DE LA INCOMPATIBILIDAD A LA COMUNIÓN (17, 21)
José Magno Vásquez Vásquez
3º de Teología - 2009
"Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros" (Jn 17, 21).
"En el mundo estaba y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la
conoció" (Jn 1,10). Parto de esta cita porque, En la actualidad del
mundo posmoderno, en pleno siglo XXI, con los avances científicos y
tecnológicos, que hacen ver que cada día el hombre da más que sus
antepasados, y por ende puede encontrar la felicidad en la vida, deseo,
llegar a ti estimado lector, para que por medio de estas páginas te
encamines hacia una nueva forma de vida, que incluso, con esa capacidad que
tienes, de razonar y amar, puedes hasta encontrarla felicidad, y a verte
realizado como persona, pero no viviendo egoístamente, sino en comunión con
los demás.
Introducción
Es muy difícil entender como con tantos medios con los que cuenta el hombre
de hoy, no pueda encontrar el rumbo hacia la felicidad que tanto busca; y es
que quizá, como tantos hombres, buscamos esa felicidad en el lugar
equivocado, y todo esto no porque tú y yo seamos malos, sino que no nos lo
han enseñado, pero no es tiempo de buscar culpables, porque lo que el hombre
busca está a su alcance, como dice la cita antes mencionada, está entre
nosotros y no lo conocemos. En las páginas siguientes trataré de exponer
cómo el hombre que vive separado, desarraigado, alejado de Aquel que es su
creador, puede encontrar los medios para lograr uniese a él.
Veamos pues algunos detalles que nos separan o nos alejan de nuestro fin
último que es ser felices porque para eso hemos sido creados.
En la sociedad actual, en la que el hombre pos moderno busca por doquier la
felicidad, buscando y usando, y yo diría abusando de os medios que la
naturaleza proporciona, porque somos testigos de constantes abusos como por
ejemplo en el Perú, en el afán de buscar una mejor condición de vida se ha
llegado a la pérdida de vidas humanas violando así los valores fundamentales
de la persona; pero no solo aquí, sino también en países vecinos como en
Bolivia, Venezuela, Honduras, los EE.UU. y la misma Europa. Pero, ¿qué
hacer, como encontrar el camino adecuado? El evangelista nos da una primera
referencia, en donde vemos que humanamente es imposible, por eso dice: "a
todos los que la recibieron les dio el poder hacerse Hijos de Dios, a los
que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre ni de deseo de
carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Dios" Jn 1,12-13. En este
texto vemos que la comunión, la paz y la felicidad, si bien es cierto es
propio del hombre, no proviene de él, sino de Dios; es decir, no es el
esfuerzo del hombre el que lleva a los hombres a la comunión, sino que se le
es dado por gracia (gratis), desde arriba.
Ahora bien este regalo que necesita el hombre no es otra cosa que el volver
a nacer: "En verdad en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede
entrar en el Reino de Dios." Jn 3,3., lo cual significa ya no vivir de la
apetencia de la carne, sino del espíritu de dios, por eso dice en otra parte
el evangelista: "lo nacido de la carne es carne, lo nacido del Espíritu es
Espíritu" Jn 3,6. Pero para nacer de nuevo es necesario descender, bajar ,
es decir, humillarse, despojarse de sí, de todos nuestros miedos, angustias,
fatigas, enfermedades, de nuestra vida doble: "Nadie ha subido al cielo sino
el que ha bajado del cielo" Jn3,13. Este despojo lo ha realizado Jesucristo,
que se ha abajado, como dice el apóstol san Pablo, no hizo alarde de su
categoría de Dios sino que se despojó de sí mismo y tomó la condición de
esclavo pasando por uno de tantos; y así muriendo ha encontrado la vida, por
lo tanto no está la vida en la armonía que busca este mundo, en esclavizar y
objetivizar, usando a las personas, sino en salir de nosotros mismos para
donamos al otro al que me necesita, solo así se obtiene la comunión, pues
así nos ha dado Jesucristo la comunión con Dios, dando su vida por mí y por
todos los hombres; y si esto tú y yo nos lo creemos y pedimos a Dios nos
ayude a realizar todo esto, se cumplirá esta palabra en cada uno de
nosotros, porque dice el evangelista: "Tanto amo Dios al mundo que dio a su
Hijo unigénito para que todo el que crea en el no parezca, sino que tenga
vida eterna."
Y así podemos llegar a una primera conclusión: si tenemos estos medios para
vivir en comunión, entonces, ¿por qué es tan difícil? Porque el hombre no
tiene si vida y su historia iluminada, es decir vive en la infelicidad, en
la mentira, en la hipocresía, por lo tanto en las tinieblas por ende no ve
nada; y aquí tiene razón san Juan al decir: "La luz vino al mundo y los
hombres amaron más la tinieblas que la luz" Jn 3,14. Pero esta luz tampoco
es un mérito humano, o un esfuerzo del hombre, sino que también es un
regalo: "nadie puede recibir nada si no se le ha dado del cielo." Jn 3,27.
