DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS: SEXTA PARTE: NOTAS
(1) CD
44.
(2) CT
2.
(3) CT
3.
(4) Corresponde
a la segunda parte del DCG (1971).
(5) Tiene
los mismos objetivos de la tercera parte del DCG.
(6) Corresponde
a la Cuarta Parte del DCG (1971).
(7) Corresponde
a la Quinta Parte del DCG (1971). Aunque algunos, con importantes razones,
aconsejaban situar esta parte antes que la correspondiente a la de la
pedagogía, se ha preferido, dado el nuevo enfoque de la Tercera Parte,
mantener el mismo orden que en el texto de 1971. Se quiere subrayar con ello
que la atención al destinatario es una participación y consecuencia de la
misma pedagogía divina, de esa “ condescendencia ” (DV 13) de Dios en la
historia de la salvación, al adaptarse en su Revelación a la condición
humana.
(8) Recoge
todos los elementos de la Sexta Parte del DCG (1971).
(9) Cf
DCG 1971, Introducción.
(10) Ibídem.
(11) GS
1.
(12) GS
2.
(13) GS
2.
(14) Cf
SRS 35.
(15) SRS
13b; cf EN 30.
(16) Cf
CT 29.
(17) SRS
41; cf DOCUMENTO DEL SÍNODO DE OBISPOS, II: De lustitia in mundo (30
noviembre 1971), ifi “ La educación para la justicia ”: AAS 63 (1971), pp.
935-937; LC 77.
(18) SRS
42; cf ChL 42; CEC 2444-2448; TMA 51.
(19) JUAN
XXIII, Carta encíclica Pacem in Terris (11 abril 1963), 9-27; AAS 55 (1963),
pp. 261-270. AquÍ se señalan cuáles son para la Iglesia los derechos humanos
más fundamentales. En los nn. 28-34 (AAS 55 [19631, pp. 270-273) se indican
los principales “ deberes del hombre ”. La catequesis debe prestar atención
a ambos aspectos.
(20) Cf
SRS 15a.
(21) Cf
PP 14; CA 29.
(22) ChL
5d; cf SRS 26b; VS 31c.
(23) Cf
ChL 5a; Sínodo 1985, II, D, 1.
(24) Cf
SRS 15e; CEC 2444; CA 57b.
(25) ChL
37a; cf CA 47c.
(26) Cf
AG 22a.
(27) GS
5.
(28) GS
54.
(29) GS
56c.
(30) Cf
EN 20; CT 53.
(31) GS
19.
(32) Ibidem.
(33) EN
SS; cf GS 19; LC 41.
(34) Sínodo
1985, ll, A, 1.
(35) ChL
4.
(36) Cf
RM 38.
(37) CA
29 ad c; CA 46a.
(38) Cf
GS 36; JUAN PABLO II, en la Carta encíclica Dominam et vzvzficantem (18 mayo
1986), 38: AAS 78 (1986), pp. 851-852, establece también esta conexión: “ La
ideología de la “muerte de Dios” en sus efectos demuestra fácilmente que es,
a nivel teórico y práctico, la ideología de la “muerte del hombre” ”.
(39) VS
101; cf EV 19-20.
(40) Cf
CT 3; MP,D 4.
(41) TMA
36b; cf GS 19c
(42) EN
S2; cf CT 19 y 42.
(43) EN
56.
(44) EN
52.
(45) EN
48; cf CT 54; ChL 34b; DCG (1971) 6; Sínodo 1985, ll,A,4.
(46) EN
52.
(47) Cf
EN 52; CT 44.
(48) Cf
ChL 34b; EM 33d.
(49) LG
10.
(50) Sínodo
1985, 1, 3.
(51) IbùJem.
(52) CONGREGACIÓN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Carta Communionis notio (28 mayo 1992) 1: AAS 85
(1993), p. 838; cf 36e.
(53) Cf
CT 19b.
(54) Cf
CT 43.
(55) Cf
CT 27b.
(56) DV
lOc.
(57) Cf
CT 29b.
(58) Cf
CT 30.
(59) CT
23.
(60) Cf
CT 58.
(61) Cf
EN 63.
(62) Cf
FC 4b; cf ChL 3e.
(63) GS
11; cf GS 4.
(64) Cf
GS 62e; FC 5c.
(65) Cf
Mc 1,15 y paralelos; RM 12-20; CEC 541-560.
(66) Cf
Mt 5,3-12.
(67) Cf
Mt 5,1-7.29.
(68) CfMt
13,11.
(69) Cf
Mt 18,1-35.
(70) Cf
Mt 24,1-25.46.
(71) DV
3.
(72) Cf
2 P 1,4; CEC 5 1-52.
(73) DV2.
(74) Cf
Ef 19.
(75) DV
2.
(76) EN
11.
(77) Cf
GS 22a.
(78) Cf
Ef 2,8; EN 27.
(79) Cf
EN 9.
(80) Cf
Jn 11,52; AG 2b y 3a.
(81) Cf
DV 15; CT 58; ChL 61; CEC 53.122; cf S. IRENEO DE LYÓN, Adversus haereses
111,20,2; SCh 211,389-393.; Veáse en la Tercera Parte, cap. 1 del presente
Directorio.
(82) CEC
54-64.
(83) DV
2.
(84) Cf
DCG (1971) 11 b.
(85) Cf
Heb 1,1-2.
(86) DV
4.
(87) Cf
Lc 24,27.
(88) CEC
65; S. Juan de la Cruz se expresa así: “Todo nos lo habló junto y de una vez
en esta sola Palabra ” (Subida al Monte Carmelo 2,22); cf Liturgia de las
Horas, 1, Oficio de lecturas del lunes de la segunda semana de Adviento.
(89) Cf
CT 5; CEC 520 y 2053.
(90) CEC
125, haciendo referencia a DV 18.
(91) CT
5. El tema del cristocentrismo se afronta, con más detalle, en: “ Finalidad
de la catequesis: la comunión con Jesucristo ” (Primera Parte, cap. 3) y “
El cristocentrismo del mensaje evangélico ” (Segunda Parte, cap. 1).
(92) Cf
DV 7.
(93) Cf
DV 7 a.
(94) Cf
DV 8 y CEC 75-79.
(95) DV
lOb; cf CEC 85-87.
(96) LG
48; AG 1; GS 45; cf CEC 774-776.
(97) Cf
Col 1,26.
(98) En
la Constitución Dei Verbum (nn. 2-5) y en el Catecismo de la Iglesia
Católica (rin. 50-175) se habla de la fe como respuesta a la Revelación. Por
razones catequético-pastorales, el presente Directorio prefiere vincular la
fe más a la evangelización que a la Revelación, en cuanto que ésta última,
de hecho, llega al hombre ordinariainente a través de la misión
evangelizadora de la Iglesia.
(99) EN
14.
(100) EN
18.
(101) Cf
Mt 28,19-20.
(102) Cf
Hch 1,8.
(103) Cf
Mt 28,19.
(104) EN
17.
(105) EN
28.
(106) Cf
EN 22a.
(107) Cf
EN 47b.
(108) Cf
EN 18.
(109) EN
24d.
(110) Cf
EN 14.
(111) Cf
AG 6b.
(112) En
el dinamismo de la evangelización hay que distinguir lo que son las “
situaciones iniciales ” (inicia), los “ desarrollos graduales ” (gradus) y
la situación de madurez: “ a cada circunstancia o estado deben corresponder
actividades apropiadas o medios adecuados ” (AG 6).
(113) Cf
EN 18-20 y RM 52-54; AG 11-12 y 22.
(114) Cf
EN 21 y 41; RM 42-43; AG 11.
(115) EN
5 1.52.53; cf CT 18.19.21.25; EM 44.
(116) Cf
AG 13; EN 10 y 23; CT 19; EM 46.
(117) EN
22; CT 18; cf AG 14 y EM 47.
(118) AG
14; CEC 1212; cf CEC 1229-1233.
(119) Cf
EN 23; CT 24; EM 48-49; AG 15.
(120) Cf
ChL 18.
(121) Cf
ChL 32, que muestra la íntima conexión entre “comunión ” y “misión ”.
(122) Cf
EN 24.
(123) CT
18.
(124) Cf
AG 6f;RM 33 y 48.
(125) Cf
Hch 6,4. El ministerio de la Palabra divina, es ejercido en la Iglesia por
parte:
— de
los ministerios ordenados (cf CIC 756-757);
— de
los miembros de los institutos de vida consagrada, en virtud de su
consagración a Dios (cf CIC 758);
— de
los fides laicos, en virtud de su bautismo y de la confirmación (cf CIC
759). En relación con el término ministerio (servitium), es preciso señalar
que sólo la constante referencia al único y fontal ministerio de Cristo
permite, en cierta medida, aplicar también a los fieles no ordenados sin
ambigüedad, el término ministerio... En su sentido originario, este término
expresa el trabajo con que algunos miembros de la Iglesia prolongan, en su
interior y para el mundo, la misión de Cristo. Por el contrario, cuando el
término se diferencia en la relación y en la confrontación entre los
diversos munera y oj)haiz, entonces es preciso advertir con claridad que
sólo en virtud de la sagrada ordenación este término obtiene aquella
plenitud y univocidad del significado que la Tradición siempre le ha
atribuido (cf Ju~ PABLO II, Alocución al Simposio sobre “ La participación
de los fieles laicos en el Ministerio ”, n. 4: L’Osservatore Romano, 23
abril 1994, p. 4).
