¿DIOS ES AMOR?
1.-"Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor"(1 Jn 4,8).
2.- Un padre solía llevar con él a misa a uno de sus hijos, de tres o
cuatro años. Iban normalmente, a una iglesia que tenía unas vidrieras con
imágenes. Un día el pequeño le preguntó a su padre ¿quienes eran aquellos de
las ventanas? El padre, sin más explicaciones, le dijo: Son santos.
Algún tiempo después se hablaba en casa de la beatificación de un sacerdote
santo. Y el padre preguntó al pequeño: -¿Tú sabes lo que es un santo? -Si-
dijo el niño- Santos son los que dejan pasar la luz.
La mayor parte de los mimos de Dios, de su cariño, nos llegan a través de
otras personas: padres, médicos, amigos... Esa es una verdad gozosa. Pero no
es menos verdad que ese amor de Dios debe llegar a quienes están a nuestro
lado a través de nosotros. Debemos ser cauces limpios por donde el amor de
Dios pueda circular libremente hacia quienes se cruzan con nosotros en la
vida. El gran tapón, el gran obstáculo es el amor propio, el egoísmo:
paraliza el amor divino y no le deja circular. Ser cristiano entraña que
Dios pueda querer a quienes nos rodean con nuestro propio corazón: dejar
pasar la luz del amor de Dios.
3.- INTRODUCCIÓN:
El presente trabajo trata el tema "Dios es amor" y su importancia para los
hombres. El título general plantea la pregunta: ¿Dios es amor? El contenido
está dividido en tres partes, cuyos títulos están planteados en forma de
preguntas.
La primera parte plantea la pregunta: ¿Por qué Dios es amor?, las respuestas
están en torno a la naturaleza de Dios y su actividad. Por tanto, Dios es
amor por naturaleza y todo lo que hace, hace porque ama.
La segunda parte plantea la pregunta: ¿Dios ha revelado su amor? Sí, ha
revelado a los hombres por medio de Jesucristo, que se encarnó para estar
con los hombres y dio su vida para salvarlos.
La tercera parte plantea la pregunta ¿El hombre puede amar?, no ama si no
está ligado a Dios, es decir, Dios es el autor del amor. Es imposible amar a
Dios y odiar a los hombres. El que ama a Dios también le conoce. Dios que es
amor ha engendrado en el amor a los cristianos para que amando a Dios se
amen unos a otros. Por tanto el hombre sólo puede amar si ha nacido de Dios.
En este trabajo se encuentra una breve reflexión sobre el amor, no el amor
cualquiera como el mundo lo entiende, sino el amor ligado del Ser mismo, es
decir, al quien es principio y origen del Amor.
Es importante preguntarnos frecuentemente, que si verdaderamente somos
engendrados por Dios y que amamos y le conocemos. Nuestras reflexiones si
son correctamente realizados nos llevarán a la conclusión: la fuente del
amor sólo es Dios.
Finalmente es menester prestar atención a todo el contenido del tema para
plantearse interrogantes, para luego encontrar respuestas no sólo teóricas,
sino también existenciales y que nos conduzcan a la práctica.
4.- a) ¿POR QUÉ DIOS ES AMOR?
Si analizamos sintácticamente, el Dios es amor, el sujeto lleva el artículo,
mientras el predicado no. Luego el predicado no está sustantivado. Por
tanto, no se puede traducir "el amor es Dios", sino Dios es amor. Si decimos
"El amor es Dios" entonces haríamos del amor un dios semejanza del Eros de
los griegos.
El amor es un atributo que forma parte de la misma naturaleza de Dios. No es
una cualidad accidental o un añadido, sino abarca todo su ser, es decir, por
naturaleza Dios es amor. En él se encuentra la caridad con plenitud como su
fuente y amor hasta el extremo. Asimismo el amor no es una de las
actividades del Dios, sino que toda su actividad es una actividad amante: si
crea, crea por amor; si gobierna, gobierna por amor; si juzga, juzga por
amor. Además no dice que en Dios hay amor, sino "Dios es amor", el amor no
es una designación, si no una definición de su ser. Entonces es trascendente
y pleno.
Dios es amor, el amor mismo. Sabemos que Dios es amor, porque sus obras
están siempre envueltas en amor. Ama a los suyos con un amor eterno. Este
amor de Dios se ha manifestado sobre todo en el hecho supremo de la entrega
de su Hijo por la salvación del mundo.
Dios es en sí mismo "amor" este amor es don y pura comunicación de sí desde
la eternidad. Se comunica totalmente a su Hijo, el amor entre ellos es
idéntico. También nos ha manifestado a los hombres a través de su Hijo
Jesucristo, el cual nos amó hasta la cruz. La consumación de su vida en la
cruz. El amo de Dios se ha encarnado para salvarnos.
