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Arte sacro ¿qué es?

 

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autor: SCTJM




Introducción

Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuenta, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro. Estas, por su naturaleza están relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentan expresar de alguna manera por medio de las obras humanas. Por esta razón, la santa Madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales.

El arte ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, como manifestación de lo que el hombre cree y de cómo percibe y siente la realidad que le rodea. El hombre recurrió primero a la pintura, luego a la escritura, y finalmente a las construcciones. Dios ha sido parte fundamental e impulso esencial de las manifestaciones artísticas del hombre, que percibe al Ser Superior imprescindible en su vida y el desarrollo de los procesos históricos de los pueblos. De ahí que gran porcentaje de las grandes obras hechas por el hombre, estén dedicadas a Dios.

La filosofía, la teología y el Magisterio de la Iglesia, constituyen el sentido ideológico de la fenomenología religiosa (el qué, el porqué y el cómo de la religión), inentendible para un amplio sector de la sociedad, y el arte se convierte en la expresión o “razonamientos” materiales o tangibles de esta fenomenología: Muchas no podrán comprender del todo el principio doctrinal básico de como Dios, todo un Dios, se encarna y muere por los hombres.

“El Cristo” de Velázquez, (es una obra de carácter religioso, donde se puede analizar la figura de Cristo desde diferentes perspectivas: como símbolo de sacrificio y la redención). Esta es una obra de arte pictórico, un primer acercamiento con el misterio.

Arte Sacro

¿Qué es el arte sacro?, ¿por qué surge?, ¿es igual al arte religioso? Hoy, gracias a los estudios e investigaciones realizadas al respecto, se ha logrado delimitar claramente la diferencia entre arte religioso y arte sacro.

Arte Religioso

•Tiene como característica primordial el ser evocación de una realidad sobrenatural de carácter divino o la expresión de los dogmas y verdades reveladas.
•Lo define como un arte al servicio de la evangelización y la implantación de una doctrina específica.
•Ejemplo: Las pinturas murales de algunos conventos del siglo XVI, que fueron instrumento de catequesis y de promoción de valores espirituales y culturales.

El arte sacro
•Es más complejo en cuanto a sus implicaciones ideológicas, desde el momento de su concepción y realización, hasta el de su integración al culto religioso para el que fue creado.
• Es la representación de Dios, la Virgen María, los ángeles y los santos dentro de una determinada comunidad cultural.
• Ejemplo: Los Cristo que se realizaron para personalizar el concepto de Dios, en este caso de su Hijo, muerto en la cruz: Jesucristo. Los objetos de arte sacro son imágenes que, destinadas al culto religioso, hacen sagrado un contexto.

El arte ha acompañado siempre las acciones litúrgicas. En el Antiguo Testamento Dios determinó las formas, dimensiones y material del Tabernáculo y del Templo, así como los muebles, utensilios y ornamentos de los ministros. EL Nuevo Testamento da cuenta de la solicitud que tuvo Jesucristo para elegir un lugar digno para instituir la Eucaristía. Después de las persecuciones, la Iglesia se preocupó de que las nuevas construcciones de culto sirvieran para celebrar los sagrados misterios y fueran artísticas tanto en su arquitectura como en sus elementos pictóricos y escultóricos.

Esta preocupación de la Iglesia por la belleza de su entorno litúrgico se inscribe en la línea de la creación y la encarnación.

Naturaleza del arte sacro
El arte cristiano habla del deseo expreso de hablar directamente del misterio de Dios en Cristo.
El arte cristiano es litúrgico cuando la obra artística sirve para el culto. Para ello se requiere que cumpla tres condiciones:


I. Bondad

II. Nobleza

III. Funcionalidad

Es decir que sea plenamente ortodoxo, verdaderamente artístico y apto para el culto de una determinada comunidad cultual.