Pero podemos añadir a esto - tratando de calmar la sed eternidad y de
felicidad que tiene el hombre - ,un argumento más; y es que esta sed que
tiene el hombre no la puede colmar, si no veamos lo que nos ocurre a diario
"tenemos sed" y al beber un poco de agua, quedamos saciados pero en poco
tiempo volveremos a tener sed; pero aquí encontramos un agua que: "quien la
beba no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él
en fuente de agua que brota para la vida eterna". Jn 4,14. Pero hay más
todavía; aparte de nacer de lo alto (nacer de nuevo), de recibir un a luz
que nos ilumina cada día al caminar, para vivir en la verdad y en la unidad,
y de saciar nuestra sed convirtiéndola incluso en un manantial, vemos ahora
que también quiere saciar nuestra hambre y nos da el alimento significativo
que es el pan, pero no un pan perecedero, sino un pan abundante Jn 6,1ss.
(Multiplicación de los panes), y aquí hay que dar el salto decisivo, porque
pasamos de un pan natural a un pan de vida, que es su cuerpo. "Yo soy el pan
de Vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es
el pan que baja del cielo para que quien lo coma no muera". Jn 6,48ss.
Y, a este punto podemos llegar a una segunda conclusión: que la comunión no
solo es dar pan material o colaborar o ayudar a alguien- que sin duda es muy
importante-, sino que se trata de estar con el otro en su alegrías, penas,
tristezas y en toda ocasión, y para esto debemos primero alimentarnos de
este pan que nos ofrece el Señor, ya que dice: "el que come mi carne y bebe
mi sangre permanece en mí y yo en él. Lo mismo que el Padre que vive me ha
enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mi". Jn 6,
56-57.
Ahora bien, el compartir todo esto y creer que la comunión con el otro es
posible, pero, es difícil que podamos entender o ver los acontecimientos si
vivimos con los ojos cerrados es decir, en la oscuridad o en las tinieblas,
por eso es necesario que sintamos la necesidad de esta luz que alumbre
nuestro caminar, como en la salida del pueblo de Israel Ex 13,21. Y esta luz
que nos ilumina hoy es el mismo Señor, porque dice: "yo soy la luz del
mundo. El que me sigue no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz
de la vida" Jn 8,12. Por lo tanto con esta luz que nos alumbra, podemos ver
con claridad cuales son nuestras necesidades y las de los demás; esto es la
comunión, que a pesar de que somos como somos, podemos dar al otro, todo lo
mejor de mí, aunque sea mi pobreza, mi tiempo, etc. Y ahora, ¿quieres que te
muestre un signo? veamos un ciego (es decir uno que vivía en las tinieblas)
que tras haber sido untado con barro hecho con saliva por parte de Jesús, se
sana y ve, ¿pero como es esto posible? Por el echo de sentirse débil,
necesitado de curación, de salvación, pues, dice el salmo: "si el afligido
invoca al Señor el lo escucha". Pero a todo esto surge una pregunta: ¿por
qué hace todo esto el Señor? Porque quiere que todos estemos con él no
importa de la condición que seamos, sino que quiere que nos sintamos parte
de los que necesitamos salvarnos, por eso él busca congregarnos en un solo
rebaño, ya que él es el pastor: "yo soy el buen pastor. El buen pastor da la
vida por sus ovejas". En consecuencia, es él quien ha venido a buscarnos, a
congregarnos en una sola grey, conduciéndonos, por el camino de la verdad.
Por eso yo te invito hoy a unirte a este camino, es decir a que no busques
aislarte , pues así solo experimentarás la soledad, la depresión, la
angustia, cuando tú has sido creado no para estar solo, sino para vivir con
el otro "no es bueno que el hombre esté solo".
Esta es la comunión, y quisiera concluir no sin antes hacer mención de una
de las maneras mas grandes de hacer efectiva la comunión, y que el mismo
Señor nos lo ha enseñado: "después que les lavó los pies, tomó sus vestidos,
volvió a la mesa, y les dijo: ¿comprendéis lo que he hecho con vosotros?
Vosotros me llamáis el maestro y el Señor, y decís bien porque lo soy. Pues
si yo el maestro y Señor, os he lavado los pies, vosotros también debéis
lavaros los pies unos a otros"- Jn 13,1215. Luego sellará esta comunión
entre Dios y los hombres con su muerte en cruz. En conclusión, esto es lo
que pide el Señor de cada hombre y en particular de ti y de mi, que
permanezcamos unidos a él, en comunión: "yo soy la vid, vosotros sois los
sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque
separados de mí no podéis hacer nada". Y lo último que quiero decir es que a
esto estamos llamados a formar el cuerpo de Cristo a ser uno solo: 'para que
todos sean uno. Como tú Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno
en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Resumiendo todo quiero decir que la comunión nos es dado de los alto, del
cielo por el gran amos que Dios nos tiene, para esto nos da su luz, nos hace
nacer de nuevo, nos alimenta con su cuerpo y con su sangre, guiándonos cada
día como hace el pastor con sus ovejas, y nos congrega en un solo redil,
porque él quiere que todos seamos uno, y para esto ha muerto en la cruz y ha
resucitado para sentarse él ala derecha del Padre , donde nos tiene
preparado un lugar para nosotros.
Esperando que estas paginas te sirvan de ayuda para que tú en el lugar y
condición que te encuentres, puedas encontrar esta comunión, ya sea con tu
familia o con los que más alejado estás.