is-boseth hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme á mi mujer Michâl, la cual yo desposé conmigo por cien prepucios de Filisteos.
3:15
Entonces Is-boseth envió, y quitóla á su marido Paltiel, hijo de Lais.
3:16
Y su marido fué con ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Y díjole Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.
3:17
Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Ayer y antes procurabais que David fuese rey sobre vosotros;
3:18
Ahora, pues, hacedlo; porque el Altísimo ha hablado á David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré á mi pueblo Israel de mano de los Filisteos, y de mano de todos sus enemigos.
3:19
Y habló también Abner á los de Benjamín: y fué también Abner á Hebrón á decir á David todo el parecer de los de Israel y de toda la casa de Benjamín.
3:20
Vino pues Abner á David en Hebrón, y con él veinte hombres: y David hizo banquete á Abner y á los que con él habían venido.
3:21
Y dijo Abner á David: Yo me levantaré é iré, y juntaré á mi señor el rey á todo Israel, para que hagan contigo alianza, y tú reines como deseas. David despidió luego á Abner, y él se fué en paz.
3:22
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran presa. Mas Abner no estaba con David en Hebrón, que ya lo había él despedido, y él se había ido en paz.
3:23
Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fué dado aviso á Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fué en paz.
3:24
Entonces Joab vino al rey, y díjole: ¿Qué has hecho? He aquí habíase venido Abner á ti; ¿por qué pues lo dejaste que se fuése?
3:25
¿Sabes tú que Abner hijo de Ner ha venido para engañarte, y á saber tu salida y tu entrada, y por entender todo lo que tú haces?
3:26
Y saliéndose Joab de con David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le volvieron desde el pozo de Sira, sin saberlo David.
3:27
Y como Abner volvió á Hebrón, apartólo Joab al medio de la puerta, hablando con él blandamente, y allí le hirió por la quinta costilla, á causa de la muerte de Asael su hermano, y murió.
3:28
Cuando David supo después esto, dijo: Limpio estoy yo y mi reino, por el Altísimo, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
3:29
Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera á cuchillo, ni quien tenga falta de pan.
3:30
Joab pues y Abisai su hermano mataron á Abner, porque él había muerto á Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
3:31
Entonces dijo David á Joab, y á todo el pueblo que con él estaba: Romped vuestros vestidos, y ceñíos de sacos, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
3:32
Y sepultaron á Abner en Hebrón: y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo.
3:33
Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¿Murío Abner como muere un villano?
3:34
Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos: Caíste como los que caen delante de malos hombres. Y todo el pueblo volvió á llorar sobre él.
3:35
Y como todo el pueblo viniese á dar de comer pan á David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, ú otra cualquier cosa.
3:36
Súpolo así todo el pueblo, y plugo en sus ojos; porque todo lo que el rey hacía parecía bien en ojos de todo el pueblo.
3:37
Y todo el pueblo y todo Israel entendieron aquel día, que no había venido del rey que Abner hijo de Ner muriese.
3:38
Y el rey dijo á sus siervos: ¿No sabéis que ha caído hoy en Israel un príncipe, y grande?
3:39
Que yo ahora aún soy tierno rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy duros me son: el Altísimo dé el pago al que mal hace, conforme á su malicia.


2Sa 3:1 Se prolongó la guerra entra la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, mientras que la casa de Saúl se debilitaba.
2Sa 3:2 David tuvo hijos en Hebrón. Su primogénito Amnón, hijo de Ajinoam de Yizreel;
2Sa 3:3 su segundo, Kilab, de Abigaíl, mujer de Nabal de Carmelo; el tercero, Absalón, hijo de Maaká, la hija de Talmay, rey de Guesur;
2Sa 3:4 el cuarto, Adonías, hijo de Jagguit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital;
2Sa 3:5 el sexto, Yitream, de Eglá, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.
2Sa 3:6 Durante la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner adquirió predominio en la casa de Saúl.
2Sa 3:7 Había tenido Saúl una concubina, llamada Rispá, hija de Ayyá, y Abner la tomó. Pero Isbaal dijo a Abner: «¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?»
2Sa 3:8 Abner se irritó mucho por las palabras de Isbaal y respondió: «¿Soy yo una cabeza de perro? Hasta hoy he favorecido a la casa de tu padre Saúl, a sus hermanos y sus amigos, para que no cayeras en manos de David, ¿y hoy me llamas la atención por una falta con esta mujer?
2Sa 3:9 Esto haga Dios a Abner y esto le añada si no cumplo a David lo que Yahveh le ha jurado,
2Sa 3:10 que quitaría la realeza a la casa de Saúl y levantaría el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Berseba.»
2Sa 3:11 Isbaal no se atrevió a contestar una palabra a Abner, por el miedo que le tenía.
2Sa 3:12 Envió Abner mensajeros para decir a David: «... Haz un pacto conmigo y me pondré de tu parte para traer a ti todo Israel.»
2Sa 3:13 David respondió: «Bien. Haré un pacto contigo. Solamente te pido una cosa. No te admitiré a mí presencia si cuando vengas a verme no traes a Mikal, la hija de Saúl.»
2Sa 3:14 Envió David mensajeros a Isbaal, hijo de Saúl, para decirle: «Devuélveme a mi mujer Mikal, que adquirí por cien prepucios de filisteos.»
2Sa 3:15 Isbaal mandó que la tomaran de casa de su marido Paltiel, hijo de Layis.
2Sa 3:16 Su marido partió con ella; la seguía llorando detrás de ella, hasta Bajurim. Abner le dijo: «Anda vuélvete.» Y se volvió.
2Sa 3:17 Abner había hablado con los ancianos de Israel diciendo: «Desde siempre habéis estado buscando a David para rey vuestro.
2Sa 3:18 Pues hacedlo ahora, ya que Yahveh ha dicho a David: Por mano de David mi siervo libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos y de mano de todos sus enemigos.»
2Sa 3:19 Abner habló igualmente a Benjamín y marchó después a Hebrón a comunicar a David lo que había parecido bien a los ojos de Israel y a los ojos de toda la casa de Benjamín.
2Sa 3:20 Llegó Abner a donde David, en Hebrón, con veinte hombres. Y David ofreció un banquete a Abner y a los hombres que le acompañaban.
2Sa 3:21 Abner dijo a David: «Voy a levantarme e iré a reunir todo Israel junto a mi señor, el rey; harán un pacto contigo y reinarás conforme a tus deseos.» Despidió David a Abner, que se fue en paz.
2Sa 3:22 Vinieron los veteranos de David, con Joab, de hacer una correría, trayendo un gran botín. No estaba ya Abner con David en Hebrón, pues David le había despedido y él había marchado en paz.
2Sa 3:23 Llegaron, pues, Joab y todo el ejército que le acompañaba; y se hizo saber a Joab: «Abner, hijo de Ner, ha venido donde el rey, que le ha despedido y él se ha ido en paz.»
2Sa 3:24 Entró Joab donde el rey y dijo: «¿Qué has hecho? Abner ha venido a ti, ¿por qué le has dejado marcharse?
2Sa 3:25 ¿No sabes que Abner, hijo de Ner, ha venido para engañarte, para enterarse de tus idas y venidas y saber todo lo que haces?»
2Sa 3:26 Salió Joab de donde David y envió gentes en pos de Abner que le hicieron volver desde la cisterna de Sirá, sin saberlo David.
2Sa 3:27 Volvió Abner a Hebrón y le tomó aparte Joab en la misma puerta, como para hablarle en secreto; y le hirió en el vientre allí mismo y lo mató por la sangre de su hermano Asahel.
2Sa 3:28 Lo supo David inmediatamente y dijo: «Limpio estoy yo, y mi reino, ante Yahveh para siempre de la sangre de Abner, hijo de Ner.
2Sa 3:29 Caiga sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre, nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo de sangre, ni leproso, ni quien ande con cachava, ni quien muera a espada, ni quien carezca de pan.»
2Sa 3:30 (Joab y su hermano Abisay asesinaron a Abner porque éste había matado a su hermano Asahel en la batalla de Gabaón.)
2Sa 3:31 Y dijo David a Joab y a todo el ejército que le acompañaba: «Rasgad vuestros vestidos, ceñíos los sayales y llorad por Abner.» El rey David iba detrás de las andas.
2Sa 3:32 Sepultaron a Abner en Hebrón. El rey alzó su voz y lloró junto al sepulcro de Abner, y también lloró todo el pueblo.
2Sa 3:33 El rey entonó esta elegía por Abner: «¿Como muere un necio había de morir Abner?
2Sa 3:34 No ligadas tus manos ni puestos en cadenas tus pies. Has caído como quien cae ante malhechores.» Y arreció el pueblo en su llanto por él.
2Sa 3:35 Fue todo el pueblo y, siendo aún de día, rogaban a David que comiese, pero David juró: «Esto me haga Dios y esto me añada, si pruebo el pan o cualquiera otra cosa antes de ponerse el sol.»
2Sa 3:36 Todo el pueblo lo supo y lo aprobó. Todo lo que hizo el rey pareció bien a todo el pueblo.
2Sa 3:37 Y aquel día supo todo el pueblo y todo Israel que el rey no había tenido parte en la muerte de Abner, hijo de Ner.
2Sa 3:38 El rey dijo a sus servidores: «¿No sabéis que hoy ha caído un gran caudillo en Israel?
2Sa 3:39 Hoy estoy reblandecido, pues soy rey ungido, pero estos hombres, hijos de Sarvia, son más duros que yo. Que Yahveh devuelva al malhechor según su malicia.»

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Capítulo 4

4:1
LUEGO que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos se le descoyuntaron, y fué atemorizado todo Israel.
4:2
Y tenía el hijo de Saúl dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Rechâb, hijos de Rimmón Beerothita, de los hijos de Benjamín: (porque Beeroth era contada con Benjamín;
4:3
Estos Beerothitas se habían huído á Gittaim, y habían sido peregrinos allí hasta entonces.)
4:4
Y Jonathán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies de edad de cinco años: que cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonathán vino de Jezreel, tomóle su ama y huyó; y como iba huyendo con celeridad, cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mephi-boseth.
4:5
Los hijos pues de Rimmón Beerothita, Rechâb y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en casa de Is-boseth, el cual estaba durmiendo en su cámara la siesta.
4:6
Entonces entraron ellos en medio de la casa en hábito de mercaderes de grano, y le hirieron en la quinta costilla. Escapáronse luego Rechâb y Baana su hermano;
4:7
Pues como entraron en la casa, estando él en su cama en su cámara de dormir, lo hirieron y mataron, y cortáronle la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino de la campiña.
4:8
Y trajeron la cabeza de Is-boseth á David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boseth hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y el Altísimo ha vengado hoy á mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
4:9
Y David respondió á Rechâb y á su hermano Baana, hijos de Rimmón Beerothita, y díjoles: Vive el Altísimo que ha redimido mi alma de toda angustia,
4:10
Que cuando uno me dió nuevas, diciendo: He aquí Saúl es muerto imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva.
4:11
¿Cuánto más á los malos hombres que mataron á un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no tengo yo de demandar su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
4:12
Entonces David mandó á los mancebos, y ellos los mataron, y cortáronles las manos y los pies, y colgáronlos sobre el estanque, en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is-boseth, y enterráronla en el sepulcro de Abner en Hebrón.


2Sa 4:1 Cuando Isbaal, hijo de Saúl, supo que había muerto Abner en Hebrón, desfallecieron sus manos y todo Israel quedo consternado.
2Sa 4:2 Estaban con Isbaal, hijo de Saúl, dos hombres, jefes de banda, uno llamado Baaná y el otro Rekab, hijos de Rimmón de Beerot, benjaminitas, porque también Beerot se considera de Benjamín.
2Sa 4:3 Los habitantes de Beerot habían huido a Guittáyim, donde se han quedado hasta el día de hoy como forasteros residentes.
2Sa 4:4 Tenía Jonatán, hijo de Saúl, un hijo tullido de pies. Tenía cinco años cuando llegó de Yizreel la noticia de lo de Saúl y Jonatán; su nodriza le tomó y huyó, pero con la prisa de la fuga, cayó y se quedó cojo. Se llamaba Meribbaal.
2Sa 4:5 Se pusieron en camino Rekab y Baaná, hijos de Rimmón de Beerot, y llegaron a casa de Isbaal con el calor del día, cuando dormía la siesta.
2Sa 4:6 Entraron en la casa. La portera se había dormido mientras limpiaba el trigo. Rekab y su hermano Baaná se deslizaron cautelosamente
2Sa 4:7 y entraron en la casa; estaba Isbaal acostado en su lecho, en su dormitorio; le hirieron y le mataron; luego le cortaron la cabeza y tomándola caminaron toda la noche por la ruta de la Arabá.
2Sa 4:8 Llevaron la cabeza de Isbaal a David, en Hebrón, y dijeron al rey: «Aquí tienes la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, el que buscó tu muerte. Hoy ha concedido Yahveh a mi señor el rey venganza sobre Saúl y sobre su descendencia.»
2Sa 4:9 Respondió David a Rekab y a su hermano Baaná, hijos de Rimmón de Beerot, y les dijo: «¡Vive Yahveh, que ha librado mi alma de toda angustia!
2Sa 4:10 Al que me anunció que Saúl había muerto, creyendo que me daba buena noticia, le agarré y ordené matarle en Siquelag dándole este pago por su buena noticia;
2Sa 4:11 ¿cuánto más ahora que hombres malvados han dado muerte a un hombre justo en su casa y en su lecho no os voy a pedir cuenta de su sangre, exterminándoos de la tierra?»
2Sa 4:12 Y David dio una orden a sus muchachos, que los mataron, les cortaron las manos y los pies y los colgaron junto a la alberca de Hebrón. Tomaron la cabeza de Isbaal y la sepultaron en el sepulcro de Abner, en Hebrón.

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Capítulo 5

5:1
Y VINIERON todas las tribus de Israel á David en Hebrón, y hablaron, diciendo: He aquí nosotros somos tus huesos y tú carne.
5:2
Y aun ayer y antes, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú sacabas y volvías á Israel. Además el Altísimo te ha dicho: Tú apacentarás á mi pueblo Israel, y tú serás sobre Israel príncipe.
5:3
Vinieron pues todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón delante de el Altísimo; y ungieron á David por rey sobre Israel.
5:4
Era David de treinta años cuando comenzó á reinar, y reinó cuarenta años.
5:5
En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses: y en Jerusalem reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
5:6
Entonces el rey y los suyos fueron á Jerusalem al Jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló á David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares los ciegos y los cojos; diciendo: No entrará acá David.
5:7
Empero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.
5:8
Y dijo David aquel día: ¿Quién llegará hasta las canales, y herirá al Jebuseo, y á los cojos y ciegos, á los cuales el alma de David aborrece? Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en casa.
5:9
Y David moró en la fortaleza y púsole por nombre la Ciudad de David: y edificó alrededor, desde Millo para adentro.
5:10
Y David iba creciendo y aumentándose, y el Altísimo Dios de los ejércitos era con él.
5:11
E Hiram rey de Tiro envió también embajadores á David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David.
5:12
Y entendió David que el Altísimo le había confirmado por rey sobre Israel, y que había ensalzado su reino por amor de su pueblo Israel.
5:13
Y tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalem después que vino de Hebrón, y naciéronle más hijos é hijas.
5:14
Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalem: Sammua, y Sobab, y Nathán, y Salomón,
5:15
E Ibhar, y Elisua, y Nepheg,
5:16
Y Japhia, y Elisama, y Eliada, y Eliphelet.
5:17
Y oyendo los Filisteos que habían ungido á David por rey sobre Israel, todos los Filisteos subieron á buscar á David: lo cual como David oyó, vino á la fortaleza.
5:18
Y vinieron los Filisteos, y extendiéronse por el valle de Raphaim.
5:19
Entonces consultó David á el Altísimo, diciendo: ¿Iré contra los Filisteos? ¿los entregarás en mis manos? Y el Altísimo respondió á David: Ve, porque ciertamente entregaré los Filisteos en tus manos.
5:20
Y vino David á Baal-perasim, y allí los venció David, y dijo: Rompió el Altísimo mis enemigos delante de mí, como quien rompe aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perasim.
5:21
Y dejaron allí sus ídolos, los cuales quemó David y los suyos.
5:22
Y los Filisteos tornaron á venir, y extendiéronse en el valle de Raphaim.
5:23
Y consultando David á el Altísimo, él le respondió: No subas; mas rodéalos, y vendrás á ellos por delante de los morales:
5:24
Y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de los morales, entonces te moverás; porque el Altísimo saldrá delante de ti á herir el campo de los Filisteos.
5:25
Y David lo hizo así, como el Altísimo se lo había mandado; é hirió á los Filisteos desde Gabaa hasta llegar á Gaza.


2Sa 5:1 Vinieron todas las tribus de Israel donde David a Hebrón y le dijeron: «Mira: hueso tuyo y carne tuya somos nosotros.
2Sa 5:2 Ya de antes, cuando Saúl era nuestro rey, eras tú el que dirigías las entradas y salidas de Israel. Yahveh te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, tú serás el caudillo de Israel.»
2Sa 5:3 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel donde el rey, a Hebrón. El rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón, en presencia de Yahveh, y ungieron a David como rey de Israel.
2Sa 5:4 Treinta años tenía cuando comenzó a reinar y reinó cuarenta años.
2Sa 5:5 Reinó en Hebrón sobre Judá siete años y seis meses. Reinó en Jerusalén sobre todo Israel y sobre Judá 33 años.
2Sa 5:6 Marchó el rey con sus hombres sobre Jerusalén contra los jebuseos que habitaban aquella tierra. Dijeron éstos a David: «No entrarás aquí; porque hasta los ciegos y cojos bastan para rechazarte.» (Querían decir: no entrará David aquí.)
2Sa 5:7 Pero David conquistó la fortaleza de Sión que es la Ciudad de David.
2Sa 5:8 Y dijo David aquel día: «Todo el que quiera atacar a los jebuseos que suba por el canal..., en cuanto a los ciegos y a los cojos, David los aborrece.» Por eso se dice: «Ni cojo ni ciego entrarán en la Casa.»
2Sa 5:9 David se instaló en la fortaleza y la llamó Ciudad de David. Edificó una muralla en derredor, desde el Milló hacia el interior.
2Sa 5:10 David iba medrando y Yahveh el Dios Sebaot estaba con él.
2Sa 5:11 Jiram, rey de Tiro, envió a David mensajeros con maderas de cedro, carpinteros y canteros que construyeron la casa de David.
2Sa 5:12 Y David conoció que Yahveh le había confirmado como rey de Israel y que había exaltado su reino a causa de su pueblo Israel.
2Sa 5:13 Tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después de venir de Hebrón, y le nacieron a David hijos e hijas.
2Sa 5:14 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Sammúa, Sobab, Natán, Salomón,
2Sa 5:15 Yibjar, Elisua, Néfeg, Yafía,
2Sa 5:16 Elisamá, Baalyadá, Elifélet.
2Sa 5:17 Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey de Israel, subieron todos en busca de David. Lo supo David y bajó al refugio.
2Sa 5:18 Llegaron los filisteos y se desplegaron por el Valle de Refaím.
2Sa 5:19 Entonces David consultó a Yahveh diciendo: «¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?» Respondió Yahveh a David: «Sube, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tus manos.»
2Sa 5:20 Llegó David a Baal Perasim. Allí los derrotó David y dijo: «Yahveh me ha abierto brecha entre mis enemigos como brecha de aguas.» Por eso se llamó aquel lugar Baal Perasim.
2Sa 5:21 Ellos abandonaron allí sus ídolos y David y sus hombres se los llevaron.
2Sa 5:22 Volvieron a subir los filisteos y se desplegaron por el Valle de Refaím.
2Sa 5:23 David consultó a Yahveh, que le dijo: «No subas contra ellos. Da un rodeo detrás de ellos y atácalos frente a las balsameras.
2Sa 5:24 Cuando oigas ruido de pasos en la cima de las balsameras, ataca con decisión porque Yahveh sale delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.»
2Sa 5:25 Hizo David lo que Yahveh le ordenaba y batió a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guézer.

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Capítulo 6

6:1
Y DAVID tornó á juntar todos los escogidos de Israel, treinta mil.
6:2
Y levantóse David, y fué con todo el pueblo que tenía consigo, de Baal de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de el Altísimo de los ejércitos, que mora en ella entre los querubines.
6:3
Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y lleváronla de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa: y Uzza y Ahio, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
6:4
Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahio iba delante del arca.
6:5
Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de el Altísimo con toda suerte de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos.
6:6
Y cuando llegaron á la era de Nachôn, Uzza extendió la mano al arca de Dios, y túvola; porque los bueyes daban sacudidas.
6:7
Y el furor de el Altísimo se encendió contra Uzza, é hiriólo allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.
6:8
Y entristecióse David por haber herido el Altísimo á Uzza: y fué llamado aquel lugar Pérez-uzza, hasta hoy.
6:9
Y temiendo David á el Altísimo aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir á mí el arca de el Altísimo?
6:10
No quiso pues David traer á sí el arca de el Altísimo á la ciudad de David; mas llevóla David á casa de Obed-edom Getheo.
6:11
Y estuvo el arca de el Altísimo en casa de Obed-edom Getheo tres meses: y bendijo el Altísimo á Obed-edom y á toda su casa.
6:12
Y fué dado aviso al rey David, diciendo: el Altísimo ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, á causa del arca de Dios. Entonces David fué, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom á la ciudad de David con alegría.
6:13
Y como los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, sacrificaban un buey y un carnero grueso.
6:14
Y David saltaba con toda su fuerza delante de el Altísimo; y tenía vestido David un ephod de lino.
6:15
Así David y toda la casa de Israel llevaban el arca de el Altísimo con júbilo y sonido de trompeta.
6:16
Y como el arca de el Altísimo llegó á la ciudad de David, aconteció que Michâl hija de Saúl miró desde una ventana, y vió al rey David que saltaba con toda su fuerza delante de el Altísimo: y menosprecióle en su corazón.
6:17
Metieron pues el arca de el Altísimo, y pusiéronla en su lugar en medio de una tienda que David le había tendido: y sacrificó David holocaustos y pacíficos delante de el Altísimo.
6:18
Y como David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre de el Altísimo de los ejércitos.
6:19
Y repartió á todo el pueblo, y á toda la multitud de Israel, así á hombres como á mujeres, á cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y fuése todo el pueblo, cada uno á su casa.
6:20
Volvió luego David para bendecir su casa: y saliendo Michâl á recibir á David, dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un juglar!
6:21
Entonces David respondió á Michâl: Delante de el Altísimo, que me eligió más bien que á tu padre y á toda su casa, mandándome que fuese príncipe sobre el pueblo de el Altísimo, sobre Israel, danzaré delante de el Altísimo.
6:22
Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo á mis propios ojos; y delante de las criadas que dijiste, delante de ellas seré honrado.
6:23
Y Michâl hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.


