¿Quién te da el verdadero sentido de la vida? (Jn 4, 10)
Luis Alberto Mazekina Oshiro
2º de Teología
"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber,
tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva" (Jn
4,10).
A todos ustedes infatigables investigadores de la verdad acerca del sentido
de la vida y ávidos en busca de conocimientos, presento esta breve
exposición como una pequeña ayuda para encontrar la respuesta a tantas
interrogantes.
La vida actual se reduce a una visión entremezclada entre el relativismo, el
materialismo, el utilitarismo, el hedonismo que quita al hombre el verdadero
sentido de la vida. Pero ¿podrá ser feliz realmente teniendo su propio
espacio, cómodamente instalado, moviendo todo con un dedo, hasta el más
sencillo de los servicios, todo para evitar la fatiga?
Hoy el mundo ofrece variadas ofertas de felicidad: la realización personal,
el éxito profesional, la vida cómoda sin problemas, el bienestar, el
consumismo y el vertiginoso afán de adquirir cosas. Como si el anhelo del
hombre fuera estar acostado en medio de su habitación con un gran televisor
y su control remoto para controlar todo sin necesidad de moverse como si
fuera el dios del mundo.
Este sencillo trabajo desea principalmente ser como un faro que guíe a todos
a llegar al encuentro de alguien que puede plenamente dar el sabor verdadero
a este mundo que vive de manera insípida y se encuentra ciega y desorientada
en medio de las penumbras de las tinieblas o, también, ser un oasis en medio
de este desierto que es la vida. De esta manera anhelo ayudar a todos a
encontrar el verdadero sentido de la vida
Invito a cada uno a ponerse de cara a su situación actual, tal vez en medio
de la rutina, o en búsqueda de un amor, de un nuevo horizonte en otro lugar
o en cualquier objeto de deseo. Todos buscamos la verdad pero la
encontraremos ¿cómo, cuándo, dónde, con quién?
Iniciaría con mi experiencia personal. Yo buscaba la vida pensando
realizarme con mis fuerzas o sea poniendo toda mi voluntad, la buena
intención de no perjudicar a nadie, esforzándome y empeñándome para
trabajar, ganar dinero, construir una casa, casarme y tener una familia.
Para eso viajé a Japón y allí puse todo eso en práctica, logré juntar el
dinero que tenía como objetivo y volví al Perú para invertir el dinero tener
un negocio que progresara de tal forma que pueda convertirse en empresa, de
paso estudiar una carrera y por supuesto casarme con la mujer de mis sueños.
Proseguiré más adelante con el desenlace de la experiencia porque primero
voy a exponer el tema propiamente.
Todos piensan que tienen que sobresalir por sí mismos. Recuerdo mucho a una
profesora de literatura el último año de secundaria que me aconsejaba
"piensa en ti primero, segundo en ti, tercero en ti". El motivo era porque
no pensaba continuar con mis estudios superiores por tener muchos hermanos
pequeños y también por mi sueño de poder realizarme con mi esfuerzo sin
exigir nada a mis padres. Es así que me animo a viajar para trabajar y
cristalizar mis proyectos.
Actualmente muchos piensan triunfar en la vida, creen que la solución está
en cada uno, en poder sacar adelante el plan trazado y por supuesto, todo
ello conlleva grandes sacrificios y renuncias. El peligro está en caer en el
egoísmo de vivir todo en función propia, o en el hedonismo y su fin: vivir
sólo para pasarla bien, la comodidad y el bienestar.
Supongamos que llegue a alcanzar su meta y se instale en medio de su logro.
Aparece casi siempre silenciosamente la rutina. Poco a poco "esta amiga" va
creciendo y quita la verdadera esencia de la vida, va dejando vacía a la
persona, quien comienza a "vivir para trabajar y trabajar para vivir" o
porque quiere mantener su ritmo de vida o aspira a mejorar su nivel y
calidad de vida. Su trabajo puede ser cómodo pero se siente cansado, está
rodeado por seres queridos y valorados pero se siente solo y aburrido.
Quiere encontrar algo nuevo y comienza su búsqueda en diversas cosas, con la
posibilidad, incluso de caer en vicios y pueden llegar a poner fin a su
existencia.
Otro camino para hallar la felicidad es partir a otras tierras en busca de
nuevos y mejores horizontes. También implica el gran sacrificio de alejarse
de los seres queridos, amistades y conocidos. La realidad es, la mayoría de
veces más dura de lo que se imagina y la soledad y hasta la incomprensión
pueden ser causa de sufrimiento.