Manifestación de la presencia divina
El arte sacro produce un sentimiento de presencia, de acercamiento físico y ontológico al ser misterioso. La imagen plasmada en el arte sacro es siempre una imagen cultural que se inserta en una comunidad de personas que comparte el mismo credo. Por esto, el arte sacro constituye un tipo de arte singularísimo dentro de la producción general de bienes muebles. De ahí, que se le exija un alto nivel de calidad artística, por estar llamado a ser un arte perfecto en tanto que expresión de los ideales religiosos que, en todas las religiones, se pueden muy bien resumir en la perfecci��n misma.

Orden y decoro en los espacios y momentos litúrgicos
El arte sacro no sólo tiene que ver con las piezas históricas del pasado, sino con las manifestaciones artísticas de fe que hoy se siguen creando. Y tiene mucho que ver con los espacio y objetos litúrgicos, con su orden y decoro. La Comisión Diocesana de Arte Sacro, ha publicado un subsidio titulado: La Eucaristía, luz y vida en el arte sacro del nuevo milenio, donde aporta algunas pautas interesantes sobre este tema. A continuación algunas consideraciones al respecto.

Los templos
La arquitectura del templo debe germinar belleza a partir de la Liturgia, y por lo tanto no debe iniciar su diseño con una forma preestablecida, impuesta a fuerzas, sino más bien atendiendo al funcionamiento integral de la misma Liturgia en consonancia con la técnica actual. También es conveniente pensar cómo nuestras peculiares circunstancias socioeconómicas, de tiempo y lugar, nos piden expresiones y matices adecuados, diferentes de otros momentos históricos.

Conviene valorar lo que nos dice la Instrucción General del Misal Romano, en su n. 253:«Para la celebración de la Eucaristía, el Pueblo de Dios se congrega generalmente en la iglesia, o cuando no la hay, en algún lugar honesto que parezca digno de tan gran Misterio. Las iglesias, por consiguiente, y los demás sitios, sean aptos para la realización de la acción sagrada y para que se obtenga una activa participación de los fieles. El mismo edificio sagrado y los objetos que pertenecen al culto divino, sean en verdad dignos y bellos, signos y símbolos de las realidades celestiales».


Unidad, realidad y comunión
Los espacios litúrgicos, concretamente los templos, deben proyectar al menos tres criterios:
Unidad: Por su distribución en el espacio propio de la Liturgia, debe manifestarse la Asamblea como la familia de Dios, que es una en comunión con Él –unidad íntima y coherente–. Por lo tanto, el acomodo debe estar, de ser posible, prácticamente en el mismo nivel y en un espacio unitario, donde al menos con la vista y demás sentidos ubiquemos este signo.

Radialidad: Son tres los polos de atención en la Celebración Eucarística: Altar, ambón y sede, pues son signo de Cristo en sus tres ministerios pastorales. El altar es signo de Cristo Sacerdote; el ambón, de Cristo Profeta, y la sede, de Cristo Rey Servidor. Independientemente de cuál sea el concepto arquitectónico elegido, se debe colocar la asamblea de manera radial respecto a estos elementos, que de suyo deben quedar en el santuario celebrativo, llamado también presbiterio.

Comunicación: Las soluciones técnicas iluminadas por este criterio deben ayudar a que los signos y símbolos litúrgicos destaquen y exista objetivamente la oportunidad de comunicarlos a la Asamblea. La dignidad de la Palabra de Dios y del Pan y el Vino consagrados, que son signo de la presencia de Cristo, no solamente piden un lugar adecuado, sino también un contacto visual con la Asamblea.

Debemos desconfiar de propuestas que ubiquen estos signos sobre elevaciones exageradas, o de aquellas en que la Asamblea queda demasiado alejada de ellos, dadas las dimensiones del templo. Dígase lo mismo de la persona del sacerdote que preside la Celebración, ya que él actúa en la persona de Cristo.

