¿Fue creado el varón antes que la mujer? (Génesis 1-2)
Entrevista a la profesora Blanca Castilla de Cortázar
Blanca Castilla de Cortázar,
doctora en teología y en filosofía y máster en antropología, expone en esta
entrevista por qué los relatos sobre la creación del hombre y la mujer han
preocupado a los teólogos desde siempre, incluso al Papa Juan Pablo II, que
ha dedicado 23 audiencias a este tema.
Castilla de Cortázar es autora de «¿Fue creado el varón antes que la mujer?
Reflexiones en torno a la antropología de la creación», editado este año por
Rialp.
La profesora Castilla de Cortázar es secretaria de la Real Academia de
Doctores y profesora del Pontificio Instituto Juan Pablo II en Madrid.
--¿Es vigente el relato de la «costilla de Adán», es decir, fue creado el
varón antes que la mujer como sugiere Génesis 2?
--Castilla de Cortázar: El relato de Génesis 2 está vigente, pero no tal y
como se ha interpretado hasta ahora. En la tradición cristiana ha
cristalizado una interpretación literal de este pasaje, sin advertir que es
contradictorio con Génesis I, si aquél se lee también literalmente. Es
decir, se trata de un texto revelado y esconde una gran enseñanza, que en
parte está por descubrir. San Agustín decía que era el texto más oscuro de
la Sagrada Escritura. Por eso me ha sorprendido que Juan Pablo II dedicara
veintitrés audiencias a interpretarlo.
Que la mujer proceda del varón encierra una verdad que no es cronológica
sino ontológica. Esto hay que explicarlo bien. En mi libro hago una
propuesta que está en relación con una larga interpretación de Padres de la
Iglesia del siglo IV y antes.
Juan Pablo II afirma que ambos, varón y mujer fueron creados a imagen de
Dios Trino. Pues bien, entre las personas divinas se dan procesiones (están
entrelazadas unas con otras). Los Santos Padres del siglo IV cuando querían
explicar, frente al semiarrianismo que negaba la divinidad del Espíritu
Santo, que éste procedía del Padre sin ser su hijo, se fijaban en Eva, que
procedía de Adán sin ser su hija.
En Génesis 2 describe --mediante el símbolo de la «costilla»-- que entre
varón y mujer existe una relación de procedencia en el origen. ¿Qué
significado puede tener esa procedencia? Adoptando un punto de vista
teológico, si el hombre fue creado a imagen de Dios Trino, esa procedencia
se podría estudiar analógicamente con la que se da entre las divinas
Personas. En la Trinidad, dice la Teología, al Padre le corresponde ser
principio.
La metafísica precisa que el término principio, aunque etimológicamente
viene de prioridad, no siempre la significa, pues ser principio no quiere
decir exactamente lo mismo que causa. Ser causa implica diversidad de
substancias, y prioridad de la causa con respecto al efecto. Sin embargo,
ser principio sólo marca cierto orden, y no implica necesariamente
causalidad.
Por esto, es correcto afirmar --dicen los teólogos-- que el Verbo y el
Espíritu Santo son principiados, pues si se atribuye alguna autoridad al
Padre en atención a que es principio, no por ello atribuimos al Hijo ni al
Espíritu Santo cosa alguna que signifique sujeción o minoración . Es decir,
ser principiado no es sinónimo de ser subordinado.
--Es decir?
--Castilla de Cortázar: En Dios hay una sola Naturaleza y tres Personas
distintas. Y las Personas se distinguen por sus relaciones de origen, pero
es un origen que no supone causalidad. Aunque el Padre genere al Hijo, no es
su causa, ni tampoco lo es del Espíritu Santo. Los tres son simultáneos. El
Padre no sería Padre si no engendrara al Hijo, y el Padre y el Hijo no
serían sin el Espíritu Santo, que es el Amor.
Estos datos, tomados de la Teología, podrían contribuir a dar un nuevo
sentido a las referencias simbólicas que están en la base de nuestra cultura
occidental. En efecto, en primer término, se advierte que la procedencia de
la que se habla en Génesis 2 no es causal: Adán no es quien saca de sí mismo
a la mujer.