Por otra parte, el hombre no puede vivir solo. Por eso busca alguien a quien
amar y con quien pasar el resto de su vida. Cada uno tiene sus gustos y por
supuesto tiene en mente a la pareja de sus sueños que cumpla todos sus
requisitos. Inicia una relación con alguien y tal vez sea una decepción,
puede intentar con otra y nada, puede experimentar con muchas personas y
darse cuenta que el hombre o la mujer ideal no existe. Nadie es perfecto,
pero el hombre y la mujer no pueden vivir solos. El ser humano ha sido
creado para realizarse en función de los demás, pero el temor actual es
comprometerse, asumir una responsabilidad con alguien para siempre.
Volviendo a mi experiencia contaré el final. La chica con quien pensaba
iniciar una relación no quería nada conmigo y mi dinero en parte fue gastado
por mis padres y mis hermanos y la otra parte se quedó en préstamo a otra
hermana. En suma, no disfrute nada de lo que había ahorrado. Me quedé sin
amor y sin dinero.
Todo el esfuerzo de mi juventud perdido. ¿Y ahora qué hago? En medio de la
confusión no veía ninguna solución, todo estaba nublado y la ira me
embargaba totalmente. Hasta que alguien vino a mi encuentro.
Hay un relato ocurrido en el primer siglo de nuestra era. El lugar del
acontecimiento es un pozo. El agua siempre ha sido y es un elemento vital
para nuestra existencia porque sacia la sed y nos favorece con el frescor y
la limpieza.
Quisiera invitar a todos a hacer una composición de lugar. Para ello debo
colocarnos en el contexto. Para obtener agua era necesario ir hasta el pozo
y para esa época era una tarea femenina ya que era parte de la labor
doméstica. Una mujer cuyo nombre no se conoce va con un cántaro por un poco
de agua. Allí encuentra un hombre que no es de la zona, es más, pertenece a
un pueblo con el cual llevan unos cuantos siglos enemistados y éste le pide
agua. Antes de continuar hay que resaltar que lo común de la época era
considerar a la mujer inferior al hombre, por tanto la palabra de ellas no
tenían valor y normalmente ni se les dirigía la palabra si era una
desconocida.
Por supuesto, la petición del hombre le causa extrañeza porque no esperaba
que un desconocido le dirigiera la palabra y menos que sea de aquel pueblo y
le pida un favor. Primero le pregunta con cierta indignación porque se
dirige a ella y ante su respuesta le volverá a interrogar intrigada ¿cómo
hará lo que le ha dicho?
1 Jn 4, 1-42
Ese hombre es Jesucristo y ofrece un agua que sacia cualquier necesidad. A
él podemos pedirle la vida porque es el Señor de la vida y ha venido para
dárnosla y la tengamos en abundancia.
Regresemos al acontecimiento, ha sido un encuentro personal como el que ya
había tenido Jesús con Juan el Bautista,2 con Andrés y Juan,3 con Nicodemo4
y con esta mujer. En medio de esos diálogos todos ellos han escuchado una
palabra de él que les ha iluminado la verdad en sus corazones y ellos han
ido a anunciarlo a otros, Andrés y Juan a sus hermanos y amigos y esta mujer
a sus paisanos.
¿Y qué es lo que le ha dicho Jesús a esta mujer? Primero que tiene un agua
con la cual no volverá a tener sed a lo cual ella responde -"dame de esa
agua para ya no tener que venir a este pozo a sacar agua"-5 que no sacia la
sed definitivamente. El agua es tal, que puede sacar de la rutina a
cualquiera que se encuentre como ella viviendo para trabajar y trabajando
para vivir y dar una nueva esperanza y sentido de la vida.
Jesús se dirige a las mujeres porque quiere devolverles la dignidad que
tenían igual que los hombres, en el estado original de la creación y que se
ha visto disminuida a lo largo de la historia. Esto lo digo para que las
feministas vean que el verdadero liberador y defensor de las mujeres es
Jesucristo, quien ha querido revelar a la mujer ve su igualdad frente al
hombre por lo que ella es y no por las labores que realiza. La mujer le
responde que desea esa agua, para ello Jesús le dice que llame a su marido.
Ella le responde que no tiene marido a lo cual Jesús le replica que ella ha
tenido cinco y el actual no es su marido. Al sentirse denunciada la mujer
ante la verdad desnuda que Jesús ha sacado a la luz, ella lo reconoce como
profeta.6
Cristo conoce la verdad de todas las personas y sabe lo que tiene que hacer
en la situación de cada uno. La pobre mujer ha buscado la felicidad en
varios hombres y por lo visto no la ha podido encontrar con ninguno. Esta
realidad es la de muchas personas en la actualidad. La ilusión de encontrar
a la persona ideal lleva a experimentar con varias parejas y la dificultad
consiste en el temor ha asumir la responsabilidad de vivir con alguien por
el resto de la vida.
