LA COMUNIÓN CON DIOS (1 Jn 1, 3)
José Gilmer Mejía Pérez
Bienio 2009
Lo que hemos visto y oído es lo que os anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con
el Padre y con su Hijo Jesucristo (1
Jn 1,3).
I. Toda persona humana por naturaleza está llamada a relacionarte y vivir en
comunión con otras personas con otras personas. Por ejemplo, los enamorados
buscan relacionarse y vivir en comunión y armonía.
En los esposos la comunión se de una manera más plena en el acto conyugal, y
fruto de ello son los hijos. Los esposos con ello son una imagen de la
comunión trinitaria.
La comunión de amor que vive la trinidad, es el signo de amor y unidad que
existe; y que, las personas están llamadas a vivir para se felices, ya sea
en el matrimonio o en el estado de vida que uno se encuentre.
2. INTRODUCCIÓN
A) La comunión con Dios (trino) en la vida de la Iglesia y la significación
de esta comunión, según san Pablo y según san Juan.
B) - La comunión con Dios (trino), hace que viva en comunión con toda la
Iglesia, con todos los cristianos, y unido al Magisterio de la Iglesia en
Jesucristo, y no vivir aisladamente. Por tanto al estar en comunión con toda
la Iglesia, me hace sentir que no estoy sólo sino que tengo una multitud de
hermanos, en Cristo.
- Si vivo en comunión con Dios, viviré en comunión con los hermanos, y mi
corazón estará en paz y regocijante de felicidad porque vivo en comunión con
todos.
La comunión con Dios tengo que vivirlo amando a mis hermanos en Cristo, en
los cuales amaré a Dios, y reconociendo en ellos a Dios, me donaré a ellos y
no buscaré un amor egoísta.
La comunión con Dios, implica que debo rechazar el pecado, pues el él es
Santo, inmaculado, puro, sin mancha ni arruga.
Si vivo en comunión con Dios y con los hermanos en Jesucristo y rechazo el
pecado, tengo la certeza de participar de la gloria que me ha prometido
Jesucristo, donde seré eternamente feliz.
C). ¡Vivamos en comunión con Dios y con los hermanos en Jesucristo,
rompiendo las ataduras de la muerte! Cristo vino para reconciliarnos con
Dios a través de su pasión muerte y resurrección. Por tanto, dejemos las
obras muertas que conducen a la muerte y vivamos para Aquel que nos devolvió
la vida, por el amor que nos ha tenido desde la eternidad.
3. A) EXPERIENCIA PERSONAL
El misterio de comunión y amor que vive la Trinidad, es una invitación que
me hacen, para vivir la comunión con cada una de ellas y si vivo esta
comunión viviré más feliz y me llevará a vivir mejor la comunión con mis
hermanos y a amar en ellos a Dios, que no veo. Todo esto me hace sentir que
experimentar ya el gozo aquí en la tierra.
La comunión con Dios y con los hermanos, lo conseguiré en Jesucristo el cual
me ha reconciliado, por el gran amor que me ha tenido desde la eternidad, y
lo ha demostrado con su pasión, muerte y resurrección y lo viviré en toda su
plenitud, si renuncio al pecado, en la vida eterna. Este misterio de amor de
Jesucristo me mueve a darlo todo por él como Él se ha dado a mí.
B) LA COMUNIÓN CON DIOS
La palabra comunión (koinonia) significa comunión de algo, participación de
algo.
La comunión en el AT casi está ausente y en él nunca designa una unión del
hombre con Dios.
La comunión en el NT caracteriza las relaciones que tiene el cristiano con
cada una de las tres divinas personas.
Sólo Jesucristo es capaz de colmar ese deseo de comunión con Dios, que las
religiones no alcanzaban, y que el AT fue una preparación a la comunión
plena. Cristo con su encarnación, viene a ser una realidad, la comunión con
Dios, compartiendo incluso su debilidad, una naturaleza común a todos los
hombres (Hb 2,14), y así hacernos partícipes de su naturaleza divina (2Pe
1,4).
1. La comunión con el Señor vivida en la Iglesia.
Desde el comienzo de la vida pública, Jesús se asocia doce compañeros, que
quiere que sean solidarios de su misión de enseñar y de misericordia. Afirma
que los suyos deben compartir los mismos sufrimientos para ser dignos de él.
