El Credo, la liturgia, la moral y las
oraciones cristianas quedan sintetizados en doscientas páginas,
publicadas bajo el título de Compendio del Catecismo cristiano.
Se trata de un resumen del Catecismo de la Iglesia católica, de
setecientas páginas, que ya promulgara Juan Pablo II en 1992. En la
presentación del nuevo volumen, el pasado 28 de junio, el Papa Benedicto
XVI explicaba que, desde la publicación del Catecismo, «se hizo cada vez
más amplia e insistente la exigencia de un catecismo en síntesis, breve,
que presentara todos y sólo los elementos esenciales fundamentales de la
fe y de la moral católica, formulados de manera sencilla, accesible a
todos, clara y sintética». Ofrecemos la introducción del Compendio,
escrita por el cardenal Ratzinger, con fecha 20 de marzo de 2005,
Domingo de Ramos, y el Motu Proprio promulgado por el Papa
Benedicto XVI, para la aprobación y publicación del
Compendio,
que de momento sólo está publicado en italiano
Presentación del Catecismo, en la Sala
Clementina del Vaticano, el pasado 28 de junio
El 11 de octubre de 1992, el Papa Juan Pablo
II, de venerada memoria, entregaba a los fieles de todo el mundo el
Catecismo de la Iglesia católica, presentándolo como «texto de
referencia para una catequesis renovada en las fuentes vivas de la fe».
A los treinta años del comienzo del Concilio Vaticano II (1962-2965), se
cumplía felizmente el deseo expresado en 1985 por la Asamblea
extraordinaria del Sínodo de los Obispos, de que se compusiera un
Catecismo con toda la doctrina católica, tanto de la fe como de la
moral. Cinco años después, el 15 de agosto de 1997, al promulgar la
editio typica del Catecismo de la Iglesia católica, el Sumo
Pontífice confirmaba la finalidad fundamental de la obra: «Presentarse
como una exposición completa e íntegra de la doctrina católica, gracias
a lo cual, cualquiera puede conocer aquello que la Iglesia profesa y
celebra, lo que vive y ora en su quehacer diario».
- Para una mayor valoración del Catecismo y salir al encuentro de
la petición nacida del Congreso Catequético Internacional del año 2002,
Juan Pablo II instituía en el 2003 una Comisión especial, presidida por
el cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, con el encargo de elaborar un Compendio del
Catecismo de la Iglesia católica, que contuviera una formulación más
sintética de los mismos contenidos de la fe. Después de dos años de
consulta a todos los cardenales y Presidentes de las Conferencias
Episcopales, el proyecto, en su conjunto, tuvo una valoración positiva
por parte de la mayoría absoluta de cuantos respondieron. Por tanto, la
Comisión procedió a la revisión del mencionado proyecto, y, teniendo en
cuenta las propuestas de mejora recibidas, elaboró el texto final de la
obra.
- Las características principales del Compendio son tres: la
estrecha dependencia del Catecismo de la Iglesia católica; el
género dialógico; y el uso de imágenes en la catequesis.
Ante todo, el Compendio no es una obra autónoma en sí misma ni
pretende de ningún modo sustituir al Catecismo de la Iglesia
católica, aún más, remite continuamente, mediante la puntual
indicación de los números de referencia o con el continuo llamamiento a
la estructura, al desarrollo y a los contenidos del Catecismo. El
Compendio, además, pretende despertar un renovado interés y
aprecio por el Catecismo, que, con su sabiduría expositiva y
unción espiritual, permanece para siempre como texto de base de la
catequesis eclesial de hoy. Como el Catecismo, también el
Compendio se articula en cuatro partes, en correspondencia a las
leyes fundamentales de la vida en Cristo.
La primera parte, titulada La profesión de la fe, contiene una
oportuna síntesis de la lex credendi, es decir, de la fe
profesada por la Iglesia católica, tomada del Símbolo
niceno-constantinopolitano, cuya constante proclamación en la asamblea
cristiana mantiene viva la memoria de las principales verdades de la fe.
La segunda parte, titulada La celebración del misterio cristiano,
presenta los elementos esenciales de la lex celebrandi. El anuncio del
Evangelio encuentra, efectivamente, su respuesta privilegiada en la vida
sacramental. En ella los fieles experimentan y dan testimonio en todo
momento de su propia existencia, de la eficacia salvadora del misterio
pascual, por medio del cual Cristo ha consumado la obra de nuestra
redención.
La tercera parte, titulada La vida en Cristo, presenta la lex
vivendi, es decir, el compromiso que tienen los bautizados de
manifestar, en sus comportamientos y en sus decisiones éticas, la
fidelidad a la fe profesada y celebrada. Los fieles, en efecto, están
llamados por el Señor Jesús a llevar a cabo la obra que se corresponde
con su propia dignidad de hijos del Padre en la caridad del Espíritu
Santo.
La cuarta parte, titulada La oración del Señor: el Padre Nuestro,
ofrece una síntesis de la lex orandi, es decir, de la vida de oración. A
ejemplo de Jesús, modelo perfecto de orante, también el cristiano está
llamado al diálogo con Dios en la oración –del que el Padre Nuestro es
expresión privilegiada–, oración que nos enseñó el mismo Jesús.
Benedicto XVI entrega un ejemplar del
Catecismo a un matrimonio,
en el acto de Presentación
- Una segunda característica del Compendio es su forma dialógica,
que recupera un antiguo género catequético basado en preguntas y
respuestas. Se trata de volver a proponer un diálogo ideal entre el
maestro y el discípulo, mediante una secuencia de preguntas que
interesen al lector, invitándole a proseguir en el descubrimiento de
aspectos siempre nuevos de la verdad de su fe. Este género ayuda también
a abreviar notablemente el texto, reduciéndolo a lo esencial. Esto podrá
favorecer la asimilación y eventual memorización de los contenidos.
- Una tercera característica es la presencia de algunas imágenes, que
acompañan a la articulación del Compendio. Provienen del
riquísimo patrimonio de la iconografía cristiana. De la secular
tradición conciliar, aprendemos que también la imagen es predicación
evangélica. Los artistas de todos los tiempos han ofrecido, para
contemplación y asombro de los fieles, los hechos más sobresalientes del
misterio de la salvación, presentándolo en el esplendor del color y en
la perfección de la belleza. Éste es un indicio de cómo hoy, más que
nunca, en la civilización de la imagen, la imagen sagrada podrá
expresar, mucho más que la misma palabra –dada su gran eficacia–, su
propio dinamismo de comunicación y de transmisión del mensaje
evangélico.
- A los cuarenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II y en el
Año de la Eucaristía, el Compendio podrá suponer un ulterior
instrumento para satisfacer tanto el hambre de verdad de los fieles de
toda edad y condición, como la necesidad de todos aquellos que, sin
serlo, tienen sed de verdad y de justicia. Su publicación tendrá lugar
en la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la
Iglesia universal y evangelizadores ejemplares en el mundo antiguo.
Estos apóstoles vieron lo que predicaron y dieron testimonio de la
verdad de Cristo hasta el martirio. Imitándoles en su labor misionera,
dirigimos nuestra oración al Señor para que la Iglesia siga siempre las
enseñanzas de los Apóstoles de quienes ha recibido el primer anuncio
gozoso de la fe.
+ Joseph Card. Ratzinger.
Presidente de la Comisión especial (A&O 256)