Experto deplora que lucha contra SIDA no combata promiscuidad
El sacerdote Juan José Pérez-Soba, docente de teología moral en la Facultad
de Teología San Dámaso de Madrid y del Pontificio Instituto Juan Pablo II
para estudios sobre Matrimonio y Familia, lamentó que las campañas contra el
SIDA no combatan la promiscuidad y se centren en promover el consumo de
preservativos porque no atacan la raíz del problema.
En una entrevista concedida a ACI Prensa en el marco de los 30 años del
descubrimiento de la enfermedad, Pérez-Soba indicó que "es absurdo rechazar
desde el inicio el que dentro de una enfermedad de transmisión sexual la
causa mayor de su extensión y contagio es la promiscuidad y no se tomen
medidas eficaces para reducirla".
"Es todavía más grave en la medida en que se oculta información y se
transmite la idea de que el preservativo es absolutamente eficaz para evitar
el contagio lo cual es falso", ya que de ser así "cualquier empresa
farmacéutica se vería obligada a retirar un fármaco que tuviese la
efectividad del preservativo respecto del contagio del SIDA", consideró.
El sacerdote usó el ejemplo de la diferencia en la lucha farmacológica entre
el SIDA y el tabaquismo, "sería un error profundo querer afrontar el
problema de salud que el tabaquismo supone repartiendo boquillas con filtro
a los fumadores empedernidos porque se piense que es imposible que dejen de
fumar y se abandone esto como objetivo a perseguir".
El experto indicó que la Iglesia Católica no contempla el preservativo como
la verdadera solución contra el SIDA ya que ésta "es una enfermedad de
transmisión sexual", y "por eso, la auténtica visión ante la pandemia es la
de la reducción de las conductas de riesgo de expansión y no la disminución
del riesgo dentro de estas conductas".
Además, "da una idea falsa de seguridad que hace aumentar las conductas de
riesgo por lo que es de hecho perjudicial para el tratamiento del fenómeno
del SIDA como una cuestión de salud pública", agregó.
La enfermedad del SIDA, dijo Pérez-Soba a ACI Prensa, "se vive en la
actualidad dentro de una revolución sexual que insiste en la idea de que es
imposible no tener relaciones sexuales, que estas son éticamente neutras y
que simplemente se ha de ofrecer información para que sea un ‘sexo seguro’",
"es evidente que se quiere dar una solución técnica a un problema moral que
es el del significado verdadero de la sexualidad humana", subrayó.
En un mundo donde la sexualidad se reduce "a un mero material manipulable,
una sociedad de mercado que favorece por múltiples medios un ‘consumo de
sexo’ y unos recursos técnicos que prometen una eficacia máxima respecto a
las consecuencias de los actos sexuales", es fácil deplorar la postura de la
Iglesia que "insiste en la responsabilidad de las personas y en el
significado moral de los actos humanos, puede presentarse con facilidad como
retrógrada, fuera del mundo, e incapaz de responder a los desafíos de la
ciencia", denunció.
El SIDA es uno de los temas "en que se aprecia con mayor facilidad la
terrible ideologización de nuestra sociedad", concluyó.
El pasado 24 de mayo, el experto publicó un artículo en el diario vaticano
L’Osservatore Romano en el que explicó que lo mejor que pueden hacer los
esposos cuando uno de los dos tiene SIDA es vivir la abstinencia ya que el
uso del preservativo no solo no constituye una solución al problema sino que
también conlleva un problema ético.
En el artículo precisó que "es bueno recordar que si bien el uso del
preservativo en un solo acto sexual podría tener cierta eficacia en la
prevención del contagio de SIDA, esto no garantiza una seguridad absoluta ni
siquiera en el acto en cuestión y, menos aún, en el ámbito de la entera vida
sexual de la pareja".
Asimismo explicó que su uso no es recomendable porque conlleva además un
problema ético: "un acto sexual realizado con el preservativo no puede ser
considerado un acto plenamente conyugal en la medida en la que ha sido
voluntariamente privado de sus significados intrínsecos" (AciPrensa).