Problemas y Búsqueda de Fe
Consulta
Estoy realmente desesperada porque veo que por mas que trato de
acercarme a la version mas fehaciente de la biblia que tradujo Martin
Lutero, me encuentro con mas desagradables sorpresas y extrañas versiones.
Me dirijo a uds. porque realmente me gustaria acercarme mas a su religion y
tener en mis manos la biblia para poder estudiarla dia a dia. De antemano
muy agradecida.
Respuesta
Querida hermana en Cristo,
¡Que la alegría del Resucitado esté en su corazón!
Gracias por su mensaje.
De cara a su angustia nos viene a la mente la afirmación: "Buscas (a Dios)
ya lo has encontrado!". La ha escrito nada menos San Agustín uno de los más
grandes Padres de la Iglesia, y ¡vaya que ha buscado! Y él ha descubierto
hace más de 1600 años que el problema no es Dios. El problema somos
nosotros.
Su problema, nos aventuramos a escribirle, no está en encontrar la
“auténtica traducción”. Sería como dejar de angustiarse por una persona que
ha vivido hace 2000 años al encontrar su partida de nacimiento. La angustia
nos parece indicar un problema más profundo.
¿De qué se trata?
Esperemos que no nos suceda lo de la mamá cuando su niño de 6 años se le
acercó con la imagen de una señora desnuda en una bañera telefoneando,
reclamando que esto estaba muy mal. La señora pensó que tenía que hablarle
por fin de las abejas y de como vienen los niños al mundo. Pero por
precaución le preguntó: ¿Qué le ves mal? Recibió de contundente respuesta:
¿No te das cuenta que se va a electrocutar?
¿Estamos disparando con un cañón para matar una pulga?
Después de haberle escrito todo el mensaje que sigue, se nos vino una
especie de sospecha: Quizás la hermana está sólo desesperada porque no
encuentra la famosa traducción de Lutero. Sea como fuere se lo enviamos de
todos modos. Si la mamá a los seis años no le ha hablado de las abejas y de
como los niños vienen al mundo está retrasada. Por si acaso, usted necesita
una información más directa le decimos lo que sigue.
Ud. suena como una novia que se ha casado con un hombre que no conoce y se
angustia porque se le ha perdido su diario de él.
Por eso Usted debería tratar de descubrir los motivos de su angustia, si es
de su situación de fe o no fe. Si es así, para ayudarle le presentamos los
motivos que más encontramos en nuestros diálogos de fe con las hermanas y
hermanos.
Motivo 1
Usted se ha hecho adulta pero su fe se ha quedado “subdesarrollada”, es
decir, que todo ha crecido en usted menos su fe que es quizás la fe de niña,
la de una preparación a un sacramento. Es muy incómodo llevar el traje de
Primera Comunión siendo adulta.
Motivo 2
Usted ha tenido un encuentro desafortunado directo o indirecto con una
persona que representa a Dios, a la Iglesia, la fe, etc. Usted ha visto sus
pecados y con su confianza en estas personas ha muerto su fe. Nos acordamos
de una señorita que durante años no venía a confesarse hasta que un día se
sinceró. De niña estaba sentada en el carro de la familia de camino a la
Misa Dominical. En cierto momento el papá hizo una maniobra desafortunada y
chocó contra el carro delante suyo. De ese carro salió un sacerdote
furibundo que llenó de improperios y de insultos a su padre. Adiós
confesión.¿Quién puede confesarse con esas personas? A lo mejor me toca a mí
que soy muy temerosa. Personas que tienen una fe un tanto romántica - todos
los niños la tienen - se ven pronto desilusionados porque las personas que
les enseñan a ser santos no lo son y algunos ¡todo lo contrario! Y las
monjas saben hablar tan bonito de la santidad. Pero deja que pierdan la
paciencia o que sean injustas...