(126) EN
22; cf EN 5 1-53.
(127) Cf
EN 42-45. 54. 57.
(128) DV
8c.
(129) PO
4b; cf CD 13c.
(130) En
el Nuevo Testamento aparecen formas muy diversas de este único ministerio:
“
anuncio ”, “ enseñanza ”, “ exhortación ”... La riqueza de expresiones es
grande.
(131) Las
modalidades por las que se canaliza el único ministerio de la Palabra no
son, en realidad,
intrínsecas al mensaje cristiano. Son, más bien, acentuaciones, tonalidades,
desarrollos más o menos explicitados, adoptados a la situación de fe de cada
persona y de cada grupo humano en sus circunstancias.
(132) Cf
EN 51-53.
(133) AG
14.
(134) Hay
razones de diversa índole que legitiman las expresiones “ educación
permanente de la fe ” o “ catequesis permanente ”, a condición de que no se
relativice el carácter prioritario, fundante, estructurante y específico de
la catequesis en cuanto iniciación básica. La expresión “ educación
permanente de la fe ” se generalizó, en la actividad catequética, a partir
del Concilio Vaticano II, para indicar solamente un segundo grado de
catequesis, posterior a la catequesis de iniciación, y no como la totalidad
de la acción catequizadora. Véase cómo esta distinción entre formación
básica y formación permanente es asumida, referida a la preparación de los
presbíteros, en:
JUAN
PABLO II, Exhortación apostólica Pastores debo vobis (25 marzo 1992), cap.
V
y VI, especialmente el n. 71: AAS 84 (1992), pp. 729 ss.; 778 Ss.; 782-873.
(135) DCG(1971)
19d
(136) Cf
SC 35; CEC 1154.
(137) Cf
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum veritatis nsobre
la vocación eclesial del teólogo (24 mayo 1990), 6: AAS 82 (1990) p. 1552.
(138) DCG
(1971) 17; cf GS 62g.
(139) Cf
Rm 10,17; LG 16; AG 7; CEC 846-848.
(140) Cf
AG 13a.
(141) Cf
CT 5b.
(142) Cf
CT 20b.
(143) Cf
CEC 166-167.
(144) Cf
CEC 150.153.176.
(145) DV
5.
(146) CEC
177.
(147) Cf
EN 10; AG 13b; CEC 1430-1431.
(148) EN
23.
(149) Cf
AG 13.
(150) Cf
EM 45c.
(151) Cf
EM 46d.
(152) DV
5; cf CEC 153.
(153) DV
5• cf CEC 163 y 184.
(154) CEC
149.
(155) Cf
CT 20a: “ Se trata de hacer crecer, a nivel de conocimiento y de vida, el
germen de fe sembrado por el Espíritu Santo con el primer anuncio ”.
(156) Cf
EM 46b.
(157) Cf
1 P 2,2~ Hb 5 13.
(158) Ef
4,13.
(159) RICA
12.
(160) EUSEBIO
DE CESAREA, Praeparatio evangelica 1,1; SCh 206,6; cf LG 16; AG 3a.
(161) CliL
4c.
(162) RICA
12 y 111.
(163) Cf
RICA 6 y 7.
(164) AG
13b.
(165) Cf
AG 13; EN 10; EM 46; VS 66; RICA 10.
(166) AG
13b.
(167) Cf
MPD 8; CEC 187-189.
(168) Mt
5,48; cf LG lic. 40b. 42e.
(169) Cf
DV 24; EN 45.
(170) Cf
RM 33
(171) EM
33b.
(172) EM
33b. Es importante tomar conciencia de los “ ámbitos ” (fines) que
Redemptoris Missio asigna a la “ misión ad gentes ”. No se trata sólo de “
ámbitos territoriales ”(EM 37 ad a), sino también de “ agrupaciones humanas
y fenómenos sociales nuevos ” (EM 37 ad b), como son las grandes ciudades,
el mundo de la juventud, las migraciones,... y de “ áreas culturales o
areópagos modernos ” (EM 37 ad c), como son el mundo de la comunicación, de
la ciencia, de la ecología,... Según esto, una Iglesia particular, ya
implantada en un territorio, realiza la “ misión ad gentes ” no sólo “ ad
extra ”, sino también “ ad intra ” de sus confines.
(173) RM
33c.
(174) RM
33d.
(175) Ibidem
(176) RM
34b.
(177) RM
34c. El texto habla, en concreto, del mutuo enriquecimiento entre la misión
nf intra y la misión nf extra. En RM 59c, en el mismo sentido, se muestra
cómo la “ misión ad gentes ” alienta a los pueblos a su desarrollo, mientras
la “ nueva evangelización ” en países más desarrollados crea una clara
conciencia de solidaridad respecto a los otros.
(178) Cf
RM 31 y 34.
(179) MPD
8.
(180) DCG
(1971) 20; cf CT 43; Cuarta Parte, cap. 2.
(181) CT
19.
(182) Mc
16,15 y Mt 28,19.
(183) Mc
16,16.
(184) Cf
CT 19; DCG (1971) 18.
(185) Cf
RICA 9-13; CIC 788.
(186) En
el presente Directorio, se supone que ordinariamente el destinatario de la “
catequesis kerígmática ” o “ precatequesis ” tiene un interés o una
inquietud hacia el Evangelio. Si no lo tiene en absoluto, la acción que se
requiere es el “ primer anuncio ”.
(187) Cf
ifiCA 9. 10. 50; CT 19.
(188) Cf
CT 18; CT 20c.
(189) Cf
CT 18.
(190) Ibidem.
(191) AG
14.
(192) CT
18.
(193) 5
CIRILo DE JERUSALEN, Catecheses illuminandorum 1, 11; PG 33, 351-352.
(194) Cf
Mt 7,24-27.
(195) CT
13; Cf CT 15.
(196) CEC
1122.
(197) AG
14; Cf CEC 1212.1229.
(198) CEC
1253. En el catecumenado bautismal de adultos, propio de la “ misión
adgentes ”, la catequesis precede al Bautismo. En la catequesis con
bautizados (niños, jóvenes o adultos) la formación es posterior. Pero
también en este caso lo que pretende la catequesis es hacer descubrir y
vivir las inmensas riquezas del Bautismo ya recibido. El Catecismo de la
Iglesia Católica utiliza la expresión catecumenado post-bautismal (n. 1231).
La Exhortación apostólica Christifideles Laici la llama catequesis
postbautismal (n. 61).
(199) Cf
CD 14.
(200) CT
22; Cf CT 18d. 21b.
(201) Cf
CT21.
(202) CT
21. Dos razones merecen destacarse en esta aportación sinodal, asumida por
Catechesi Tradendae: su preocupación por atender a un problema pastoral (“
insisto en la necesidad de una enseñanza cristiana orgánica y sistemática,
dado que desde distintos sitios se intenta minimizar su importancia ”); y el
hecho de considerar la organicidad de la catequesis como la característica
princ: al que la caracteriza.
(203) CT
21.
(204) Cf
CT 20; S. AGUSTIN, De catechizandis rudibus, IV, 8: CCL 46, 128-129.
(205) CfCT21b.
(206) Cf
CT 21c.
(207) Cf
AG 14; CT 33; CEC 1231.
(208) Cf
DCG (1971) 31.
(209) CT
24.
(210) DV
21.
(211) Jn
17,21.
(212) CT
48; Cf SC 52; DV 24; DCG (1971)17; Missale Romanum, Ordo Lectionum Missae,
24, Editio Typica Altera, Roma 1981.
(213) Cf
DV 21-25; PONTIFICIA C0MIsI0N BIBLIcA, Documento La interpretación de la
Biblia en la Iglesia (21 setiembre 1993), IV, C, 2-3, Ciudad del Vaticano
1993.
(214) SRS
41; Cf CA 5. 53-62; DCG (1971) 26; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Documento Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de
la Iglesia en la formación de los sacerdotes (30 diciembre 1988), Roma 1988.
(215) CT
23; Cf SC 35 ad 3; CIC 777, ad 1 y 2.
(216) Cf
CT 21c y 47; DCG (1971) 96 ad c, d, e y f.
(217) Cf
1 P 3,15; CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum
veritatis 6b: l.c. 1552. Ver lo indicado en CT 61, acerca de la correlación
existente entre catequesis y teología.
(218) CT
45c.
(219) CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión rel:gjosa de la educación en la
Escuela católica (7 abril 1978), n. 68, Roma 1988; Cf JuAr.~ PABLO II,
Alocución a los sacerdotes de Roma (5 marzo 1981): Insegnamenti Giovanni
Paolo H, W/1, p. 629-630; CD 13c; CIC 761.
(220) Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Documento La Escuela católica (19
marzo 1977) n. 26, Roma 1977.
(221) CT
69. Nótese cómo, para CT 69, la originalidad de la ERE no consiste sólo en
posibilitar el diálogo con la cultura en general, ya que esto concierne a
todas las formas del ministerio de la Palabra. En la ERE se trata, de modo
más directo, de promover este diálogo en el proceso personal de iniciación,
sistemática y crítica, y de encuentro con el patrimonio cultural, que
promueve la escuela.
