El precio humano de la nueva tecnología biomédica (extracto)
Entrevista a Leon R. Kass, miembro del Consejo asesor de bioética del
presidente de EE.UU.
26-04-2006
"Las nuevas prácticas biomédicas nos están dando cosas que queremos, pero a
un precio del que no somos conscientes". Leon R. Kass es uno de los
bioéticos de talla mundial que no se dejan obnubilar por la investigación
con células madre embrionarias o por la clonación. Doctor en Biología y en
Medicina, profesor de la Universidad de Chicago, es también miembro del
Consejo asesor del presidente de EE.UU. sobre Bioética. Es autor de
numerosos libros científicos, así como de otros de tema antropológico y
filosófico.
— Pero ¿qué podemos perder si nos embarcamos en ese nuevo proyecto
biomédico?
— Podemos iniciar una deshumanización del hombre, de cuyas consecuencias aún
no somos conscientes. Por ejemplo, la investigación con células madre
embrionarias: no es sólo que se destruyan los embriones, es que además
nosotros –quienes los empleamos– nos insensibilizamos, corrompemos y
desnaturalizamos. O la clonación: la Comisión Asesora de Bioética de
Clinton, en su informe de 1997 "Cloning Human Beings", sólo se puso de
acuerdo en una cosa: que clonar seres humanos es, "de momento", inmoral
porque no es seguro. Pero no logró ponerse de acuerdo sobre ninguna objeción
a la clonación en sí misma. O el tráfico de órganos, una práctica prohibida
durante dos décadas en Estados Unidos que vuelve ahora, con renovada fuerza.
O la diagnosis previa obtenida del conocimiento del genoma humano, que abre
las puertas a un panorama de planificación e ingeniería genéticas. ¿Cómo no
afectaría a la protección social o al empleo de una persona –o,
sencillamente, a la intimidad– el que se conozca su genoma? O el uso de
drogas para optimizar rendimientos: muchos se preocupan por el dopaje
deportivo, la seducción con "éxtasis" o el apaciguamiento de los escolares
en un colegio por medio de la administración de Ritalin, pero pocos
recapacitan sobre lo que significa empezar a cambiar el carácter y la
estructura de la actividad humana, separando la capacidad del esfuerzo.
— Pero ¿qué es lo que hay de digno e importante en nuestra corporalidad y en
su transmisión en la procreación humana? ¿No parece más seguro y más limpio
realizar esa transmisión en un laboratorio?
— La cuestión es que la reproducción humana es sexual no por consenso,
cultura ni tradición, sino por naturaleza. En ella, un hijo es resultado de
la combinación de la naturaleza y el azar. Es más: sólo encontramos
reproducción asexual en formas poco desarrolladas de vida: bacterias, algas,
hongos y algunos invertebrados. La sexualidad trae consigo una nueva y más
rica relación con el mundo: para el animal sexuado, el mundo no es ya una
otredad homogénea, en parte peligrosa y en parte comestible; es además el
lugar que contiene otros seres especialmente relacionados con él. Por eso,
entre otras razones, el ser humano es el más sexual –las hembras no
atraviesan momentos puntuales de celo sino que son receptivas durante todo
el ciclo reproductivo– y el más social, el más lleno de aspiraciones, el más
abierto y el más inteligente.
— Si en efecto es tan peligrosa la disociación entre sexo y reproducción,
entre otros cambios que plantea esas nuevas prácticas biomédicas, ¿qué cabe
hacer al respecto?
— Espero que aún podamos hacer algo pero no será fácil, porque los
inconvenientes éticos de este nuevo panorama están relacionados con cosas
que deseamos intensamente. No se trata de "1984", la novela de George
Orwell, cuya imagen es la de una bota pisoteando el rostro del ser humano
para siempre. El caso aquí es distinto: las nuevas prácticas biomédicas nos
están dando cosas que queremos, pero a un precio del que no somos
conscientes. Creo que al menos se podría hacer dos cosas. La primera, "decir
que existe ese precio" y ser claros acerca de lo que debe ser protegido y
defendido; la tarea primordial, así, sería intelectual: hacer público que
existen efectivamente estos males "suaves", que no se manifiestan como los
males que podríamos llamar "fuertes", como el asesinato o el terrorismo.