Tu sufrimiento ¿Tiene sentido? (Jn 9, 2-3)
Alfredo Dany More Quezada
2º de Teología 2009
Dios lo ha permitido para que le conozcas.
Te invito a ver iluminado tu sufrimiento
"Y le preguntaron sus discípulos: "Rabí, quién pecó él o sus padres, para
que haya nacido ciego. Respondió Jesús: "Ni él pecó ni sus padres; es para
que se manifieste en él las obras de Dios" (Jn
9,2-3).
Muchas veces te preguntas el por qué de las cosas que te suceden, un
sufrimiento, algo que no entiendes en la vida y que te lleva a caer en la
frustración de no entender la vida, el sufrimiento, o el porqué no eres
feliz.
Dios ha enviado a su Hijo al mundo para dar sentido a este acontecimiento
que te está sucediendo y ver - como el ciego de nacimiento - que sólo con Él
es posible ser feliz en medio del sufrimiento, pues éste tiene un sentido.
El Evangelio de San Juan nos responde y nos ilumina ante esta interrogante,
cuando ante la pregunta que se le hace a Jesucristo del porqué del
sufrimiento de un ciego de nacimiento, la respuesta de éste no es sin más,
que la del sentido de tu vida y la mía: "Para que se manifieste la gloria de
Dios".
Esta curación del ciego de nacimiento es la explicación del nacimiento en el
espíritu. El hombre ha salido de Dios y volverá a Él. Ha sido creado por
amor y para amar; sin embargo, esta naturaleza humana ha sido dañada por el
pecado original. Esta naturaleza herida está sometida a la enfermedad, al
dolor, a la muerte, es decir, al sufrimiento. Éste no pertenece a la
naturaleza humana, ni tampoco es la consecuencia de la maldad de Dios; sino
que es la sanción de una falta cometida por el hombre. Y Dios así lo ha
permitido ¿Porqué quiere que el hombre sufra? No, sino "para que se
manifieste su gloria".
El cristianismo está fundado sobre el Kerigma o anuncio de la Buena Noticia
que recibe la persona en un momento concreto de su vida. Y que en este
momento te está invitando a recordar aquello, si lo haz experimentado, pues
el cristianismo es el encuentro con una persona, Jesús, que cambia la vida
de uno (Deus caritas est). Si aún no lo has experimentado disfruta de este
"tarea" que Dios la permite para ti.
Testimonio
Cuando leía el Evangelio de San Juan, me llamó la atención esta cita
escogida, pues siempre me he preguntado el porqué de mis sufrimientos. He
vivido toda la vida escapando de él, refugiándome en las cosas materiales,
en los afectos y el sexo desordenado, alienándome en la música, la
televisión y los juegos de video; en fin, aparentando una vida o queriendo
llevar una vida "feliz". El Señor me ha concedido la gracia de entrar en la
Iglesia e ir aprendiendo en ella el sentido del sufrimiento. Un día un
hermano me preguntó si era feliz y lo que me nació contestarle fue: "yo no
sé si seré feliz o no; lo único que sé es que cada vez que veo mis
debilidades, mis pecados y mis limitaciones, y huyo de ellos, sufro mucho.
Pero cuando entro en la historia que estoy viviendo en ese momento y
experimento la gratuidad de su llamado y el amor que me tiene y que veo
reflejado en hermanos concretos experimento una alegría única que me ilumina
la vida y me siento feliz". Esto lo voy viviendo día a día en la Iglesia.
Al hombre se le cerraron las puertas del paraíso, la comunión en la que
vivió con Dios se rompió, el proyecto creador para con él se ofuscó y se
entenebreció. Tuvo Dios que enviar a su Hijo para que nos mostrase este
designio de salvación. Esta ceguera que nos muestra el evangelista implica
un sufrimiento que puede ser el tuyo o el mío; pues, "el género humano está
representado en este ciego, y esta ceguera viene por el pecado del primer
hombre, de quien todos descendemos" (san Agustín). Esta ceguera le denuncia
al hombre que no ve el amor de Dios en su vida, que no ve la comunión con el
Creador ni con la creatura. Jesucristo ha venido al mundo para mostrarnos el
camino de regreso al Padre. Si bien es cierto que el hombre en su libertad
ha roto esta comunión con Dios por el pecado, Cristo nos lo ha devuelto. Él
reconcilia al hombre con Dios asumiendo el error y la falta y padeciendo el
castigo correspondiente, el sufrimiento y la muerte, como cordero
sacrificado sin mancha ni mancilla (1P 1, 19). La salvación se encuentra con
su contrario trágico y lo asume sin rechistar. Cristo recapitula toda la
angustia de la humanidad, todas las aspiraciones de la historia, dándoles
cumplida satisfacción con la resurrección.
Todo sufrimiento tiene corno fundamento a Cristo: "Desde el comienzo de los
siglos, Cristo sufre en todo los suyos. Él es, en efecto, el comienzo y el
fin, velado en la ley, revelado en el Evangelio. Señor siempre admirable,
doliente y triunfante en sus santos... Él es siempre el hombre por nosotros
cubierto en llagas y que sabe llevar la enfermedad que, sin El, nosotros no
podemos ni sabemos sobrellevar." (San Paulino de Nola)
Es necesario establecer una relación entre el pecador y el sufrimiento
propio del sujeto; pues "el salvador no llama bienaventurados a todos los
que sufren y lloran (Mt 5, 5), porque ni han sido conscientes de su
felicidad ni han hecho un santo uso de su sufrimiento; cosa que hubieran
hecho si hubieran estado convencidos de que todos los sufrimientos los
permite y proceden de Dios, el cual nos lo envía como soberano que
manifiesta su gloria" (Vicente de Paúl).