2Sa 6:1 Reunió de nuevo David a todo lo mejor de Israel, 30.000 hombres.
2Sa 6:2 Se levantó David y partió con todo el pueblo que estaba con él a Baalá de Judá para subir desde allí el arca de Dios que lleva el nombre de Yahveh Sebaot que se sienta sobre los querubines.
2Sa 6:3 Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva y la llevaron de la casa de Abinadab que está en la loma. Uzzá y Ajyó, hijos de Abinadab, conducían la carreta con el arca de Dios.
2Sa 6:4 Uzzá caminaba al lado del arca de Dios y Ajyó iba delante de ella.
2Sa 6:5 David y toda la casa de Israel bailaban delante de Yahveh con todas sus fuerzas, cantando con cítaras, arpas, adufes, sistros y cimbalillos.
2Sa 6:6 Al llegar a la era de Nakón, extendió Uzzá la mano hacia el arca de Dios y la sujetó porque los bueyes amenazaban volcarla.
2Sa 6:7 Entonces la ira de Yahveh se encendió contra Uzzá: allí mismo le hirió Dios por este atrevimiento y murió allí junto al arca de Dios.
2Sa 6:8 David se irritó porque Yahveh había castigado a Uzzá y se llamó aquel lugar Peres Uzzá hasta el día de hoy.
2Sa 6:9 Aquel día David tuvo miedo de Yahveh y dijo: «¿Como voy a llevar a mi casa el arca de Yahveh?»
2Sa 6:10 Y no quiso llevar el arca de Yahveh junto a sí, a la Ciudad de David, sino que la hizo llevar a casa de Obededom de Gat.
2Sa 6:11 El arca de Yahveh estuvo en casa de Obededom de Gat tres meses y Yahveh bendijo a Obededom y a toda su casa.
2Sa 6:12 Se hizo saber al rey David: «Yahveh ha bendecido la casa de Obededom y todas sus cosas a causa del arca de Dios.» Fue David e hizo subir el arca de Dios de casa de Obededom a la Ciudad de David, con gran alborozo.
2Sa 6:13 Cada seis pasos que avanzaban los portadores del arca de Yahveh, sacrificaba un buey y un carnero cebado.
2Sa 6:14 David danzaba y giraba con todas sus fuerzas ante Yahveh, ceñido de un efod de lino.
2Sa 6:15 David y toda la casa de Israel hacían subir el arca de Yahveh entre clamores y resonar de cuernos.
2Sa 6:16 Cuando el arca de Yahveh entró en la Ciudad de David, Mikal, hija de Saúl, que estaba mirando por la ventana, vio al rey David saltando y girando ante Yahveh y le despreció en su corazón.
2Sa 6:17 Metieron el arca de Yahveh y la colocaron en su sitio, en medio de la tienda que David había hecho levantar para ella y David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Yahveh.
2Sa 6:18 Cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre de Yahveh Sebaot
2Sa 6:19 y repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y un pan de pasas a cada uno de ellos, y se fue todo el pueblo cada uno a su casa.
2Sa 6:20 Cuando se volvía David para bendecir su casa, Mikal, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: «¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, descubriéndose hoy ante las criadas de sus servidores como se descubriría un cualquiera!»
2Sa 6:21 Respondió David a Mikal: «En presencia de Yahveh danzo yo. Vive Yahveh, el que me ha preferido a tu padre y a toda tu casa para constituirme caudillo de Israel, el pueblo de Yahveh, que yo danzaré ante Yahveh,
2Sa 6:22 y me haré más vil todavía; seré vil a tus ojos pero seré honrado ante las criadas de que hablas.
2Sa 6:23 Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte.

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Capítulo 7

7:1
Y ACONTECIÓ que, estando ya el rey asentado en su casa, después que el Altísimo le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
7:2
Dijo el rey al profeta Nathán: Mira ahora, yo moro en edificios de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
7:3
Y Nathán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que el Altísimo es contigo.
7:4
Y aconteció aquella noche, que fué palabra de el Altísimo á Nathán, diciendo:
7:5
Ve y di á mi siervo David: Así ha dicho el Altísimo: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
7:6
Ciertamente no he habitado en casas desde el día que saqué á los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que anduve en tienda y en tabernáculo.
7:7
Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado palabra en alguna de las tribus de Israel, á quien haya mandado que apaciente mi pueblo de Israel, para decir: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedros?
7:8
Ahora pues, dirás así á mi siervo David: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Yo te tomé de la majada, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
7:9
Y he sido contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado todos tus enemigos, y te he hecho nombre grande, como el nombre de los grandes que son en la tierra.
7:10
Además yo fijaré lugar á mi pueblo Israel; yo lo plantaré, para que habite en su lugar, y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,
7:11
Desde el día que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimimso el Altísimo te hace saber, que él te quiere hacer casa.
7:12
Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo estableceré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y aseguraré su reino.
7:13
El edificará casa á mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
7:14
Yo le seré á él padre, y él me será á mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;
7:15
Empero mi misericordia no se apartaré de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
7:16
Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será estable eternalmente.
7:17
Conforme á todas estas palabras, y conforme á toda esta visión, así habló Nathán á David.
7:18
Y entró el rey David, y púsose delante de el Altísimo, y dijo: Señor el Altísimo, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
7:19
Y aun te ha parecido poco esto, Señor el Altísimo, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es ése el modo de obrar del hombre, Señor el Altísimo?
7:20
¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Tú pues conoces tu siervo, Señor el Altísimo.
7:21
Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme á tu corazón, haciéndolas saber á tu siervo.
7:22
Por tanto tú te has engrandecido, el Altísimo Dios: por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme á todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
7:23
¿Y quién como tu pueblo, como Israel, en la tierra? una gente por amor de la cual Dios fuese á redimírsela por pueblo, y le pusiese nombre, é hiciese por vosotros, oh Israel, grandes y espantosas obras en tu tierra, por amor de tu pueblo, oh Dios, que tú redimiste de Egipto, de las gentes y de sus dioses?
7:24
Porque tú te has confirmado á tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre: y tú, oh el Altísimo, fuiste á ellos por Dios.
7:25
Ahora pues, el Altísimo Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, despiértala para siempre, y haz conforme á lo que has dicho.
7:26
Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y dígase: el Altísimo de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
7:27
Porque tú, el Altísimo de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para hacer delante de ti esta súplica.
7:28
Ahora pues, el Altísimo Dios, tú eres Dios, y tus palabras serán firmes, ya que has dicho á tu siervo este bien.
7:29
Tenlo pues ahora á bien, y bendice la casa de tu siervo, para que perpetuamente permanezca delante de ti: pues que tú, el Altísimo Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.


2Sa 7:1 Cuando el rey se estableció en su casa y Yahveh le concedió paz de todos sus enemigos de alrededor,
2Sa 7:2 dijo el rey al profeta Natán: «Mira; yo habito en una casa de cedro mientras que el arca de Dios habita bajo pieles.»
2Sa 7:3 Respondió Natán al rey: «Anda, haz todo lo que te dicta el corazón, porque Yahveh está contigo.»
2Sa 7:4 Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a Natán diciendo:
2Sa 7:5 «Ve y di a mi siervo David: Esto dice Yahveh. ¿Me vas a edificar tú una casa para que yo habite?
2Sa 7:6 No he habitado en una casa desde el día en que hice subir a los israelitas de Egipto hasta el día de hoy, sino que he ido de un lado para otro en una tienda, en un refugio.
2Sa 7:7 En todo el tiempo que he caminado entre todos los israelitas ¿he dicho acaso a uno de los jueces de Israel a los que mandé que apacentaran a mi pueblo Israel: "¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?"
2Sa 7:8 Ahora pues di esto a mi siervo David: Así habla Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel.
2Sa 7:9 He estado contigo dondequiera has ido, he eliminado de delante de ti a todos tus enemigos y voy a hacerte un nombre grande como el nombre de los grandes de la tierra:
2Sa 7:10 fijaré un lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré allí para que more en él; no será ya perturbado y los malhechores no seguirán oprimiéndole como antes,
2Sa 7:11 en el tiempo en que instituí jueces en mi pueblo Israel; le daré paz con todos sus enemigos. Yahveh te anuncia que Yahveh te edificará una casa.
2Sa 7:12 Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza.
2Sa 7:13 (El constituirá una casa para mi Nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.)
2Sa 7:14 Yo seré para él padre y él será para mí hijo. Si hace mal, le castigaré con vara de hombres y con golpes de hombres,
2Sa 7:15 pero no apartaré de él mi amor, como lo aparté de Saúl a quien quité de delante de mí.
2Sa 7:16 Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente.»
2Sa 7:17 Natán habló a David según todas estas palabras y esta visión.
2Sa 7:18 El rey David entró, y se sentó ante Yahveh y dijo: «¿Quien soy yo, señor mío Yahveh, y qué mi casa, que me has traído hasta aquí?
2Sa 7:19 Y aun esto es poco a tus ojos, señor mío, Yahveh que hablas también a la casa de tu siervo para el futuro lejano... Señor Yahveh.
2Sa 7:20 ¿Qué más podrá David añadir a estas palabras? Tú me tienes conocido, Señor Yahveh.
2Sa 7:21 Has realizado todas estas grandes cosas según tu palabra y tu corazón, par dárselo a conocer a tu siervo.
2Sa 7:22 Por eso eres grande, mi Señor Yahveh; nadie como tú, no hay Dios fuera de ti, como oyeron nuestros oídos.
2Sa 7:23 ¿Qué otro pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel a quien un dios haya ido a rescatar para hacerle su pueblo, dándole renombre y haciendo en su favor grandes y terribles cosas, expulsando de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto, a naciones y dioses extraños?
2Sa 7:24 Tú te has constituido a tu pueblo Israel para que sea tu pueblo para siempre, y tú, Yahveh, eres su Dios.
2Sa 7:25 Y ahora, Yahveh Dios, mantén firme eternamente la palabra que has dirigido a tu siervo y a su casa y haz según tu palabra.
2Sa 7:26 Sea tu nombre por siempre engrandecido; que se diga: Yahveh Sebaot es Dios de Israel; y que la casa de tu siervo David subsista en tu presencia,
2Sa 7:27 ya que tú, Yahveh Sebaot, Dios de Israel, has hecho esta revelación a tu siervo diciendo: "yo te edificaré una casa": por eso tu siervo ha encontrado valor para orar en tu presencia.
2Sa 7:28 Ahora, mi Señor Yahveh, tú eres Dios, tus palabras son verdad y has prometido a tu siervo esta dicha;
2Sa 7:29 dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo para que permanezca por siempre en tu presencia, pues tú mi Señor Yahveh, has hablado y con tu bendición la casa de tu siervo será eternamente bendita.»

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Capítulo 8

8:1
DESPUÉS de esto aconteció, que David hirió á los Filisteos, y los humilló: y tomó David á Methegamma de mano de los Filisteos.
8:2
Hirió también á los de Moab, y midiólos con cordel, haciéndolos echar por tierra; y midió con dos cordeles para muerte, y un cordel entero para vida; y fueron los Moabitas siervos debajo de tributo.
8:3
Asimismo hirió David á Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él á extender su término hasta el río de Eufrates.
8:4
Y tomó David de ellos mil y setecientos de á caballo, y veinte mil hombres de á pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto cien carros de ellos que dejó.
8:5
Y vinieron los Siros de Damasco á dar ayuda á Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los Siros veinte y dos mil hombres.
8:6
Puso luego David guarnición en Siria la de Damasco, y fueron los Siros siervos de David sujetos á tributo. Y el Altísimo guardó á David donde quiere que fué.
8:7
Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y llevólos á Jerusalem.
8:8
Asimismo de Beta y de Beeroth, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran copia de metal.
8:9
Entonces oyendo Toi, rey de Hamath, que David había herido todo el ejército de Hadad-ezer,
8:10
Envió Toi á Joram su hijo al rey David, á saludarle pacíficamente y á bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido: porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y de metal;
8:11
Los cuales el rey David dedicó á el Altísimo, con la plata y el oro que tenía dedicado de todas las naciones que había sometido:
8:12
De los Siros, de los Moabitas, de los Ammonitas, de los Filisteos, de los Amalecitas, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
8:13
Y ganó David fama cuando, volviendo de la rota de los Siros, hirió diez y ocho mil hombres en el valle de la sal.
8:14
Y puso guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los Idumeos fueron siervos de David. Y el Altísimo guardó á David por donde quiera que fué.
8:15
Y reinó David sobre todo Israel; y hacía David derecho y justicia á todo su pueblo.
8:16
Y Joab hijo de Sarvia era general de su ejército; y Josaphat hijo de Ahilud, canciller;
8:17
Y Sadoc hijo de Ahitud, y Ahimelech hijo de Abiathar, eran sacerdotes; y Seraía era escriba;
8:18
Y Benahía hijo de Joiada, era sobre los Ceretheos y Peletheos; y los hijos de David eran los príncipes.

2Sa 8:1 Después de esto, batió David a los filisteos y los humilló; tomó David a Gat y sus dependencias de manos de los filisteos...
2Sa 8:2 Batió también a los moabitas y los midió con la cuerda, haciendo que se echaran en tierra; midió dos cuerdas y los condenó a muerte, y una cuerda llena la dejó con vida. Los moabitas quedaron sometidos a David, pagando tributo.
2Sa 8:3 David batió a Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá, cuando iba a imponerse su dominio en el Río.
2Sa 8:4 David le apresó 1.700 hombres de carro y 20.000 de a pie y desjarretó toda la caballería de los carros reservando cien tiros.
2Sa 8:5 Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá: pero David causó 22.000 bajas a los arameos.
2Sa 8:6 Y estableció David gobernadores en Aram de Damasco. Los arameos quedaron sometidos a David, pagando tributo; Yahveh hizo triunfar a David por dondequiera que iba.
2Sa 8:7 Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén.
2Sa 8:8 De Tebaj y de Berotay, ciudades de Hadadézer, tomó el rey una gran cantidad de bronce.
2Sa 8:9 Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadézer,
2Sa 8:10 y envió a su hijo Hadoram al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer, ya que Tou estaba siempre en guerra con Hadadézer. Traía Hadoram vasos de plata, oro y bronce.
2Sa 8:11 El rey David los consagró también a Yahveh, con la plata y el oro consagrado procedente de todos los pueblos sometidos,
2Sa 8:12 de Edom, de Moab, de los ammonitas, de los filisteos, de Amalec y del botín de Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá.
2Sa 8:13 David se hizo famoso cuando volvió de su victoria sobre los edomitas, en el valle de la Sal, en número de 18.000.
2Sa 8:14 Puso gobernadores en Edom y todos los edomitas quedaron sometidos a David, y Yahveh hizo triunfar a David dondequiera que iba.
2Sa 8:15 Reinó David sobre todo Israel, administrando derecho y justicia a todo su pueblo.
2Sa 8:16 Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército, y Josafat, hijo de Ajilub, era el heraldo.
2Sa 8:17 Sadoq, hijo de Ajitub, y Abiatar, hijo de Ajimélek, eran sacerdotes. Seraya era secretario,
2Sa 8:18 Benaías, hijo de Yehoyadá, mandaba a los keretos y los peleteos. Los hijos de David eran sacerdotes.


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Capítulo 9

9:1
Y DIJO David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, á quien haga yo misericordia por amor de Jonathán?
9:2
Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual como llamaron que viniese á David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
9:3
Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, á quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aun ha quedado un hijo de Jonathán, lisiado de los pies.
9:4
Entonces el rey le dijo: ¿Y ése dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Machîr hijo de Amiel, en Lodebar.
9:5
Y envió el rey David, y tomólo de casa de Machîr hijo de Amiel, de Lodebar.
9:6
Y venido Mephi-boseth, hijo de Jonathán hijo de Saúl, á David, postróse sobre su rostro, é hizo reverencia. Y dijo David: Mephi-boseth. Y él respondió: He aquí tu siervo.
9:7
Y díjole David: No tengas temor, porque yo á la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonathán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre pan á mi mesa.
9:8
Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires á un perro muerto como yo?
9:9
Entonces el rey llamó á Siba, siervo de Saúl, y díjole: Todo lo que fué de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
9:10
Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus siervos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu Señor tenga con qué mantenerse; y Mephi-boseth el hijo de tu señor tenga con qué mantenerse; y Mephi-boseth el hijo de tu señor comerá siempre pan á mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.
9:11
Y respondió Siba al rey: Conforme á todo lo que ha mandado mi Señor el rey á su siervo, así lo hará tu siervo. Mephi-boseth, dijo el rey, comerá á mi mesa, como uno de los hijos del rey.
9:12
Y tenía Mephi-boseth un hijo pequeño, que se llamaba Michâ. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mephi-boseth.
9:13
Y moraba Mephi-boseth en Jerusalem, porque comía siempre á la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.


2Sa 9:1 David preguntó: «¿Queda todavía algún hijo de la casa de Saúl? Quiero favorecerle por amor a Jonatán.
2Sa 9:2 Tenía la familia de Saúl un siervo llamado Sibá. Le convocaron ante David y el rey le dijo: «¿Eres tú Sibá?» Respondió: «Tu siervo soy.»
2Sa 9:3 Dijo el rey: «¿Queda alguien todavía de la casa de Saúl para que yo tenga con él una misericordia sin medida?» Sibá contestó al rey: «Vive todavía un hijo de Jonatán, tullido de pies.»
2Sa 9:4 El rey le preguntó: «¿Dónde está?» Respondió Sibá al rey: «Esta en casa de Makir, hijo de Ammiel, en Lo Debar.»
2Sa 9:5 Y el rey David mandó traerlo de la casa de Makir, hijo de Ammiel, de Lo Debar.
2Sa 9:6 Llegó Meribbaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, adonde David y cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo: «Meribbaal», y respondió: «Aquí tienes a tu siervo.»
2Sa 9:7 David le dijo: «No temas, quiero favorecerte por amor de Jonatán, tu padre. Haré que te devuelvan todos los campos de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.»
2Sa 9:8 El se postró y dijo: «¿Qué es tu siervo, para que te fijes en un perro muerto como yo?»
2Sa 9:9 Llamó el rey a Sibá, criado de Saúl, y le dijo: «Todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa, se lo doy al hijo de tu señor.
2Sa 9:10 Cultivarás para él la tierra tú, tus hijos y tus siervos, y se lo llevarás a la familia de tu señor para que pueda comer. Meribbaal, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.» Tenía Sibá quince hijos y veinte siervos.
2Sa 9:11 Respondió Sibá al rey: «Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey ha mandado a su siervo.» Meribbaal comía a la mesa de David como uno de los hijos del rey.
2Sa 9:12 Tenía Meribbaal un hijo pequeño, llamado Miká. Todos los que vivían en casa de Sibá eran siervos de Meribbaal.
2Sa 9:13 Pero Meribbaal vivía en Jerusalén porque comía siempre a la mesa del rey. Estaba tullido de pies.

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Capítulo 10

10:1
DESPUÉS de esto aconteció, que murió el rey de los hijos de Ammón: y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.
10:2
Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Naas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos á consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David á la tierra de los hijos de Ammón,
10:3
Los príncipes de los hijos de Ammón dijeron á Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David á tu padre te ha enviado consoladores? ¿no ha enviado David sus siervos á ti por reconocer é inspeccionar la ciudad, para destruirla?
10:4
Entonces Hanún tomó los siervos de David, y rapóles la mitad de la barba, y cortóles los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y despachólos.
10:5
Lo cual como fué hecho saber á David, envió á encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey hizo decir les: Estaos en Jericó hasta que os vuelva á nacer la barba, y entonces regresaréis.
10:6
Y viendo los hijos de Ammón que se habían hecho odiosos á David, enviaron los hijos de Ammón y tomaron á sueldo á los Siros de la casa de Rehob, y á los Siros de Soba, veinte mil hombres de á pie: y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
10:7
Lo cual como oyó David, envió á Joab con todo el ejército de los valientes.
10:8
Y saliendo los hijos de Ammón, ordenaron sus escuadrones á la entrada de la puerta: mas los Siros de Soba, y de Rehob, y de Is-tob, y de Maaca, estaban de por sí en le campo.
10:9
Viendo pues Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y púsose en orden contra los Siros.
10:10
Entregó luego lo que quedó del pueblo en mano de Abisai su hermano, y púsolo en orden para encontrar á los Ammonitas.
10:11
Y dijo: Si los Siros me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Ammón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.
10:12
Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios: y haga el Altísimo lo que bien le pareciere.
10:13
Y acercóse Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear con los Siros; mas ellos huyeron delante de él.
10:14
Entonces los hijos de Ammón, viendo que los Siros habían huído, huyeron también ellos delante de Abisai, y entráronse en la ciudad. Y volvió Joab de los hijos de Ammón, y vínose á Jerusalem.
10:15
Mas viendo los Siros que habían caído delante de Israel, tornáronse á juntar.
10:16
Y envió Hadad-ezer, y sacó los Siros que estaban de la otra parte del río, los cuales vinieron á Helam, llevando por jefe á Sobach general del ejército de Hadad-ezer.
10:17
Y como fué dado aviso á David, juntó á todo Israel, y pasando el Jordán vino á Helam: y los Siros se pusieron en orden contra David, y pelearon con él.
10:18
Mas los Siros huyeron delante de Israel: é hirió David de los Siros la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de á caballo: hirió también á Sobach general del ejército, y murió allí.
10:19
Viendo pues todos los reyes que asistían á Hadad-ezer, como habían ellos sido derrotados delante de Israel, hicieron paz con Israel, y sirviéronle; y de allí adelante temieron los Siros de socorrer á los hijos de Ammón.