(222) Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EEDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la
educación en la Escuela católica, n. 70, l.c.
(223) Cf
JUAN PABLO II, Alocución al Simposio dd Consejo de las Conferencias
Episcopales de Europa sobre la Enseñanza de la Religión Católica en la
escuela pública (15 abril 1991): Insegnamenti di Giovanni Paolo H, XIV/1,
pp. 780s.
(224) Ibidem.
(225) Cf
CT 69; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la
educación en la Escuela católica, n. 66: l.c.
(226) Cf
CT 33.
(227) Cf
CT 34.
(228) 1Ver
lo indicado en el cap. 1° de esta Parte en: “ La traiismisión de la
Revelación por medio de la Iglesia, obra del Espíritu Santo ”, y en la
Segunda Parte cap. 1°: “
La eclesialidad del mensaje evangélico ”. cf EN 60, que habla de la
eclesialidad de todo acto de evangelización.
(229) Cf
LG 64; DV lOa.
(230) Cf
DCG (1971) 13.
(231) Cf
AG 22a.
(232) Cf
CT 28; RICA 25 y 183-187. La traditio-redditio Symboli (entrega y devolución
del Símbolo) ha sido y es un elemento importante del Catecumenado bautismal.
La bipolaridad de este gesto expresa la doble dimensión de la fe: don
recibido (traditio) y respuesta personal e inculturada (redditio). cf CT 28
en orden a “una utilización acomodada a nuestro tiempo de este rito tan
expresivo”.
(233) Cf
LG 64.
(234) CEC
169. La relación entre la maternidad de la Iglesia y su función educadora ha
sido expresada bellamente por S.Gregorio Magno: “Después de haber sido
fecundada, concibiendo a sus hijos por el ministerio de la predicación, la
Iglesia les hace crecer en su seno con sus enseñanzas ” (Moralia in lob, XIX
12; CCL 143a, 970).
(235) CT
5; Cf CEC 426; AG 14a. En
relación con esta finalidad cristológica de la catequesis ver lo indicado en
la Primera Parte, cap. 1: “ Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación
”; y lo que se dice en la Segunda Parte, cap. 1: “ El cristocentrismo del
mensaje evangélico ”.
(236) AG
13b.
(237) CT
20c.
(238) LG
7b.
(239) MPD
8; cf CEC 185-197.
(240) Cf
CEC 189.
(241) Cf
CEC 180-190 y 197.
(242) Cf
CEC 2113
(243) Cf
CEC 166-167; 196.
(244) Cf
EM 45.
(245) También
el DCG (1971) 2 1-29 distingue entre la finalidad (finis) y las tareas
(munera) de la catequesis. Estas vienen a ser los objetivos específicos en
los que se concreta la finalidad.
(246) Cf
Mc 4 10-12.
(247) Cf
Mt 65-6.
(248) Cf
Mt 10 5-15.
(249) CT21b.
(250) GE
4; Cf RICA 19; CIC 788,2.
(251) Cf
DCG (1971) 36a.
(252) DCG
(1971) 24.
(253) DV
25a.
(254) SC
7.
(255) Cf
SC 14.
(256) DCG
(1971) 25b.
(257) AG
13.
(258) Cf
LC 62; CEC 1965-1986. El Catecismo de la Iglesia Católica precisa con
detalle las características que la catequesis debe asumir en esta formación
moral (n. 1697).
(259) VS
107.
(260) Cf
CT 29f.
(261) RICA
25 y 188-191.
(262) Cf
CEC 2761.
(263) PO
6d.
(264) AG
14d.
(265) DCG
(1971) 27.
(266) UR
3b.
(267) CT
32; Cf CEC 821; CT 32-34.
(268) Cf
CT 24c; DCG (1971) 28.
(269) Cf
LG 31b; CIIL 15; CEC 898-900.
(270) Cf
Mt 10,5-42; Lc 10,1-20.
(271) Cf
EN 53; EM 55-57.
(272) Cf
EM 55b; PONTIFICIO CoNsEjo PARA EL DIALOGO INTERRELIGIOSO Y CONGREGACIÓN
PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS, Instrucción Diálogo y anuncio.
Reflexiones y Orientaciones sobre el anuncio del Evangelio y el Diálogo
interreligioso (19 mayo 1991) 14-54: AAS 84 (1992) pp. 419-432. CEC,
839-845; en la Cuarta parte, cap. 4°, al hablar de los destinatarios de la
catequesis, se vuelve sobre el tema de “La catequesis en el contexto de
otras religiones ”.
(273) RM
55a.
(274) Cf
CIC 773; 778.2.
(275) Cf
DCG (1971) 22 y 23.
(276) Cf
DCG (1971) 26.
(277) DCG
(1971) 31b.
(278) Cf
RICA 19.
(279) RiCA
9-13.
(280) RICA
14-20; 68-72; 98-105.
(281) RICA
93; Cf MPD 8c.
(282) RICA
21-26; 133-142; 152-159.
(283) RICA
25 y 183-187.
(284) RICA
25 y 188-192.
(285) RICA
37-40; 235-239.
(286) Esta
gradualia!ad aparece también en los nombres que la Iglesia utiliza para
designar a los que se encuentran en las diferentes etapas del Catecumenado
bautismal: “simpatizante” (RICA 12), que, aunque todavía no crea plenamente,
está ya inclinado a la fe; “ catecúmeno ” (RICA 17-18), firmemente decidido
a seguir a Jesús; “ elegi” o “ competente ” (RICA 24), llamado para recibir
el Bautismo; “ neófito ” (RICA 33-36), recién nacido a la luz por el
Bautismo; y “fiel cristiano ” (RICA 39), maduro en la fe y miembro activo de
la comunidad cristiana.
(287) Cf
MPD 8; EN 44; ChL 61.
(288) En
el presente Directorio General para la Catequesis se utilizan, como
distintas, las expresiones “ catecúmenos ” y “ catequizandos ”, a fin de
señalar esta diferencia. Por su parte el CIC, c. 204-206, recuerda el
distinto modo de unión con la Iglesia que tienen “ catecúmenos ” y “ fieles
cristianos ”.
(289) RICA
295. El propio Ritual de la iniciación cristiana de adultos, cap. 1V,
contempla el caso de los adultos bautizados necesitados de una catequesis de
iniciación. Catechesi Tradena°ae, 44 precisa las diversas circunstancias en
que esta catequesis de iniciación con adultos se hace necesaria.
(290) AG
14d.
(291) Metodlio
de Olimpia, por ejemplo, apunta a esta acción maternal de la comunidad
cristiana cuando dice: “ Respecto a lo que son todavía imperfectos (en la
vida cristiana), son los más maduros los que les forman y les dan a luz como
en una acción maternal ” METODIO DE OLIMPIA, Symposium, ifi, 8: SCh 95, 111.
Ver, en el mismo sentido, S. GREGoRIo MAGNO, Homiliarum in Evangelia, 1,
ifi, 2: PL 76, 1086 D).
(292) RICA
8.
(293) Cf
CT 53.
(294) DCG
(1971)130. Tal número se abre con la siguiente afirmación: “El Catecumenado
de adultos, que es a la vez catequesis, participación litúrgica y vida
comunitaña, es el ejemplo típico de una institución nacida de la
colaboración de varias tareas pastorales ” (ibídem).
(295) Cf
DCG (1971) 36a.
(296) CT
27.
(297) DV
lOa y b; cf 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,14.
(298) Cf
Mt 13,52.
(299) DV
13.
(300) Ibideni.
(301) DV
10.
(302) Como
se ve, se emplean ambas expresiones: la fuente y las fuentes de la
catequesis. Se habla de “ la ” fuente de la catequesis para subrayar la
unicidad de la Palabra de Dios, recordando la concepción de la Revelación en
Dei Verbum. Se ha seguido a CT 27, que habla también de la fuente de la
catequesis. Se ha mantenido, no obstante, la expresión las fuentes,
siguiendo el ordinario uso catequético de la expresión, para indicar los
lugares concretos de donde la catequesis extrae su mensaje; cf DCC (1971)
45.
(303) Cf
DCG (1971) 45b.
(304) DV
9.
(305) Ibidepn.
(306) DV
lOb
(307) DV
lOc.
(308) Cf
MPD 9.
(309) Cf
CEC 426-429; CT 5-6; DCG (1971) 40.
(310) CT
5.
(311) DCG
(1971) 41a. 39. 40. 44.
(312) GS
10.
(313) CT
6.
(314) Cf
1 Co 15,1-4; EN 15e.f.
(315) CT
lib.
(316) CEC
139.
(317) Cf
Jn 14,6.
(318) La
expresión “ Uno de la Trinidad ” fue utilizada por el V Concilio ecuménico
en Constantinopla (a. 553): cf CONSTANTINOPOLITANO II, Sesión Vifi, can. 4:
Dx 424. Ha sido recordada en CEC 468.
(319) CEC
234; cf CEC 2157.
(320) DCG
(1971) 41; cf Ef 2,18.
(321) Cf
DCG (1971) 41.
(322) Cf
CEC 258. 236 y 259.