El Altar
Durante muchos siglos, toda Misa tuvo como inicio la profesión de fe que inicia con las palabras Introibo ad altare Dei (Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría). El altar es el lugar de Su presencia; si hay un misterio y una mística del altar, no son otros que el de ser un aspecto del misterio de Dios, y de aquella vida mística por la cual todo cristiano se une a Dios, por la fe, en los santos Sacramentos. De hecho, Él se nos da por medio del altar, porque es allí donde se realiza el Misterio de la Eucaristía. La Misa es, esencialmente, «el Sacrificio del altar».
Algunos criterios

- Debe ser único.
- Sitio de conmemoración y acción de gracias.
- Si es de piedra, evoca la imagen del cuerpo de Cristo.
- Si es de madera, evoca la mesa de Cristo.
- Por el material que se opte, se convertirá en sepulcro de mártires (para la consagración del altar, se pedirá que tenga cubierta pétrea de una pieza).
- En los templos antiguos, se deben retirar los manteles de otros altares que no sean el de la Celebración.
- El carácter simbólico del altar se manifiesta mejor con uno o varios símbolos eucarísticos que tengan buen diseño y ejecución artística.
- Evítense los pecados contra el altar:

a) Usar mantel de color en el momento de la Celebración (debe ser blanco), o que cubra la parte frontal, si hay símbolos eucarísticos.
b) Emplear adornos monumentales con flores al frente, que distraigan la atención de la presencia del altar.
c) Colocar encima de él, velas, floreros u otros objetos no litúrgicos.
d) Convertir el altar en credencia o cómoda donde se guardan objetos, libros litúrgicos o aparatos de sonido.
e) Falta de aseo en molduras o adornos artísticos, sean del mismo o en el entorno.

El Sagrario
El Jueves Santo, Jesucristo quiso prolongarse en el tiempo y en el espacio; dejarnos en herencia, junto con el mandamiento nuevo y su sacerdocio, el sacramento de la Eucaristía. Desde entonces la Iglesia, depositaria de este magnífico don, ha adorado, valorado, custodiado y difundido las riquezas que este Misterio entraña.

Características del Sagrario
- Solidez; Que el material del que está hecho no sea frágil ni transparente, de modo que no pueda sufrir violaciones.

- Seguridad; No sólo que el acceso al interior de éste sea confiable en cuanto al modelo de chapa, sino que la instalación sea fija, mediante sistemas que no sean desmontables desde el exterior.

- Ubicación; Debe tenerse en cuenta la altura del lugar donde se colocará el sagrario, para evitar que sacerdotes o ministros de escasa estatura tengan problemas para utilizarlo. Una ménsula para sostener el sagrario no es lo más adecuado.

- Estética; Cuidar el decoro y la belleza del diseño, y de ser posible, que éste siga el estilo del templo.

- Decoro interno; Así como hay cuidado en la belleza externa del tabernáculo, con mayor razón se pide la hermosura interna, ya que es ahí donde el Señor Jesús, fiel a su promesa de permanecer entre nosotros (cfr. Mt 28, 20), espera la compañía de los fieles. Por tal motivo, merece un cuidado especial, no sólo que se vea libre de polvo o insectos, sino que por su decoración y limpieza, manifieste la dignidad de Quien lo habita.

- Dignidad; Que por su sola dimensión material, el sagrario capte la atención de los fieles, y que el material que lo recubre y su luminosidad insten a la trascendencia divina.

- Capacidad; La Iglesia recomienda, mediante algunos documentos, como en la Mediator Dei, que los fieles comulguen con hostias consagradas en la misma Celebración; por lo tanto, es suficiente que el sagrario almacene uno o máximo dos copones, y un viril para la exposición.

-Unicidad; Solamente debe haber un tabernáculo en el templo y su uso es exclusivo para la reserva del Santísimo. No son recomendables los sagrarios con expositorio, ya que es conveniente que al exponer al Santísimo, no pierda su relación con el altar y la misma Celebración Litúrgica. Tampoco, que habiendo capilla de la Reserva Eucarística vinculada al templo, se tenga además otro sagrario en el presbiterio.