2Sa 10:1 Después de esto murió el rey de los ammonitas y reinó en su lugar su hijo Janún.
2Sa 10:2 Dijo David: «Tendré con Janún, hijo de Najás, la misma benevolencia que su padre tuvo conmigo.» David envió a sus servidores para que le consolaran por su padre. Cuando los servidores de David llegaron al país de los ammonitas,
2Sa 10:3 dijeron los jefes de los ammonitas a Janún, su señor: «¿Acaso David te envía a consolar porque quiere hacer honor a tu padre ante tus ojos? ¿No te ha enviado David sus siervos para espiar la ciudad, explorarla y destruirla?»
2Sa 10:4 Entonces Janún prendió a los servidores de David, les rapó la mitad de la barba, cortó sus vestidos hasta la mitad de las nalgas, y los despachó.
2Sa 10:5 Se lo comunicaron a David y envió gente a su encuentro porque los hombres estaban cubiertos de vergüenza; el rey les mandó a decir: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba; después volveréis.»
2Sa 10:6 Vieron los ammonitas que se habían hecho odiosos a David y enviaron para tomar a sueldo arameos de Bet Rejob y arameos de Sobá 20.000 infantes; del rey de Maaká mil hombres y del rey de Tob 12.000.
2Sa 10:7 Lo supo David y mandó a Joab con toda la tropa, los valientes.
2Sa 10:8 Salieron a campaña los ammonitas y se ordenaron en batalla a la entrada de la puerta, mientras que los arameos de Sobá y de Rejob, y los hombres de Tob y de Maaká estaban aparte en el campo.
2Sa 10:9 Viendo Joab que tenía un frente de combate por delante y otro por detrás, escogió a los mejores de Israel y los puso en línea contra los arameos.
2Sa 10:10 Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo ordenó en batalla frente a los ammonitas.
2Sa 10:11 Y dijo: «Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; si los ammonitas te dominan a ti, vendré en tu socorro.
2Sa 10:12 Ten fortaleza, esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios y que Yahveh haga lo que bien le parezca.»
2Sa 10:13 Y avanzó Joab con su ejército para luchar contra los arameos, que huyeron ante él.
2Sa 10:14 Viendo los ammonitas que los arameos emprendían la fuga, huyeron también ellos ante Abisay y entraron en la ciudad, mientras que Joab se alejó de los ammonitas y entró en Jerusalén.
2Sa 10:15 Vieron los arameos que habían sido vencidos por Israel y se concentraron todos.
2Sa 10:16 Hadadézer mandó venir a los arameos del otro lado del Río. Y llegaron a Jelam, viniendo a su cabeza Sobak, jefe del ejército de Hadadézer.
2Sa 10:17 Se dio aviso a David, quien reuniendo a todo Israel pasó el Jordán y llegó a Jelam; los arameos se ordenaron en batalla frente a David y combatieron contra él.
2Sa 10:18 Huyeron los arameos ante Israel y David abatió a los arameos setecientos carros y 40.000 de carro. Hirió también a Sobak, jefe de su ejército, que murió allí mismo.
2Sa 10:19 Cuando todos les reyes vasallos de Hadadézer vieron que habían sido batidos ante Israel, hicieron la paz con Israel y le quedaron sometidos. Los arameos no se atrevieron a seguir ayudando a los ammonitas.


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Capítulo 11

11:1
Y ACONTECIÓ á la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes á la guerra, que David envió á Joab, y á sus siervos con él, y á todo Israel; y destruyeron á los Ammonitas, y pusieron cerco á Rabba: mas David se quedó en Jerusalem.
11:2
Y acaeció que levantándose David de su cama á la hora de la tarde, paseábase por el terrado de la casa real, cuando vió desde el terrado una mujer que se estaba lavando, la cual era muy hermosa.
11:3
Y envió David á preguntar por aquella mujer, y dijéronle: Aquella es Bath-sheba hija de Eliam, mujer de Uría Hetheo.
11:4
Y envió David mensajeros, y tomóla: y así que hubo entrado á él, él durmió con ella. Purificóse luego ella de su inmundicia, y se volvió á su casa.
11:5
Y concibió la mujer, y enviólo á hacer saber á David, diciendo: Yo estoy embarazada.
11:6
Entonces David envió á decir á Joab: Envíame á Uría Hetheo. Y enviólo Joab á David.
11:7
Y como Uría vino á él, preguntóle David por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra.
11:8
Después dijo David á Uría: Desciende á tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Uría de casa del rey, vino tras de él comida real.
11:9
Mas Uría durmió á la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió á su casa.
11:10
E hicieron saber esto á David, diciendo: Uría no ha descendido á su casa. Y dijo David á Uría: ¿No has venido de camino? ¿por qué pues no descendiste á tu casa?
11:11
Y Uría respondió á David: El arca, é Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor sobre la haz del campo: ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y á dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
11:12
Y David dijo á Uría: Estáte aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y quedóse Uría en Jerusalem aquel día y el siguiente.
11:13
Y David lo convidó, é hízole comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió á la tarde á dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió á su casa.
11:14
Venida la mañana, escribió David á Joab una carta, la cual envió por mano de Uría.
11:15
Y escribió en la carta, diciendo: Poned á Uría delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera.
11:16
Así fué que cuando Joab cercó la ciudad, puso á Uría en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
11:17
Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon con Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Uría Hetheo.
11:18
Entonces envió Joab, é hizo saber á David todos los negocios de la guerra.
11:19
Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los negocios de la guerra,
11:20
Si el rey comenzare á enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis á la ciudad peleando? ¿no sabíais lo que suelen arrojar del muro?
11:21
¿Quién hirió á Abimelech hjo de Jerobaal? ¿no echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Thebes? ¿por qué os llegasteis al muro?: entonces tú le dirás: También tu siervo Uría Hetheo es muerto.
11:22
Y fué el mensajero, y llegando, contó á David todas las cosas á que Joab le había enviado.
11:23
Y dijo el mensajero á David: Prevalecieron contra nosotros los hombres, que salieron á nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
11:24
Pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Uría Hetheo.
11:25
Y David dijo al mensajero: Dirás así á Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada: esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
11:26
Y oyendo la mujer de Uría que su marido Uría era muerto, hizo duelo por su marido.
11:27
Y pasado el luto, envió David y recogióla �� su casa: y fué ella su mujer, y parióle un hijo. Mas esto que David había hecho, fué desagradable á los ojos de el Altísimo.
2Sa 11:1 A la vuelta del año, al tiempo que los reyes salen a campaña, envió David a Joab con sus veteranos y todo Israel. Derrotaron a los ammonitas y pusieron sitio a Rabbá, mientras David se quedó en Jerusalén.
2Sa 11:2 Un atardecer se levantó David de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey cuando vio desde lo alto del terrado a una mujer que se estaba bañando. Era una mujer muy hermosa.
2Sa 11:3 Mandó David para informarse sobre la mujer y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías el hitita.»
2Sa 11:4 David envió gente que la trajese; llegó donde David y él se acostó con ella, cuando acababa de purificarse de sus reglas. Y ella se volvió a su casa.
2Sa 11:5 La mujer quedó embarazada y envió a decir a David: «Estoy encinta.»
2Sa 11:6 David mandó decir a Joab: «Envíame a Urías el hitita.» Joab envió a Urías adonde David.
2Sa 11:7 Llegó Urías donde él y David le preguntó por Joab, y por el ejército y por la marcha de la guerra.
2Sa 11:8 Y dijo David a Urías: «Baja a tu casa y lava tus pies.» Salió Urías de la casa del rey, seguido de un obsequio de la mesa real.
2Sa 11:9 Pero Urías se acostó a la entrada de la casa del rey, con la guardia de su señor, y no bajó a su casa.
2Sa 11:10 Avisaron a David: «Urías no ha bajado a su casa.» Preguntó David a Urías: «¿No vienes de un viaje? ¿Por qué no has bajado a tu casa?
2Sa 11:11 Urías respondió a David: «El arca, Israel y Judá habitan en tiendas; Joab mi señor y los siervos de mi señor acampan en el suelo ¿y voy a entrar yo en mi casa para comer, beber y acostarme con mi mujer? ¡Por tu vida y la vida de tu alma, no haré tal!»
2Sa 11:12 Entonces David dijo a Urías: «Quédate hoy también y mañana te despediré.» Se quedó Urías aquel día en Jerusalén y al día siguiente
2Sa 11:13 le invitó David a comer con él y le hizo beber hasta emborracharse. Por la tarde salió y se acostó en el lecho, con la guardia de su señor, pero no bajó a su casa.
2Sa 11:14 A la mañana siguiente escribió David una carta a Joab y se la envió por medio de Urías.
2Sa 11:15 En la carta había escrito: «Poned a Urías frente a lo más reñido de la batalla y retiraos de detrás de él para que sea herido y muera.»
2Sa 11:16 Estaba Joab asediando la ciudad y colocó a Urías en el sitio en que sabía que estaban los hombres más valientes.
2Sa 11:17 Los hombres de la ciudad hicieron una salida y atacaron a Joab; cayeron algunos del ejército de entre los veteranos de David; y murió también Urías el hitita.
2Sa 11:18 Joab envió a comunicar a David todas las noticias de la guerra,
2Sa 11:19 y ordenó al mensajero: «Cuando hayas acabado de decir al rey todas las noticias sobre la batalla,
2Sa 11:20 si salta la cólera del rey de te dice: "¿Por qué os habéis acercado a la ciudad para atacarla? ¿No sabíais que tirarían sobre vosotros desde la muralla?
2Sa 11:21 ¿Quien mató a Abimélek, el hijo de Yerubbaal? ¿No arrojó una mujer sobre él una piedra de molino desde lo alto de la muralla y murió él en Tebés? ¿Por qué os habéis acercado a la muralla?", tú le dices: También ha muerto tu siervo Urías el hitita.»
2Sa 11:22 Partió el mensajero y en llegando comunicó a David todo lo que le había mandado Joab. David se irritó contra Joab y dijo al mensajero: «¿Por qué os habéis acercado a la muralla para luchar? ¿Quién mató a Abimélek, el hijo de Yerubbaal? ¿No arrojó una mujer sobre él una piedra de molino desde lo alto de la muralla y murió él en Tebés? ¿Por qué os habéis acercado a la muralla?»
2Sa 11:23 El mensajero dijo a David: «Aquellos hombres se crecieron frente a nosotros, hicieron una salida contra nosotros en campo raso y los rechazamos hasta la entrada de la puerta,
2Sa 11:24 pero los arqueros tiraron contra tus veteranos desde lo alto de la muralla y murieron algunos de los veteranos del rey. También murió tu siervo Urías el hitita.»
2Sa 11:25 Entonces David dijo al mensajero: «Esto has de decir a Joab: "No te inquietes por este asunto, porque la espada devora ya a uno ya a otro. Redobla tu ataque contra la ciudad y destrúyela." Y así le darás ánimos.»
2Sa 11:26 Supo la mujer de Urías que había muerto Urías su marido e hizo duelo por su señor.
2Sa 11:27 Pasado el luto, David envió por ella y la recibió en su casa haciéndola su mujer; ella le dio a luz un hijo; pero aquella acción que David había hecho desagradó a Yahveh.



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Capítulo 12

12:1
Y ENVIÓ el Altísimo á Nathán á David, el cual viniendo á él, díjole: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
12:2
El rico tenía numerosas ovejas y vacas:
12:3
Mas el pobre no tenía más que una sola cordera, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado, y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno: y teníala como á una hija.
12:4
Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar al caminante que le había venido, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y aderezóla para aquél que le había venido.
12:5
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo á Nathán: Vive el Altísimo, que el que tal hizo es digno de muerte.
12:6
Y que él debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo esta tal cosa, y no tuvo misericordia.
12:7
Entonces dijo Nathán á David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho el Altísimo, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl;
12:8
Yo te dí la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno: demás de esto te dí la casa de Israel y de Judá; y si esto es poco, yo te añadiré tales y tales cosas.
12:9
¿Por qué pues tuviste en poco la palabra de el Altísimo, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Uría Hetheo heriste á cuchillo, y tomaste por tu mujer á su mujer, y á él mataste con el cuchillo de los hijos de Ammón.
12:10
Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Uría Hetheo para que fuese tu mujer.
12:11
Así ha dicho el Altísimo: He aquí yo levantaré sobre ti el mal de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré á tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres á la vista de este sol.
12:12
Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel, y delante del sol.
12:13
Entonces dijo David á Nathán: Pequé contra el Altísimo. Y Nathán dijo á David: También el Altísimo ha remitido tu pecado: no morirás.
12:14
Mas por cuanto con este negocio hiciste blasfemar á los enemigos de el Altísimo, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.
12:15
Y Nathán se volvió á su casa. Y el Altísimo hirió al niño que la mujer de Uría había parido á David, y enfermó gravemente.
12:16
Entonces rogó David á Dios por el niño; y ayunó David, recogióse, y pasó la noche acostado en tierra.
12:17
Y levantándose los ancianos de su casa fueron á él para hacerlo levantar de tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
12:18
Y al séptimo día murió el niño; pero sus siervos no osaban hacerle saber que el niño era muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aun vivía, le hablábamos, y no quería oir nuestra voz: ¿pues cuánto más mal le hará, si le dijéremos que el niño es muerto?
12:19
Mas David viendo á sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño era muerto; por lo que dijo David á sus siervos: ¿Es muerto el niño? Y ellos respondieron: Muerto es.
12:20
Entonces David se levantó de tierra, y lavóse y ungióse, y mudó sus ropas, y entró á la casa de el Altísimo, y adoró. Y después vino á su casa, y demandó, y pusiéronle pan, y comió.
12:21
Y dijéronle sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y él muerto, levantástete y comiste pan.
12:22
Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, por manera que viva el niño?
12:23
Mas ahora que ya es muerto, ¿para qué tengo de ayunar? ¿podré yo hacerle volver? Yo voy á él, mas él no volverá á mí.
12:24
Y consoló David á Bath-sheba su mujer, y entrando á ella, durmió con ella; y parió un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó el Altísimo:
12:25
Que envió por mano de Nathán profeta, y llamó su nombre Jedidiah, á causa de el Altísimo.
12:26
Y Joab peleaba contra Rabba de los hijos de Ammón, y tomó la ciudad real.
12:27
Entonces envió Joab mensajeros á David, diciendo: Yo he peleado contra Rabba, y he tomado la ciudad de las aguas.
12:28
Junta pues ahora el pueblo que queda, y asienta campo contra la ciudad, y tómala; porque tomando yo la ciudad, no se llame de mi nombre.
12:29
Y juntando David todo el pueblo fué contra Rabba, y combatióla, y tomóla.
12:30
Y tomó la corona de su rey de su cabeza, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fué puesta sobre la cabeza de David. Y trajo muy grande despojo de la ciudad.
12:31
Sacó además el pueblo que estaba en ella, y púsolo debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; é hízolos pasar por hornos de ladrillos: y lo mismo hizo á todas las ciudades de los hijos de Ammón. Volvióse luego David con todo el pueblo á Jerusalem.


2Sa 12:1 Envió Yahveh a Natán donde David, y llegando a él le dijo: «Había dos hombres en una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre.
2Sa 12:2 El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia;
2Sa 12:3 el pobre no tenía más que una corderilla, sólo una, pequeña, que había comprado. El la alimentaba y ella iba creciendo con él y sus hijos, comiendo su pan, bebiendo en su copa, durmiendo en su seno igual que una hija.
2Sa 12:4 Vino un visitante donde el hombre rico, y dándole pena tomar su ganado lanar y vacuno para dar de comer a aquel hombre llegado a su casa, tomó la ovejita del pobre, y dio de comer al viajero llegado a su casa.»
2Sa 12:5 David se encendió en gran cólera contra aquel hombre y dijo a Natán: «¡Vive Yahveh! que merece la muerte el hombre que tal hizo.
2Sa 12:6 Pagará cuatro veces la oveja por haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión.»
2Sa 12:7 Entonces Natán dijo a David: «Tú eres ese hombre. Así dice Yahveh Dios de Israel: Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de Saúl.
2Sa 12:8 Te he dado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas.
2Sa 12:9 ¿Por qué has menospreciado a Yahveh haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole por la espada de los ammonitas?
2Sa 12:10 Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya.
2Sa 12:11 Así habla Yahveh: Haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti. Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se las daré a otro que se acostará con tus mujeres a la luz de este sol.
2Sa 12:12 Pues tú has obrado en lo oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la luz del sol.»
2Sa 12:13 David dijo a Natán: «He pecado contra Yahveh.» Respondió Natán a David: «También Yahveh perdona tu pecado; no morirás.
2Sa 12:14 Pero por haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.»
2Sa 12:15 Y Natán se fue a su casa. Hirió Yahveh al niño que había engendrado a David la mujer de Urías y enfermó gravemente.
2Sa 12:16 David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y entrando en casa pasaba la noche acostado en tierra.
2Sa 12:17 Los ancianos de su casa se esforzaban por levantarle del suelo, pero el se negó y no quiso comer con ellos.
2Sa 12:18 El séptimo día murió el niño; los servidores de David temieron decirle que el niño había muerto, porque se decían: «Cuando el niño aún vivía le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha muerto? ¡Hará un desatino!»
2Sa 12:19 Vio David que sus servidores cuchicheaban entre sí y comprendió David que el niño había muerto y dijo David a sus servidores: «¿Es que ha muerto el niño?» Le respondieron: «Ha muerto.»
2Sa 12:20 David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa de Yahveh y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió.
2Sa 12:21 Sus servidores le dijeron: «¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas, y ahora que ha muerto te levantas y comes.»
2Sa 12:22 Respondió: «Mientras el niño vivía ayuné y lloré, pues me decía: ¿Quién sabe si Yahveh tendrá compasión de mí y el niño vivirá?
2Sa 12:23 Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí.»
2Sa 12:24 David consoló a Betsabé su mujer, fue donde ella y se acostó con ella; dio ella a luz un hijo y se llamó Salomón; Yahveh le amó,
2Sa 12:25 y envió al profeta Natán que le llamó Yedidías, por lo que había dicho Yahveh.
2Sa 12:26 Joab atacó a Rabbá de los ammonitas y conquistó la ciudad real.
2Sa 12:27 Y envió Joab mensajeros a David para decirle: «He atacado a Rabbá y me he apoderado también de la ciudad real.
2Sa 12:28 Ahora, pues, reúne el resto del ejército, acampa contra la ciudad y tómala, para que no sea yo quien la conquiste y no le dé mi nombre.»
2Sa 12:29 Reunió David todo el ejército y partió para Rabbá, la atacó y la conquistó.
2Sa 12:30 Tomó de la cabeza de Milkom la corona, que pesaba un talento de oro; tenía ésta engarzada una piedra preciosa que fue puesta en la cabeza de David; y se llevó un enorme botín de la ciudad.
2Sa 12:31 A la gente que había en ella la hizo salir y la puso a trabajar en las sierras, en los trillos de dientes de hierro, en las hachas de hierro y los empleó en los hornos de ladrillo. Lo mismo hizo con todas la ciudades de los ammonitas. Luego David regresó con todo el ejército a Jerusalén.

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Capítulo 13

13:1
ACONTECIÓ después de esto, que teniendo Absalom hijo de David una hermana hermosa que se llamaba Thamar, enamoróse de ella Amnón hijo de David.
13:2
Y estaba Amnón angustiado hasta enfermar, por Thamar su hermana: porque por ser ella virgen, parecía á Amnón que sería cosa dificultosa hacerle algo.
13:3
Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David: y era Jonadab hombre muy astuto.
13:4
Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas así enflaqueciendo? ¿no me lo descubrirás á mí? Y Amnón le respondió: Yo amo á Thamar la hermana de Absalom mi hermano.
13:5
Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere á visitarte, dile: Ruégote que venga mi hermana Thamar, para que me conforte con alguna comida, y aderece delante de mí alguna vianda, para que viendo yo, la coma de su mano.
13:6
Acostóse pues Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey: á visitarle: y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Thamar, y haga delante de mí dos hojuelas, que coma yo de su mano.
13:7
Y David envió á Thamar á su casa, diciendo: Ve ahora á casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.
13:8
Y fué Thamar á casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó é hizo hojuelas delante de él, y aderezólas.
13:9
Tomó luego la sartén, y sacólas delante de él: mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí á todos. Y todos se salieron de allí.
13:10
Entonces Amnón dijo á Thamar: Trae la comida á la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Thamar las hojuelas que había aderezado, llevólas á su hermano Amnón á la alcoba.
13:11
Y como ella se las puso delante para que comiese, él trabó de ella, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo.
13:12
Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas fuerza; porque no se ha de hacer así con Israel. No hagas tal desacierto.
13:13
Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Ruégote pues ahora que hables al rey, que no me negará á ti.
13:14
Mas él no la quiso oir; antes pudiendo más que ella la forzó, y echóse con ella.
13:15
Aborrecióla luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fué mayor que el amor con que la había amado. Y díjole Amnón: Levántate y vete.
13:16
Y ella le respondió: No es razón; mayor mal es éste de echarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oir:
13:17
Antes llamando su criado que le servía dijo: Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta.
13:18
Y tenía ella sobre sí una ropa de colores, traje que las hijas vírgenes de los reyes vestían. Echóla pues fuera su criado, y cerró la puerta tras ella.
13:19
Entonces Thamar tomó ceniza, y esparcióla sobre su cabeza, y rasgó su ropa de colores de que estaba vestida, y puestas sus manos sobre su cabeza, fuése gritando.
13:20
Y díjole su hermano Absalom: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía: tu hermano es; no pongas tu corazón en este negocio. Y quedóse Thamar desconsolada en casa de Absalom su hermano.
13:21
Y luego que el rey David oyó todo esto, fué muy enojado.
13:22
Mas Absalom no habló con Amnón ni malo ni bueno, bien que Absalom aborrecía á Amnón, porque había forzado á Thamar su hermana.
13:23
Y aconteció pasados dos años, que Absalom tenía esquiladores en Bala-hasor, que está junto á Ephraim; y convidó Absalom á todos los hijos del rey.
13:24
Y vino Absalom al rey, y díjole: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores: yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.
13:25
Y respondió el rey á Absalom: No, hijo mío, no vamos todos, porque no te hagamos costa. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas bendíjolo.
13:26
Entonces dijo Absalom: Si no, ruégote que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?
13:27
Y como Absalom lo importunase, dejó ir con él á Amnón y á todos los hijos del rey.
13:28
Y había Absalom dado orden á sus criados, diciendo: Ahora bien, mirad cuando el corazón de Amnón estará alegre del vino, y en diciéndoos yo: Herid á Amnón, entonces matadle, y no temáis; que yo os lo he mandado. Esforzaos pues, y sed valientes.
13:29
Y los criados de Absalom hicieron con Amnón como Absalom lo había mandado. Levantáronse luego todos los hijos del rey, y subieron todos en sus mulos, y huyeron.
13:30
Y estando aún ellos en el camino, llegó á David el rumor que decía: Absalom ha muerto á todos los hijos del rey, que ninguno de ellos ha quedado.
13:31
Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y echóse en tierra, y todos sus criados, rasgados sus vestidos, estaban delante.
13:32
Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han muerto á todos los jóvenes hijos del rey, que sólo Amnón es muerto: porque en boca de Absalom estaba puesto desde el día que Amnón forzó á Thamar su hermana.
13:33
Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón esa voz que dice: Todos los hijos del rey son muertos: porque sólo Amnón es muerto.
13:34
Absalom huyó luego. Entre tanto, alzando sus ojos el mozo que estaba en atalaya, miró, y he aquí mucho pueblo que venía á sus espaldas por el camino de hacia el monte.
13:35
Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen: es así como tu siervo ha dicho.
13:36
Y como él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.
13:37
Mas Absalom huyó, y fuése á Talmai hijo de Amiud, rey de Gessur. Y David lloraba por su hijo todos los días.
13:38
Y después que Absalom huyó y se fué á Gessur, estuvo allá tres años.
13:39
Y el rey David deseó ver á Absalom: porque ya estaba consolado acerca de Amnón que era muerto.