Al mismo tiempo subraya la unidad fundamental de los dos mandamientos del
amor (Mt 22, 37ss)
La unión fraterna de los primeros cristianos surge de su fe común en el
Señor Jesús, de su deseo de imitarlo juntos de , de su amor a él, que
acarrea necesariamente el amor mutuo: sólo tenían "un corazón y un alma"
(Hch 4,32), esta comunión entre ellos se realiza en la fracción del pan
(2,42); en la Iglesia de Jerusalén se realiza por la puesta en común los
bienes (4,325,11); luego entre comunidades venidas del paganismo y Jerusalén
por la colecta que recomienda san Pablo (Ga 6,6). La ayuda material a los
predicadores del Evangelio, manifiesta de manera especial esta comunión,
dándole el carácter de la gratuidad espiritual. Las persecuciones sufridas
juntos hacen la unidad de los corazones (2Co 1,7)
2. Significación de la comunión según san Pablo. El fiel que se adhiere a
Cristo por la fe y por el bautismo, participa en sus misterios. El
cristiano, muerto al pecado al pecado con Cristo, resucita con él a una vida
nueva (Rm 6,3s)
Esta comunión en el Hijo (2Co 1,9) se realiza a lo largo de los días por la
participación en el cuerpo eucarístico de Cristo (10,16) y en la acción del
Espíritu Santo (2Co 13,13).
3. Significación de la comunión según san Juan.
a). La comunión con Cristo: La comunión con Cristo, nos da a la vez la
comunión con el Padre y la comunión fraterna entre cristianos (Un 1,3). Esta
comunión hace que permanezcan los unos con los otros. Como el Padre y el
Hijo permanecen el uno en el otro y forman uno solo, así los cristianos
deben permanecer en el amor del Padre y del Hijo observando sus mandamientos
(Jn 14, 20; 15,4.7; 17, 20-23; 1Jn 2,24; 4,12; por el poder del Espíritu
Santo (Jn 14,17; Jn 2,27; 3,24; 4,13).
El pan eucarístico es el alimento indispensable de esta comunión permanente
(Jn 6,56).
Así el cristiano gusta anticipadamente del gozo eterno, sueño de todo
corazón humano, esperanza de Israel: "estar con el Señor siempre" (1 Ts
4,17; Jn 17,24).
b) La unión de la comunidad cristiana, basada en la unión de cada fiel con
Dios, en Cristo.
Esta comunión se expresas de diversas formas.
El cristiano permanece en Dios y Dios permanece en ÉL.
El Evangelio de Juan, trae 41 veces permanecer en Él, 1Jn 22 veces; la 2Jn 3
veces y en resto del NT 52 veces.
Jn 2,6. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
Permanecer en Dios: El que dice, o sea el que declara su posición, se obliga
moralmente a proceder según lo declarado. Si alguno afirma que permanece en
Dios, contrae la obligación implícita de imitar a su Hijo, que es la
expresión encarnada de la voluntad del Padre.
Permanecer en el o estar en él. Ese es una fuerte fórmula joánica para
designar la inhabitación de Dios en el Hombre y de sus atributos en el
hombre, y a la inversa, la inmanencia del hombre en Dios (Jn 15,6. 7). En
Cristo y por Cristo, el cristiano, puede ser conducido a la unión con Dios,
de manera análoga como están los sarmientos y la vid (Jn 15 4-7).
Ha nacido de Dios
1 Jn 2,29 Si saben que él es el Justo reconoced que todo el que obra la
justicia ha nacido de Dios.
La relación que hay entre el Padre y el Hijo no es una mera relación
jurídica: La adopción, es una relación esencial de naturaleza (1Jn 3, 1).
Pero ese "ser nacido de Dios", brota totalmente del ámbito divino, no de la
naturaleza humana. "De Él": Se refiere al nacimiento del Padre, por tanto
somos hijos de Dios. Y por ende, sabiendo que Jesucristo es Justo, debe
hacer justicia, ser justo. Es decir el que está en comunión con Cristo, ha
nacido de Dios y es hijo de dios, y con ello participamos de la naturaleza
de Dios.
Es de Dios
Un 4,4 Vosotros hijos míos sois de Dios y habéis vencido. Pues el que está
en vosotros es más que el que está en el mundo.