(323) Cf
CEC 236.
(324) CEC
450.
(325) Cf
CEC 1702.1878. Soiicitudo Reí Socialis (n. 40) utiliza la expresión “ modelo
de unidad ”, al referirse a este tema. El Catecismo de la Iglesia Católica
(n. 2845), habla de la comunión de la Stma. Trinidad como “ la fuente y el
criterio de verdad en toda relación ”.
(326) LG
4b, que cita textualmente a S. CIPRI~o, De dominica oratione 23: CCL 3A2,
105.
(327)
(328) Cf
EN 11-14; RM 12-20; CEC 541-556.La liturgia de la Iglesia lo expresa así en
la Vigilia pascual: “ ... ilumina a tus hijos por tí redimidos para que
comprendan cómo la creación del mundo, en el comienzo de los siglos, no fue
obra de mayor grandeza que el sacrificio pascual de Cristo Señor en la
plenitud de los tiempos ” (Misal Romano, Vigilia Pascual, Oración después de
la Primera Lectura).
(329) EN
9.
(330) CT
25.
(331) EN
26.
(332) Este
don salvífico confiere “ la justificación por la gracia de la fe y de ios
sacramentos de la Iglesia. Esta gracia libera del pecado e introduce en la
comunión con Dios ” (LC 52).
(333) EN
27.
(334) Cf
LG 3 y 5.
(335) Cf
EM 16.
(336) GS
39.
(337) LG
5.
(338) RM
20.
(339) EN
28.
(340) Cf
EN 30-35.
(341) EN
30.
(342) CA
57; cf CEC 2444.
(343) EN
30.
(344) EN
32; cf SRS 41 y EM 58.
(345) EN
32.
(346) EN
33; cf LC: Esta Instrucción constituye una referencia obligada para la
catequesis.
(347) LC
71.
(348) CA
57; LC 68; cf SRS 42; CEC 2443-2449.
(349) LC
68.
(350) SRS
41; cf LC 77. Por su parte, el Sínodo de 1971 abordó un tema de fundamental
importancia para la catequesis: “ La educación para la justicia ”: cf
DOCUMENTOS DEL SINODO DE LOS OBISPOS, II: De lustititia in mundo, ifi: l.c.
835-937.
(351) RICA
75; cf CEC 1253.
(352) Cf
CEC 172-175 donde, inspirándose en S. Ireneo de Lyon, se analiza toda la
tiqueza implicada en la realidad del “una sola fe.
(353) CEC
815: “ La unidad de la Iglesia peregrina está asegurada por vínculos
visibles de comunión: la profesión de una misma fe recibida de los
Apóstoles; la celebración común del culto divino, sobre todo de los
sacramentos; la sucesión apostólica por el sacramento del orden, que
conserva la concordia fraterna de la familia de Dios ”.
(354) EN
61, recogiendo los testimonios de S. Gregorio Magno y de la Didache.
(355) CEC
1076.
(356) DCG
(1971) 44.
(357) Al
fundamentar el contenido de la catequesis en la narración de los
acontecimientos salvadores, los Santos Padres querían enraizar el
cristianismo en el tiempo, mostrando que era historia salvífica y no mera
filosofía religiosa; y que Cristo era el centro de esa historia.
(358) CEC
54-64. En estos textos del Catecismo de la Iglesia Católica, que son
referencia fundamental para la catequesis bíblica, se indican las etapas más
importantes de la Revelación, en las cuales el tema de la Alianza es clave.
Cf CEC 1081 y 1093.
(359) Cf
DV 4.
(360) DCG
(1971) 11.
(361) CEC
1095; cf CEC 1075. 1116. 129-130. 1093-1094.
(362) CEC
1095. El Catecismo de la Iglesia Católica en el n.1075 indica el carácter
inductivo de esta “ catequesis mistagógica ” pues “ procede ” de lo visible
a lo invisible, del signo al significado, de los ‘sacramentos’ a los
“misterios” ”.
(363) DV
2.
(364) DCG
(1971) 72; cf CEC 39-43.
(365) Cf
Cuarta Parte, cap. 5.
(366) AG
10 cf AG 22a.
(367) CT
53 cf EN 20.
(368) El
término “ inculturación ” ha sido asumido por diversos documentos del
Magisterio: cf CT 53 y EM 52-54. El concepto de “ cultura ”, tanto en su
sentido más general, como en su sentido “ sociológico y etnológico ” ha sido
aclarado en GS 53; cf C1IIL 44a.
(369) AG
22a; cf LG 13 y 17; GS 53-62; DCG (1971) 37.
(370) Cf
EM 52b que habla del “ largo tiempo ” que requiere la incukuración.
(371) EN
20; cf EN 63; EM 52.
(372) LG
13 utiliza la expresión: “ favorece y asume (fovet et assumit) ”.
(373) LG
17 se expresa de este modo: “ sanar, elevar y perfeccwnar (sanare, elevare
et consummare)”.
(374) EN
19 afirma: “ akanzar y transformar ”.
(375) EM
54a.
(376) EM
54b.
(377) Cf
GCM 12.
(378) Cf
CEC 24.
(379) CT
30.
(380) Ibidem
(381) DCG
(1971) 38a.
(382) DCG
(1971) 38b.
(383) Cf
Mt 11,30.
(384) EN
63, que utiliza las expresiones “ transferre ” y “ transtatio ”; cf RM 53b.
(385) EN
63c; cf CT 53c y 31.
(386) SÍNODO
1985, ll,D,3; cf EN 65.
(387) CT
31 que, asimismo, trata la integridad del mensaje; cf DCG (1971) 39 y 43.
(388) CEC
234.
(389) UR
11.
(390) DCG
(1971) 43.
(391) DCG
(1971) 41.
(392) Acerca
del símbolo de la fe, 5. Cirilo de Jerusalén dice: “ Esta síntesis de fe no
ha sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha
sido recogido lo que hay en ella de más importante, para dar en su
integridad la única enseñanza de la fe ” (Catecheses illununandorwn 5,12: PG
33, 521). El texto ha sido recogido en CEC 186; cf CEC 194.
(393) CEC
1211.
(394) CEC
1211.
(395) S.
Agustin presenta el sermón del Monte como “ la carta perfecta de la vida
cristiana. - - que contiene todos los preceptos propios para guiarla ” (De
sermone Domini iv monte 1,1; CCL 35, 1; cf EN 8.
(396) El
Padre nuestro es, en verdad, “ el resumen de todo el Evangelio ”
(TERTULIANO, De oratione, 1: CSEL 20, 181) “ Recorred todas las oraciones
que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté
incluido en la oración del Señor ” (S. AGUSTÍN, Epístola 130, c.12: PL 33,
502): cf CEC 2761.
(397) GS
22a.
(398) Cf
Ibídem.
(399) CT
22c; cf EN 29.
(400) GS
22b.
(401) CEC
521; cf CEC 5 19-521.
(402) Cf
CT 20b.
(403) Cf
Rorn 6,4.
(404) DCG
(1971) 74; cf CT 29.
(405) Cf
AG 8a.
(406) Cf
Fil 127.
(407) Cf
CEC 1697
(408) Cf
CEC 1145-1152.
(409) Cf
Tercera Parte, cap. 2.
(410) DCG
(1971) 46.
(411) CT
31.
(412) Cf
CIC 775, 1-3.
(413) Cf
FD 2d.
(414) FD
4a.
(415) (1971)
Introducción.
(416) (1971),
Tercera parte, cap. 2.
(417) CEC
11.
(418) FD
4c~ FD 4b.
(419) CEC
815.
(420) FD
4a; cf FD 4c.
(421) FD
1f cf FD 4c.
(422) FD
4d.
(423) Ibidem.
(424) FD
3d.
(425) FD
3e.
(426) Cf
CEC 13.
(427) Cf
Primera parte, cap. 3 del presente Directorio.
(428) Cf
Card. J. RATZINGER, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, en J.
RATZINGER y C. SCHÖNBORN, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica,
Madrid 1994, pp. 29-30.
(429) Cf
CEC 189-190; 1077-1109; 1693-1695; 2564; etc.
(430) Cf
CEC 27-49; 355-379; 456-478; 1699-1756; etc.
(431) GS
22a.
(432) DCG
(1971) 119.
(433) CEC
24.
(434) DV
21.
(435) MPD,
9c; cf PONTIFICIA COMISIÓN BíBLICA, La interpretación de la Biblia en la
Iglesia, IV, C,3.
(436) CT
27; cf SÍNODO 1985, ll,B,a,1.
(437) DV
9.
(438) Cf
MPD 9.
(439) DV
&.
(440) Cuando
el Concilio Vaticano II solicitó la restauración del catecumenado de adultos
subrayó su necesaria gradualidad: “ Restáurese el catecumenado de adultos,
dividido en distintas etapas ” (SC 64).
(441) Es
significativo, a título de ejemplo, el testimonio de Orígenes: “ Cuando
abandonas las tinieblas de la idolatría y deseas llegar al conocimiento de
la ley divina, entonces empiezas tu salida de Egipto. Cuando has sido
agregado a la multitud de los catecómenos y has comenzado a obedecer a los
mandamientos de la Iglesia, entonces has atravesado el mar Rojo. En las
paradas del desierto, cada día, te aplicas a escuchar la ley de Dios y a
contemplar el rostro de Moisés que te descubre la gloria del Sefior. Pero
cuando llegues a la fuente bautismal, habiendo atravesado el Jordán,
entrarás en la tierra de la promesa ” (ORIGENES, Homilíae in lesu Nave, IV,
1: SCR 71, 149).
