La política como servicio - diez urgencias para los católicos
El VIII Congreso Católicos y vida pública contó con una clarividente
ponencia de clausura a cargo de don Jaime Mayor Oreja, Vicepresidente del
Partido Popular Europeo. Con el título La política como servicio, el
parlamentario europeo ofreció diez claves para el comportamiento de los
católicos en la vida política:
* Atrevámonos a decir siempre la verdad: los cristianos debemos atrevernos a
conocer la verdad, para después divulgarla. Habrá momentos en los que
vayamos contra corriente; por ello tenemos la obligación de actuar en orden
a nuestros principios morales, dentro de la sociedad, o incluso dentro del
partido al que pertenecemos.
* Actualicemos y proclamemos nuestras convicciones: la única solución para
no ser esclavos de los estados de opinión dominantes pasa por estar
convencidos primero, y por actualizar nuestras convicciones, por ejemplo, en
cuestiones de bioética.
* Defensa de la familia y de la libertad de educación: hoy se presentan
dificultades para que la familia desarrolle su función educadora, sobre todo
cuando el Estado dificulta a los padres que elijan el tipo de educación que
quieren para sus hijos.
* Siempre en la vanguardia de la libertad: sepamos estar en la vanguardia de
la defensa de las víctimas del terrorismo, de la condena de los regímenes
totalitarios de Europa o de Iberoamérica. Sepamos estar siempre con los que
sufren y padecen la falta de libertad.
* Seamos capaces de organizarnos: en ocasiones, parece como si, cuanto más
profunda fuera una convicción, menos organizada tuviera que estar su
defensa, no fuera a ser percibida como un intento antidemocrático de presión
intolerable. Debe ser todo lo contrario: cuanto más profunda y trascendente
sea una convicción, más y mejor organizada tiene que estar su defensa.
* Busquemos el sentido adecuado del bienestar: busquemos el bienestar de
nuestra sociedad, pero evitemos el egoísmo y la comodidad, siendo siempre
capaces de encontrar en la solidaridad sus límites.
* Acrecentar el diálogo con la Iglesia y sus representantes: confío en que
algún día seremos capaces de sacudirnos ese complejo de que defender la idea
de España, al mismo tiempo que unos valores trascendentes, constituye una
expresión de un trasnochado nacional-catolicismo.
* Atrevámonos a diagnosticar a nuestro adversario más temible: luchemos
contra el contagio de la nada, del relativismo moral, que es la falta de
creencias propias. El diálogo de verdad no se produce abandonando las
propias convicciones.
* Sepamos alejarnos de lo políticamente correcto: tenemos que desarrollar
nuestra capacidad crítica respecto de lo que se va imponiendo como moda
dominante en o a nuestra sociedad. Tenemos que tener el coraje de atrevernos
a decir que sí, y, cuando corresponde, con la misma determinación atrevernos
a decir que no.
* No tengamos miedo: no sólo hay que saber superar el miedo a una
organización terrorista. A veces, es más difícil superar el miedo
reverencial que te produce un ambiente político y social dominante; es el
miedo reverencial a que te consideren un intransigente y un intolerante.