Motivo 3
Alguna vez sucede que el ejemplo o el mal ejemplo de un miembro de la propia
familia es causal para que uno pierda la fe. Una niña se presentó ante el
sacerdote, lo miró desafiante y dijo: “Padrecito, yo odio a Dios”. Se
sorprendió sobremanera cuando el sacerdote sin inmutarse le preguntó:
“¿Tienes problemas con tu papá?��� Con lágrimas explicó que el padre había
dejado la familia haciendo escándalo y medio, etc. etc. ¿Qué tiene que ver?
Pues creemos que muchos problemas de fe tienen que ver con las experiencias
de la niñez. Valga un ejemplo para ilustrar la afirmación. En salón de 50
niños de un colegio que habían de prepararse a la Primera Comunión el
sacerdote tuvo problemas con dos muchachos. No eran malos. Eran demasiado
inteligentes. Entendían rápidamente y luego se aburrían. Parecían tener
dentro una especia de motor atómico que bajaba de velocidad. El sacerdote
optó por nombrarlos a los dos sus ayudantes y les daba siempre tareas
extras. Al comienzo de cada clase ellos mismos se presentaron diciendo:
“Padre, ¿qué nos toca hacer hoy?”. Un día se le ocurrió al sacerdote
pedirles que escriban con toda seriedad y verdad su respuesta a la presunta:
“¿Cómo es Dios?”. Al final de la clase se les invitó a leer lo que habían
escrito. Uno de ellos leyó: “Dios es estupendo, siempre me escucha, muy
pronto me perdona. Dios es mi amigo”. El otro leyó algo que sonaba así: “
Dios es grande, Dios es poderoso, cuando me porto mal me castiga, cuando me
porto bien me premia. Dios es justo en todo”. ¿Cómo era que los dos que
paraban siempre juntos – les decían los mellizos ? tenían una imagen tan
distinta de Dios? Antes de la fecha de la Primera Comunión el sacerdote
solía visitar a los padres de los niños. Llegó a la casa de uno de los
“ayudantes” y conoció al papá. Un señor de 1.90 de estatura, muy formal, muy
serio. Dijo: “Trato de ser muy correcto con mi hijo. Si se porta mal lo
castigo, si se porta bien lo prerrimo. Hay que ser justo”. Usted ya entiende
pero el sacerdote era más lento y no se sabe cuenta que la descripción de
uno de los ayudantes cuadraba muy bien. Unos días más tarde el sacerdote
llegó a la casa del otro “ayudante”. La señora le hizo pasar al salón y dijo
que el esposo acababa de llamar que llegaría dentro de unos pocos minutos y
ella pidió permiso para preparar unas cosas. Era verdad. Pasados unos
minutos se escuchó como un carro entró al garaje. Se abrió la puerta al hall
y el sacerdote se levantó para saludar al señor de la casa.
En lugar de ello se llevó un susto mayúsculo. El señor dejó su cartapacio en
el suelo y lanzó uno de esos gritos de Tarzán que retumbaba por toda la
casa. Parece que era rutina de todos los días. Apenas tronaba el grito por
la casa los niños bajaban corriendo del segundo piso. El mayor pidió ayuda
para una tarea de matemática, la más pequeña le lloriqueaba que se le había
roto el baldecito, en fin, cada uno de los cinco hijos – también el ayudante
– algo tenían con su papá. El señor le hizo señas al sacerdote como pidiendo
perdón y luego trataba de despachar lo más pronto posible las inquietudes de
sus hijos. Así con todo no podían entablar conversación sino después de 10 o
15 minutos. Este tiempo le sirvió al sacerdote de reflexión. Por fin
descubrió una cosa importante. Sus “ayudantes” habían descrito a su papá. Es
natural. Lo más grande, lo que les da seguridad, cariño y alimentos son los
padres. Entonces Dios es un superpapá, una supermamá. El problema es que
igual las virtudes se proyectan en Dios también las faltas de los padres de
manera inconmensurable. ¿Quizás el problema viene de ahí?