2Sa 13:1 Sucedió después que Absalón, hijo de David, tenía una hermana que era hermosa, llamada Tamar, y Amnón, hijo de David, se prendó de ella.
2Sa 13:2 Estaba Amnón tan atormentado que se puso enfermo, porque su hermana Tamar era virgen y le parecía difícil a Ammón hacerle algo.
2Sa 13:3 Tenía Amnón un amigo llamado Yonadab, hijo de Simá, hermano de David; era Yonadab hombre muy astuto,
2Sa 13:4 y le dijo: «¿Qué te sucede, hijo del rey, que de día en día estás más afligido? ¿No me lo vas a descubrir?» Amnón le dijo: «Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalón.»
2Sa 13:5 Yonadab le dijo: «Acuéstate en tu lecho y fíngete enfermo y cuando tu padre venga en verte le dices: Que venga, por favor, mi hermana Tamar a darme de comer; que prepare delante de mí algún manjar para que lo vea yo y lo coma de su mano.»
2Sa 13:6 Y Amnón se acostó fingiéndose enfermo. Entró el rey a verle y Amnón dijo al rey: «Que venga, por favor, mi hermana Tamar y fría delante de mí un par de frituras y yo las comeré de su mano.»
2Sa 13:7 David envió a decir a Tamar a su casa: «Vete a casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer.»
2Sa 13:8 Fue, pues, Tamar a casa de su hermano, que estaba acostado; tomó harina, la amasó, hizo los pasteles y los puso a freír delante de su hermano;
2Sa 13:9 tomó la sartén y la vació delante de él, pero él no quiso comer; y dijo Amnón: «Que salgan todos de aquí.» Y todos salieron de allí.
2Sa 13:10 Entonces Amnón dijo a Tamar: «Tráeme la comida a la alcoba para que coma de tu mano.» Tomo Tamar las frituras que había hecho, se las llevó a su hermano Amnón a la alcoba
2Sa 13:11 y se las acercó para que comiese, pero él la sujetó y le dijo: «Ven, acuéstate conmigo, hermana mía.»
2Sa 13:12 Pero ella respondió: «No, hermano mío, no me fuerces, pues no se hace esto en Israel. No cometas esta infamia.
2Sa 13:13 ¿A dónde iría yo deshonrada? Y tú serías como un infame en Israel. Habla, te lo suplico, al rey, que no rehusará entregarme a ti.»
2Sa 13:14 Pero él no quiso escucharla, sino que la sujetó y forzándola se acostó con ella.
2Sa 13:15 Después Amnón la aborreció con tan gran aborrecimiento que fue mayor su aborrecimiento que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: «Levántate y vete.»
2Sa 13:16 Ella le dijo: «No, hermano mío, por favor, porque si me echas, este segundo mal es peor que el que me hiciste primero.» Pero él no quiso escucharla.
2Sa 13:17 Llamó al criado que le servía y le dijo: «Échame a ésta fuera y cierra la puerta tras ella.»
2Sa 13:18 (Vestía ella una túnica con mangas, porque así vestían antes las hijas del rey que eran vírgenes). Su criado la hizo salir fuera y cerró la puerta tras ella.
2Sa 13:19 Tamar puso ceniza sobre su cabeza, rasgó la túnica de mangas que llevaba, puso sus manos sobre la cabeza y se iba gritando mientras caminaba.
2Sa 13:20 Su hermano Absalón le dijo: «¿Es que tu hermano Amnón ha estado contigo? Ahora calla, hermana mía; es tu hermano. No te preocupes de este asunto.» Y Tamar quedó desolada en casa de su hermano Absalón.
2Sa 13:21 Cuando el rey David supo todas estas cosas se irritó en extremo, pero no quiso castigar a su hijo Amnón, al que amaba porque era su primogénito.
2Sa 13:22 Absalón no dijo a Amnón ni una palabra, ni buena ni mala, pues odiaba Absalón a Amnón porque había humillado a su hermana Tamar.
2Sa 13:23 Dos años después, estaban los esquiladores con Absalón esquilando en Baal Jasor, junto a Efraím, y Absalón invitó a todos los hijos del rey.
2Sa 13:24 Se presentó Absalón al rey y le dijo: «Ya que estoy de esquileo, que vengan, por favor, conmigo el rey y sus servidores.»
2Sa 13:25 El rey dijo a Absalón: «No, hijo mío, no podemos ir todos para no serte gravosos.» Insistió, pero el rey no quiso ir y le dio su bendición.
2Sa 13:26 Absalón le dijo: «Que venga, por favor, con nosotros mi hermano Amnón.» Respondió el rey: «¿Para qué ha de ir contigo?»
2Sa 13:27 Pero Absalón le insistió y dejó que fueran con él Amnón y todos los hijos del rey. Absalón mandó preparar un convite regio.
2Sa 13:28 Y ordenó a sus criados: «Estad atentos: cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino y yo os diga: "Herid a Amnón", le mataréis. No tengáis temor, porque os lo mando yo. Cobrad ánimo y sed valerosos.»
2Sa 13:29 Los criados de Absalón hicieron con Amnón lo que Absalón les había mandado. Entonces todos los hijos del rey se levantaron y montando cada cual en su mulo huyeron.
2Sa 13:30 Estando ellos en camino llegó a David el rumor de que Absalón había matado a todos los hijos del rey y que no había quedado ni uno solo de ellos.
2Sa 13:31 Se levantó el rey, rasgó sus vestidos y se echó en tierra; todos los servidores que estaban a su lado rasgaron también, sus vestidos.
2Sa 13:32 Pero Yonadab, hijo de Simá, hermano de David, tomó la palabra y dijo: «No piense mi señor el rey que han muerto todos los muchachos, los hijos del rey, porque solamente ha muerto Amnón; pues era cosa decidida en boca de Absalón desde el día en que aquél humilló a su hermana Tamar.
2Sa 13:33 Así que no haga caso mi señor el rey de esos rumores de que han muerto todos los hijos del rey, porque sólo ha muerto Amnón.»
2Sa 13:34 Absalón huyó. El joven que estaba de centinela levantó la vista y vio multitud que venía por el camino de Bajurim, a la bajada, y fue a avisar el rey: «He visto algunos hombres que bajan por el camino de Bajurim, por la ladera de la montaña.»
2Sa 13:35 Yonadab dijo al rey: «Son los hijos del rey que llegan; ha sido lo que tu servidor había dicho.»
2Sa 13:36 Apenas había acabado de hablar, entraron los hijos del rey y alzando su voz lloraron. También el rey y todos los servidores se echaron a llorar con gran llanto.
2Sa 13:37 Absalón huyó yéndose adonde Talmay, hijo de Ammijud, rey de Guesur; y el rey lloraba todos los días por su hijo.
2Sa 13:38 Absalón, por su parte, había huido yéndose a Guesur: allí se quedó tres años.
2Sa 13:39 El espíritu del rey cesó de airarse contra Absalón, porque se había consolado ya de la muerte de Ammón.

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Capítulo 14

14:1
Y CONOCIENDO Joab hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalom,
14:2
Envió Joab á Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y díjole: Yo te ruego que te enlutes, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como mujer que ha mucho tiempo que trae luto por algún muerto;
14:3
Y entrando al rey, habla con él de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca.
14:4
Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro hizo reverencia, y dijo: Oh rey, salva.
14:5
Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo á la verdad soy una mujer viuda y mi marido es muerto.
14:6
Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los despartiese, hirió el uno al otro, y matólo.
14:7
Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató á su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano á quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando á mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
14:8
Entonces el rey dijo á la mujer: Vete á tu casa, que yo mandaré acerca de ti.
14:9
Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa.
14:10
Y el rey dijo: Al que hablare contra tí, tráelo á mí, que no te tocará más.
14:11
Dijo ella entonces: Ruégote, oh rey, que te acuerdes de el Altísimo tu Dios, que no dejes á los cercanos de la sangre aumentar el daño con destruir á mi hijo. Y él respondió: Vive el Altísimo, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra.
14:12
Y la mujer dijo: Ruégote que hable tu criada una palabra á mi señor el rey. Y él dijo: Habla.
14:13
Entonces la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas tú otro tanto contra el pueblo de Dios? que hablando el rey esta palabra, es como culpado, por cuanto el rey no hace volver á su fugitivo.
14:14
Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver á recogerse: ni Dios quita la vida, sino que arbitra medio para que su desviado no sea de él excluido.
14:15
Y que yo he venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo: Hablaré ahora al rey: quizá él hará lo que su sierva diga.
14:16
Pues el rey oirá, para librar á su sierva de mano del hombre que me quiere raer á mí, y á mi hijo juntamente, de la heredad de Dios.
14:17
Tu sierva pues dice: Que sea ahora la respuesta de mi señor el rey para descanso; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para escuchar lo bueno y lo malo. Así el Altísimo tu Dios sea contigo.
14:18
Entonces él respondió, y dijo á la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
14:19
Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse á derecha ni á izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado: porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras;
14:20
Y que trocara la forma de las palabras, Joab tu siervo lo ha hecho: mas mi señor es sabio, conforme á la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra.
14:21
Entonces el rey dijo á Joab: He aquí yo hago esto: ve, y haz volver al mozo Absalom.
14:22
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, é hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho.
14:23
Levantóse luego Joab, y fué á Gessur, y volvió á Absalom á Jerusalem.
14:24
Mas el rey dijo: Váyase á su casa, y no vea mi rostro. Y volvióse Absalom á su casa, y no vió el rostro del rey.
14:25
Y no había en todo Israel hombre tan hermoso como Absalom, de alabar en gran manera: desde la planta de su pie hasta la mollera no había en él defecto.
14:26
Y cuando se cortaba el cabello, (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba,) pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
14:27
Y Naciéronle á Absalom tres hijos, y una hija que se llamó Thamar, la cual era hermosa de ver.
14:28
Y estuvo Absalom por espacio de dos años en Jerusalem, y no vió la cara del rey.
14:29
Y mandó Absalom por Joab, para enviarlo al rey; mas no quiso venir á él; ni aunque envió por segunda vez, quiso él venir.
14:30
Entonces dijo á sus siervos: Bien sabéis las tierras de Joab junto á mi lugar, donde tiene sus cebadas; id, y pegadles fuego; y los siervos de Absalom pegaron fuego á las tierras.
14:31
Levantóse por tanto Joab, y vino á Absalom á su casa, y díjole: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos á mis tierras?
14:32
Y Absalom respondió á Joab: He aquí, yo he enviado por ti, diciendo que vinieses acá, á fin de enviarte yo al rey á que le dijeses: ¿Para qué vine de Gessur? mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora la cara del rey; y si hay en mí pecado, máteme.
14:33
Vino pues Joab al rey, é hízoselo saber. Entonces llamó á Absalom, el cual vino al rey, é inclinó su rostro á tierra delante del rey: y el rey besó á Absalom.


2Sa 14:1 Conoció Joab, hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalón
2Sa 14:2 y envió Joab a Técoa, a traer de allí una mujer sagaz a la que dijo: «Da muestras de duelo, vístete de luto y no te perfumes; pórtate como una mujer que hace muchos días que está en duelo por un muerto.
2Sa 14:3 Entra luego donde el rey y dile estas palabras», y Joab puso las palabras en su boca.
2Sa 14:4 Entró, pues, donde el rey la mujer de Técoa y cayendo sobre su rostro en tierra se postró y dijo: «¡Sálvame, oh rey!»
2Sa 14:5 El rey le dijo: «¿Qué te pasa?» Y ella contestó: «¡Ay de mí! Soy una mujer viuda. Mi marido ha muerto.
2Sa 14:6 Tu sierva tiene dos hijos. Se pelearon en el campo, no había quien los separase y uno hirió al otro y le mató.
2Sa 14:7 Y ahora se alza toda la familia contra tu sierva y dicen: "Entréganos al asesino de su hermano: le haremos morir por la vida de su hermano, al que mató, y haremos desaparecer también al heredero." Así van a extinguir el ascua que me queda y no dejarán a mi marido nombre ni superviviente en la tierra.»
2Sa 14:8 El rey dijo a la mujer: «Vete a tu casa que yo daré órdenes sobre tu asunto.»
2Sa 14:9 Pero la mujer de Técoa dijo al rey: «Caiga, oh rey mi señor, la culpa sobre mí y sobre la casa de mi padre y queden inocentes el rey y su trono.»
2Sa 14:10 El rey dijo: «Si alguno todavía te dice algo, hazle venir y no te molestará más.»
2Sa 14:11 Replicó ella: «Que el rey mencione, por favor, a Yahveh, tu Dios, para que el vengador de sangre no aumente la ruina y no extermine a mi hijo.» El dijo: «Vive Yahveh, que no caerá en tierra ni un cabello de tu hijo.»
2Sa 14:12 La mujer dijo: «Te suplico que tu sierva pueda decir a mi señor el rey una palabra.» Dijo: «Habla».
2Sa 14:13 Respondió la mujer: «¿Por qué has tenido tal pensamiento contra el pueblo de Dios y se hace el rey culpable diciendo que no vuelva más su desterrado?
2Sa 14:14 Todos hemos de morir; como el agua que se derrama en tierra no se vuelva a recoger, así Dios no vuelve a conceder la vida. Que el rey elija medios para que el proscrito no siga alejado de él.
2Sa 14:15 «Así pues, si tu sierva ha venido para hablar a mi señor el rey estas cosas, es porque me han metido miedo y tu sierva se ha dicho: Hablaré al rey y acaso el rey cumpla la palabra de su esclava,
2Sa 14:16 pues el rey me escuchará y librará a su esclava de la ira del hombre que quiere exterminarme, a mí juntamente con mi hijo, de la heredad de Dios.
2Sa 14:17 Tu sierva dice: Que la palabra de mi señor el rey traiga la paz, pues mi señor el rey es como el Ángel de Dios para discernir el bien y el mal. Y que Yahveh tu Dios sea contigo.»
2Sa 14:18 El rey respondió a la mujer y dijo: «No me oculte nada de lo que voy a preguntarte.» La mujer dijo: «Habla, oh rey, mi señor.»
2Sa 14:19 Dijo el rey: «¿No anda contigo la mano de Joab en todo esto?» Respondió la mujer: «Por tu vida, oh rey mi señor, que no se desvía ni a la derecha ni a la izquierda nada de lo que el rey mi señor dice. Tu siervo Joab me ha mandado y ha puesto en la boca de tu sierva todas estas palabras.
2Sa 14:20 Para abordar con rodeos el tema hizo esto tu siervo Joab. Pero mi señor es prudente como el Ángel de Dios y sabe todo cuanto sucede en la tierra.»
2Sa 14:21 Entonces el rey dijo a Joab: «Mira, he decidido el asunto. Anda y haz que regrese el joven Absalón.»
2Sa 14:22 Cayó Joab sobre su rostro en tierra y postrándose bendijo al rey. Joab dijo: «Hoy ha conocido tu siervo que ha hallado gracia a tus ojos, oh rey mi señor, pues ha cumplido el rey el deseo de su siervo.»
2Sa 14:23 Levantóse Joab, fue a Guesur y llevó a Absalón a Jerusalén.
2Sa 14:24 Pero el rey dijo: «Que se retire a su casa, pues no ha de ver mi rostro.» Y Absalón se retiró a su casa sin ver el rostro del rey.
2Sa 14:25 No había en todo Israel un hombre tan apuesto como Absalón, ni tan celebrado; de la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza no había en él defecto.
2Sa 14:26 Cuando se cortaba el pelo - y se lo cortaba cada año; porque le pesaba mucho y por eso se lo cortaba - pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, peso real.
2Sa 14:27 Le nacieron a Absalón tres hijos y una hija, llamada Tamar; era una mujer de gran belleza.
2Sa 14:28 Absalón estuvo en Jerusalén dos años sin ver el rostro del rey.
2Sa 14:29 Llamó Absalón a Joab para enviarle al rey, pero él no quiso ir. Le llamó todavía una segunda vez, pero tampoco quiso.
2Sa 14:30 Entonces dijo a sus servidores: «Ved el campo de Joab, que está junto al mío, donde él tiene la cebada. Id y prendedle fuego.» Los servidores de Absalón prendieron fuego al campo.
2Sa 14:31 Entonces se levantó Joab, fue a casa de Absalón y le dijo: «¿Por qué tus servidores han prendido fuego a mi campo?»
2Sa 14:32 Absalón respondió a Joab: «Te he mandado llamar para decirte: Ven, por favor, pues quiero enviarte al rey para que le digas: ¿Para qué he vuelto de Guesur? Mejor me hubiera sido estarme allí. Quiero ver el rostro del rey; si hay alguna culpa en mí, que me haga morir.»
2Sa 14:33 Fue Joab al rey y se lo comunicó. Entonces llamó a Absalón. Entró éste donde el rey y se postró sobre su rostro en presencia del rey. Y el rey besó a Absalón.

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Capítulo 15

15:1
ACONTECIÓ después de esto, que Absalom se hizo de carros y caballos, y cincuenta que corriesen delante de él.
15:2
Y levantábase Absalom de mañana, y poníase á un lado del camino de la puerta; y á cualquiera que tenía pleito y venía al rey á juicio, Absalom le llamaba á sí, y decíale: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.
15:3
Entonces Absalom le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas: mas no tienes quien te oiga por el rey.
15:4
Y decía Absalom: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen á mí todos los que tienen pleito ó negocio, que yo les haría justicia!
15:5
Y acontecía que, cuando alguno se llegaba para inclinarse á él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.
15:6
Y de esta manera hacía con todo Israel que venía al rey á juicio: y así robaba Absalom el corazón de los de Israel.
15:7
Y al cabo de cuarenta años aconteció que Absalom dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya á Hebrón, á pagar mi voto que he prometido á el Altísimo:
15:8
Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gessur en Siria, diciendo: Si el Altísimo me volviere á Jerusalem, yo serviré á el Altísimo.
15:9
Y el rey dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y se fué á Hebrón.
15:10
Empero envió Absalom espías por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oyereis el sonido de la trompeta, diréis: Absalom reina en Hebrón.
15:11
Y fueron con Absalom doscientos hombres de Jerusalem por él convidados, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada.
15:12
También envió Absalom por Achitophel Gilonita, del consejo de David, á Gilo su ciudad, mientras hacía sus sacrificios. Y la conjuración vino á ser grande, pues se iba aumentando el pueblo con Absalom.
15:13
Y vino el aviso á David, diciendo: El corazón de todo Israel va tras Absalom.
15:14
Entonces David dijo á todos sus siervos que estaban con él en Jerusalem: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalom; daos priesa á partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad á filo de espada.
15:15
Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están prestos á todo lo que nuestro señor el rey eligiere.
15:16
El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardasen la casa.
15:17
Salió pues el rey con todo el pueblo que le seguía, y paráronse en un lugar distante.
15:18
Y todos sus siervos pasaban á su lado, con todos los Ceretheos y Peletheos; y todos los Getheos, seiscientos hombres que habían venido á pie desde Gath, iban delante del rey.
15:19
Y dijo el rey á Ittai Getheo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
15:20
¿Ayer viniste, y téngote de hacer hoy que mudes lugar para ir con nosotros? Yo voy como voy: tú vuélvete, y haz volver á tus hermanos: en ti haya misericordia y verdad.
15:21
Y respondió Ittai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, ó para muerte ó para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.
15:22
Entonces David dijo á Ittai: Ven pues, y pasa. Y pasó Ittai Getheo, y todos sus hombres, y toda su familia.
15:23
Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto.
15:24
Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los Levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiathar después que hubo acabado de salir de la ciudad todo el pueblo.
15:25
Pero dijo el rey á Sadoc: Vuelve el arca de Dios á la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos de el Altísimo, él me volverá, y me hará ver á ella y á su tabernáculo:
15:26
Y si dijere: No me agradas: aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.
15:27
Dijo aún el rey á Sadoc sacerdote: ¿No eres tú el vidente? Vuélvete en paz á la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonathán hijo de Abiathar.
15:28
Mirad, yo me detendré en los campos del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.
15:29
Entonces Sadoc y Abiathar volvieron el arca de Dios á Jerusalem; y estuviéronse allá.
15:30
Y David subió la cuesta de las olivas; y subió la llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y subieron llorando así como subían.
15:31
Y dieron aviso á David, diciendo: Achitophel está entre los que conspiraron con Absalom. Entonces dijo David: Entontece ahora, oh el Altísimo, el consejo de Achitophel.
15:32
Y como David llegó á la cumbre del monte para adorar allí á Dios, he aquí Husai Arachîta que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.
15:33
Y díjole David: Si pasares conmigo, serme has de carga;
15:34
Mas si volvieres á la ciudad, y dijeres á Absalom: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú me disiparás el consejo de Achitophel.
15:35
¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiathar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello á Sadoc y á Abiathar sacerdotes.
15:36
Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonathán el de Abiathar: por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.
15:37
Así se vino Husai amigo de David á la ciudad; y Absalom entró en Jerusalem.

