PABLO VI: MENSAJE A LOS ARTISTAS
CLAUSURA DEL
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II
Miércoles 8 de diciembre de 1965
A vosotros todos, artistas, que estáis prendados de la belleza y que
trabajáis por ella; poetas y gentes de letras, pintores, escultores,
arquitectos, músicos, hombres de teatro y cineastas... A todos vosotros, la
Iglesia del Concilio dice, por medio de nuestras voz: Si sois los amigos del
arte verdadero, vosotros sois nuestros amigos.
La Iglesia está aliada desde hace tiempo con vosotros. Vosotros habéis
construido y decorado sus templos, celebrado sus dogmas, enriquecido su
liturgia. Vosotros habéis ayudado a traducir su divino mensaje en la lengua
de las formas y las figuras, convirtiendo en visible el mundo invisible.
Hoy, como ayer, la Iglesia os necesita y se vuelve hacia vosotros. Ella os
dice, por medio de nuestra voz: No permitáis que se rompa una alianza
fecunda entre todos. No rehuséis el poner vuestro talento al servicio de la
verdad divina. No cerréis vuestro espíritu al soplo del Espíritu Santo.
Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la
desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los
hombres; es el fruto precioso que resiste la usura del tiempo, que une las
generaciones y las hace comunicarse en la admiración. Y todo ello está en
vuestras manos.
Que estas manos sean puras y desinteresadas. Recordad que sois los
guardianes de la belleza en el mundo, que esto baste para libraros de
placeres efímeros y sin verdadero valor, así como de la búsqueda de
expresiones extrañas o desagradables.
Sed siempre y en todo lugar dignos de vuestro ideal y seréis dignos de la
Iglesia, que por nuestra voz os dirige en este día su mensaje de amistad, de
salvación, de gracia y de bendición.