Motivo 4
Muchas veces la rebeldía normal de la adolescencia entraña una rebeldía
contra Dios que parece representar el máximo de lo que se “odia” en esos
momentos. La fe se pierde en el trayecto del desarrollo. Esto pasa
especialmente cuando la formación religiosa es muy estricta y muy moralista,
cuando se habla más del pecado que del amor de Dios. Si los hijos no llegan
a ser amigos respetuosos de sus padres hay mucho problema al respecto. No
distinguen.
Motivo 5
En la universidad se encuentra con un maravilloso profesor ateo que sabe
presentar la fe como un retardo obscurantista mientras que el ateísmo
estaría conforme con la ciencia moderna. Es muy poderoso en sus exposiciones
y parece imposible poder responder a sus argumentos. Nos acordamos de una
historia peregrina. Un profesor ateo estaba dando su lección inaugural
afirmando: “Al final del semestre habré probado que la fe no es conforme con
la ciencia moderna. Y el que sigue creyendo que Dios existe, tenga por
cierto que es un tarado”. Se levantó un alumno. “¿Qué desea?” preguntó el
profesor. “Quiero que usted sepa ya de antemano que este tarado seré yo”.
Motivo 6 y de mayor incidencia
El motivo más frecuente para no tener fe en comparación con todas las demás
razones que hemos enumerado, es el pecado. Sí, ha leído bien. Estamos
hablando del pecado, especialmente cuando se trata de un pecado recurrente,
un vicio, una debilidad de la cual no se puede salir. Porque si no existe
Dios no hay nadie que me juzga. Y los demás andan engañados. Y yo me puedo
quedar tranquilo. Para eso también tenemos una historia. En el diálogo con
los padres y padrinos de los bautizandos, otra vez yendo casa por casa, al
entrar en confianza el futuro padrino dijo abiertamente: “A lo mejor Cristo
no ha existido”. Una solución habría sido de inhabilitarlo como padrino
porque no podía garantizarle la fe a su ahijado. Se optó más bien por otro
camino. ¿A ver cuáles son las pruebas? ¿En qué se basa usted? Siendo la
argumentación de lo más enclenque el sacerdote en un momento lo enfrentó al
futuro padrino con propia su vida. “Vamos a ver, ¿qué cosa anda mal en su
vida?”. El otro tuvo la valentía de reconocer que tenía amante, que estaba
en adulterio. Se le habló del sacramento del matrimonio. Se le sugirió que
si en verdad quería esa chica que la dejara porque así como estaba ahora
nunca podría tener un matrimonio cristiano. Dios fue grande con él. Dos días
más tarde apareció temprano en la parroquia. Había terminado la relación y
quería confesarse. Al salir del locutorio el sacerdote le preguntó: “¿Siguie
teniendo problemas para creer si Cristo existe?” Se rió un poco avergonzado:
“No hay ni la más pequeña duda”. ¿Ve?
¿Cuál es su motivo? ¿O hay para añadir un número 7 porque usted tiene otra
historia que contar?
Respecto a la fe misma
Uno no consigue la fe leyendo la Biblia (¿Por qué la de Lutero? Le podemos
enviar por correo electrónico una versión alemana si lo desea. ¿Lee usted
alemán?), porque la Biblia hay que leerla con fe. Los que no están
enamorados se matan de risa por las cosas que se dicen en las cartas de
amor. No entienden. Los que no tienen fe al leer la Biblia se matan de
risa.¿Cómo se consigue la fe? ¿Cómo se consigue uno enamorarse de cierta
persona? No por una decisión de la voluntad. “Me decido ahora enamorarme de
tal persona”. Uno se enamora al llegar a conocer a la persona de verdad. El
amor a primera vista desaparece si la primera impresión se desfigura con
solo abrir la boca el sujete.
Nos atrevemos a más: Nuestro diagnóstico es: Usted no conoce a Cristo. O no
quiere conocerlo por los motivos arriba indicados. Igual como en el
enamorarse uno no puede decidirse a tener fe. Nosotros no creemos en
verdades. Nosotros creemos en una persona que se llama Jesucristo que ha
dicho y hecho cosas maravillosamente increíbles que la historia no hace mas
que confirmar. Para llegar a cada uno de todos los tiempos y de todos los
continentes ha dejado a la Iglesia. Como dice San Ireneo: “¿Quieres saber
dónde está Cristo? Busca a su Iglesia”.