2Sa 15:1 Después de esto se hizo Absalón con un carro, caballos y cincuenta hombres que corrían delante de él.
2Sa 15:2 Se levantaba Absalón temprano y se colocaba a la vera del camino de la puerta, y a los que tenían algún pleito y venían donde el rey para el juicio, les llamaba Absalón y les decía: «¿No eres tú de...?» El respondía: «Tu siervo es de tal tribu de Israel.»
2Sa 15:3 Absalón le decía: «Mira, tu causa es justa y buena, pero nadie te escuchará de parte del rey.»
2Sa 15:4 Y añadía Absalón: «¡Quién me pusiera por juez de esta tierra! Podrían venir a mí todos los que tienen pleitos o juicios y yo les haría justicia.»
2Sa 15:5 Cuando alguno se acercaba a él y se postraba, le tendía la mano, le retenía y le besaba.
2Sa 15:6 Así hacía Absalón, con todos los israelitas que iban al tribunal del rey. Absalón robaba así el corazón de los hombres de Israel.
2Sa 15:7 Al cabo de cuatro años dijo Absalón al rey: «Permíteme que vaya a Hebrón a cumplir el voto que hice a Yahveh.
2Sa 15:8 Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Guesur de Aram diciendo: Si Yahveh me permite volver a Jerusalén, daré culto a Yahveh en Hebrón.»
2Sa 15:9 El rey le dijo «Vete en paz.» El se levantó y se fue a Hebrón.
2Sa 15:10 Envió Absalón mensajeros a todas las tribus de Israel diciendo: «Cuando oigáis sonar el cuerno decid: «¡Absalón se ha proclamado rey en Hebrón!»
2Sa 15:11 Con Absalón habían partido de Jerusalén doscientos hombres invitados; eran inocentes y no sabían absolutamente nada.
2Sa 15:12 Absalón mandó a buscar a su ciudad de Guiló a Ajitófel el guilonita, consejero de David, y lo tuvo consigo cuando ofrecía los sacrificios. Así la conjuración se fortalecía y los partidarios de Absalón iban aumentando.
2Sa 15:13 Llegó uno que avisó a David: «El corazón de los hombres de Israel va tras de Absalón.»
2Sa 15:14 Entonces David dijo a todos los servidores que estaban con él en Jerusalén: «Levantaos y huyamos, porque no tenemos escape ante Absalón. Apresuraos a partir, no sea que venga a toda prisa y nos dé alcance, vierta sobre nosotros la ruina y pase la ciudad a filo de espada.»
2Sa 15:15 Dijeron al rey sus servidores: «Para todo cuanto mi señor el rey elija estamos aquí tus servidores.»
2Sa 15:16 El rey salió con toda su casa, a pie, dejando diez concubinas para guardar la casa.
2Sa 15:17 Salió el rey a pie, con todo el pueblo, y se detuvieron en la última casa.
2Sa 15:18 Estaban con él todos sus veteranos. Todos los kereteos, los perizitas, Ittay y todos los guititas, seiscientos hombres que le habían seguido desde Gat, marchaban delante del rey.
2Sa 15:19 Y dijo el rey a Ittay el guitita: «¿Por qué has de venir tú también conmigo? Vuélvete y quédate con el rey porque eres un extranjero, desterrado también de tu país.
2Sa 15:20 Llegaste ayer ¿y voy a obligarte hoy a andar errando con nosotros, cuando voy a la ventura? Vuélvete y haz que tus hermanos se vuelvan contigo; y que Yahveh tenga contigo amor y fidelidad.»
2Sa 15:21 Ittay respondió al rey: «¡Por vida de Yahveh y por tu vida, rey mi señor, que donde el rey mi señor esté, para muerte o para vida, allí estará tu siervo!»
2Sa 15:22 Entonces David dijo a Ittay: «Anda y pasa.» Pasó Ittay de Gat con todos sus hombres y todas sus criaturas.
2Sa 15:23 Iban todos llorando con gran llanto. El rey se detuvo en el torrente Cedrón y toda la gente pasaba ante él por el camino del desierto.
2Sa 15:24 Iban también con él Sadoq y todos los levitas, llevando el arca de la alianza de Dios. Se detuvieron con el arca de Dios junto a Abiatar hasta que todo el pueblo acabó de salir de la ciudad.
2Sa 15:25 Dijo el rey a Sadoq: «Haz volver el arca de Dios a la ciudad. Si he hallado gracia a los ojos de Yahveh, me hará volver y me permitirá ver el arca y su morada.
2Sa 15:26 Y si él dice: "No me has agradado", que me haga lo que mejor le parezca.»
2Sa 15:27 Dijo el rey al sacerdote Sadoq: «Mirad, tú y Abiatar volveos en paz a la ciudad, con vuestros dos hijos, Ajimaas, tu hijo, y Jonatán, hijo de Abiatar.
2Sa 15:28 Mirad, yo me detendré en las llanuras del desierto, hasta que me llegue una palabra vuestra que me dé noticias.»
2Sa 15:29 Sadoq y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí.
2Sa 15:30 David subía la cuesta de los Olivos, subía llorando con la cabeza cubierta y los pies desnudos; y toda la gente que estaba con él había cubierto su cabeza y subía la cuesta llorando.
2Sa 15:31 Notificaron entonces a David: «Ajitófel está entre los conjurados con Absalón», y David dijo: «¡Vuelve necios, Yahveh, los consejos de Ajitófel!»
2Sa 15:32 Cuando David llegó a la cima donde se postran ante Dios, le salió al encuentro Jusay el arquita, amigo de David, con la túnica desgarrada y cubierta de polvo su cabeza.
2Sa 15:33 David le dijo: «Si vienes conmigo, me serás una carga.
2Sa 15:34 Pero si tu vuelves a la ciudad y dices a Absalón: "Soy tu siervo, oh rey mi señor; antes serví a tu padre, ahora soy siervo tuyo," podrás frustrar, en favor mío, los consejos de Ajitófel.
2Sa 15:35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoq y Abiatar? Todo cuanto oigas en la casa del rey, se lo comunicas a los sacerdotes Sadoq y Abiatar.
2Sa 15:36 Estarán allí con ellos sus dos hijos, Ajimaas de Sadoq y Jonatán de Abiatar, y por su medio podréis comunicarme todo lo que sepáis.»
2Sa 15:37 Jusay, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón llegaba a Jerusalén.


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Capítulo 16

16:1
Y como David pasó un poco de la cumbre del monte, he aquí Siba, el criado de Mephi-boseth, que lo salía á recibir con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, y cien hilos de pasas, y cien panes de higos secos, y un cuero de vino.
16:2
Y dijo el rey á Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para la familia del rey, en que suban; los panes y la pasa para los criados, que coman; y el vino, para que beban los que se cansaren en el desierto.
16:3
Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalem, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.
16:4
Entonces el rey dijo á Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mephi-boseth. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.
16:5
Y vino el rey David hasta Bahurim: y he aquí, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Semei, hijo de Gera; y salía maldiciendo,
16:6
Y echando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David: y todo el pueblo, y todos los hombres valientes estaban á su diestra y á su siniestra.
16:7
Y decía Semei, maldiciéndole: Sal, sal, varón de sangres, y hombre de Belial;
16:8
el Altísimo te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado: mas el Altísimo ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalom; y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres varón de sangres.
16:9
Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto á mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y quitaréle la cabeza.
16:10
Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? El maldice así, porque el Altísimo le ha dicho que maldiga á David; ¿quién pues le dirá: Por qué lo haces así?
16:11
Y dijo David á Abisai y á todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha á mi vida: ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, que el Altísimo se lo ha dicho.
16:12
Quizá mirará el Altísimo á mi aflicción, y me dará el Altísimo bien por sus maldiciones de hoy.
16:13
Y como David y los suyos iban por el camino, Semei iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.
16:14
Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí.
16:15
Y Absalom y todo el pueblo, los varones de Israel, entraron en Jerusalem, y con él Achitophel.
16:16
Y acaeció luego, que como Husai Arachîta amigo de David hubo llegado á Absalom, díjole Husai: Viva el rey, viva el rey.
16:17
Y Absalom dijo á Husai: ¿Este es tu agradecimiento para con tu amigo? ¿por qué no fuiste con tu amigo?
16:18
Y Husai respondió á Absalom: No: antes al que eligiere el Altísimo y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquél seré yo, y con aquél quedaré.
16:19
¿Y á quién había yo de servir? ¿no es á su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.
16:20
Entonces dijo Absalom á Achitophel: Consultad qué haremos.
16:21
Y Achitophel dijo á Absalom: Entra á las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible á tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.
16:22
Entonces pusieron una tienda á Absalom sobre el terrado, y entró Absalom á las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.
16:23
Y el consejo que daba Achitophel en aquellos días, era como si consultaran la palabra de Dios. Tal era el consejo de Achitophel, así con David como con Absalom.


2Sa 16:1 Había pasado David un poco más allá de la cumbre, cuando le salió al encuentro Sibá, criado de Meribbaal, con dos asnos aparejados, cargados con doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutas maduras y un odre de vino.
2Sa 16:2 El rey preguntó a Sibá: «¿Para qué es esto?» Sibá contestó: «Los asnos son para que la familia del rey pueda montar, los panes y frutas son para que los muchachos coman y el vino para que beba el que se fatigue en el desierto.»
2Sa 16:3 El rey preguntó: «¿Dónde está el hijo de tu señor?» Sibá respondió al rey: «Se ha quedado en Jerusalén porque se ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.»
2Sa 16:4 El rey dijo a Sibá: «Todo lo de Meribbaal es para ti» Sibá respondió: «Me postro ante ti. ¡Que halle yo gracia a tus ojos, oh rey mi señor!»
2Sa 16:5 Cuando el rey David llegó a Bajurim salió de allí un hombre del mismo clan que la casa de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba maldiciendo mientras avanzaba.
2Sa 16:6 Tiraba piedras a David y a todos los servidores del rey, mientras toda la gente y todos los servidores se colocaban a derecha e izquierda.
2Sa 16:7 Semeí decía maldiciendo: «Vete, vete, hombre sanguinario y malvado.
2Sa 16:8 Yahveh te devuelva toda la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino usurpaste. Así Yahveh ha entregado tu reino en manos de Absalón tu hijo. Has caído en tu propia maldad, porque eres un hombre sanguinario.»
2Sa 16:9 Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: «¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Voy ahora mismo y le corto la cabeza.»
2Sa 16:10 Respondió el rey: «¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Deja que maldiga, pues si Yahveh le ha dicho: "Maldice a David" ¿quién le puede decir: «Por qué haces esto?»
2Sa 16:11 Y añadió David a Abisay y a todos sus siervos: «Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, busca mi muerte, pues ¿cuánto más ahora un benjaminita? Dejadle que maldiga, pues se lo ha mandado Yahveh.
2Sa 16:12 Acaso Yahveh mire mi aflicción y me devuelva Yahveh bien por las maldiciones de este día.»
2Sa 16:13 Y David y sus hombres prosiguieron su camino, mientras Semeí marchaba por el flanco de la montaña, paralelo a él; iba maldiciendo, tirando piedras y arrojando polvo.
2Sa 16:14 El rey y todo el pueblo que iba con él, llegaron extenuados a... y allí tomaron aliento.
2Sa 16:15 Absalón y todos hombres de Israel entraron en Jerusalén; Ajitófel estaba con él.
2Sa 16:16 Llegó Jusay el arquita, amigo de David, donde Absalón y dijo Jusay a Absalón: «¡Viva el rey, viva el rey!»
2Sa 16:17 Absalón dijo a Jusay: «¿Es éste tu afecto por tu amigo? ¿Por qué no te has ido con tu amigo?»
2Sa 16:18 Jusay respondió a Absalón: «No. Yo quiero estar y permanecer con aquel a quien ha elegido Yahveh, este pueblo y todos los hombres de Israel.
2Sa 16:19 Por lo demás ¿a quién voy a servir? ¿No es a su hijo? Como he servido a tu padre, te serviré a ti.»
2Sa 16:20 Absalón dijo a Ajitófel: «Tomad consejo sobre lo que se debe hacer.»
2Sa 16:21 Ajitófel dijo a Absalón: «Llégate a las concubinas que tu padre ha dejado para guardar la casa; todo Israel sabrá que te has hecho odioso a tu padre y se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.
2Sa 16:22 Se levantó, pues, una tienda para Absalón sobre el terrado y Absalón se unió a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel.
2Sa 16:23 El consejo que daba Ajitófel aquellos días era como si se hubiese pedido un oráculo a Dios. Así era tenido el consejo de Ajitófel, tanto por David como por Absalón.

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Capítulo 17

17:1
ENTONCES Achitophel dijo á Absalom: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré, y seguiré á David esta noche;
17:2
Y daré sobre él cuando él estará cansado y flaco de manos: lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y heriré al rey solo.
17:3
Así tornaré á todo el pueblo á ti: y cuando ellos hubieren vuelto, (pues aquel hombre es el que tú quieres) todo el pueblo estará en paz.
17:4
Esta razón pareció bien á Absalom y á todos los ancianos de Israel.
17:5
Y dijo Absalom: Llama también ahora á Husai Arachîta, para que asimismo oigamos lo que él dirá.
17:6
Y como Husai vino á Absalom, hablóle Absalom, diciendo: Así ha dicho Achitophel; ¿seguiremos su consejo, ó no? Di tú.
17:7
Entonces Husai dijo á Absalom: El consejo que ha dado esta vez Achitophel no es bueno.
17:8
Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado los hijos. Además, tu padre es hombre de guerra, y no tendrá la noche con el pueblo.
17:9
He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, ó en otro lugar: y si al principio cayeren algunos de los tuyos, oirálo quien lo oyere, y dirá: El pueblo que sigue á Absalom ha sido derrotado.
17:10
Así aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, sin duda desmayará: porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.
17:11
Aconsejo pues que todo Israel se junte á ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está á la orilla de la mar, y que tú en persona vayas á la batalla.
17:12
Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.
17:13
Y si se recogiere en alguna ciudad, todos los de Israel traerán sogas á aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, que nunca más parezca piedra de ella.
17:14
Entonces Absalom y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai Arachîta es mejor que el consejo de Achitophel. Porque había el Altísimo ordenado que el acertado consejo de Achitophel se frustara, para que el Altísimo hiciese venir el mal sobre Absalom.
17:15
Dijo luego Husai á Sadoc y á Abiathar sacerdotes: Así y así aconsejó Achitophel á Absalom y á los ancianos de Israel: y de esta manera aconsejé yo.
17:16
Por tanto enviad inmediatemente, y dad aviso á David, diciendo: No quedes esta noche en los campos del desierto, sino pasa luego el Jordán, porque el rey no sea consumido, y todo el pueblo que con él está.
17:17
Y Jonathán y Ahimaas estaban junto á la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo á la ciudad; fué por tanto una criada, y dióles el aviso: y ellos fueron, y noticiáronlo al rey David.
17:18
Empero fueron vistos por un mozo, el cual dió cuenta á Absalom: sin embargo los dos se dieron priesa á caminar, y llegaron á casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual se metieron.
17:19
Y tomando la mujer de la casa una manta, extendióla sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella el grano trillado; y no se penetró el negocio.
17:20
Llegando luego los criados de Absalom á la casa á la mujer, dijéronle: ¿Dónde están Ahimaas y Jonathán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron volviéronse á Jerusalem.
17:21
Y después que ellos se hubieron ido, estotros salieron del pozo, y fuéronse, y dieron aviso al rey David; y dijéronle: Levantaos y daos priesa á pasar las aguas, porque Achitophel ha dado tal consejo contra vosotros.
17:22
Entonces David se levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.
17:23
Y Achitophel, viendo que no se había puesto por obra su consejo, enalbardó su asno, y levantóse, y fuése á su casa en su ciudad; y después de disponer acerca de su casa, ahorcóse y murió, y fué sepultado en el sepulcro de su padre.
17:24
Y David llegó á Mahanaim, y Absalom pasó el Jordán con toda la gente de Israel.
17:25
Y Absalom constituyó á Amasa, sobre el ejército en lugar de Joab, el cual Amasa fué hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual había entrado á Abigail hija de Naas, hermana de Sarvia, madre de Joab.
17:26
Y asentó campo Israel con Absalom en tierra de Galaad.
17:27
Y luego que David llegó á Mahanaim, Sobi hijo de Naas de Rabba de los hijos de Ammon, y Machîr hijo de Ammiel de Lodebar, y Barzillai Galaadita de Rogelim,
17:28
Trajeron á David y al pueblo que estaba con él, camas, y tazas, y vasijas de barro, y trigo, y cebada, y harina, y grano tostado, habas, lentejas, y garbanzos tostados,
17:29
Miel, manteca, ovejas, y quesos de vacas, para que comiesen; porque dijeron: Aquel pueblo está hambriento, y cansado, y tendrá sed en el desierto.


2Sa 17:1 Ajitófel dijo a Absalón: «Voy a elegir 12.000 hombres y me lanzaré en persecución de David esta misma noche.
2Sa 17:2 Caeré sobre él cuando esté fatigado y falto de fuerzas, le llenaré de espanto y huirá toda la gente que está con él; heriré al rey solamente
2Sa 17:3 y haré que vuelva a ti todo el pueblo, como la novia viene a su esposo; solamente buscas la muerte de un hombre y todo el pueblo quedará a salvo.»
2Sa 17:4 Pareció bueno el consejo a Absalón y a todos los ancianos de Israel.
2Sa 17:5 Pero Absalón dijo: «Llamad también a Jusay el arquita y oigámosle también a él.»
2Sa 17:6 Llegó Jusay donde Absalón y Absalón dijo: «Ajitófel nos ha dicho esto. ¿Debemos hacer lo que dice? Si no, habla tu.»
2Sa 17:7 Jusay dijo a Absalón: «Por esta vez, no es bueno el consejo de Ajitófel.»
2Sa 17:8 Añadió Jusay: «Tú ya sabes que tu padre y sus hombres son gente valerosa y están exasperados como una osa salvaje a la que han quitado sus oseznos. Tu padre es hombre de guerra y no permitirá que el pueblo descanse durante la noche.
2Sa 17:9 Ahora estará escondido en alguna caverna o en algún lugar. Si caen al principio algunos de los nuestros se correrá el rumor y se dirá: Ha habido un desastre en la tropa que sigue a Absalón.
2Sa 17:10 Y sucederá que incluso los más valientes, cuyo corazón es como corazón de león, perderán el ánimo, porque todo Israel sabe que tu padre es esforzado y que son valerosos los que están con él.
2Sa 17:11 Por eso te aconsejo que reúnas en torno a ti a todo Israel, desde Dan hasta Berseba, como la arena que hay en la orilla del mar, y tú marcharás en persona en medio de ellos.
2Sa 17:12 Nos acercaremos a él en cualquier lugar en que se encuentre, caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra y no dejaremos con vida ni a él ni a uno solo de los hombres que le acompañan.
2Sa 17:13 Si se recoge a una ciudad, todo Israel llevará cuerdas y la arrastraremos hasta el torrente, de modo que no se pueda hallar en ella ni un pedrusco.»
2Sa 17:14 Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: «El consejo de Jusay el arquita es mejor que el consejo de Ajitófel.» Es que Yahveh había decidido frustrar el consejo de Ajitófel - que era bueno - para traer Yahveh la ruina sobre Absalón.
2Sa 17:15 Después Jusay dijo a los sacerdotes Sadoq y Abiatar: «Esto ha aconsejado Ajitófel a Absalón y a los ancianos de Israel; y esto y esto he aconsejado yo.
2Sa 17:16 Ahora mandad rápidamente a avisar a David: "No hagas noche en las llanuras del desierto. Pasa sin tardanza al otro lado, no vaya a ser devorado el rey y todo el pueblo que le acompaña."»
2Sa 17:17 Jonatán y Ajimaas estaban apostados en la fuente de Roguel. Una criada vendría a avisarles y ellos irían a comunicárselo al rey David, porque no podían dejarse ver al entrar en la ciudad.
2Sa 17:18 Pero los vio un muchacho y avisó a Absalón. Entonces los dos partieron a toda prisa y entraron en casa de un hombre de Bajurim. Tenía éste un pozo en el patio y los bajaron a él.
2Sa 17:19 La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y puso encima grano trillado; de modo que no se notaba nada.
2Sa 17:20 Llegó la gente de Absalón a la casa, donde la mujer, y dijeron: «¿Dónde están Ajimaas y Jonatán?» La mujer respondió: «Han pasado más allá hacia el agua.» Buscaron, pero no hallaron nada y se volvieron a Jerusalén.
2Sa 17:21 Después que se fueron, subieron ellos del pozo y fueron a avisar al rey David diciéndole: «Levantaos y pasad aprisa el agua, porque este consejo les ha dado Ajitófel contra vosotros.»
2Sa 17:22 Se levantó David y todo el pueblo que estaba con él y pasaron el Jordán; al romper la luz de la mañana no quedaba nadie sin pasar el Jordán.
2Sa 17:23 Cuando vio Ajitófel que no habían seguido con su consejo, aparejó el asno y levantándose fue a su casa en su ciudad; ordenó su casa, y luego se ahorcó y murió. Le sepultaron en la tumba de su padre.
2Sa 17:24 Llegaba David a Majanáyim cuando atravesaba Absalón el Jordán con todos los hombres de Israel.
2Sa 17:25 Absalón había puesto a Amasá al frente del ejército, en lugar de Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Yitrá el ismaelita, que se había unido con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Sarvia, madre de Joab.
2Sa 17:26 Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad.
2Sa 17:27 Cuando David llegó a Majanáyim, Sobí, hijo de Najás, de Rabbá de los ammonitas, y Makir, hijo de Ammiel, de Lo Debar, y Barzillay de Galaad de Roguelim,
2Sa 17:28 llevaron lechos, esteras, copas y vasos de barro, así como trigo, cebada, harina, grano tostado, lentejas, habas,
2Sa 17:29 miel, cuajada, ovejas y quesos de vaca, y lo ofrecieron a David y a la gente que estaba con él, para que comiesen, pues se habían dicho: «La gente habrá pasado hambre, fatigas y sed en el desierto.»