La idea central de esta sección es el amor, la dilección. San Juan sugiere
en su exhortación que la dilección no es una obligación arbitraria, sino una
exigencia de la naturaleza, porque Dios es amor. Dios, al engendrar a los
cristianos a una nueva vida, les ha comunicado su propia naturaleza y su
vida. Esto significa que los cristianos pueden amar como su Padre celestial.
Y el ejercicio de la caridad por parte de los fieles será la prueba que
demuestre su filiación. Tenemos aquí la más alta concepción del ágape
joánico. El amor, según San Juan, es una participación de la vida de Dios;
es algo que procede de Dios.
Esta es la mejor definición de Dios y la que resume todo lo que el cristiano
puede saber de su Creador. El amor es el atributo divino que mejor da a
conocer la naturaleza de Dios. El amor, el ágape, es la revelación más
prodigiosa y constante de Dios a los seres humanos.
b) ¿DIOS HA REVELADO SU AMOR?
La encarnación de Jesucristo, con relación al Padre, constituye una misión,
una delegación, un envío. El enviado tiene una comisión especial: hablar y
obrar en nombre del Padre, representarlo ante los hombres. Por consiguiente,
es el Padre quien se revela y manifiesta su amor infinito a los hombres.
Pero el Padre no envía un delegado cualquiera, sino a su propio Hijo
unigénito, es decir, a su Hijo el más amado. Este acto de benevolencia del
Padre nos demuestra, mejor que otra cosa, su amor inmenso por nosotros, que
no dudó en sacrificar a su Hijo muy amado por la salud del mundo.
La finalidad que Dios se propuso al enviar a su Hijo al mundo fue para que
los creyentes en El obtuvieran la vida. Quiso que los hombres pudieran
acercarse a Dios y conseguir la sola verdadera vida: la vida de la gracia y
de la gloria.
Jesucristo ha revelado y comunicado a los hombres el amor de su Padre. Y el
Padre, a su vez, ha mostrado que era amor enviando su Hijo al mundo,
ordenándole sacrificarse por nosotros para purificamos de nuestros pecados.
"Estos tres grandes misterios de la economía cristiana: encarnación,
redención, gracia, resumen el Evangelio, y San Juan, lo mismo que San Pablo,
los han comprendido como concebidos y realizados por el amor infinito de
Dios."
La misión de Jesús de acercar al hombre la presencia inmediata de Yahveh,
incluso de ser su presencia misma y el amor que viene a nuestro encuentro,
se concreta en sus palabras y en sus obras. Jesús intenta mostrar al hombre
y hacer realidad de múltiples maneras el amor salvífico de Dios. El hecho de
compartir la mesa con los sospechosos por motivos religiosos o sociales y
con los marginados, su cariño por los niños, su apertura a los samaritanos y
a los gentiles, son signos clarificadores y eficaces del amor salvador del
Padre misericordioso. En la Ultima Cena, la víspera de su muerte, Jesús ha
querido demostrar que el sentido de su misión era ser la presencia inmediata
de Dios para Israel.
Jesús hace a los discípulos partícipes de su vida entregada hasta la muerte,
para dejarles una comunidad de vida con El y con el Padre, que se prolongue
más allá de su fin terreno. La Nueva Alianza, fundada sobre los signos del
pan y el vino, es una vida de unidad con Aquel que se ha entregado a la
muerte, aceptándola como culminación de su misión, pero que, a la vez,
viendo más allá de su hora mortal, promete a los discípulos el definitivo
cumplimiento de la Alianza, ahora iniciada, en el banquete mesiánico en el
Reino del Padre.
Como el Padre se nos ha acercado en el Hijo y en el Espíritu Santo de un
modo substancial y concreto, también nosotros debemos encontrarlo de un modo
igualmente concreto. La fe cristiana en Dios no comporta simplemente una
referencialidad trascendental. Sino que, como respuesta a la persona de
Jesucristo, está ligada esencialmente a nuestra historia irrepetible y
actual, y al hombre que encontramos aquí y ahora. "Cuantas veces hicisteis
eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis".
c) ¿EL HOMBRE PUEDE AMAR A SU PRÓJIMO?
La expresión amor al prójimo delimita el gran tema del amor a un referente
concreto: el "prójimo". El término reah puede significar amigo, compañero,
connacional, o simplemente el otro, es decir, cualquier hombre. En este
sentido amplio es como lo entendió Jesús y como lo entiende la moral
cristiana.
Podemos amar si hemos sido engendrados por Dios. Y ese engendrar se entiende
en un sentido realista, hay algo físico de Dios en nosotros; somos
partícipes de su naturaleza y de su vida. El nacido de Dios ha recibido la
facultad de amar, propia de la naturaleza divina de que participa. La
caridad de amar, propia de la naturaleza divina recibida en el bautismo.
Se conoce a Dios por experiencia y no por una simple especulación. Supone
una relación personal, basada en la experiencia viva y amorosa; sólo el amor
llega a la íntima realidad de las personas y cosas. Por eso para el que no
tiene corazón para el que no ama, las realidades le son tan inteligibles con
los colores para el ciego.