De los corrompidos del espíritu del anticristo, se distinguen los verdaderos
cristianos, que están inspirados por el Espíritu de Dios. Para quitarles el
horror que debía suscitar su última palabra: "Ya están en el mundo", y
aumentar su confianza les asegura un énfasis y un cariño: Pero vosotros sois
de Dios; pertenecéis a Dios y participan de su fuerza. Juan persigue un fin
práctico: la conciencia de "ser de Dios" se despierta por la victoria
obtenida sobre sus adversarios. Lo han vencido y han perseverado en su
victoria, y les aclara que es más grande, cual es el origen de su poder, que
es Dios, que es más patente que su enemigo, el príncipe del mundo; y les
anima Dios está con ellos, y el demonio no tiene la misma inhabitación de
Dios.
- Conoce a Dios
lJnl, 3 En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Al decir que sabemos quiere decir que le reconocemos y el le es un modo de
referirse a Él (Dios), sin nombrarle.
Conocer en la escritura tiene varios sentidos, Didimo dice que en este caso
significa experiencia que se tiene de algo y el hecho de estar unido a ello.
Ecumenio: "conocer" tiene dos sentidos: saber y estar unido (2Co13,6). La
comunión con alguien es más íntima, cuanto más íntimamente se lo conozca.
Boismod: "conocer a Dios" implica una participación en la vida divina,
equivale a decir "estar en comunión con Dios".
Si guardamos sus mandamientos, equivale a no pecar, y a andar en la Luz,
aquí se manifiesta el sentido práctico ético-moral. No hay conocimiento real
de Dios, sin conformidad práctica con su voluntad. Pues quien no ama dice
claramente - san Beda - que no conoce cuan amable es Dios. Dirimo dice:
necesariamente tiene que guardar los mandamientos, no guarda no conoce a
Dios.
La doctrina de Juan contra los gnósticos es clara: el conocimiento de Dios,
la mera iluminación, sigla práctica de los preceptos no vale. Divorciado de
la moral, ninguna iluminación, puede ser conocimiento verdadero.
En resumen, hay un solo medio de probarnos a nosotros mismos que conocemos a
Dios, y es amar la obediencia de su voluntad.
C) La comunión me interpela a vivir en comunión con cada una de las are
divinas personas, porque me falta vivir esta comunión en su totalidad.
Debo vivir en comunión con todos los cristianos
Debo vivir en comunión con todos sin distinción, aunque sean enemigos. La
comunión lo viviré de un modo especial, en el cuerpo eucarístico. Participar
en los sufrimientos con todos los cristianos, que sufren, o están
perseguidos. La comunión con Dios debe llevarme a renunciar al pecado.
D) La comunión con Dios en la Iglesia. La unidad fraterna de la fe común en
Cristo, y nuestro deseo de estar con él.
La comunión con Dios según san Pablo surge de nuestra fe en Cristo y por el
bautismo.
Según san Juan de la comunión en Cristo surge la comunión con el Padre y
entre todos los cristianos.
Los cristianos debemos permanecer en comunión con el Padre y el Hijo
observado sus mandamientos, por la acción del Espíritu Santo.
El pan eucarístico es independiente para esta comunión.
4. Si vivimos la comunión con Dios, seremos los hombres más felices, porque
poseemos al ser Sumo, pues la felicidad está en poseer lo que uno desea,
pues hasta los esposos son felices cuando tiene a su ser amado, incluso las
meretrices son felices, aunque su felicidad sea temporal. Cuanto mas
nosotros si lo poseemos y vivimos en comunión con Dios, el Hacedor de todas
las cosas, ¡que más podemos desear?
Los esposos viven la comunión, entre ellos, de una manera más plena en el
acto sexual, nosotros, lo recibimos a Jesús en la Eucaristía, y somos
transformados en El, allí poseemos la comunión suprema con Dios, pera esta
comunión será definitiva en la visión beatífica de Dios.
5. Ante todo debemos tener presente que, ¡la comunión debemos vivirlo con
Jesucristo (Dios) y con los hermanos! Es una súplica que nuestro Señor
Jesucristo con todo su corazón al Padre: "Padre que sean uno como tu y yo
somos Uno" (Jn 17,21). Esta comunión es don de Dios, y no fruto de los
hombres, y para ello hay que colaborar con nuestra libertad, pues Dios
respeta nuestra libertad.
Señor Jesús danos la gracia de vivir esa comunión de amor, como vives con el
Padre y el Espíritu Santo. Amén.