(442) Cf
CEC 13.
(443) El
presente apartado se refiere exclusivamente a los Catecismos oficiales, es
decir, a aquéllos que el Obispo diocesano (CIC 775, 1) o l~ Conferencia
episcopal (CIC 775, 2) asumen como propios. Los catecismos no oficiales (CIC
827,1) y otros instrumentos de trabajo para la catequesis (DCG 1971, 116)
serán considerados en la Quinta Parte, cap. 4.
(444) FD
4c.
(445) FD
4d.
(446) Cf
CIC 775.
(447) CT
53a.
(448) CT
50.
(449) DV
15.
(450) Cf
DV 13.
(451) DV
13.
(452) Cf
DV 13. “Ben:gnzdad inefable”, “providencia y cuidado”, “condescendencia” son
expresiones que definen la pedagogía divina en la Revelación. Muestran el
deseo de Dios de “ adaptarse ” (synkatabasis) a los seres humanos. Este
mismo espíritu es el que ha de guiar la elaboración de los Catecismos
locales.
(453) DCG
(1971) 119.
(454) En
la catequesis, junto a los instrumentos, intervienen otros factores
decisivos: la persona del catequista, el método de transmisión, la relación
que se establece entre catequista y catequizando, el respeto al ritmo
interior de recepción por parte del destinatario, el clima de amor y de fe
en la comunicación, el compromiso activo de la comunidad cristiana, etc.
(455) Cf
Cuarta Parte, cap. 1.
(456) CEC
24.
(457) GS
44.
(458) CT
53a.
(459) Cf
CT 55c; MPD 7; DCG (1971) 34.
(460) Cf
CT 36-45.
(461) En
los Catecismos locales debe prestarse atención al tratamiento y orientación
de la religiosidad popular (cf EN 48; CT 54 ; CEC 1674-1676), así como a lo
concermente al diálogo ecuménico (cf CT 32-34; CEC 8 17-822) y al diálogo
interreligioso (cf EN 53; RM 55-57; CEC 839-845).
(462) LC
72 distingue entre “ principios de reflexión ”, “ criterios de juicio ” y “
directrices de acción ”, que la Iglesia ofrece en su doctrina social. Un
Catecismo sabrá distinguir estos niveles.
(463) Se
hace refiencia aquí, fundamentalmente a las “ diferentes situaciones
socio-religiosas ” ante la evangelización. Se trata de ellas en la Primera
Parte, cap. 1.
(464) Acerca
de esta distinción entre Catecismos locales y obras de síntesis del CEC ver
lo indicado en CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE CONGREGACIÓN PARA EL
CLERO, Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales Orientaciones
acerca de las “ obras de síntesis ” del Catecismo de la Iglesia Católica
(Prot. n. 94004378 del 20 diciembre 1994), Permisas 1-5. Entre otras cosas
dice: “ Las obras de síntesis del CEC pueden, erróneamente, ser entendidas
como sustitutivas de los Catecismos locales, al punto de desalentar de hecho
la preparación de éstos, mientras carecen, por su parte, de las adaptaciones
a las particulares situaciones de los destinatarios, que requiere la
catequesis ” (n. 4).
(465) Cf
CIC 775, 1-2.
(466) La
cuestión del lenguaje, tanto en los Catecismos locales como en el acto
catequético, es de suma importaníca. Cf CT 59.
(467) EN
63. En esta delicada tarea de “ asimilar-traducir ”, indicada en este texto,
es muy importante tener en cuenta la observación hecha por la CONGREGACIÒN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE Y LA CONGREGACIÓN PARA EL CLERO EN Orientaciones
acerca de las ‘obras de síntesis’ del Catecismo de la Iglesia Católica,
Premisas 3: “ La elaboración de Catecismos locales, que tengan al CEC como
‘texto de referencia válido y auterizado’ (FD 4), permanece como objetivo
importante para los Episcopados. Pero las previsibles dificultades que se
encontrarán en tal empresa sólo podrán ser superadas si, mediante un
adecuado y quizá incluso prolongado tiempo de asimilación del CEC, se
prepara el terreno teológico, catequético y lingiiístico para una real obra
de incukuración de los contenidos del Catecismo ”.
(468) GS
62b.
(469) FD
4b.
(470) RM
54b.
(471) CEC
815.
(472) LG
23a.
(473) CONGREGACIÓN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “ Communionis notio ”, n. 9: l.c.843.
(474) Cf
CT 63b.
(475) Cf
Jn 15,15; Mc 9,33-37; Mc 10,41-45.
(476) Cf
CT 9a.
(477) Cf
Mc 8,14-21.27.
(478) Cf
Mc 4,34; Le 12,41.
(479) Cf
Le 11,1-2.
(480) Cf
Le 10,1-20.
(481) Cf
Jn 16-13.
(482) Cf
Mt 10,20; Jn 15,26; Hch 4, 31.
(483) Cf
CT 9.
(484) CT
58.
(485) DV
15; DCG (1971) 33; CT 58; (HL 61; CEC 53. 122.
684. 708. 1145. 1950. 1964.
(486) Cf
Dt 8,5; Os 11,3-4; Pr 3,11-12.
(487) Cf
Dt 4,36-40; 11, 2-7.
(488) Cf
Ex 12,25-27; Dt 6,4-8; 6, 20-25; 31, 12-13; Jos 4,20.
(489) Cf
Am 4,6; Os 7,19; Jr 2,30; Pr 3, 11-12; Hb 12, 4-11; Ap 3,19.
(490) Cf
Mc 8, 34-38; Mt 8,18-22.
(491) LG
1.
(492) CEC
169; cf GE 3c.
(493) Cf
GE 4.
(494) Cf
PABLO VI, Carta enc. Ecclesiam suam (6 agosto 1964), III: AAS 56 (1964), pp.
637-659.
(495) Cf
DV 2.
(496) Cf
RM 15; CEC 24b-25; DCG (1971)10.
(497) Cf
MPD 11 CT 58
(498) Cf
CT 52.
(499) Cf
PABLO VI, Carta Encíclica Ecclesiam Suam: l.c. 609-659.
(500) Cf
MPD 7-11; CEC 3; 13; DCG (1971) 36.
(501) DV
5.
(502) Cf
MPD 7; CT 55; DCG (1971) 4.
(503) CT
55.
(504) Cf
DCG (1971) 10 y 22.
(505) DV
11 cf CEC 684
(506) Cf
DV 2.
(507) Cf
DV 13.
(508) Cf
EN 63; CT 59.
(509) 27
Cf CT 31.
(510) Cf
GE 1-4; CT 58.
(511) Cf
CT 51.
(512) Ibídem.
(513) Cf
CT 31. 52. 59.
(514) Cf
CT 52.
(515) Cf
PONTIFICIA COMISIÓN BíBLICA, La inteipretación de &z Biblia en la Igksza,
1993.
(516) Cf
MPD 9.
(517) Cf
DCG (1971) 72.
(518) Cf
DCG (1971) 72.
(519) Cf
Primera Parte, cap. 3; DCG (1971) 74; CT 22.
(520) Entendemos
aquí las experiencias vinculadas a las “ grandes preguntas ” de la vida y de
la realidad, en concreto, de las personas: la existencia de Dios, el destino
de las personas, el origen y el fin de la historia, la verdad sobre el bien
y sobre el mal, el sentido del sufrimiento, del amor, del futuro...; cf EN
53; CT 22 y 39.
(521) Cf
Primera Parte, cap. 3; DCG (1971) 71; CT 55.
(522) Cf
MPD 9.
(523) Cf
CT 55.
(524) Cf
CEC 22.
(525) CT
55.
(526) Cf
Primera Parte, cap. 3, en “ El catecumenado bautismal: estructura y
gradualidad ”.
(527) Cf
DCG (1971) 71; Quinta Parte, caps. 1 y 2.
(528) Cf
n. 298.
(529) Cf
DCG (1971) 75.
(530) Cf
AG 14; DCG (1971) 35; CT 24.
(531) Cf
EN 46.
(532) Cf
DCG (1971) 76.
(533) Mt
18,20.
(534) Cf
DCG (1971) 122-123; EN 45; CT 46; FC 76; ChL 44; RM 37; AN 440; EA 71;
122-124.
(535) Cf
RM 37.
(536) Cf
AN 440.
(537) EN
45b.
(538) Cf
CT 46.
(539) Cf
DCG (1971) 122.
(540) EM
371.
(541) EN
45.
(542) Cf
FC 76.
(543) Ca
44f.
(544) RM
15; cf EN 49-50; CT 35s; EM 14; 23.
(545) Cf
Lc 4,18.
(546) Cf
Mc 16,15.
(547) Cf
Exposición introducctoria.
(548) Cf
DCG (1971) 77.
(549) EN
49-50; CT 14; 35s.
(550) EH
13; cf EN 31.
(551) Cf
EH 13-14; ŒC 24.
