LA MODA SE IMPONE AL PUDOR: ¿Por qué no fotografiarme desnuda?
Rebeca Martha Reynaud
Observador de la Actualidad
¿Por qué no fotografiarme desnuda? Porque degradas tu humanidad. Se está extendiendo la práctica por la cual algunos jóvenes se envían imágenes de contenido erótico o pornográfico, y, en ocasiones son ellos mismos los protagonistas. A esto se le llama sexting en Estados Unidos.
Hacer pública la intimidad corporal o personal es tanto como renunciar a ella. Conlleva un daño grave en la conciencia de la propia dignidad y, por tanto, una disminución de libertad. Al desnudarse se trivializa el misterio que esconde la persona, se ofrece a la curiosidad de los demás ese núcleo íntimo del que disponemos para entregarlo por amor.
En el fondo, hay quienes buscan, más que exhibir la intimidad, rebelarse, y la vulgaridad es la manera más rápida de hacerlo. La vulgaridad consiste en actuar sin fundamento, sin valorar, dando importancia sólo a lo superficial.
Remar contra la vulgaridad es ir a favor de la plenitud humana. Se trata de respetar el cuerpo y su matiz de expresión de la interioridad. El cuerpo es la palabra del espíritu. A través de él podemos enviar mensajes e incentivos eróticos.
La sociedad entera, antes tenía la percepción de que existía un límite. Ahora la moda impone la falta de pudor. La novedad de nuestro actual contexto cultural es que nadie se avergüenza de llevar parte del cuerpo descubierto. La trasgresión ya no se considera la ruptura de un orden profundo, indispensable a nivel personal y social para conservar la propia fisonomía humana y evitar precipitarse en la animalidad.
Hay una secreta relación entre pudor y sexualidad ya que el pudor protege la intimidad del cuerpo. Hay que preguntarse si el pudor puede en verdad ser aniquilado. «Una manifestación exagerada e indiscreta puede ocultar lo esencial. Lo advertimos cuando, en determinadas circunstancias, un exceso de visibilidad acaba por hacer opaca a una persona o una situación» (Giuseppe Savagnone).
¿No sucede lo mismo con los sentimientos íntimos? Si se guardan en secreto o se confían a unos pocos, mantienen su significado. En cambio, revelados indiscretamente a cualquiera, se convierten en un objeto anónimo de curiosidad y de cotilleo.
Hay modos de exhibir la realidad humana que, en vez de revelar su sentido, acaban por banalizarla, y por ocultar su verdad profunda. Sin misterio no hay revelación.
El ser humano puede quedar desprotegido, a base de desproteger el pudor, en tres campos: el lenguaje, el vestido y la casa. A trav��s de la palabra podemos dar a conocer nuestra intimidad al mejor amigo; a través del vestido cubrimos nuestra intimidad corporal de los ojos extraños. Cuando invitamos a una persona a nuestra casa, la invitamos de algún modo a nuestra intimidad.
Sólo esta capacidad de custodiarse hace posible el don de sí mismo. La pérdida del pudor lleva a ver a la persona como objeto.
Educación sexual mal dada
Y ¿de dónde proviene esta moda? En parte de las clases de educación sexual. Bajo la bandera de «educación», los llevan hacia experiencias sexuales que conducen al embarazo adolescente, al aborto, a las enfermedades mentales y físicas y/o a problemas emocionales.
Se confunde una educación sexual con enseñar erotismo, y lo que se requiere es hablar con naturalidad de la sexualidad, que se aprenda qué es la privacidad y el respeto a su propio cuerpo y al de otras personas.
La auténtica educación sexual, caracterizada por la formación y la información, es indispensable, pero no la explicación de todas y cada una de las técnicas sexuales, donde desaparece el amor espontáneo y sólo queda la biología.
Actualmente los jóvenes están bombardeados con imágenes de sexo, pero quizás los mayores violadores son los que les dan instrucción sexual sin una base moral. Éstos empiezan por dar una explicación de la biología humana básica, donde todo parece inocente; pero así empiezan para luego dar grandes zancadas para describir al detalle toda actividad sexual imaginable.
Los jóvenes que se retratan desnudos no se dan cuenta de que pueden ser víctimas de extorsión o abuso. Cuando se divulgan esas imágenes, ellos se apenan y sufren aislamiento, depresión e incluso intento de suicidio. La vida de muchos cambia cuando se ven involucrados en una violación grabada en video y compartida por celular. Una chica le mandó una foto a su novio, al poco tiempo se pelearon y él, en represalia, envió su foto a sus conocidos. Ella no lo soportó y tomó la puerta falsa del suicidio. Otras veces los jóvenes son rechazados del trabajo porque, al buscar antecedentes en internet, encontraron una foto suya en esas condiciones.
Un muchacho valioso le decía a un amigo que dudaba: No te dejes presionar por los que te invitan a desnudarte. No estás obligado a decir que sí a nada. En realidad, es tu cuerpo lo que está en juego. La otra persona no tiene ningún derecho en ti, aunque te diga que es tu amigo, aunque te lo discuta. Mejor sal corriendo para no caer y luego le llamas por teléfono.
Delante de nuestros ojos desfilan todos los días modelos innumerables de hombres y mujeres contradictorios, vacíos de personalidad. La falta de interioridad de una persona la conduce a imitar lo que hacen los demás, a ser borrego, sin descubrir su aporte personal inédito, hecho que hace de la persona una novedad radical.
Vea:
Elogio del pudor