El matrimonio es la base de la familia, que es la institución básica de la
sociedad En la actualidad está muy amenazada y atacada. Eso hace que la
mayoría de personas piense que no es necesario casarse. Pero no saben que el
primer milagro que registra las Escrituras es la realizada en una boda, en
un lugar llamado Caná.7 Una pareja como muchas, no muy rica, como las demás
que han existido en la común y corriente historia de la humanidad. En pleno
festejo el vino se agota, y ante el aviso de su madre, Jesús transforma el
agua en un vino tal que causa la admiración de todos porque lo normal era
ofrecer el vino bueno hasta que se acabe para luego dar uno de calidad
inferior.
2 Jn 1,19-34
3 Jn 11,35-51
4 Jn 3,1-21
5 Jn 4,15
6 Jn 4,16-19
7 Jn 2,1-12
Este acontecimiento es para ayudar, no solamente al éxito de la celebración
sino que es señal de que Jesús está en medio de los recién casados,
defendiendo su unión y sin dejar que se pierda la alegría en medio de las
crisis y problemas que se suscitan diariamente entre los cónyuges y
mostrando que lo bueno no se acaba al inicio sino que lo mejor se vive en el
transcurso de la vida matrimonial con cada paso y etapa, que llevan a la
madurez de cada una de las partes y de la relación en sí. Es un mensaje que
sirve para estos tiempos, para todos aquellos que temen dar el paso al
matrimonio o que en medio de ella están agobiados y atrapados en medio de la
rutina.
La decisión que se toma para casarse es señal de madurez de la persona. Dios
ha creado al hombre no para que esté solo, sino para que viva con los otros.
Es por eso que la vida es un don de Dios para la persona, que a su vez es un
don para otra. Por eso, para llegar al matrimonio el hombre y la mujer han
ido creciendo y madurando en medio de su vida se han estado preparando a
través del amor y de la formación y educación recibida por sus padres y
también en los centros de estudio. Todo ello para alistarse a enfrentar la
vida y ser finalmente un don para otro.
Retomando el relato, la mujer no se queda estática luego de su sorpresa. Se
ha dado cuenta que esto lo debe compartir con sus conocidos y va en busca de
ellos. Deja lo que está haciendo y se dispone a anunciar una buena noticia,
pero sobretodo va a decir todo lo que Jesús le ha dicho acerca de su vida.
Porque el Señor le ha iluminado la historia y eso le ha ayudado a tener una
nueva visión y encontrar el verdadero sentido de la vida. Eso es algo que ha
venido a hacer Jesús: aligerar el peso, la carga que todos arrastramos a lo
largo de nuestra existencia en cuanto a las vivencias, muchas veces
dolorosas y causantes de traumas y sufrimientos que se convierten en taras
para el ser humano y que le impide desarrollarse plenamente como personas.
Esta actitud de la mujer es una imagen de alguien que al recibir un don no
se lo guarda para sí misma, sino que lo quiere compartir con los demás. En
la actualidad el egoísmo hace que las personas se aíslen, que vivan todo en
función suya. El mejor ejemplo se puede decir que es el "anonimato urbano",
que para definirlo es necesario explicar un poco el paso de la sociedad
rural a la urbana. La revolución industrial y los avances científicos y
tecnológicos de los últimos siglos han hecho que los habitantes de los
pueblos migren a las ciudades y esto ha hecho que, con el correr de los años
las ciudades se conviertan en grandes poblados donde los vecinos apenas se
conocen y prácticamente no tengan ninguna relación. Es como si cada persona
vaya a lo suyo y no tenga el menor interés por los demás. Lo único que
importa es lograr los objetivos, principalmente saciar la urgencia material,
mejorar el status social y la calidad de vida.
Una historia paralela en cuanto a la actitud de esta mujer ocurre con dos
hermanas cuyo nombre sí se conocen. Marta y María.8 La primera preocupada en
atender esmeradamente al Señor y la segunda sentada a los pies de Jesús
escuchando sus palabras. Ante el reclamo de la primera Jesús le dirá que
ella se afana por muchas cosas y que la segunda se ha quedado con la mejor
parte.