Cristología;Que la decoración tenga referencias sólo a Cristo o a la Eucaristía, para que la lectura de este símbolo centre en la presencia sacramentada de Jesús.

- Iluminación; Debe dársele la apropiada, ya que es el principal en la capilla del Santísimo. Si su ubicación está en el retablo, se debe destacar con una correcta iluminación.
ón.

-Conopeo (velo que recubre el sagrario); Si el diseño del sagrario permite el uso de conopeo, sería deseable que fuera del mismo color litúrgico del día y que no cubra lo artístico del tabernáculo. Junto con la lámpara del Santísimo, este lienzo es la señal más segura de que el sagrario está ocupado por el Señor Sacramentado. Si el diseño del sagrario está trabajado artísticamente, se recomienda que el conopeo sea de tejido transparente.

La custodia
El fin primero de conservar la Eucaristía es que se pueda administrar el viático; aunque también sirve para distribuir la comunión fuera de la Misa y para la adoración de Nuestro Señor Jesucristo, presente bajo las especies sacramentales. Esta acción de adoración divina ha sido fuente de inspiración humana, y así se han creado instrumentos que contribuyen a realizar esta acción espiritual, coma la custodia.


¿Cómo debe ser la custodia?
 Material; Por ser el lugar donde se expondrá a la adoración el Santísimo Sacramento, se pide que el material sea precioso o en su defecto noble, para que inste a la trascendencia divina.

 Solidez; Que el material del que está hecha la custodia no sea frágil, de modo que evite los daños provocados por el uso.

 Seguridad; Que la base sea confiable, es decir, que sostenga y equilibre su mismo peso.

 Ligereza; No se debe olvidar que, en ocasiones, la custodia es sostenida por el mismo sacerdote durante las procesiones.

 Estética; Cuidar la belleza del diseño, y de ser posible que éste sea acorde con el estilo arquitectónico del templo.

 Decoro; Se pide hermosura en la custodia, ya que es ahí donde el Señor Jesús atiende sacramentalmente la compañía de los fieles.

 Dignidad; Que la dimensión material de la custodia capte la atención de los fieles.

 Cristología; Que la decoración tenga referencias sólo a Cristo o la Eucaristía, para que la lectura de los símbolos mostrados centre en la presencia sacramentada de Jesús.

 Seguridad; Se debe tener cuidado con las profanaciones o robos, tanto del Santísimo como de la custodia. Ser cuidada por los fieles es signo de confianza, mas no siempre se garantiza su presencia ni su valentía para defender el Sacramento. Por tal motivo, se debe diseñar algún dispositivo de seguridad para que no peligren la Eucaristía ni la custodia.

La capilla del Santísimo
La capilla del Santísimo, que con más propiedad podemos llamar «Capilla de la Reserva Eucarística», la dispone el Papa Paulo VI desde la primera Instrucción General del Misal Romano, en el n. 276, al señalar: «Es muy de recomendar que el lugar destinado para la conservación de la Santísima Eucaristía sea una capilla adecuada para la oración privada de los fieles». Esta propuesta se reafirma en la Instrucción Eucharisticum Mysterium (25 de mayo de 1967).

53. «Por eso se recomienda que el Sagrario, en cuanto sea posible, se coloque en una capilla que esté separada de la nave central del templo, sobre todo en las iglesias en que se celebran más frecuentemente el Sacramento del Matrimonio y funerales, y en los lugares que son muy visitados por razón de los tesoros del arte y de la historia».

55. «Así que, por razón del signo, es más propio de la naturaleza de la Celebración sagrada que la presencia eucarística de Cristo, fruto de la Consagración, y que como tal debe aparecer en cuanto sea posible, no se tenga ya desde el principio por la reserva de las especies sagradas en el altar en que se celebra la Misa».