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Capítulo 18

18:1
DAVID pues revistó el pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos tribunos y centuriones.
18:2
Y consignó la tercera parte del pueblo al mando de Joab, y otra tercera al mando de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera parte al mando de Ittai Getheo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros.
18:3
Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros: mas tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será pues mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.
18:4
Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que bien os pareciere. Y púsose el rey á la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.
18:5
Y el rey mandó á Joab y á Abisai y á Ittai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al mozo Absalom. Y todo el pueblo oyó cuando dió el rey orden acerca de Absalom á todos los capitanes.
18:6
Salió pues el pueblo al campo contra Israel, y dióse la batalla en el bosque de Ephraim;
18:7
Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, é hízose una gran matanza de veinte mil hombres.
18:8
Y derramándose allí el ejército por la haz de toda la tierra, fueron más los que consumió el bosque de los del pueblo, que los que consumió el cuchillo aquel día.
18:9
Y encontróse Absalom con los siervos de David: é iba Absalom sobre un mulo, y el mulo se entró debajo de un espeso y grande alcornoque, y asiósele la cabeza al alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; pues el mulo en que iba pasó delante.
18:10
Y viéndolo uno, avisó á Joab, diciendo: He aquí que he visto á Absalom colgado de un alcornoque.
18:11
Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le heriste luego allí echándole á tierra? y sobre mí, que te hubiera dado diez siclos de plata, y un talabarte.
18:12
Y el hombre dijo á Joab: Aunque me importara en mis manos mil siclos de plata, no extendiera yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros lo oímos cuando el rey te mandó á ti y á Abisai y á Ittai, diciendo: Mirad que ninguno toque en el joven Absalom.
18:13
Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida (pues que al rey nada se le esconde), y tú mismo estarías en contra.
18:14
Y respondió Joab: No es razón que yo te ruegue. Y tomando tres dardos en sus manos, hincólos en el corazón de Absalom, que aun estaba vivo en medio del alcornoque.
18:15
Cercándolo luego diez mancebos escuderos de Joab, hirieron á Absalom, y acabáronle.
18:16
Entonces Joab tocó la corneta, y el pueblo se volvió de seguir á Israel, porque Joab detuvo al pueblo.
18:17
Tomando después á Absalom, echáronle en un gran hoyo en el bosque, y levantaron sobre él un muy grande montón de piedras; y todo Israel huyó, cada uno á sus estancias.
18:18
Y había Absalom en su vida tomado y levantádose una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho: Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna de su nombre: y así se llamó el Lugar de Absalom, hasta hoy.
18:19
Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo el Altísimo ha defendido su causa de la mano de sus enemigos?
18:20
Y respondió Joab: Hoy no llevarás las nuevas: las llevarás otro día: no darás hoy la nueva, porque el hijo del rey es muerto.
18:21
Y Joab dijo á Cusi: Ve tú, y di al rey lo que has visto. Y Cusi hizo reverencia á Joab, y corrió.
18:22
Entonces Ahimaas hijo de Sadoc tornó á decir á Joab: Sea lo que fuere, yo correré ahora tras Cusi. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has tú de correr, pues que no hallarás premio por las nuevas?
18:23
Mas él respondió: Sea lo que fuere, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió pues Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante de Cusi.
18:24
Estaba David á la sazón sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vió á uno que corría solo.
18:25
El atalaya dió luego voces, é hízolo saber al rey. Y el rey dijo: Si es solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,
18:26
Vió el atalaya otro que corría; y dió voces el atalaya al portero, diciendo: He aquí otro hombre que corre solo. Y el rey dijo: Este también es mensajero.
18:27
Y el atalaya volvió á decir: Paréceme el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ese es hombre de bien, y viene con buena nueva.
18:28
Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. E inclinóse á tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea el Altísimo Dios tuyo, que ha entregado á los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.
18:29
Y el rey dijo: ¿El mozo Absalom tiene paz? Y Ahimaas respondió: Vi yo un grande alboroto cuando envió Joab al siervo del rey y á mí tu siervo; mas no sé qué era.
18:30
Y el rey dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó, y paróse.
18:31
Y luego vino Cusi, y dijo: Reciba nueva mi señor el rey, que hoy el Altísimo ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.
18:32
El rey entonces dijo á Cusi: ¿El mozo Absalom tiene paz? Y Cusi respondió: Como aquel mozo sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.
18:33
Entonces el rey se turbó, y subióse á la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalom, hijo mío, hijo mío Absalom! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalom, hijo mío, hijo mío!


2Sa 18:1 David pasó revista al ejército que estaba con él y puso a su cabeza jefes de millar y de cien.
2Sa 18:2 Dividió David el ejército en tres cuerpos: un tercio a las órdenes de Joab; un tercio a las órdenes de Abisay, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y un tercio a las órdenes de Ittay de Gat. Y dijo David a su ejército: «Yo mismo saldré también con vosotros.»
2Sa 18:3 Pero la tropa dijo: «No debes salir, porque si nosotros tenemos que huir, no tendría importancia; aunque muriera la mitad de nosotros no tendría importancia; pero tú eres como 10.000 de nosotros. Es mejor que puedas venir en nuestra ayuda desde la ciudad.»
2Sa 18:4 El rey les dijo: «Haré lo que bien os parezca.» Se quedó, pues, el rey junto a la puerta y salió todo el ejército por centenares y millares.
2Sa 18:5 El rey ordenó a Joab, Abisay y a Ittay: «Tratad bien, por amor a mí, al joven Absalón.» Y todo el ejército oyó las órdenes del rey a todos los jefes acerca de Absalón.
2Sa 18:6 El ejército salió al campo, al encuentro de Israel, y se trabó la batalla en el bosque de Efraím.
2Sa 18:7 El pueblo de Israel fue derrotado allí por los veteranos de David, y hubo aquel día un gran estrago de 20.000 hombres.
2Sa 18:8 La batalla se extendió por todo aquel contorno y aquel contorno y aquel día devoró el bosque más hombres que la espada.
2Sa 18:9 Absalón se topó con los veteranos de David. Iba Absalón montado en un mulo y el mulo se metió bajo el ramaje de una gran encina. La cabeza de Absalón se trabó y quedó en la encina colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió adelante.
2Sa 18:10 Lo vio un hombre y se lo avisó a Joab diciendo: «He visto a Absalón colgado de una encina.»
2Sa 18:11 Joab dijo al hombre que le avisaba: «Y viéndole ¿por qué no le has derribado allí mismo en tierra, yo te habría dado diez siclos de plata y un cinturón?»
2Sa 18:12 El hombre respondió a Joab: «Aunque pudiera pesar en la palma de mi mano mil siclos de plata, no alzaría mi mano contra el hijo del rey, pues ante nuestros oídos te ordenó el rey, a ti, a Abisay y a Ittay: "Guardadme al joven Absalón."
2Sa 18:13 Si me hubiera mentido a mí mismo, expondría mi vida, pues al rey nada se le oculta y tú mismo te hubieras mantenido aparte.»
2Sa 18:14 Respondió Joab: «No voy a estarme mirando tu cara.» Y tomando tres dardos en su mano los clavó en el corazón de Absalón, que estaba todavía vivo en medio de la encina.
2Sa 18:15 Luego se acercaron diez jóvenes, escuderos de Joab, que hirieron a Absalón y lo remataron.
2Sa 18:16 Joab mandó tocar el cuerno y el ejército dejó de perseguir a Israel, porque Joab retuvo al ejército.
2Sa 18:17 Tomaron a Absalón, le echaron en el bosque en un gran hoyo y pusieron encima un gran montón de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a su tienda.
2Sa 18:18 Estando en vida, había decidido Absalón alzarse la estela que está en el valle del rey, pues se había dicho: « No tengo hijo para perpetuar mi nombre», y había puesto a la estela su mismo nombre. Se llama «La Mano de Absalón», hasta el día de hoy.
2Sa 18:19 Ajimaas, hijo de Sadoq, dijo: «Voy a correr y anunciar al rey la buena noticia de que Yahveh le ha librado de manos de sus enemigos.»
2Sa 18:20 Pero Joab le dijo; «No serás tú hombre que dé buenas noticias hoy. Otro día las darás; hoy no las darás porque el hijo del rey ha muerto.»
2Sa 18:21 Y Joab dijo al kusita: «Anda y anuncia al rey lo que has visto.» El kusita se postró ante Joab y partió a la carrera.
2Sa 18:22 Insistió de nuevo Ajimaas, hijo de Sadoq, y dijo a Joab: «Pase lo que pase, yo también quiero correr tras el kusita.» Joab le dijo: «¿Para qué vas a correr, hijo mío? aunque vayas, por esta noticia no te van a dar albricias.»
2Sa 18:23 El dijo: «Pase lo que pase, voy a correr.» Entonces le dijo: «Corre.» Ajimaas corrió por el camino de la vega y adelantó al kusita.
2Sa 18:24 Estaba David entre las dos puertas. El centinela que estaba en el terrado de la puerta, sobre la muralla, alzó la vista y vio a un hombre que venía corriendo solo.
2Sa 18:25 Gritó el centinela y se lo comunicó al rey y el dijo: «Si viene solo, hay buenas noticias en su boca.» Mientras éste se acercaba corriendo,
2Sa 18:26 vio el centinela otro hombre corriendo y gritó el centinela de la puerta: «Ahí viene otro hombre solo, corriendo.» Dijo el rey: «También éste trae buenas noticias.»
2Sa 18:27 Dijo el centinela: «Ya distingo el modo de correr del primero: por su modo de correr es Ajimaas, hijo de Sadoq.» Dijo el rey: «Es un hombre de bien; viene para dar buenas noticias.»
2Sa 18:28 Se acercó Ajimaas y dijo al rey: «¡Paz!», y se postró ante el rey, rostro en tierra. Luego prosiguió: «Bendito sea Yahveh tu Dios que ha sometido a los hombres que alzaban la mano contra mi señor el rey.»
2Sa 18:29 Preguntó el rey: «¿Está bien el joven Absalón?» Ajimaas respondió: «Yo vi un gran tumulto cuando el siervo del rey, Joab, envió a tu siervo pero no sé qué era.»
2Sa 18:30 El rey dijo: «Pasa y ponte acá.» El pasó y se quedó.
2Sa 18:31 Llegó el kusita y dijo: «Recibe, oh rey mi señor, la buena noticia, pues hoy te ha liberado Yahveh de la mano de todos lo que se alzaban contra ti.»
2Sa 18:32 Dijo el rey al kusita: «Está bien el joven Absalón?» Respondió el kusita: «Que les suceda como a ese joven a todos los enemigos de mi señor el rey y a todos los que se levantan contra ti para hacerte mal.»

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Capítulo 19

19:1
Y DIERON aviso á Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalom.
19:2
Y volvióse aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo.
19:3
Entróse el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar á escondidas el pueblo avergonzado que ha huído de la batalla.
19:4
Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalom, Absalom, hijo mío, hijo mío!
19:5
Y entrando Joab en casa al rey, díjole: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que han hoy librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,
19:6
Amando á los que te aborrecen, y aborreciendo á los que te aman: porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy echo de ver que si Absalom viviera, bien que nosotros todos estuviéramos hoy muertos, entonces te contentaras.
19:7
Levántate pues ahora, y sal fuera, y halaga á tus siervos: porque juro por el Altísimo, que si no sales, ni aun uno quede contigo esta noche; y de esto te pesará más que de todos los males que te han sobrevenido desde tu mocedad hasta ahora.
19:8
Entonces se levantó el rey, y sentóse á la puerta; y fué declarado á todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado á la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; mas Israel había huído, cada uno á sus estancias.
19:9
Y todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los Filisteos; y ahora había huído, de la tierra por miedo de Abaslom.
19:10
Y Absalom, á quien habíamos ungido sobre nosotros, es muerto en la batalla. ¿Por qué pues os estáis ahora quedos en orden á hacer volver al rey?
19:11
Y el rey David envió á Sadoc y á Abiathar sacerdotes, diciendo: Hablad á los ancianos de Judá y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en volver el rey á su casa, ya que la palabra de todo Israel ha venido al rey de volverle á su casa?
19:12
Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois: ¿por qué pues seréis vosotros los postreros en volver al rey?
19:13
Asimismo diréis á Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y así me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.
19:14
Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen á decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
19:15
Volvió pues el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino á Gilgal, á recibir al rey y pasarlo el Jordán.
19:16
Y Semei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, dióse priesa á venir con los hombres de Judá á recibir al rey David;
19:17
Y con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.
19:18
Atravesó después la barca para pasar la familia del rey, y para hacer lo que le pluguiera. Entonces Semei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él había pasado el Jordán.
19:19
Y dijo al rey: No me impute mi señor iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día que mi señor el rey salió de Jerusalem, para guardarlos el rey en su corazón;
19:20
Porque yo tu siervo conozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender á recibir á mi señor el rey.
19:21
Y Abisai hijo de Sarvia responidió y dijo: ¿No ha de morir por esto Semei, que maldijo al ungido de el Altísimo?
19:22
David entonces dijo: ¿Qué tenéis vosotros conmigo, hijos de Sarvia, que me habéis de ser hoy adversarios? ¿ha de morir hoy alguno en Israel? ¿no conozco yo que hoy soy rey sobre Israel?
19:23
Y dijo el rey á Semei: No morirás. Y el rey se lo juró.
19:24
También Mephi-boseth hijo de Saúl descendió á recibir al rey: no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz.
19:25
Y luego que vino él á Jerusalem á recibir al rey, el rey le dijo: Mephi-boseth, ¿Por qué no fuiste conmigo?
19:26
Y él dijo: Rey señor mío, mi siervo me ha engañado; pues había tu siervo dicho: Enalbardaré un asno, y subiré en él, é iré al rey; porque tu siervo es cojo.
19:27
Empero él revolvió á tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios: haz pues lo que bien te pareciere.
19:28
Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste á tu siervo entre los convidados de tu mesa. ¿Qué derecho pues tengo aún para quejarme más contra el rey?
19:29
Y el rey le dijo: ¿Para qué hablas más palabras? Yo he determinado que tú y Siba partáis las tierras.
19:30
Y Mephi-boseth dijo al rey: Y aun tómelas él todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz á su casa.
19:31
También Barzillai Galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle de la otra parte del Jordán.
19:32
Y era Barzillai muy viejo, de ochenta años, el cual había dado provisión al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.
19:33
Y el rey dijo á Barzillai: Pasa conmigo, y yo te daré de comer conmigo en Jerusalem.
19:34
Mas Barzillai dijo al rey: ¿Cuántos son los días del tiempo de mi vida, para que yo suba con el rey á Jerusalem?
19:35
Yo soy hoy día de edad de ochenta años, que ya no haré diferencia entre lo bueno y lo malo: ¿tomará gusto ahora tu siervo en lo que comiere ó bebiere? ¿oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿para qué, pues, sería aún tu siervo molesto á mi señor el rey?
19:36
Pasará tu siervo un poco el Jordán con el rey: ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?
19:37
Yo te ruego que dejes volver á tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. He aquí tu siervo Chimham; que pase él con mi señor el rey, y hazle lo que bien te pareciere.
19:38
Y el rey dijo: Pues pase conmigo Chimham, y yo haré con él como bien te parezca: y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.
19:39
Y todo el pueblo pasó el Jordán: y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó á Barzillai, y bendíjolo; y él se volvió á su casa.
19:40
El rey entonces pasó á Gilgal, y con él pasó Chimham; y todo el pueblo de Judá, con la mitad del pueblo de Israel, pasaron al rey.
19:41
Y he aquí todos los varones de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y á su familia, y á todos los varones de David con él?
19:42
Y todos los varones de Judá respondieron á todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿hemos nosotros comido algo del rey? ¿hemos recibido de él algún don?
19:43
Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron á los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros: ¿por qué pues nos habéis tenido en poco? ¿no hablamos nosotros primero en volver á nuestro rey? Y el razonamiento de los varones de Judá fué más fuerte que el de los varones de Israel.


2Sa 19:1 Entonces el rey se estremeció. Subió a la estancia que había encima de la puerta y rompió a llorar. Decía entre sollozos: «¡Hijo mío, Absalón; hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!»
2Sa 19:2 Avisaron a Joab: «Mira que el rey está llorando y lamentándose por Absalón.»
2Sa 19:3 La victoria se trocó en duelo aquel día para todo el pueblo, porque aquel día supo el pueblo que el rey estaba desolado por su hijo.
2Sa 19:4 Y aquel día fue entrando el ejército a escondidas en la ciudad, como cuando va a escondidas un ejército que huye avergonzado de la batalla.
2Sa 19:5 El rey, tapado el rostro, decía con grandes gemidos: «¡Hijo mío, Absalón; Absalón, hijo mío, hijo mío!»
2Sa 19:6 Entró Joab en la casa, donde el rey, y le dijo: «Estás hoy cubriendo de vergüenza el rostro de todos tus servidores, que han salvado hoy tu vida, la vida de tus hijos y tus hijas, la vida de tus mujeres y la vida de tus concubinas,
2Sa 19:7 porque amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te aman; hoy has demostrado que nada te importan tus jefes ni tus soldados; ahora estoy comprendiendo que si Absalón viviera y todos nosotros hubiéramos muerto hoy, te habría parecido bien.
2Sa 19:8 Ahora, pues, levántate, sal y habla al corazón de tus servidores, porque por Yahveh te juro que, si no sales, no quedará contigo esta noche ni un hombre, y esto sería para ti mayor calamidad que cuantas vinieron sobre ti desde tu juventud hasta hoy.»
2Sa 19:9 Se levantó el rey y vino a sentarse a la puerta. Se avisó a todo el ejército: «El rey está sentado a la puerta», y todo el ejército se presentó ante el rey. Israel había huido cada uno a su tienda.
2Sa 19:10 Y todo el pueblo discutía en todas las tribus de Israel diciendo: «El rey nos libró de nuestros enemigos y nos salvó de manos de los filisteos y ahora ha tenido que huir del país, lejos de Absalón.
2Sa 19:11 Pero Absalón, a quien ungimos por rey nuestro, ha muerto en la batalla. Así pues, ¿por qué estáis sin hacer nada para traer al rey?»
2Sa 19:12 Llegaron hasta el rey estas palabras de todo Israel; y el rey David mandó a decir a los sacerdotes Sadoq y Abiatar: «Decid a los ancianos de Judá: "¿Por qué vais a ser los últimos en traer al rey a su casa?
2Sa 19:13 Sois mis hermanos, mi carne y mis huesos sois, y ¿vais a ser los últimos en hacer volver al rey?"
2Sa 19:14 Decid también a Amasá: "¿No eres tú hueso mío y carne mía? Esto me haga Dios y esto me añada si no entras a mi servicio toda mi vida como jefe del ejército, en lugar de Joab."»
2Sa 19:15 Entonces se inclinó el corazón de todos los hombres de Judá como un solo hombre y enviaron a decir al rey: «Vuelve, tú y todos tus servidores.»
2Sa 19:16 Volvió, pues, el rey y llegó hasta el Jordán. Judá llegó hasta Guilgal, viniendo al encuentro del rey para ayudar al rey a pasar el Jordán.
2Sa 19:17 Semeí, hijo de Guerá, benjaminita de Bajurim, se apresuró a bajar con los hombres de Judá al encuentro del rey David.
2Sa 19:18 Venían con él mil hombres de Benjamín. Sibá, criado de la casa de Saúl, sus quince hijos y sus veinte siervos bajaron al Jordán delante del rey,
2Sa 19:19 para ayudar a pasar a la familia del rey, y hacer todo lo que le pareciera bien. Semeí, hijo de Guerá, se echó ante el rey, cuando hubo pasado el Jordán,
2Sa 19:20 y dijo al rey: «No me impute culpa mi señor y no recuerdes el mal que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salía de Jerusalén; que no lo guarde el rey en su corazón,
2Sa 19:21 porque bien conoce tu siervo que he pecado, pero he venido hoy el primero de toda la casa de José, para bajar al encuentro de mi señor el rey.»
2Sa 19:22 Entonces Abisay, hijo de Sarvia, tomó la palabra y dijo: «¿Es que no va a morir Semeí por haber maldecido al ungido de Yahveh?»
2Sa 19:23 Pero David dijo: «¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, que os convertís hoy en adversarios míos? ¿Ha de morir hoy alguien en Israel? ¿Acaso no conozco que hoy vuelvo a ser rey de Israel?»
2Sa 19:24 El rey dijo a Semeí: «No morirás.» Y el rey se lo juró.
2Sa 19:25 También Meribbaal, hijo de Saúl, bajó al encuentro del rey. No había aseado sus pies ni sus manos, no había cuidado su bigote ni había lavado sus vestidos desde el día en que se marchó el rey hasta el día en que volvió en paz.
2Sa 19:26 Cuando llegó de Jerusalén al encuentro del rey, el rey le dijo: «¿Por qué no viniste conmigo, Meribbaal?»
2Sa 19:27 Respondió él: «¡Oh rey, señor mío! Mi servidor me engañó: Tu siervo le había dicho: "Aparéjame el asno; montaré en él, y me iré con el rey", porque tu siervo es cojo.
2Sa 19:28 Ha calumniado a tu siervo ante mi señor el rey. Pero el rey mi señor es como el Ángel de Dios y harás lo que bien te pareciere.
2Sa 19:29 Pues toda la familia de mi padre merecía la muerte de parte del rey mi señor, y tú, con todo, has puesto a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho tengo yo a implorar todavía al rey?»
2Sa 19:30 El rey le dijo: «¿Para qué vas a seguir repitiendo tus palabras? He decidido que tú y Sibá os repartáis las tierras.»
2Sa 19:31 Dijo Meribbaal al rey: «Y aun todo puede llevárselo, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.»
2Sa 19:32 También Barzillay de Galaad había bajado de Roguelim y había pasado el Jordán con el rey para despedirle en el Jordán.
2Sa 19:33 Barzillay era muy anciano; tenía ochenta años. Había proporcionado alimentos al rey durante su estancia en Majanáyim, porque era un hombre muy rico.
2Sa 19:34 Dijo el rey a Barzillay: «Sigue conmigo y yo te mantendré junto a mí en Jerusalén.»
2Sa 19:35 Pero Barzillay dijo al rey: «¿Cuántos podrán ser los años de mi vida para que suba con el rey a Jerusalén?
2Sa 19:36 Ochenta años tengo. ¿Puedo hoy distinguir entre lo bueno y lo malo? Tu siervo no llega ya a saborear lo que come o bebe, ni alcanzo ya a oír la voz de los cantores y cantoras. ¿Por qué tu siervo ha de seguir siendo una carga para el rey mi señor?
2Sa 19:37 Tu siervo continuará con el rey un poco más allá del Jordán, pero ¿para qué ha de concederme el rey tal recompensa?
2Sa 19:38 Permite que tu siervo se vuelva para morir en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Aquí está tu siervo Kimham. Que siga él con el rey mi señor y haz con él lo que bien te parezca.»
2Sa 19:39 Dijo el rey: «Que venga Kimham conmigo; haré por él cuanto desees, y todo cuanto me pidas te lo concederé.»
2Sa 19:40 Todo el pueblo pasó el Jordán. Pasó el rey, que besó a Barzillay y le bendijo, y éste se volvió a su casa.
2Sa 19:41 Siguió el rey hacia Guilgal y Kimham pasó con él. Iba con el rey todo el pueblo de Judá y la mitad del pueblo de Israel.
2Sa 19:42 En esto todos los hombres de Israel fueron al rey y le dijeron: «¿Por qué nuestros hermanos, los hombres de Judá, te tienen secuestrado y han hecho pasar el Jordán al rey, a su casa y a todos los hombres de David con él?»
2Sa 19:43 Todos los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: «Porque el rey está emparentado conmigo. ¿Por qué te ha de irritar esto? ¿Hemos comido acaso a expensas del rey? ¿O nos hemos llevado alguna ración?»
2Sa 19:44 Los hombres de Israel respondieron a los hombres de Judá: «Yo tengo diez partes en el rey y además soy el primogénito. ¿Por qué me has menospreciado? ¿No hablé yo primero para hacer volver a mi rey?» Pero las palabras de los hombres de Judá fueron más ásperas que las de los hombres de Israel.