Cuando participé en la primera eucaristía aquella vez que formaba mi
comunidad, escuché esta palabra y me hizo ver que en la vida hay muchas
necesidades vitales que atender, pero sobretodo, una más importante:
escuchar la palabra de Dios, que es la que alumbra y guía completamente
todos los aspectos de la vida y da la sabiduría para vivirla plenamente.
Pues bien, el verdadero sentido de la vida la encontré en la Iglesia, nacida
del costado de Cristo de donde salió sangre y agua. El agua signo de vida y
de purificación es el bautismo por el cual entramos a una vida nueva donde
con el baño del bautismo, el aceite con el que se nos unge sacerdote,
profeta y rey. La sangre a su vez es el vino que bebemos en la eucaristía
junto al pan de vida. El fruto de la vid es signo de la alegría en la que
vive el cristiano invitado a participar y celebrar las bodas del cordero.
8 Lc10,38-42
9 Jn10,1-20
Jesús es el Buen Pastor9 que junta su rebaño y es, a su vez, la puerta por
donde pasan las ovejas para beber las aguas del reposo y para comer la
hierba fresca de los prados.1° Quiere llevar a todos a la tierra prometida
donde abunda la leche y la miel. Por eso dice el profeta Isaías: "¡Oh todos
los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y
comed, sin plata y sin pagar, vino y leche! ¿Por qué gastar plata en lo que
no es pan, y vuestro jornal en lo que no sacia? Hacedme caso y comed cosa
buena, y disfrutaréis con algo sustancioso""
Regresando nuevamente a mi experiencia personal, les contaré que llegué a la
Iglesia por el testimonio de mis padres y era cierto que Dios les había
ayudado en su matrimonio, sobretodo a que no se divorcien y también a que se
abran a la vida y acepten tener todos los hijos que la voluntad de Dios
quería darles. De cuatro llegamos a ser once hermanos. Es así como me animé
a entrar a la Iglesia y a dejar de pensar que sólo era para aquellos que no
podían con su vida.
Pero lo que descubrí es que la vida es un don de Dios, que yo no le pedí a
nadie el nacer, sino que él me la ha regalado y que me ha elegido para una
misión y me enseña que la felicidad está en amar a los demás, en estar al
servicio del otro. Con esto se ve que cuando Dios creó el universo no quiso
que el hombre esté solo sino que estuviera acompañado para que pueda
realizarse plenamente. Es por eso que al final todo trabajo, labor,
ocupación o profesión está en función de alguien que necesita un servicio.
Por lo tanto el verdadero éxito personal no es triunfar de una manera
individualista sin fijarnos en los que están a nuestro alrededor, sino que
está en que trabaje por mi desarrollo personal y a la vez busque el bien
común. Que el agua que yo buscaba era el triunfar para asegurar mi vida y
evitar así todo sufrimiento, hasta que el encuentro con el Señor me trajo a
la Iglesia y así pude beber de los torrentes de agua viva que brotan de su
costado, vivir junto a los hermanos en medio del amor y la unidad.
En resumen, El sentido de la vida, en la actualidad, puede verse nublado por
la búsqueda egoísta de la felicidad, por el afán de éxito, por los afectos
desordenados que al final solo queda en la utilización de los demás. O en el
consumismo de adquirir cosas o también en la búsqueda de placeres para tener
una vida hedonista y cómoda, el "no problem".
Surgen estas interrogantes: ¿quién puede darte la vida?, ¿dónde la
encuentras?, ¿cómo buscas la felicidad?, La vida es un don de Dios y se
realiza plenamente en la donación a los demás. Quién te enseña el verdadero
sentido de la vida es Jesucristo, quien viene al encuentro de todos los
hombres y que con sus dones quiere dar a todos esa agua viva que calma toda
sed de triunfo, de éxito, de venganza, de afecto, de dinero, etc y colma de
vida a todos aquellos que se acercan a beber de él.
El lugar donde podemos encontrarlo y permanecer junto a él es la Iglesia,
madre y maestra, que nos acoge en medio de nuestras debilidades, flaquezas y
pecados y nos va enseñando todo acerca de la revelación que Jesús ha venido
a mostrar al hombre sobre su destino final. Es el lugar que nos alimenta con
su palabra y sus sacramentos y da la alegría interior como si abundara en
trigo y en vino. I2 Así podemos vivir amando a Dios y a los hermanos en
medio de las diferencias que cada uno puede tener.
Al final ¿desean seguir buscando el agua material? O, a lo mejor, ya se han
animado a ir tras el agua de vida eterna. Espero encontrarlos pronto en la
misma fuente.
10 Sa1 22,2
11 Is 55,1-2
12 Sal 4,8