(552) Cf
DCG (1971) 75.
(553) Cf
DCG (1971) 21.
(554) CT
13.
(555) Cf
GS 44; EN 63; CT 31; CEC 24-25.
(556) GS
44. En esta Cuarta Parte se usan, porque los emplea el Magisterio y por
utilidad práctica, los dos términos de adaptación e inculturación, dando
preferentemente al primero el sentido de atención a las personas y al
segundo el sentido de atención a los contextos culturales. La adaptación
tiene en cuenta las diversas circunstancias
(557) Cf
EM 33.
(558) CEC
24.
(559) EH
14.
(560) Cf
CT 45.
(561) Cf
DCG (1971) 20; 92-97; CT 43-44; COINCAT, La catequesis de adultos en la
comunidad cristiana, 1990.
(562) Cf
DCG (1971) 20; CT 19. 44; COINCAT 10-18.
(563) Cf
COINCAT 10-18.
(564) Cf
CT 44.
(565) Cf
CT 19.
(566) Cf
DCG (1971) 92-94; CT 43; COINCAT 20-25; 26-30; 33-84.
(567) Cf
iCo 13,11; Ef 4,13.
(568) Cf
COINCAT 33-84.
(569) Cf
COINCAT 26-30.
(570) LG
31; cf EN 70; ChL 23.
(571) Cf
CbL 57-59.
(572) Cf
DCG (1971) 97.
(573) Cf
Primera Parte, cap. 2; DCG (1971) 96.
(574) Cf
DCG (1971) 78-81; CT 36-37.
(575) Cf
DCG (1971) 78-79; C1’IL 47.
(576) Cf
ChL 47.
(577) Cf
Mc 10,14.
(578) Cf
DCG (1971) 78-79; CT 37.
(579) Cf
CT 37.
(580) Cf
SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIvINo, Directorio para la misa con niños
(1 noviembre 1973): AAS 66 (1974), pp. 30-46.
(581) Cf
DCG (1971) 79.
(582) Cf
DCG (1971) 78. 79.
(583) Cf
DCG (1971) 80-81; CT 42.
(584) Cf
DCG (1971) 82-91; EN 72; CT 38-42.
(585) Cf
DCG (1971) 83.
(586) Cf
Exposición introducctoria, 23-24.
(587) Cf
DCG (1971) 82; EN 72; MDP 3; CT 38-39; ŒL 46; TMA 58.
(588) GE
2; C1IL 46.
(589) Cf
Mt 19,16-22; JUAN PABLO II, Carta apostólica A los jóvenes del mundo,
(Parati semper) (31 marzo 1985): AAS 77 (1985), pp. 579-628.
(590) Cf
JUAN PABLO II, A los jóvenes del mundo, cit. n. 3.
(591) ChL
46; cf DCG (1971) 89.
(592) Cf
DCG (1971) 84-89; CT 38-40.
(593) Cf
DCG (1971) 87.
(594) Otros
temas significativos: relación entre fe y razón; la existencia y el sentido
de Dios; el problema del mal; la persona de Cristo; la Iglesia; el orden
ético en relación con la subjetividad personal; el encuentro de hombre y
mujer; la doctrina social de la Iglesia...
(595) CT
40.
(596) Cf
DCG (1971) 95; ChL 48.
(597) Cf ChL
48.
(598) Cf
DCG (1971) 91; CT 41.
(599) Cf
CT 59.
(600) Cf
EN 51-56; MIPD 15.
(601) Cf
Exposición introducctoria, 23-24.
(602)
(603) EN
54.Cf 1 P 3,15.
(604) Cf
DCG (1971) 6; EN 48; CT 54.
(605) EN
48.
(606) EN
48.
(607) Cf
PABLO VI, Exho. apos. Marialis cultus (2 febrero 1974) 24.25.29: AAS 66
(1974), pp. 134-136.141.
(608) Cf
DCG (1971) 27; MPD 15; EN 54; CT 32-34; PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN
DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Directorio para la aplicación de los
principios y de las normas sobre el ecumenismo (25 marzo 1993) 61: AAS 85
(1993), pp. 1063-1064; TMA 34; JUAN PABLO II, Carta encíclica Ut unum sint
(25 mayo 1995) 18: AAS 87 (1995), p. 932.
(609) CT
32.
(610) Cf
UR 11.
(611) Cf
Directorio para el ecumenismo, n. 190, l.c., p. 1107.
(612) Cf
CT 33.
(613) Cf
NA 4; SECRETARIADO PARA LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS (Comisión para las
relaciones religiosas con el hebraísmo), Hebreos y hebraísmo en la
predicación y en la catequesis católica (24 junio 1985).
(614) CEC
839.
(615) Hebreos
y hebraísmo, cit., VII.
(616) Cf
NA 4.
(617) Cf
EN 53; MPD 15; ChL 35; RM 55-57; CEC 839-845; TMA 53; PoNTIFICIO CONSEJO
PARA EL DIÁLOGO INTERBELIGIOSO Y CONGREGACIÓN PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LOS
PUEBLOS, Inst. Diálogo y anuncio (19 mayo 991): AAS 84 (1992), pp. 414-446;
1263.
(618) Cf
SECRETARIADO PARA LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS — SECRETARIADO PARA LOS NO
CRISTIANOS — SECRETARIADO PARA LOS NO CREYENTES — PONTIFICIO CONSEJO PARA LA
CULTURA, El fenómeno de las sectas o nuevos mozionientos rel:giosos: desafio
pastoral: “ L’Qsservatore Romano ” del 7 mayo 1986.
(619) El
fenómeno de las sectas o nuevos movimentos religiosos: desafio pastoral,
cit. 5.4.
(620) RM
38.
(621) Cf
Segunda Parte, cap. 1; DGC (1971) 8; EN 20. 63; CT 53; RM 52-54; JUAN PABLO
II, Discurso a los miembros del Consejo Internacional para la Catequesis: “
L’Osservatore Romano ” del 27 septiembre 1992; CONGREGACIÓN PARA EL CULTO
DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Instrucción La liturgia romana y
la inculturación, (25 enero 1995): A.AS 87 (1995), pp. 288-319; CoMISIÓN
TEOLÓGICA INERNACIONAL Documento Commissio Theologica sobre Fee
inculturación (3-8 octubre 1988); JUAN PABLO II, Exhor. apos., Iglesia en
Africa, l.c.; Alocuciones con ocasión de sus viajes pastorales.
(622) Cf
EN 20. 63; CT 53; RM 52-54; CEC 172-175.
(623) CT
53.
(624) Cf
Segunda Parte, cap. 1.
(625) Cf
CT 53.
(626) CT
53.
(627) EN
20.
(628) RM
54.
(629) Cf
CT 59.
(630) CT
59.
(631) RM
37.
(632) Cf
Tercera Parte, cap. 2.
(633) Cf
DGC (1971) 123.
(634) JUAN
PABLO II, Alocución a los miembros del COINCAT, l.c.
(635) CEC
24; cf FD 4.
(636) RM
37.
(637) ChL
63.
(638) Cf
Quinta Parte, cap. 4.
(639) EN
63.
(640) En
esta Quinta Parte, como en el resto del presente documento, la expresión
Iglesia particular se refiere a la diócesis y a las circunscripciones
eclesiásticas asimiladas (CIC 368). La expresión Iglesia local se refiere a
la agrupación de Iglesias particulares, bien establecidas en una región o
nación, o bien en un conjunto de naciones vinculadas entre sí por lazos
particulares. cf Primera Parte, cap 3: “ La catequesis: acción de naturaleza
eclesial ” y Segunda Parte, cap 1: “ La eclesialidad del mensaje evangélico
”.
(641) Como
indica Lumen Gentium 26a, las legítimas congregaciones de fieles reciben el
nombre de “ Iglesias ” en el Nuevo Testamento; cf los textos bíblicos con
que se abre esta parte.
(642) Cf
CD 11.
(643) La
Iglesia particular, en CD 11, se describe, antes que nada, como “ porción
del Pueblo de Dios ” (Populi Dei portio).
(644) CONGREGACIÓN
PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Communionir Notio 7 (AAS85/1993, 838-850).
(645) Communionis
notio 9b.
(646) LG
23b recoge el testimonio de S. Hilario Poitiers In Ps 14,3 (PL 9, 206) y de
S. Gregorio Magno Moral IV, 7. 12 (PL, 75, 643).
(647) EN
14.
(648) Hch
2,11.
(649) Communionis
Notio 7 l.c. 842.
(650) Communionis
Notio 9b l.c., p. 843; cf AG 4.
(651) La
expresión “ ministerio de la catequesis ” es utilizada en CT 13.
(652) Es
importante subrayar el carácter de servicio único que tiene la catequesis en
la Iglesia particular. El “ sujeto ” de las grandes acciones evangelizadoras
es la Iglesia particular. Es ella la que anuncia, la que transmite el
Evangelio, la que celebra,... Los agentes “ sirven ” a ese ministerio y
actúan “ en nombre de la Iglesia ”. Las implicaciones teológicas,
espirituales y pastorales de esta “ edesialidad ” de la catequesis son
grandes.
(653) CT
16: “ Es una responsabilidad diferenciada pero común ”. Cf también la nota
55, del n. 50, como darificación del término “ ministerio de la Palabra ”.