Sólo el ejercitar la caridad con los prójimos puede tener nuestro amor
caracteres de gratuidad, espontaneidad y prioridad del amor divino. Sólo el
amor a sus hermanos puede al cristiano amar como Dios, esto como una
obligación estricta, quien hay conocido y ama se ha beneficiado de la
generosidad del amor de Dios, entregando a su Hijo a la muerte por nosotros,
esto absolutamente obligado de usar de semejante generosidad con sus
hermanos.
El verdadero cristiano ama, mientras que el que pertenece al mundo, odia a
su germano. El mundo puede también amar, pero ese amor es mentira y es
muerte para el hermano. El verdadero amor procede de Dios sólo de Dios. Este
origen divino fundamenta la obligación del amor fraterno.
De búsqueda. Amar, en el pensamiento agustiniano, es "buscar" (quaerere) (en
español querer es amar). Esto implica una actitud de "tensión" continua
hacia la persona amada, para identificar sus problemas, acompañarla y
anudarla de manera afectiva y efectiva. Amar supone especialmente atender al
prójimo necesitado, que interpreta al sujeto para que se haga "próximo",
para que salga al encuentro de los otros con amor. La parábola del buen
samaritano (Lc 10,29) proclama la inversión de la estructura del humanismo
filantrópico, que establece un movimiento de amor en clave unidimensional
(del yo hacia el otro). La parábola explica la "proximidad " en clave
relacional de "inclusión" afectiva y efectiva por parte del sujeto
"interpelado". De esta manera, la pregunta inicial: "¿quién es mi prójimo ?"
se ve sustituida por la pregunta de "¿quién da una respuesta propia de un
prójimo?") a la mirada interpelante del necesitado, aunque sea un enemigo
(cf. Mt 5,43ss; Lc 6,32ss).
También yo muchas veces me he preguntado: ¿Qué es lo más importante en mi
vida? En mi afán de responder y experimentar la satisfacción, muchas veces
he admitido como respuesta lo contingente y placentero. Ahora tengo claro
que lo más importante en mi vida es Dios, no sólo lo he experimentado sino
también he llegado a una conclusión intelectualmente. Sin embargo no amo, me
esfuerzo, pero acabo sin amar. Entonces: ¿no basta conocer intelectualmente
y experimentar a Dios en la vida? No, el amor es un don de Dios dado en
función a los demás y no a uno mismo. Por lo tanto no amo porque mi egoísmo
me impide a salir de mí mismo.
5.- Dios es esencialmente amor, y manifiesta ese amor a los hombres por
medio de Jesucristo, quien nos ha amado hasta el extremo del escándalo de la
cruz, para que también nosotros naciendo y conociendo a Él, podemos amarnos
unos a otros porque hemos sido amados. Actualmente ese amor se manifiesta en
la Iglesia por medio del Espíritu Santo.
El amor es un atributo que forma parte de la misma naturaleza de Dios. No es
una cualidad accidental, sino abarca todo su ser, es decir, por naturaleza
Dios es amor. En él se encuentra la caridad con plenitud como su fuente y
amor hasta el extremo. Asimismo el amor no es una de las actividades del
Dios, sino que toda su actividad es una actividad amante: si crea, crea por
amor; si gobierna, gobierna por amor; si juzga, juzga por amor.
Jesucristo ha revelado y comunicado a los hombres el amor de su Padre. Y el
Padre, a su vez, ha mostrado que era amor enviando su Hijo al mundo,
ordenándole sacrificarse por nosotros para purificarnos de nuestros pecados.
"Estos tres grandes misterios de la economía cristiana: encarnación,
redención, gracia, resumen el Evangelio, y San Juan, lo mismo que San Pablo,
los han comprendido como concebidos y realizados por el amor infinito de
Dios."
El ágape es el que da al creyente la posibilidad de estar en comunión con
Dios y de conocerle. Y el conocimiento actual y permanente de Dios es, a su
vez, algo que va unido al amor fraterno habitual. El que ama muestra que
conoce a Dios, porque el verdadero conocimiento se perfecciona en la
práctica del gran precepto del amor. La filiación divina y el conocimiento
de Dios son los principios y los fundamentos de la caridad fraterna. El que
ha sido engendrado por Dios y se ha hecho partícipe de su naturaleza divina,
es apto para amar y conocer divinamente. El conocimiento de Dios como Padre
está impregnado de amor y condicionado por ese mismo amor. Por consiguiente,
hay que amar a Dios para conocerle y permanecer en El.
6.- Después de haber analizado este breve trabajo, ¿eres consciente que Dios
te ama tal como eres? ¿Qué tienes que hacer?
Agradezco encarecidamente la atención prestada a esta breve exposición,
espero que haya sido una ayuda y útil en el enriquecimiento de vuestra vida
cristiana, ya que sin conocer a ese Amor Encarnado no podemos alcanzar
nuestra plenitud como seres creados por Dios.