Vemos así que Cristo es el modelo de todo sufrimiento porque su abandono fue
total. En el acontecimiento de la cruz, renuncia a "experimentar" el amor
del Padre, sin que le quedara nada a lo que agarrarse. Esta suspensión sobre
la cruz es ausencia de todo apoyo, de toda comprensión; es la expresión de
un consentimiento que ya había dado pero cuyo significado no puede
comprender.
"En la cruz, el Hijo no representa ni transmite nada. Sólo expresa una sola
cosa: el hombre abandonado por el Padre. Sólo ve al Padre sin verlo; aunque
sufra totalmente sintiéndose acogido en sus manos. Es el hombre desnudo y
abandonado. [Habla abiertamente al Padre] como un hombre puede hablar del
Padre al que ha perdido y está buscando" (H. U. Von Balthazar).
Con la cruz se destruye toda imagen de Dios. El Padre permanece invisible,
da testimonio de su presencia mediante su ausencia, se oculta totalmente,
con el consentimiento del Hijo, y le deja gritar en el vacío. Ahora bien, el
hombre no puede ver directamente a Dios. Por esto, la invisibilidad expresa
la naturaleza misma de Dios. En consecuencia, la plenitud se ofrece en la
carencia, la auténtica visión a través de lo que no se ve.
Dios había permitido la ceguera, el sufrimiento, porque sabía que ahí se
encontraría con Él. El sufrimiento permite acceder a la presencia de Dios
que no tiene imagen, es decir, a la misma realidad del Dios invisible. Este
es el único modo en que el hombre percibe con Dios su propia tiniebla a la
que ya no considera como exclusivamente suyo. Para el Hijo, Dios se
convierte en la luz que lo restituye a su propia oscuridad. Dios se oculta,
invisible y transparente al mismo tiempo, pero al hacerlo le da un rostro a
la humanidad sufriente, la personaliza.
Vemos así que le sufrimiento se concibe principalmente como comunión con el
dolor de Cristo y como forma de alcanzar su mismo destino: la resurrección.
El paso del sufrimiento en este contexto, es el reverso trágico del destino
humano, la necesidad de atravesar la adversidad y las persecuciones para
lograr el fin último de la resurrección.
También el sufrimiento no es sentido de la vida, sino un momento de la
existencia individual que tiene sentido.
Después de haber expuesto el sentido del sufrimiento podemos seguir
sumergiéndonos en este texto ayudado por la tradición de la Iglesia a manera
de resumen:
Este ciego no ve la luz. Esta falta de luz se debe a la acción de las
tinieblas. Y esto representa al hombre que vive sometido a la opresión y el
sin sentido, sin noción de que pueda salir de ella, por no conocer
alternativa. Jesús afirma que no es un castigo y que Dios no es indiferente
al mal; él quiere que el hombre salga de su miseria y le ayuda a ello. El
ciego es un muerto en vida. En él va mostrarse lo que hace Dios con los que
han nacido y siguen privado de su condición humana. Muchos hombres no saben
el objetivo para el que Dios los ha creado. Jesús es el modelo del hombre.
Misión de Jesús con sus discípulos es mostrar esa posibilidad más que con
palabras con la realidad que viven más con gestos que realicen la salvación.
Se le pregunta a Jesús por la causa de su enfermedad, pero su repuesta se
refiere a los fines de la misma. Se refiere a la intervención de Dios en la
historia para gloria de su nombre.
Ya el señor te habrá concedido la gracia de descubrir cuál es tu sufrimiento
y el sentido del mismo. Que Dios permite todo para que le conozcas y seas
feliz. Es cierto que el pecado entro en el mundo por el pecado original, es
cierto que tienes sufrimientos grandes que muchas veces te llevan a caer en
la desesperación; pero también es cierto que si Adán no hubiera pecado,
Cristo no hubiera venido al mundo, y tú no sería capaz de experimentar la
vida eterna; esta vida que es posible en la medida que reconozcas tu
sufrimiento y veas que no puedes salir de él por tus solas fuerzas,
necesitas de alguien que tenga poder para salvarte de él, éste es
Jesucristo; y esto se da en la Iglesia. Parafraseando con San Agustín
repitamos aquello que se nos invita a vivir: "ioh, feliz culpa que mereció
tan grande redentor!".
El hombre viene al mundo con el pecado original, no tiene él culpa, tampoco
sus antepasados. El sufrimiento que llevamos todos es para que Dios, en la
historia de salvación que quiere hacer con cada uno de nosotros nos muestre
su amor, que nos ama profundamente y que quiere que le conozcamos no de
oídas sino por que lo hemos experimentado (Jn 1, 42).
Todo esto anteriormente dicho viene en ayuda nuestra para ir descubriendo lo
que quiere hacer Dios con nosotros a través de las cosas que nos suceden,
que es posible ser feliz encontrando un sentido al sufrimiento que llevamos
dentro.
El hombre que no ha experimentado el encontrarse solo con Dios en el
universo, no ha conocido a Dios. Animo y deja que el Señor lleve tu vida.