La creación de la mujer es obra exclusiva de Dios: Adán estaba dormido, no
hacía nada. Es más, Dios quiso expresamente ocultarle el modo en que formó a
la mujer, haciéndola mientras dormía, cuando no podía advertir lo que
pasaba.
Mediante el símbolo de la costilla extraída por Dios del costado de Adán
dormido se está revelando que entre el varón y la mujer media una relación
en el origen de la que se derivan al menos dos consecuencias: en primer
lugar se trata de una relación recíproca (no hay mujer sin varón, pero
tampoco hay varón sin mujer); de ahí se deduce que los dos términos de dicha
relación han de ser simultáneos.
En este sentido Juan Pablo II señala que masculinidad y feminidad se conocen
una a través de la otra: «La feminidad, en cierto sentido, se encuentra a sí
misma frente a la masculinidad, mientras que la masculinidad se confirma a
través de la feminidad». Y añade: «en el ámbito de lo que es humano, es
decir, de lo humanamente personal, la masculinidad y la feminidad se
distinguen y, a la vez, se complementan y se explican mutuamente».
Si la procedencia no causal en el origen indica una relación recíproca, es
más esclarecedor interpretar que los dos procedan de Dios y, a la vez, una
de otro, si son creados en un mismo acto.
La metafísica enseña que las relaciones reales implican la actualidad
simultánea de sus términos relacionales. Por tanto, la principialidad del
varón con respecto a la mujer, reclama una «simultaneidad en el origen», más
que una precedencia temporal.
--El Papa propone leer este segundo relato de la creación a la luz
de Génesis 1: ¿esta es una solución plausible a un problema bíblico?
--Castilla de Cortázar: Juan Pablo II afirma que entre ambos
pasajes no hay contradicción. ¿Cómo es posible que no haya contradicción
entre ellos si parece que afirman lo contrario? El único modo de explicarlo
es descubrir que Génesis 2 no anula lo afirmado ya en Génesis 1, sino que
está revelando otro aspecto del ser humano. Es decir, en el segundo relato
de la creación el autor sagrado no está pretendiendo narrar cronológicamente
el modo en que acontecieron los hechos, sino que está explicando -con un
lenguaje simbólico- algo más profundo.
Relata Génesis 1 que Dios creó al hombre, a su imagen, y lo hizo varón y
mujer (cfr. Gen 1,27). Los creó a la vez, «en un solo acto» afirma el Papa,
y les dio una misión común: crecer, multiplicarse, llenar la tierra y
dominarla (cfr. Gen 1,28). Ahí queda clara la igualdad en dignidad de ambos
y también la igualdad en cuanto a la misión recibida, pues a ambos se les
encomienda la misma tarea: la familia y el dominio del mundo. Según esto no
parece que haya tareas exclusivamente reservadas a varones o a mujeres;
tanto la familia como la cultura las han de hacer entre los dos.
Pasando a Génesis 2, sería de interés detenerse en su exégesis del Adán de
Génesis 2 , o en la hermenéutica tan fascinante que hace del sueño de Adán .
Sólo diré que en la línea de las más recientes interpretaciones bíblicas ,
el Adán solitario de Génesis 2,7, es para Juan Pablo II un Adán genérico,
pues las características que en él se describen --la soledad originaria
(interpretada como la trascendencia del ser humano respecto al Cosmos); la
necesidad intrínseca de la apertura al otro («No es bueno que el hombre esté
solo»); la llamada al trabajo, («ut operaretur»); y la ayuda adecuada
(concebida como mutua y recíproca)--, son idénticamente aplicables al varón
y a la mujer.
¿Cuál puede ser el significado de este relato, si no está revelando la
creación por separado de varón y mujer? Juan Pablo II afirma que contiene un
análisis de la imagen de Dios, que es trinitaria -como ya he dicho- ya
constatada en Génesis 1.
Es sabido que Juan Pablo II señala que el hombre está creado no sólo a
imagen de Dios Uno, en cuanto inteligente y libre, sino a imagen de Dios
Trino, en cuanto que es propio de las personas vivir en comunión. Y advierte
que del segundo relato de la creación se desprende que es parte de la
esencia humana no sólo vivir junto a otra persona, sino vivir uno para el
otro.