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Capítulo 20

20:1
Y ACAECIÓ estar allí un hombre perverso que se llamaba Seba, hijo de Bichri, hombre de Benjamín, el cual tocó la corneta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad en el hijo de Isaí: Israel, ¡cada uno á sus estancias!
20:2
Así se fueron de en pos de David todos los hombres de Israel, y seguían á Seba hijo de Bichri: mas los de Judá fueron adheridos á su rey, desde el Jordán hasta Jerusalem.
20:3
Y luego que llegó David á su casa en Jerusalem, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y púsolas en una casa en guarda, y dióles de comer: pero nunca más entró á ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.
20:4
Después dijo el rey á Amasa: Júntame los varones de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.
20:5
Fué pues Amasa á juntar á Judá; pero detúvose más del tiempo que le había sido señalado.
20:6
Y dijo David á Abisai: Seba hijo de Bichri nos hará ahora más mal que Absalom: toma pues tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle las ciudades fortificadas, y se nos vaya de delante.
20:7
Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los Ceretheos y Peletheos, y todos los valientes: salieron de Jerusalem para ir tras Seba hijo de Bichri.
20:8
Y estando ellos cerca de la grande peña que está en Gabaón, salióles Amasa al encuentro. Ahora bien, la vestidura que Joab tenía sobrepuesta estábale ceñida, y sobre ella el cinto de una daga pegada á sus lomos en su vaina, de la que así como él avanzó, cayóse aquélla.
20:9
Entonces Joab dijo á Amasa: ¿Tienes paz, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
20:10
Y como Amasa no se cuidó de la daga que Joab en la mano tenía, hirióle éste con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en seguimiento de Seba hijo de Bichri.
20:11
Y uno de los criados de Joab se paró junto á él, diciendo: Cualquiera que amare á Joab y á David vaya en pos de Joab.
20:12
Y Amasa se había revolcado en la sangre en mitad del camino: y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó á Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura, porque veía que todos los que venían se paraban junto á él.
20:13
Luego, pues, que fué apartado del camino, pasaron todos los que seguían á Joab, para ir tras Seba hijo de Bichri.
20:14
Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel y Beth-maachâ y todo Barim: y juntáronse, y siguiéronlo también.
20:15
Y vinieron y cercáronlo en Abel de Beth-maachâ, y pusieron baluarte contra la ciudad; y puesto que fué al muro, todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.
20:16
Entonces una mujer sabia dió voces en la ciudad, diciendo: Oid, oid; ruégoos que digáis á Joab se llegue á acá, para que yo hable con él.
20:17
Y como él se acercó á ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Y ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.
20:18
Entonces tornó ella á hablar, diciendo: Antiguamente solían hablar, diciendo: Quien preguntare, pregunte en Abel: y así concluían.
20:19
Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel: y tú procuras destruir una ciudad que es madre de Israel: ¿por qué destruyes la heredad de el Altísimo?
20:20
Y Joab respondió, diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.
20:21
La cosa no es así: mas un hombre del monte de Ephraim, que se llama Seba hijo de Bichri, ha levantado su mano contra el rey David: entregad á ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo á Joab: He aquí su cabeza te será echada desde el muro.
20:22
La mujer fué luego á todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza á Seba hijo de Bichri, y echáronla á Joab. Y él tocó la corneta, y esparciéronse de la ciudad, cada uno á su estancia. Y Joab se volvió al rey á Jerusalem.
20:23
Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel; y Benaía hijo de Joiada sobre los Ceretheos y Peletheos;
20:24
Y Adoram sobre los tributos; y Josaphat hijo de Ahillud, el canciller;
20:25
Y Seba, escriba; y Sadoc y Abiathar, sacerdotes;
20:26
(20-25) é Ira Jaireo fué un jefe principal cerca de David.


2Sa 20:1 Había allí un malvado llamado Seba, hijo de Bikrí, benjaminita, que hizo sonar el cuerno y dijo: «No tenemos parte con David, ni tenemos heredad con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!»
2Sa 20:2 Y todos los hombres de Israel se apartaron de David para seguir a Seba, hijo de Bikrí, mientras que los hombres de Judá se adhirieron a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.
2Sa 20:3 David entró en su casa de Jerusalén; tomó el rey las diez concubinas que había dejado para guardar la casa y las puso bajo custodia. Proveyó a su mantenimiento, pero no se acercó a ellas y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, como viudas de por vida.
2Sa 20:4 El rey dijo a Amasá: «Convócame a los hombres de Judá y preséntate aquí dentro de tres días.»
2Sa 20:5 Partió Amasá para convocar a Judá pero tardó más tiempo del señalado.
2Sa 20:6 Entonces David dijo a Abisay: «Ahora Seba, hijo de Bikrí, nos va a hacer más mal que Absalón. Toma los veteranos de tu señor y parte en su persecución para que no alcance las ciudades fortificadas y se nos escape.»
2Sa 20:7 Salieron en pos de Abisay los hombres de Joab, los kereteos, los peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bikrí.
2Sa 20:8 Estaban cerca de la piedra grande que hay en Gabaón cuando Amasá se presentó ante ellos. Vestía Joab su vestido militar y llevaba sobre él la espada, en la vaina, ceñida al costado. La espada se salió y cayó.
2Sa 20:9 Joab dijo a Amasá: «¿Estás bien, hermano mío?» y sujetó Joab con su mano derecha la barba de Amasá como para besarle.
2Sa 20:10 Amasá no se fijó en la espada que Joab tenía en su mano; y éste le hirió en el vientre derramando sus entrañas en tierra. No tuvo que repetir para matarle. Luego Joab y su hermano Abisay continuaron la persecución de Seba, hijo de Bikrí.
2Sa 20:11 Se quedó junto a Amasá uno de los criados de Joab que decía: «Quien quiera a Joab y quien esté por David, que siga a Joab.»
2Sa 20:12 Amasá, envuelto en sangre, estaba en medio del camino; viendo el hombre que todo el pueblo paraba, apartó a Amasá del camino al campo, y le puso encima un vestido, porque vio que todos los que llegaban hasta él se detenían.
2Sa 20:13 Cuando Amasá fue apartado del camino, todos los hombres seguían en pos de Joab, persiguiendo a Seba, hijo de Bikrí.
2Sa 20:14 Seba atravesó todas las tribus de Israel hacia Abel Bet Maaká, y todos los bikritas... se habían reunido y entraron tras él.
2Sa 20:15 Vinieron y le cercaron en Abel Bet Maaká. Alzaron junto a la ciudad un terraplén que llegaba hasta el contramuro y todo el ejército que estaba con Joab trabajaba para derribar el muro, haciendo zapa.
2Sa 20:16 Entonces una mujer sagaz gritó desde la ciudad: «¡Escuchad, escuchad! Decid a Joab que se acerque aquí que quiero hablarle.»
2Sa 20:17 Se acercó él y la mujer dijo: «¿Eres tú Joab?» Respondió: «Yo soy.» Ella le dijo: «Escucha las palabras de tu sierva.» «Te escucho» - dijo -.
2Sa 20:18 Ella continuó: «Antes se decía: Quien preguntare, que pregunte en Abel y en Dan si ha acabado
2Sa 20:19 lo que han establecido los fieles de Israel. ¿Y tú estás buscando la destrucción de una ciudad, madre de ciudades en Israel? ¿Por qué quieres destruir una heredad de Yahveh?»
2Sa 20:20 Respondió Joab: «¡Lejos, lejos de mí querer destruir y aniquilar!
2Sa 20:21 No se trata de eso sino de un hombre de la montaña de Efraím, llamado Seba, hijo de Bikrí, que ha alzado su mano contra el rey, contra David. Entregadle en nuestras manos y me marcharé de la ciudad.» Respondió la mujer a Joab: «Se te echará su cabeza por encima del muro.»
2Sa 20:22 La mujer entró en la ciudad y habló a todo el pueblo con su habitual prudencia. Le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bikrí, y se la arrojaron a Joab. Entonces éste hizo sonar el cuerno y se alejaron de la ciudad cada uno a su tienda. Joab se volvió a Jerusalén junto al rey.
2Sa 20:23 Joab era jefe de todo el ejército. Benaías, hijo de Yehoyadá, era jefe de los kereteos y los peleteos.
2Sa 20:24 Adoram era jefe de la leva, y Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo.
2Sa 20:25 Seraya era secretario; Sadoq y Abiatar eran sacerdotes.
2Sa 20:26 También Irá el yairita era sacerdote de David.

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Capítulo 21

21:1
Y EN los días de David hubo hambre por tres años consecutivos. Y David consultó á el Altísimo, y el Altísimo le dijo: Es por Saúl, y por aquella casa de sangre; porque mató á los Gabaonitas.
21:2
Entonces el rey llamó á los Gabaonitas, y hablóles. (Los Gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del residuo de los Amorrheos, á los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento: mas Saúl había procurado matarlos con motivo de celo por los hijos de Israel y de Judá.)
21:3
Dijo pues David á los Gabaonitas: ¿Qué os haré, y con qué expiaré para que bendigáis á la heredad de el Altísimo?
21:4
Y los Gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl, y con su casa: ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis os haré.
21:5
Y ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros, para extirparnos sin dejar nada de nosotros en todo el término de Israel;
21:6
Dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos á el Altísimo en Gabaa de Saúl, el escogido de el Altísimo. Y el rey dijo: Yo los daré.
21:7
Y perdonó el rey á Mephi-boseth, hijo de Jonathán, hijo de Saúl, por el juramento de el Altísimo que hubo entre ellos, entre David y Jonathán hijo de Saúl.
21:8
Mas tomó el rey dos hijos de Rispa hija de Aja, los cuales ella había parido á Saúl, á saber, á Armoni y á Mephi-boseth; y cinco hijos de Michâl hija de Saúl, los cuales ella había parido á Adriel, hijo de Barzillai Molathita;
21:9
Y entrególos en manos de los Gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de el Altísimo: y murieron juntos aquellos siete, lo cuales fueron muertos en el tiempo de la siega, en los primeros días, en el principio de la siega de las cebadas.
21:10
Tomando luego Rispa hija de Aja un saco, tendióselo sobre un peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó á ninguna ave del cielo asentarse sobre ellos de día, ni bestias del campo de noche.
21:11
Y fué dicho á David lo que hacía Rispa hija de Aja, concubina de Saúl.
21:12
Entonces David fué, y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonathán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Beth-san, donde los habían colgado los Filisteos, cuando deshicieron los Filisteos á Saúl en Gilboa:
21:13
E hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonathán su hijo; y juntaron también los huesos de los ahorcados.
21:14
Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonathán en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Cis su padre; é hicieron todo lo que el rey había mandado. Después se aplacó Dios con la tierra.
21:15
Y como los Filisteos tornaron á hacer guerra á Israel, descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los Filisteos: y David se cansó.
21:16
En esto Isbi-benob, el cual era de los hijos del gigante, y el peso de cuya lanza era de trescientos siclos de metal, y tenía él ceñida una nueva espada, trató de herir á David:
21:17
Mas Abisai hijo de Sarvia le socorrió, é hirió al Filisteo, y matólo. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí adelante saldrás con nosotros á batalla, porque no apagues la lámpara de Israel.
21:18
Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los Filisteos: entonces Sibechâi Husathita hirió á Saph, que era de los hijos del gigante.
21:19
Otra guerra hubo en Gob contra los Filisteos, en la cual Elhanan, hijo de Jaare-oregim de Beth-lehem, hirió á Goliath Getheo, el asta de cuya lanza era como un enjullo de telar.
21:20
Después hubo otra guerra en Gath, donde hubo un hombre de grande altura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro en todos: y también era de lo hijos del gigante.
21:21
Este desafió á Israel, y matólo Jonathán, hijo de Sima hermano de David.
21:22
Estos cuatro le habían nacido al gigante en Gath, los cuales cayeron por la mano de David, y por la mano de sus siervos.



2Sa 21:1 En tiempo de David hubo hambre por tres años consecutivos. David consultó el rostro de Yahveh y Yahveh respondió: «Hay sangre sobre Saúl y sobre su casa, porque mató a los gabaonitas.»
2Sa 21:2 Llamó el rey a los gabaonitas y les dijo: (Estos gabaonitas no eran israelitas, sino uno de los residuos amorreos, a los que los israelitas habían hecho juramento. Pero Saúl intent�� exterminarlos, llevado del celo por los israelitas y Judá.)
2Sa 21:3 Dijo, pues, David a los gabaonitas: «¿Qué debo hacer por vosotros y cómo puedo aplacaros para que bendigáis la heredad de Yahveh?»
2Sa 21:4 Le respondieron los gabaonitas: «No es para nosotros cuestión de oro ni plata con Saúl y su casa, ni se trata de hacer morir a nadie en Israel.» El dijo: «Haré por vosotros lo que me digáis.»
2Sa 21:5 Entonces ellos dijeron al rey: «Aquel hombre nos exterminó y proyectó aniquilarnos para hacernos desaparecer de todos los términos de Israel.
2Sa 21:6 Que se nos entreguen siete de entre sus hijos y los despeñaremos ante Yahveh en Gabaón, en el monte de Yahveh.» El rey dijo: «Os los entregaré.»
2Sa 21:7 Pero el rey perdonó a Meribbaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a causa del juramento de Yahveh que había entre ellos, entre David y Jonatán, hijo de Saúl.
2Sa 21:8 Tomó el rey a los dos hijos que Rispá, hija de Ayyá, había dado a Saúl, Armoní y Meribbaal, y a los cinco hijos que Merab, hija de Saúl, había dado a Adriel, hijo de Barzillay de Mejolá
2Sa 21:9 y los puso en manos de los gabaonitas que los despeñaron en el monte ante Yahveh. Cayeron los siete a la vez; fueron muertos en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la siega de la cebada.
2Sa 21:10 Rispá, hija de Ayyá, tomó un sayal y se lo tendía sobre la roca desde el comienzo de la siega hasta que cayeron sobre ellos las lluvias del cielo; no dejaba que se pararan junto a ellos las aves del cielo por el día ni las bestias del campo por la noche.
2Sa 21:11 Avisaron a David lo que había hecho Rispá, hija de Ayyá, concubina de Saúl.
2Sa 21:12 Entonces David fue a recoger los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, de entre los vecinos de Yabés de Galaad que los habían hurtado de la explanada de Betsán, donde los filisteos los habían colgado el día que mataron a Saúl en Gelboé;
2Sa 21:13 subió desde allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán y los reunió con los huesos de los despeñados.
2Sa 21:14 Sepultaron los huesos de Saúl, los de su hijo Jonatán y los de los despeñados, en tierra de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl, y ejecutaron cuanto había ordenado el rey, después de lo cual Dios quedó aplacado con la tierra.
2Sa 21:15 Hubo otra guerra de los filisteos contra Israel. Bajó David con sus veteranos y atacaron a los filisteos. David estaba extenuado.
2Sa 21:16 Había un campeón de los descendientes de Rafá; el peso de su lanza era de trescientos siclos de bronce, ceñía una espada nueva y se dijo: «Voy a matar a David.»
2Sa 21:17 Pero acudió en su socorro Abisay, hijo de Sarvia, que hirió al filisteo y le mató. Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo: «No vuelvas a salir al combate con nosotros, para que no apagues la antorcha en Israel.»
2Sa 21:18 Después de esto, hubo guerra de nuevo en Gob contra los filisteos; entonces Sibbekay, jusatita, mató a Saf, uno de los descendientes de Rafá.
2Sa 21:19 Hubo otra guerra en Gob contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Yaír de Belén, mató a Goliat de Gat; el asta de su lanza era como un enjullo de tejedor.
2Sa 21:20 Hubo guerra de nuevo en Gat y había allí un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro dedos en total; también él descendía de Rafá.
2Sa 21:21 Desafió éste a Israel, y Jonatán, hijo de Simá, hermano de David, le mató.
2Sa 21:22 Estos cuatro descendían de Rafá de Gat y sucumbieron a manos de David y de sus veteranos.

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Capítulo 22

22:1
Y HABLÓ David á el Altísimo las palabras de este cántico, el día que el Altísimo le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.
22:2
Y dijo: el Altísimo es mi roca, y mi fortaleza, y mi libertador;
22:3
Dios de mi roca, en él confiaré: Mi escudo, y el cuerno de mi salud, mi fortaleza, y mi refugio; Mi salvador, que me librarás de violencia.
22:4
Invocaré á el Altísimo, digno de ser loado. Y seré salvo de mis enemigos.
22:5
Cuando me cercaron ondas de muerte, Y arroyos de iniquidad me asombraron,
22:6
Me rodearon los dolores del infierno, Y me tomaron descuidado lazos de muerte.
22:7
Tuve angustia, invoqué á el Altísimo, Y clamé á mi Dios: Y él oyó mi voz desde su templo; Llegó mi clamor á sus oídos.
22:8
La tierra se removió, y tembló; Los fundamentos de los cielos fueron movidos, Y se estremecieron, porque él se airó.
22:9
Subió humo de sus narices, Y de su boca fuego consumidor, Por el cual se encendieron carbones.
22:10
Y abajo los cielos, y descendió: Una oscuridad debajo de sus pies.
22:11
Subió sobre el querubín, y voló: Aparecióse sobre las alas del viento.
22:12
Puso tinieblas alrededor de sí á modo de pabellones; Aguas negras y espesas nubes.
22:13
Del resplandor de su presencia Se encendieron ascuas ardientes.
22:14
el Altísimo tronó desde los cielos, Y el Altísimo dió su voz;
22:15
Arrojó saetas, y desbaratólos; Relampagueó, y consumiólos.
22:16
Entonces aparecieron los manantiales de la mar, Y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, A la reprensión de el Altísimo, Al resoplido del aliento de su nariz.
22:17
Extendió su mano de lo alto, y arrebatóme, Y sacóme de copiosas aguas.
22:18
Libróme de fuertes enemigos, De aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo.
22:19
Asaltáronme en el día de mi calamidad; Mas el Altísimo fué mi sostén.
22:20
Sacóme á anchura; Libróme, porque puso su voluntad en mí.
22:21
Remuneróme el Altísimo conforme á mi justicia: Y conforme á la limpieza de mis manos, me dió la paga.
22:22
Porque yo guardé los caminos de el Altísimo; Y no me aparté impíamente de mi Dios.
22:23
Porque delante de mí tengo todas sus ordenanzas; Y atento á sus fueros, no me retiraré de ellos.
22:24
Y fuí íntegro para con él, Y guardéme de mi iniquidad.
22:25
Remuneróme por tanto el Altísimo conforme á mi justicia, Y conforme á mi limpieza delante de sus ojos.
22:26
Con el bueno eres benigno, Y con el íntegro te muestras íntegro;
22:27
Limpio eres para con el limpio, Mas con el perverso eres rígido.
22:28
Y tú salvas al pueblo humilde; Mas tus ojos sobre los altivos, para abatirlos.
22:29
Porque tú eres mi lámpara, oh el Altísimo: el Altísimo da luz á mis tinieblas.
22:30
Porque en ti romperé ejércitos, Y con mi Dios saltaré las murallas.
22:31
Dios, perfecto su camino: La palabra de el Altísimo purificada, Escudo es de todos los que en él esperan.
22:32
Porque ¿qué Dios hay sino el Altísimo? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios?
22:33
Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino;
22:34
El que hace mis pies como de ciervas, Y el que me asienta en mis alturas;
22:35
El que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de acero.
22:36
Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, Y tu benignidad me ha acrecentado.
22:37
Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Para que no titubeasen mis rodillas.
22:38
Perseguiré á mis enemigos, y quebrantarélos; Y no me volveré hasta que los acabe.
22:39
Los consumiré, y los heriré, y no se levantarán; Y caerán debajo de mis pies.
22:40
Ceñísteme de fortaleza para la batalla, Y postraste debajo de mí los que contra mí se levantaron.
22:41
Tú me diste la cerviz de mis enemigos, De mis aborrecedores, y que yo los destruyese.
22:42
Miraron, y no hubo quien los librase; A el Altísimo, mas no les respondió.
22:43
Yo los desmenuzaré como polvo de la tierra; Hollarélos como á lodo de las plazas, y los disiparé.
22:44
Tú me libraste de contiendas de pueblos: Tú me guardaste para que fuese cabeza de gentes: Pueblos que no conocía, me sirvieron.
22:45
Los extraños titubeaban á mí: En oyendo, me obedecían.
22:46
Los extraños desfallecían, Y temblaban en sus escondrijos.
22:47
Viva el Altísimo, y sea bendita mi roca; Sea ensalzado el Dios, la roca de mi salvamento:
22:48
El Dios que me ha vengado, Y sujeta los pueblos debajo de mí:
22:49
Y que me saca de entre mis enemigos: Tu me sacaste en alto de entre los que se levantaron contra mi: Librásteme del varón de iniquidades.
22:50
Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh el Altísimo, Y cantaré á tu nombre.
22:51
El que engrandece las saludes de su rey, Y hace misericordia á su ungido, A David, y á su simiente, para siempre.