(654) AG
14. En este mismo sentido se expresa CT 16: “ La catequesis ha sido siempre
y seguirá siendo una obra de la que la Iglesia entera debe sentirse y querer
ser responsable ”. Cf también en MPD 12; ifiCA 12; CIC 774.1.
(655) “
La catequesis debe apoyarse en el testimonio de la comunidad eclesial ” (DCG
1971, 35); cf Cuarta Parte, cap. 2.
(656) CT
24.
(657) “
Además del apostolado que incumbe absolutamente a todos los fieles, los
laicos pueden también ser llamados a una cooperación más inmediata con el
apostolado de la jerarquía, como aquellos hombres y mujeres que ayudaban al
apóstol Pablo en la evangelización, trabajando mucho en el Señor ” (LG 33).
Esta doctrina conciliar ha sido recogida por CIC 228 y 759.
(658) LG
25; cf CD 12a; EN 68c.
(659) LG
25.
(660) Ibidem.
(661) DV
8.
(662) CT
63b.
(663) Cf
CT 12a.
(664) CT
63c.
(665) CT
63c; CIC 775.1.
(666) Cf
CT 63c; CIC 823.1.
(667) CT
63c.
(668) CD
14b; CIC 780.
(669) PO
12a; cf PO 2. 6; JuAN PABLO II, Exhrtación apostólica post-sinodal Pastores
dabo vobis (25 marzo 1992), n. 12: l.c. 675-677.
(670) PO
6b.
(671) Cf
CIC 773.
(672) LG
10.
(673) LG
10. Sobre los “ dos modos de participar en el único sacerdocio de Cristo ”
cfCEC 1546-1547.
(674) PO
9b.
(675) Cf
CIC 776-777.
(676) CT
64. Respecto a esta orientación de fondo que los presbíteros han de dar a la
catequesis, el Concilio Vaticano II indica dos exigencias fundamentales: “
no enseñar la propia sabiduría sino la Palabra de Dios ” (P0 4) y “ exponer
la Palabra de Dios no de modo genérico y abstracto sino aplicándola a las
circunstancias concretas de la vida ” (ibidem).
(677) Cf
en el capítulo 3 de esta Parte el número dedicado a “ La familia como ámbito
o medio de crecimiento en la fe ”, donde se analizan las características de
la catequesis familiar. Este número se ha centrado más en la consideración
de los padres como agentes de catequesis; cf CIC 774.2.
(678) CT
68.
(679) CT
68.
(680) Ibidem
(681) OIL
62; cf FC 38.
(682) FC
38; CT 68.
(683) CT
68; cf EN 71b.
(684) Cf
CT 68.
(685) LG
11; cf FC 36b.
(686) CT
65; CIC 778.
(687) CEC
915; LG 44.
(688) EN
69; cf VC 33.
(689) Cf
VC 31 acerca de “ las relaciones entre los diversos estados de vida del
cristiano ”; cf CEC 932.
(690) CT
65~ cf RM 69
(691) CT
65.
(692) Cf
1 Co 12,4; LG 12b.
(693) LG
31. En ChI. 15 se analiza con detalle este “ carácter secular”
(694) LG
35.
(695) AA
2b; cf Rituale Romanum, Ordo Baptismi Parvulorum, n. 62, Editio Typica,
1969; RICA 224.
(696) CEC
429.
(697) El
Código de Derecho Canónico establece que la autoridad de la Iglesia puede
encomendar un oficio o servicio eclesial a los laicos, prescindiendo de si
ese servicio es o no tus “ ministerio ” no ordenado formalmente instituido
como tal: “ Los laicos que sean considerados idóneos tienen capacidad de ser
llamados por los sagrados Pastores para aquellos oficios eclesiales y
encargos (officia ecclesiastica et munera), que puedan cumplir según las
prescripciones del derecho ” (CIC 228.1); cf EN 73; CbL 23.
(698) CT
66b’ cf GCM.
(699) CT
66b.
(700) GCM
4.
(701) Ibidem.
(702) CT
45; cf RM 37 ad b, 2°.
(703) RM
33.
(704) CT
66a.
(705) CT
66a; cf CT 42.
(706) Cf
DCG (1971) 96 ad c.
(707) Cf
CT 45; DCG (1971) 95.
(708) Cf
DCG (1971) 91; CT 41.
(709) CT
45a; cf CT 45 a.
(710) GCM
5.
(711) El
Concilio Vaticano II distingue dos tipos de catequistas: los “ catequistas
con plemi dedwación ” y los “ catequistas auxiliares ” (cf AG 17). Esta
dístinción es retomada en (3CM 4, con la terminología de “ catequistas a
tiempo pleno ” y “ catequistas a tiempo parcial ”.
(712) Cf
GCM 5.
(713) Cf
DCG (1971) 108a.
(714) DCG
(1971) 111.
(715) Cf
CT 5. Este texto define la finalidad cristocéntrica de la catequesis. Este
hecho determina el cristocentrismo del contenido de la catequesis, el
cristocentrismo de la respuesta del destinatario, el sí a Jesucristo y el
cristocentrismo de la espiritualidad del catequista y de su formación.
(716) Se
señalan aquí las cuatro etapas del catecumenado bautismal con una
perspectiva cristocéntrica.
(717) (3CM
20.
(718) LG
64.
(719) DCG
(1971) 114.
(720) Cf
(3CM 7.
(721) Cf
(3CM 13.
(722) DCG
(1971) 31.
(723) CT
52; cf CT 22.
(724) Œ
CT 22d.
(725) Cf
(3CM 21.
(726) Las
cualidades humanas que sugiere (3CM son las siguientes: facilidad de
relaciones humanas y de diálogo, idoneidad para la comunicación,
disponibilidad para colaborar, función de guía, serenidad de juicio,
comprensión y realismo, capacidad para consolar y hacer recobrar la
esperanza... (cf 21).
(727) EN
79.
(728) Cf
ŒL 60.
(729) DCG
(1971)112. (3CM 23 subraya la importancia primordial de la Sagrada Escrirusa
en la formación de los catequistas: “ La Sagrada Escritura deberá seguir
siendo la materia principal de la enseñanza y constituir el alma de todo el
estudio teológico. Esta ha de intensificarse cuanto sea necesario ” (23).
(730) CbL
60c.
(731) CT
22.
(732) DCG
(1971) 112.
(733) GS
62b.
(734) DCG
(1971) 100.
(735) GS
59.
(736) “
La enseñanza de las ciencias humanas plantea difíciles cuestiones respecto a
su selección y método, dado el itiunero y diversidad de estas disciplinas.
Puesto que se trata de formar catequistas y rio especialistas en psicología,
la norma a seguir es distinguir y seleccionar lo que les puede ayudar
directamente a adquirir la capacidad de comunicar ” (DCG, 1971, 112).
(737) Un
texto fundamental para la utilización de las ciencias humanas en la
formación de los catequistas sigue siendo esta recomendación del concilio
Vaticano II en GS 62: “ Los fieles deben vivir estrechamente unidos a los
otros hombres de su tiempo y procurar comprender perfectamente su forma de
pensar y sentir que se expresan por medio de la cultura. Deben armonizar los
conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes
descubrimientos con la moral cristiana y la enseñanza de la doctrina
cristiana, para que la cultura religiosa y la rectitud de espíritu avancen
en ellos al mismo paso que el conocimiento de las ciencias y los avances
diarios de la técnica, y así ellos mismos sean capaces de examinar e
ir’terpretar todas las cosas con íntegro sentido cristiano ”
(738) La
importancia de la pedagogía ha sido subrayada por CT 58: “ Entre las
numerosas y prestigiosas ciencias del hombre que han progresado enormemente
en nuestros días, la pedagogía es ciertamente una de las más importantes...
La ciencia de la educación y el arte de enseñar son objeto de continuos
replanteamientos con miras a una mejor adaptación o a una mayor eficacia ”.
(739) CfCT58.
(740) Cf
DCG (1971) 113.
(741) Ibia!em..
(742) DCG
(1971) 112
(743) Cf
GCM 28.
(744) “
Los sacerdotes y los religiosos deben ayudar a los fieles laicos en su
formación. En este sentido, los Padres del Sínodo han invitado a los
presbíteros y a los candidatos a las sagradas órdenes a prepararse
cuidadosamente para ser capaces de favorecer la vocación y misión de los
laicos ” (GEL 61).
(745) Cf
C1IL 61.
(746) (GCM
22).
(747) Cf
DCG (1971) 110.
(748) Cf
para lo que se refiere a escuelas de catequistas en tierras de misión: AG
17c; BM 73; CIC 785 y (3CM 30. Para la Iglesia en general ver DCG (1971)
109.
(749) La
expresión “ catequista de base ” es utilizada en DCG (1971) 112C.Escuelas de
catequistas de base
(750) Cf
DCG (1971) 109b.
(751) DCG
(1971) 109a.
(752) GT
71a.
(753) Ver
Quinta Parte, cap. 1: “ La comunidad cristiana y la responsabilidad de
catequizar ”, donde se habla de la comunidad como responsable de la
catequesis. Aquí se contempla como “ lugar” de catequización.
