Mateo 6, 6 comentado
(Mt
6,6) COMO Y DONDE ORAR
Además, también se nos enseña que conviene orar en
todas partes: así lo afirma el Salvador cuando dice, hablando de la oración:
Entre en tu aposento.
Pero, entiende bien, no se trata
de un aposento rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como
encerrado, sin más bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior,
en la cual habitan tus pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para
la oración va contigo a todas partes, y en todo lugar donde te encuentres
continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios. (San
Ambrosio, Tratado sobre Caín y Abel I 9, 38ss en Liturgia de las Horas o.c. IV
pg. 339)
¡Tarde Te amé, Hermosura tan antigua y
tan nueva, tarde Te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por
fuera Te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas
que Tú creaste, Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme
lejos de Ti aquellas cosas que e, si no estuviesen Ti, no existirían. Me
llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste,
y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora
Te anhelo; gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste, y
deseé con ansia la paz que procede de Ti. Cuando yo me adhiera a Ti con todo
mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mí y mi
vida será realmente viva, llena toda de Ti. Tú, al que llenas de Ti, lo
elevas, mas, como yo n no me he llenado de Ti, soy todavía para mí mismo una
carga. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas,
dignas de ser aplaudidas, y no sé de qué parte está la victoria. (San
Agustín, Confesiones
libro 10, 26)
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