Entonces, ¿qué hacemos? Para poder contestarle con mayor acierto esta
pregunta necesitamos esperar su respuesta.
Pero, con todo y por lo pronto, atrevemos ofrecerle una sugerencia fruto de
otra historia. (¿Sabía usted que la Biblia se compone de historias de
personas que creen y de otras que no creen? Y han convivido con Cristo). Ahí
va la historia, un hecho real: Durante un vuelo transoceánico un señor pidió
poder sentarse al lado de un sacerdote. Y le soltó el extraño pedido:
“Padre, soy ateo. ¡Conviértame!” Cuando alguien habla así, está buscando. Se
le explicó que el ateo no podía probar que Dios no existe ni el creyente
podría probar que Dios existe. (Oh sí, se puede dar muchísimas razones a
favor de la existencia de Dios. Santo Tomás las tiene espeluznantes. Pero
probar para que alguien crea sea algo como traer la partida de nacimiento
para que uno se enamore). Se le sugirió lo siguiente: “¿Puede usted
imaginarse a un Padre de los cielos que lo quiere como nadie lo quiere? ¿Que
lo ha querido más que a su propio Hijo? ¿Podría usted tratar de hacerlo por
8 días, así imaginarlo para saludarlo en la mañana, quejarse con él cuando
algo anda mal, agradecerle cuando algo sale bien?” “Fácilmente”, dijo el
otro. “Muy bien, en la noche antes de acostarse póngase de rodillas y
dígale: ‘Mira que no te conozco. Si existes, por favor, manifiéstate’”. La
hostess de primera clase lo reclamaba para la cena y no quería en absoluto
permitirle que cenase en turista. Mucho más tarde, luego de la película,
pasó de nuevo por turista y dijo con un guiño: “Ya lo hecho por primera
vez”. El hombre bajó del avión en París. No sabemos cómo terminó la
historia. Pero estamos seguros que Dios se le manifestó durante esta octava
de clamar a Él. En muchos casos, nos atrevemos a decir, en la mayoría de los
casos no son señales extraordinarias. Pero ¿quiénes somos nosotros para
limitar la iniciativa de Dios?
Puede usted hacer las dos cosas al mismo tiempo: rebatir nuestra
argumentación y hacer su octava. Se enamorará porque su corazón está
pidiéndolo a gritos. Es que algo o alguien la tiene engañada. Lo que
pretendemos es ayudarles en identificar y quitar los obstáculos. ¿Recuerda?
El problema no es Dios. El problema somos nosotros.
Puede ser ahora que no estamos tratando el problema que a usted le asedia.
Tenga la paciencia de explicarlo con mayor detalle aunque sea para decirnos
estamos andando "por la mera calle" como dicen los mejicanos, o que los MSC
"estamos en la luna" como dicen los peruanos. ¿Cómo se expresan los chilenos
cuando uno está fuera de foco?.
Nuestro lenguaje ha sido muy directo. Si hemos herido su sensibilidad le
pedimos perdón. Indíquenos lo que está mal dicho. Podemos aprender más allá
de los 80 años.
¡Que Dios le bendiga!
Se lo desean y por ello rezan
Los MSC Misioneros del Sagrado Corazón en el Perú
"La Iglesia "se vale de los paganos como material para su acción, de los
herejes como confirmación de su doctrina, de los cismáticos como
demostración de su perpetuidad y de los hebreos como término comparativo de
su belleza... Lo que de carnal hay en la Iglesia, la Iglesia lo tolera como
el cascabillo, que protege mejor el grano en la era hasta que se le despoja
de ello en su momento". (San Agustín)
PD. Vaya buscando un poco en
http://www.iglesia.cl/