(754) Cf
CONGREGACIÓN PARA I~ DOCTRINA DE LA FE, Communzonis notio, 1: l.c. 838.
(755) Cf
MPD 13.
(756) Cf
CT 24.
(757) CT
67a. Se trata de una expresión dásica en catequesis. La Exhortación
apostólica habla de los “ lugares ” de la catequesis: (“ de locis
catecheseos ”).
(758) LG
11; cfAA 11; FC 49.
(759) EN
71.
(760) Cf
GS 52; FC 37a.
(761) Ver
la Primera Parte, cap. 3: “ El catecumenado bautismal: estructura y
gradualidad ”. Aquí se contempla el catecumenado bautismal como “ lugar ” de
catequesis y en relación a la continua presencia de la comunidad en él.
(762) Cf
DCG (1971) 130 donde se describe la finalidad del catecumenado bautismal. Cf
RICA 4, indica la conexión del catecumenado bautismal con la comunidad
cristiana.
(763) MPD
8c.
(764) Cf
RICA 4. 41.
(765) RICA
18.
(766) RICA
41.
(767) Cf
RICA 41.
(768) Cf
CT 67c.
(769) Cf
AA 10.
(770) CT
67b.
(771) Ibídem.
(772) Ibidem.
(773) La
importancia de la catequesis de adultos ha sido subrayada en CT 43 y en el
DCG (1971) 20.
(774) ChL
61.
(775) Cf
EN 52.
(776) Cf
DCG (1971) 96c.
(777) Es
importante constatar cómo Juan Pablo II, en ChL 61, recalca la conveniencia
de las pequeñas comunidades eclesiales en el marco de las parroquias, y no
como un movimiento paralelo que absorba sus mejores miembros: “ Dentro de
las parroquias... las pequeñas comunidades eclesiales presentes pueden ser
una ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más
capilar e incisiva la conciencia y la experiencia de la comunión y de la
misión edesial ”.
(778) Cf
CONGREGACION PARA LA EDUCACION CATOLICA La Escuela Catolica 1 c
(779) Cf
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de 1a educacion
en la Escuela catolica n 31 1 c.
(780) GE
8.
(781) CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Dimensión religiosa de la educación..., n. 32:
l.c.
(782) “
El carácter propio y la razón profunda de la escuela católica, el motivo por
el cual deberían preferirla los padres católicos, es precisamente la calidad
de la ensefianza religiosa integrada en la educación de los alumnos ” (CT
69); cf Primera parte, cap. 2 un. 73-76.
(783) AG
12b.
(784) Cf
CT 70.
(785) CT
70. Se contempla aquí aquellas asociaciones, movimientos o grupos de fieles,
en que se atienden aspectos catequéticos en sus objetivos formativos, pero
que no nacen propiamente para constituirse en ámbitos de catequización.
(786) C1IL
62.
(787) CT
67.
(788) CT
47b.
(789) Cf
CT 47b.
(790) CT
47. En este texto Juan Pablo II se refiere a los diversos grupos de jóvenes:
grupos de acción católica, grupos caritativos, grupos de oración, grupos de
reflexión cristiana... Pide que no falte en ellos “ un verdadero estudio de
la doctrina cristiana ”. La catequesis es una dimensión que debe siempre
darse en la vida apostólica del laicado.
(791) Ct
21.
(792) Cf
CT 67 b-c.
(793) Cf
EN 58 que indica cómo las comunidades eclesiales de base “ florecen un poco
por todas partes en la Iglesia ”. RM 51 afirma que se trata de “ un fenómeno
de rápida expansión ”.
(794) EN
58.
(795) RM
51a; cf EN 58f; lc 69.
(796) RM
51c.
(797) Ibidem;
cf EN 58; LC 69.
(798) DCG
(1971) 126. El Secretariado diocesano de catequesis (oßìcium catecheticum)
fue mandado instituir en todas las diócesis por el decreto Provido Sane: cf
SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO, Decreto Provido sane (12 enero 1935): AAS
27 (1935) p. 151; ver también CIC 775,1.
(799) Cf
DCG (1971) 100. Ver las pistas sugeridas en la Exposición Introductoria y
Quinta Parte, cap. 9: “ Análisis de la situación y de las necesidades ”.
(800) DGC
(1971) 103. Ver en este capítulo el epígrafe titulado: “ Programa de acción
y orientaciones catequéticas ”.
(801) DCG
(1971) 108-109. Ver en esta Quinta Parte, cap. 2: “ La pastoral de
catequistas en la Iglesia particular ” y “ Escuelas de catequistas y Centros
Superiores para peritos en catequesis ”.
(802) DCG
(1971) 116-124.
(803) DCG
(1971) 126.
(804) CT
63. El propio Juan Pablo II recomienda dotar a la catequesis de “ una
organización adecuada y eficaz, haciendo uso de las personas, de los medios
e instrumentos, así como de los recursos económicos necesarios ”.
(805) DCG
(1971) 126.
(806) Ibidem.
(807) DCG
(1971) 127.
(808) CIC
775.3.
(809) Cf
DCG (1971) 129.
(810) AG
38a; cf CIC 756.1-2.
(811) JUAN
PABLO II, Alocución A los Obispos de Estados Unidos de América (16
Septiembre 1987) 4: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, X, 3 (1987) 556. La
expresión ha sido recogida por la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,
Communionis Notio 13: l.c. 846.
(812) Constitución
apostólica Pastor Bonus, art. 1. Esta Constitución (28 junio 1988) trata de
la reforma de la Curia Romana que fue pedida por el Concilio: cf CD 9. Una
primera reforma fue promulgada con la Constitución apostólica de Pablo VI
Regimini &clesiae universae (18 agosto 1967): AAS 59 (1967) pp. 885-928.
(813) Ver
los un. 282-285 del presente capítulo.
(814) PB
94.
(815) R.M
33.
(816) Ibidem.
(817) CD
17a: “ Las diversas formas de apostolado han de estar oportunamente
coordinadas e íntimamente unidas entre sí, bajo la dirección del Obispo, de
modo que todas las iniciativas y actividades de carácter catequético,
misionero, caritativo, social, familiar, escolar y de cualquier otro trabajo
con fines pastorales, sean conducidas a una acción concorde por la que
resplandezca más claramente la unidad de toda la diócesis ”.
(818) Cf
Cuarta Parte, cap. 2: “ La catequesis por edades ”.
(819) CT
45b.
(820) Ibidem
(821) Cf
DCG (1971) 20, donde se indica cómo las demás formas de catequesis “ se
ordenan ” (ordinantur) a la catequesis de adultos.
(822) CT
18d.
(823) RM
33.
(824) Ibidem.
(825) CT
19. 42.
(826) Cf
AG 11-15. El concepto de evangelización como un proceso estructurado en
etapas ha sido analizado en la Primera Parte, cap. 1: “ EJ proceso de la
evangelización ”.
(827) CT
67b.
(828) DCG
(1971) 100.
(829) Cf
Quinta Parte, cap. 5.
(830) DCG
(1971)102; cf Exposición introductoria 16.
(831) Cf
DCG (1971) 117 y 134; PB 94.
(832) Acerca
de este conjunto de libros catequéticos, Catechesi Tradendae dice: “ Uno de
los aspectos más interesantes del florecimiento actual de la catequesis
consiste en la renovación y multiplicación de los libros catequéticos que en
la Iglesia se ha verificado un poco por doquier. Han visto la luz obras
numerosas y muy logradas, y constituyen una verdadera riqueza al servicio de
la enseñanza catequética ” (CT 49).DCG (1971) 120 define los “ Textos
didácticos ” del siguiente modo: “ Los textos didácticos son medios
complementarios ofrecidos a la comunidad cristiana, a la cual incumbe la
catequesis. Ningún texto puede sustituir la comunicación viva del mensaje
cristiano. Sin embargo, los textos tienen gran importancia, porque sirven
para una más amplia explicación de los documentos de la tradición cristiana
y de los elementos, que favorecen la actividad catequética ”.
(833) Respecto
a las guías, DCG (1971)121 indica lo que deben contener: “ La explicación
del mensaje de la salvación (con una constante referencia a las fuentes y
con una clara distinción entre lo que pertenece a la fe y a la doctrina que
se ha de creer, y lo que son meras opiniones de los teólogos); consejos
psicológicos y pedagógicos y sugerencias relativas al método ”.
(834) Cf
Tercera Parte, cap. 2 La comunicación social DCG (1971)122.
(835) CT
49b.
(836) Ibidem.
(837) Ibidem.
(838) La
cuestión de los Catecismos locales ha sido tratada en la Segunda Parte, cap.
2: FD 4c. “ Los Catecismos en las Iglesias locales ”. Aquí se dan solamente
algunos criterios para su elaboración. Con la denominación “ Catecismos
locales ”, el presente documento se refiere a los Catecismos propuestos por
las Iglesias particulares o por las Conferencias episcopales.
(839) Fd
4c.
(840) CT
50.
(841) DCG
(1971) 119, 134; CIC 775, 2; PB 94.
(842) Cf
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta Communionis Notio 9: l.c. 843.
(843) Cf
EN, 75a.
(844) Cf
EN, 75d.
(845) EM,
21.
(846) Cf
CT, 72.
(847) CT
72a.
(848) CT 73.