2Sa 22:2 Dijo: Yahveh, mi roca, y mi baluarte, mi liberador,
2Sa 22:3 mi Dios, la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio, mi salvador que me salva de la violencia.
2Sa 22:4 Invoco a Yahveh que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.
2Sa 22:5 Los olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial,
2Sa 22:6 los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la muerte.
2Sa 22:7 Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué, y escuchó mi voz desde su templo, resonó mi llamada en sus oídos.
2Sa 22:8 La tierra fue sacudida y vaciló, las bases de los cielos retemblaron. Vacilaron bajo su furor.
2Sa 22:9 Una humareda subió de sus narices y de su boca un fuego que abrasaba; de él salían carbones encendidos.
2Sa 22:10 El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies.
2Sa 22:11 Cabalgó sobre un querube, emprendió el vuelo, sobre las alas de los vientos planeó.
2Sa 22:12 Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas, espesos nubarrones.
2Sa 22:13 Del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de fuego.
2Sa 22:14 Tronó Yahveh dese los cielos, lanzó el Altísimo su voz;
2Sa 22:15 arrojó saetas y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota.
2Sa 22:16 El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del orbe aparecieron ante la increpación de Yahveh, al resollar al aliento en sus narices.
2Sa 22:17 Extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas.
2Sa 22:18 Me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo.
2Sa 22:19 Me aguardaban el día de mi ruina, Mas Yahveh fue un apoyo para mí.
2Sa 22:20 Me sacó a espacio abierto, Me salvó porque me amaba.
2Sa 22:21 Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, el me paga conforme a la pureza de mis manos.
2Sa 22:22 Porque he guardado los caminos de Yahveh, y no he hecho el mal lejos de mi Dios.
2Sa 22:23 Porque tengo ante mí todos sus juicios, y sus preceptos no aparto de mi lado.
2Sa 22:24 He sido ante él irreprochable, y de incurrir en culpa me he guardado.
2Sa 22:25 Y Yahveh me devuelve según mi justicia, según mi pureza que está a sus ojos.
2Sa 22:26 Con el piadoso eres piadoso, intachable con el hombre sin tacha.
2Sa 22:27 Con el puro eres puro, con el ladino, sagaz.
2Sa 22:28 Tú que salvas al pueblo humilde, y abates los ojos altaneros.
2Sa 22:29 Tú eres, Yahveh, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas.
2Sa 22:30 Con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla.
2Sa 22:31 Dios es perfecto en sus caminos, la palabra de Yahveh, acrisolada, él es el escudo de cuantos a él se acogen.
2Sa 22:32 Pues ¿quién es Dios, fuera de Yahveh? ¿Quién Roca, sino sólo nuestro Dios?
2Sa 22:33 El Dios que me ciñe de fuerza y hace mi camino irreprochable.
2Sa 22:34 Que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie.
2Sa 22:35 El que mis manos para el combate adiestra, y mis brazos para tensar arcos de bronce.
2Sa 22:36 Tú me das tu escudo salvador, multiplicas tus respuestas favorables
2Sa 22:37 Mis pasos ensanchas ante mí; no se tuercen mis tobillos.
2Sa 22:38 Persigo a mis enemigos, los deshago, no vuelvo hasta haberlos acabado.
2Sa 22:39 Los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies.
2Sa 22:40 Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis agresores,
2Sa 22:41 a mis enemigos haces dar la espada, extermino a los que me odian.
2Sa 22:42 Claman, mas no hay salvador, a Yahveh, y no les responde.
2Sa 22:43 Los machaco como polvo de la tierra, como al barro de las calles los piso.
2Sa 22:44 De las querellas de mi pueblo me libras. me pones a la cabeza de las gentes, pueblos que no conocía me sirven.
2Sa 22:45 Los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me obedecen.
2Sa 22:46 Los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus refugios.
2Sa 22:47 ¡Viva Yahveh bendita sea mi Roca, el Dios de mi salvación sea ensalzado!
2Sa 22:48 El Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis plantas.
2Sa 22:49 Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis agresores, y del hombre violento me salvas.
2Sa 22:50 Por eso, Yahveh, quiero alabarte entre los pueblos y cantar tu nombre.
2Sa 22:51 El hace grandes las victorias de su rey y muestra su amor a su ungido, a David y su linaje para siempre.

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Capítulo 23

23:1
ESTAS son las postreras palabras de David. Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel varón que fué levantado alto, El ungido del Dios de Jacob, El suave en cánticos de Israel:
23:2
El espíritu de el Altísimo ha hablado por mí, Y su palabra ha sido en mi lengua.
23:3
El Dios de Israel ha dicho, Hablóme el Fuerte de Israel: El señoreador de los hombres será justo. Señoreador en temor de Dios.
23:4
Será como la luz de la mañana cuando sale el sol, De la mañana sin nubes; Cuando la hierba de la tierra brota Por medio del resplandor después de la lluvia.
23:5
No así mi casa para con Dios: Sin embargo él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado; Bien que toda esta mi salud, y todo mi deseo No lo haga él florecer todavía.
23:6
Mas los de Belial serán todos ellos como espinas arrancadas, Las cuales nadie toma con la mano;
23:7
Sino que el que quiere tocar en ellas, Armase de hierro y de asta de lanza, Y son quemadas en su lugar.
23:8
Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: El Tachmonita, que se sentaba en cátedra, principal de los capitanes: era éste Adino el Eznita, que mató en una ocasión sobre ochocientos hombres.
23:9
Después de éste, Eleazar, hijo de Dodo de Ahohi, fué de los tres valientes que estaban con David, cuando desafiaron á los Filisteos que se habían juntado allí á la batalla, y subieron los de Israel.
23:10
Este, levantándose, hirió á los Filisteos, hasta que su mano se cansó, y quedósele contraída á la espada. Aquel día el Altísimo hizo gran salud: y volvióse el pueblo en pos de él solamente á tomar el despojo.
23:11
Después de éste fué Samma, hijo de Age Araita: que habiéndose juntado los Filisteos en una aldea, había allí una suerte de tierra llena de lentejas, y el pueblo había huído delante de los Filisteos:
23:12
El entonces se paró en medio de la suerte de tierra, y defendióla, é hirió á los Filisteos; y el Altísimo hizo una gran salud.
23:13
Y tres de los treinta principales descendieron y vinieron en tiempo de la siega á David á la cueva de Adullam: y el campo de los Filisteos estaba en el valle de Raphaim.
23:14
David entonces estaba en la fortaleza, y la guarnición de los Filisteos estaba en Beth-lehem.
23:15
Y David tuvo deseo, y dijo: ¡Quién me diera á beber del agua de la cisterna de Beth-lehem, que está á la puerta!
23:16
Entonces los tres valientes rompieron por el campo de los Filisteos, y sacaron agua de la cisterna de Beth-lehem, que estaba á la puerta; y tomaron, y trajéronla á David: mas él no la quiso beber, sino derramóla á el Altísimo, diciendo:
23:17
Lejos sea de mí, oh el Altísimo, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
23:18
Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fué el principal de los tres; el cual alzó su lanza contra trescientos, que mató; y tuvo nombre entre los tres.
23:19
El era el más aventajado de los tres, y el primero de ellos; mas no llegó á los tres primeros.
23:20
Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en hechos, de Cabseel. Este hirió dos leones de Moab: y él mismo descendió, é hirió un león en medio de un foso en el tiempo de la nieve:
23:21
También hirió él á un Egipcio, hombre de grande estatura: y tenía el Egipcio una lanza en su mano; mas descendió á él con un palo, y arrebató al Egipcio la lanza de la mano, y matólo con su propia lanza.
23:22
Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y tuvo nombre entre los tres valientes.
23:23
De los treinta fué el más aventajado; pero no llegó á los tres primeros. Y púsolo David en su consejo.
23:24
Asael hermano de Joab fué de los treinta; Elhaanan hijo de Dodo de Beth-lehem;
23:25
Samma de Harodi, Elica de Harodi;
23:26
Heles de Palti, Hira, hijo de Jecces, de Tecoa;
23:27
Abiezer de Anathoth, Mebunnai de Husa;
23:28
Selmo de Hahoh, Maharai de Netophath;
23:29
Helec hijo de Baana de Netophath, Ittai hijo de Ribai de Gabaa de los hijos de Benjamín;
23:30
Benaía Pirathonita, Hiddai del arroyo de Gaas;
23:31
Abi-albon de Arbath, Asmaveth de Barhum;
23:32
Elihaba de Saalbón, Jonathán de los hijo de Jassén;
23:33
Samma de Arar, Ahiam hijo de Sarar de Arar.
23:34
Elipheleth hijo de Asbai hijo de Maachâti; Eliam hijo de Achîtophel de Gelón;
23:35
Hesrai del Carmelo, Pharai de Arbi;
23:36
Igheal hijo de Nathán de Soba, Bani de Gadi;
23:37
Selec de Ammón, Naharai de Beeroth, escudero de Joab hijo de Sarvia;
23:38
Ira de Ithri, Gareb de Ithri;
23:39
Uría Hetheo. Entre todos treinta y siete.


2Sa 23:1 Estas son las últimas palabras de David: Oráculo de David, hijo de Jesé, oráculo del hombre puesto en alto, el ungido del Dios de Jacob, el suave salmista de Israel:
2Sa 23:2 El espíritu de Yahveh habla por mí, su palabra está en mi lengua.
2Sa 23:3 El Dios de Jacob ha hablado, me ha dicho la Roca de Israel. El justo que gobierna a los hombres, que gobierna en el temor de Dios,
2Sa 23:4 como luz matinal al romper el sol en una mañana sin nubes, haciendo brillar tras la lluvia el césped de la tierra.
2Sa 23:5 Pues firme ante Dios está mi casa, porque ha hecho conmigo un pacto sempiterno, en todo ordenado y custodiado. El hará germinar toda mi salud y todo mi deseo.
2Sa 23:6 Como espinas del desierto todos los malvados, que no son recogidos con la mano.
2Sa 23:7 Nadie los toca si no es con hierro o el fuste de una lanza para ser consumidos por el fuego.
2Sa 23:8 Estos son los nombres de los valientes de David: Isbaal el jakmonita, el primero de los tres; fue el que blandió su lanza e hizo ochocientas víctimas de una sola vez.
2Sa 23:9 Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, ajojita, uno de los tres héroes. Estaba con David en Pas Dammim cuando los filisteos se concentraron para presentar batalla y los hombres de Israel retrocedían.
2Sa 23:10 El se mantuvo firme y atacó a los filisteos hasta que se le crispó la mano y se le quedó pegada a la espada; aquel día obró Yahveh una gran victoria; el ejército volvió sobre sus pasos, pero sólo para apoderarse de los despojos.
2Sa 23:11 Después de él, Sammá, hijo de Elá, hararita. Los filisteos se habían concentrado en Lejí. Había allí una pieza toda de lentejas. El ejército huyó ante los filisteos.
2Sa 23:12 Pero él se puso en medio de la pieza, la defendió y batió a los filisteos. Yahveh obró una gran victoria.
2Sa 23:13 Tres de los Treinta bajaron al tiempo de la cosecha y llegaron donde David a la caverna de Adullam, cuando un destacamento filisteo estaba acampado en el valle de los Refaím.
2Sa 23:14 David estaba en el refugio y había en Belén un puesto de filisteos.
2Sa 23:15 David expresó este deseo: «¡Quién me diera a beber agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén!»
2Sa 23:16 Rompieron entonces los Tres héroes por el campamento de los filisteos y sacaron agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén, se la llevaron y la ofrecieron a David, pero él no quiso beberla, sino que la derramó como libación a Yahveh,
2Sa 23:17 diciendo: «¡Líbreme Yahveh de hacer tal cosa! ¡Es la sangre de los hombres que han ido exponiendo su vida!» Y no quiso beberla. - Estas cosas hicieron los Tres héroes.
2Sa 23:18 Abisay, hermano de Joab, e hijo de Sarvia, era jefe de los Treinta; fue el que blandió su lanza contra trescientos hombres y conquistó renombre entre los Treinta.
2Sa 23:19 Fue el más afamado de los Treinta, llegando a ser su capitán, pero no igualó a los Tres.
2Sa 23:20 Benaías, hijo de Yehoyadá, hombre valeroso y pródigo en hazañas, de Cabseel, fue el que mató a los dos héroes de Moab; el que bajó y mató al león dentro del pozo, un día de nieve.
2Sa 23:21 Mató también a un egipcio de gran estatura; tenía el egipcio una lanza en su mano, pero él bajó a su encuentro con un bastón, arrancó la lanza de la mano del egipcio y con su misma lanza le mató.
2Sa 23:22 Esto hizo Benaías, hijo de Yehoyadá, y se granjeó renombre entre los Treinta valientes.
2Sa 23:23 Fue más ilustre que los Treinta pero no igualó a los Tres. David le hizo jefe de su guardia personal.
2Sa 23:24 Asahel, hermano de Joab, estaba entre los Treinta. Eljanán, hijo de Dodó, de Belén.
2Sa 23:25 Sammá, de Jarod. Elicá, de Jarod.
2Sa 23:26 Jeles, de Bet Pélet. Irá, hijo de Iqques, de Técoa.
2Sa 23:27 Abiezer, de Anatot. Sibbekay, de Jusá.
2Sa 23:28 Salmón, de Ajoj. Majray, de Netofá.
2Sa 23:29 Jeled, hijo de Baaná, de Netofá. Ittay, hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín.
2Sa 23:30 Benaías, de Piratón. Hidday, de los torrentes de Gaás.
2Sa 23:31 Abibaal, de Bet Haarabá. Azmávet de Bajurim.
2Sa 23:32 Elyajbá, de Saalbón. Yasén, de Guizón. Jonatán,
2Sa 23:33 hijo de Sammá, de Harar. Ajiam, hijo de Sarar, de Harar.
2Sa 23:34 Elifélet, hijo de Ajasbay, de Bet Maaká. Eliam, hijo de Ajitófel, de Guiló.
2Sa 23:35 Jesray, de Carmelo. Paaray, de Arab.
2Sa 23:36 Yigal, hijo de Natán, de Sobá. Baní, de Gad.
2Sa 23:37 Séleq el ammonita. Najray, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia.
2Sa 23:38 Irá, de Yattir. Gareb, de Yattir.
2Sa 23:39 Urías el hitita. En total, 37.

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Capítulo 24

24:1
Y VOLVIÓ el furor de el Altísimo á encenderse contra Israel, é incitó á David contra ellos á que dijese: Ve, cuenta á Israel y á Judá.
24:2
Y dijo el rey á Joab, general del ejército que tenía consigo: Rodea todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beer-seba, y contad el pueblo, para que yo sepa el número de la gente.
24:3
Y Joab respondió al rey: Añada el Altísimo tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor al rey; mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?
24:4
Empero la palabra del rey pudo más que Joab, y que los capitanes del ejército. Salió pues Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para contar el pueblo de Israel.
24:5
Y pasando el Jordán asentaron en Aroer, á la mano derecha de la ciudad que está en medio de la arroyada de Gad y junto á Jazer.
24:6
Después vinieron á Galaad, y á la tierra baja de Absi: y de allí vinieron á Dan-jaán y alrededor de Sidón.
24:7
Y vinieron luego á la fortaleza de Tiro, y á todas las ciudades de los Heveos y de los Cananeos; y salieron al mediodía de Judá, á Beer-seba.
24:8
Y después que hubieron andado toda la tierra, volvieron á Jerusalem al cabo de nueve meses y veinte días.
24:9
Y Joab dió la cuenta del número del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada; y de los de Judá quinientos mil hombres.
24:10
Y después que David hubo contado el pueblo, punzóle su corazón; y dijo David á el Altísimo: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh el Altísimo, ruégote que quites el pecado de tu siervo, porque yo he obrado muy neciamente.
24:11
Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, fué palabra de el Altísimo á Gad profeta, vidente de David, diciendo:
24:12
Ve, y di á David: Así ha dicho el Altísimo: Tres cosas te ofrezco: tú te escogerás una de ellas, la cual yo haga.
24:13
Vino pues Gad á David, é intimóle, y díjole: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿ó que huyas tres meses delante de tus enemigos, y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya pestilencia en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.
24:14
Entonces David dijo á Gad: En grande angustia estoy: ruego que caiga en la mano de el Altísimo, porque sus miseraciones son muchas, y que no caiga yo en manos de hombres.
24:15
Y envió el Altísimo pestilencia á Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado: y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beer-seba, setenta mil hombres.
24:16
Y como el ángel extendió su mano sobre Jerusalem para destruirla, el Altísimo se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía el pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Entonces el ángel de el Altísimo estaba junto á la era de Arauna Jebuseo.
24:17
Y David dijo á el Altísimo, cuando vió al ángel que hería al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad: ¿qué hicieron estas ovejas? Ruégote que tu mano se torne contra mí, y contra la casa de mi padre.
24:18
Y Gad vino á David aquel día, y díjole: Sube, y haz un altar á el Altísimo en la era de Arauna Jebuseo.
24:19
Y subió David, conforme al dicho de Gad, que el Altísimo le había mandado.
24:20
Y mirando Arauna, vió al rey y á sus siervos que pasaban á él. Saliendo entonces Arauna, inclinóse delante del rey hacia tierra.
24:21
Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey á su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, para edificar altar á el Altísimo, á fin de que la mortandad cese del pueblo.
24:22
Y Arauna dijo á David: Tome y sacrifique mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto; y trillos y otros pertrechos de bueyes para leña:
24:23
Todo lo da como un rey Arauna al rey. Luego dijo Arauna al rey: el Altísimo tu Dios te sea propicio.
24:24
Y el rey dijo á Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré á el Altísimo mi Dios holocaustos por nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
24:25
Y edificó allí David un altar á el Altísimo, y sacrificó holocaustos y pacíficos; y el Altísimo se aplacó con la tierra, y cesó la plaga de Israel.

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    2Sa 24:1 Se encendió otra vez la ira de Yahveh contra los israelitas e incitó a David contra ellos diciendo: «Anda, haz el censo de Israel y de Judá.»
    2Sa 24:2 El rey dijo a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él: «Recorre todas las tribus de Israel desde Dan hasta Berseba y haz el censo para que yo sepa la cifra de la población.»
    2Sa 24:3 Joab respondió al rey: «Que Yahveh tu Dios multiplique el pueblo cien veces más de lo que es y que los ojos de mi señor el rey lo vean. Mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?»
    2Sa 24:4 Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab y los jefes del ejército y salió Joab con los jefes del ejército de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel.
    2Sa 24:5 Pasaron el Jordán y comenzaron por Aroer, la ciudad que está en medio del valle, y por Gad hasta Yazer.
    2Sa 24:6 Fueron luego a Galaad y al país de los hititas, a Cadés. Llegaron hasta Dan y desde Dan doblaron hacia Sidón.
    2Sa 24:7 Llegaron hasta la fortaleza de Tiro y todas las ciudades de los jivitas y cananeos, saliendo finalmente al Négueb de Judá, a Berseba.
    2Sa 24:8 Recorrieron así todo el país y al cabo de nueve meses y veinte días volvieron a Jerusalén.
    2Sa 24:9 Joab entregó al rey la cifra del censo del pueblo. Había en Israel 800.000 hombres de guerra capaces de manejar las armas; en Judá había 500.000 hombres.
    2Sa 24:10 Después de haber hecho el censo del pueblo, le remordió a David el corazón y dijo David a Yahveh: «He cometido un gran pecado. Pero ahora, Yahveh, perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy necio.»
    2Sa 24:11 Cuando David se levantó por la mañana, le había sido dirigida la palabra de Yahveh al profeta Gad, vidente de David, diciendo:
    2Sa 24:12 «Anda y di a David: Así dice Yahveh: Tres cosas te propongo; elije una de ellas y la llevaré a cabo.»
    2Sa 24:13 Llegó Gad donde David y le anunció: «¿Qué quieres que te venga, tres años de gran hambre en tu país, tres meses de derrotas ante tus enemigos y que te persigan, o tres días de peste en tu tierra? Ahora piensa y mira qué debo responder al que me envía.»
    2Sa 24:14 David respondió a Gad: «Estoy en grande angustia. Pero caigamos en manos de Yahveh que es grande su misericordia. No caiga yo en manos de los hombres.»
    2Sa 24:15 Y David eligió la peste para sí. Eran los días de la recolección del trigo. Yahveh envió la peste a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado y murieron 70.000 hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba.
    2Sa 24:16 El ángel extendió la mano hacia Jerusalén para destruirla, pero Yahveh se arrepintió del estrago y dijo al ángel que exterminaba el pueblo: «¡Basta ya! Retira tu mano.» El ángel de Yahveh estaba entonces junto a la era de Arauná el jebuseo.
    2Sa 24:17 Cuando David vio al ángel que hería al pueblo, dijo a Yahveh: «Yo fui quien pequé, yo cometí el mal, pero estas ovejas ¿qué han hecho? Caiga, te suplico, tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.»
    2Sa 24:18 Vino Gad aquel día donde David y le dijo: «Sube y levanta un altar a Yahveh en la era de Arauná el jebuseo.»
    2Sa 24:19 David subió, según la palabra de Gad, como había ordenado Yahveh.
    2Sa 24:20 Miró Arauná y vio al rey y a sus servidores que venían hacia él. Entonces Arauná salió y se postró rostro en tierra ante el rey.
    2Sa 24:21 Y dijo Arauná: «¿Cómo mi señor el rey viene a su siervo?» David respondió: «Vengo a comprarte la era para levantar un altar a Yahveh y detener la plaga del pueblo.»
    2Sa 24:22 Arauná dijo a David: «Que el rey mi señor tome y ofrezca lo que bien le parezca. Mira los bueyes para el holocausto, los trillos y los yugos de los bueyes para leña.
    2Sa 24:23 El siervo de mi señor el rey da todo esto al rey.» Y Arauná dijo al rey: «Que Yahveh tu Dios te sea propicio.»
    2Sa 24:24 Pero el rey dijo a Arauná: «No; quiero comprártelo por su precio, no quiero ofrecer a Yahveh mi Dios holocaustos de balde.» Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
    2Sa 24:25 Levantó allí David un altar a Yahveh y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces Yahveh atendió a las súplicas en favor de la tierra y la peste se apartó de Israel.

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