En fecha reciente (febrero de 2003), el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, en el folleto Orientaciones pastorales para la celebración de los Sacramentos, destinado al Presbiterio de la Arquidiócesis de Guadalajara, en su número 90 asume los criterios de la Iglesia, y hace la siguiente puntualización pastoral, la cual transcribimos íntegra:
«El lugar de la conservación de la Santísima Eucaristía. Cuando ya se tiene un buen retablo en el templo y está ya colocado el Sagrario en el centro, no es necesario hacer una nueva capilla para el Santísimo, y menos cuando ya está acostumbrada la comunidad de ese lugar. Según la estructura de cada iglesia y las legítimas costumbres de cada lugar, el Santísimo Sacramento deberá conservarse en un Sagrario colocado en un sitio de la iglesia que sea muy digno, importante, visible, debidamente ornamentado y apto para la oración».

Es preferible, por lo tanto, colocar el Sagrario, a juicio del Obispo diocesano:
a) En el presbiterio, fuera del altar de la Celebración, en la manera y lugar más conveniente, sin excluir el antiguo altar que ya no se utiliza.
b) En alguna capilla apta para la adoración y oración privada de los fieles, que esté conectada orgánicamente con la iglesia y sea visible para los fieles.

Indicaciones del Concilio Vaticano II
La Constitución litúrgica ha dedicado todo un capítulo al arte sacro, en la que señala los siguientes principios:
• La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artístico, sino que aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico que ha de ser conservado con esmero.
• Los ordinarios deben promover y favorecer el arte auténticamente sacro.
• El arte sacro ha de buscarse “más en una noble belleza que en la mera suntuosidad.
• Las iglesias deben ser “aptas para la celebración de las acciones litúrgicas y la participación activa de los fieles.
• Debe mantenerse firmemente la práctica de exponer en las iglesias imágenes sagradas a la veneración de los fieles”, auque con moderación en cuanto al número y guardando entre ellas el orden debido.

El catecismo y el arte sacro
El catecismo de la Iglesia Católica habla profundamente sobre la relación de la verdad, la belleza y el arte sacro, en los números 2,500 y siguientes:

2500: La práctica del bien va acompañada de un placer espiritual gratuito y de la belleza moral. De igual modo, la verdad entraña el gozo y el esplendor de la belleza espiritual. La verdad es bella por sí misma. La verdad de la palabra, expresión racional del conocimiento de la realidad creada e increada, es necesaria al hombre dotado de inteligencia; pero la verdad puede también encontrar otras formas de expresión humana, complementarias, sobre todo cuando se trata de evocar lo que entraña de indecible, las profundidades del corazón humano, las elevaciones del alma, el misterio de Dios.

2501: El hombre creado a imagen de Dios, expresa también la verdad de su relación con Dios Creador mediante la belleza de sus obras artísticas. El arte en efecto es una forma de expresión mutuamente; por encima de la satisfacción de las necesidades vitales, el arte es una sobreabundancia gratuita de la riqueza interior del ser humano. El arte entraña así cierta semejanza con la actividad de Dios en lo creado, en la medida en que se inspira en la verdad y el amor de los seres.

2502: El arte sacro es verdadero y bello cuando corresponde por su forma a su vocación propia: Evocar y glorificar, en la fe y la adoración, el Misterio trascedente de Dios, Belleza Sobreeminente Invisible de Verdad y de Amor, manifestado en Cristo, “Resplandor de su gloria e impronta de su esencia” (Hb 1,3), “en quien “reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente” (Col 2,9), belleza espiritual reflejada en la Santísima Virgen Madre de Dios, los ángeles y los santos. El arte sacro verdadero lleva al hombre a la adoración, a la oración y al amor de Dios Creador y Salvador, Santo y Santificador.

2503: Por eso, los obispos deben personalmente, o por delegación, vigilar y promover el arte sacro antiguo y nuevo en todas sus formas, y apartar con la misma atención religiosa de la Liturgia y de los edificios de culto todo lo que no está de acuerdo con la verdad de la fe y la auténtica belleza del arte sacro (cfr. Sacrosantum Concilium -nn 122-127).



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