Dante y su visión del tiempo
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¿Tiene un poco de tiempo?
De pasada comentó la última vez que había usted leído un comentario
maravilloso de cómo Dante Alighieri consideraba y explicaba su visión del
tiempo. Nos ha dado ganas de saber más. ¿Podría por favor explayarse un
poco?
Por favor ¿qué sabe usted acerca de lo que dice Dante sobre el tiempo?
Gracias
seminario
Pregunta
Es un poco largo, pero ahí va:
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Tiempo y espacio social en Dante
Hans Urs von Balthasar comentando la visión histórica de Dante Alighieri
habla de una verdadera "conversión a la historia". "El modelo de la historia
es para Dante la Eneida, que la toma como historia rigurosa, como una
historia de fundación. Su opción por la historia significa la superioridad
ya lograda sobre la trova cortesana, que encerraba, sin embargo, esporádicas
componentes de contenido político, y la superioridad sobre la escolástica y
el resto de la filosofía, que en cuanto 'estudio de las esencias' no se
ocupa ni de la historia, ni de Imperio, ni de Iglesia.
Pero Dante no pretende ponerse a escribir historias pasadas o presentes.
Quiere incidir en la actualidad y en el futuro desde las alturas de unas
decisiones de alcance universal. En la Comedia,, efectivamente, la historia
pasada del mundo es objeto de un corte perpendicular, que llega del Cielo al
Infierno y pone al descubierto criterios y valoraciones absolutas y que es a
su vez historia y ha ocurrido en el año 1300 después de Cristo. La historia
real está presente en todos los puntos del espacio desde el Infierno hasta
el Cielo. Todos los personajes históricos aparecen en su luz verdadera y en
su peso justo allende la muerte ; las líneas de su destino histórico toman
relieve y sus figuras actúan marcando la tierra. Y con los personajes
aparecen las familias, las ciudades, las aldeas, las regiones y, finalmente
el Imperio y la Iglesia en toda su amplitud. Dante lo sopesa todo en al
balanza eterna y lo que encuentra escaso de peso lo destruye y lo rehace, lo
reprueba y lo dora de nuevas promesas.
El Grial de Wolfram es una leyenda atermporal, mientras que la poseías d
Dante entiende con gran precisión el tiempo del mundo. El hombre no es puro
espíritu, sino cuerpo orgánico y ama como tal 'el lugar de su generación,
como también el tiempo" (Convivio 3,3). El kairos de su aparición en al
existencia está fatalmente marcado por la constelación de los astros
históricos. Ya la Vita Nuova lo sabe y no hay en la Comedia nada descrito
con tal detalle y tanta solemnidad como las diversas conjunciones astrales,
que marcan el paso del tiempo.
Si el poder espiritual más elevado del hombre es el 'discernimiento' de los
signos de los tiempos, el auténtico 'ojo del alma' según Dante (Conv 1, 11)
se comprende que el castigo más tremendo de los condenados sea la
incapacidad de reconocer el presente, conociendo sólo el pasado y en todo
caso el futuro (Inf 10,69 s ; 10, 103-108). De capital importancia es la
comprobación del momento, del tiempo cósmico cualitativo, y, lógicamente, el
uso circunspecto del tiempo, al que reiteradamente exhorta la Comedia : a lo
largo de sus caminosno han lugar los sueños y las holganzas esteticistas .
Este mismo "ojo del alma", de discreción, lo aplica Dante a las diversas
fases de la vida humana, asignándoles el canon de virtud que corresponde a
cada una de las edades. Lo que conviene al niño no es lo adecuado al joven,
al adulto y al anciano44. Sin embargo, el tiempo no se resuelve ni discurre
en el plano meramente empírico. En el Paraíso, el antepasado de Dante,
Gacciaguida, contempla en Dios todo el tiempo histórico presente en un solo
punto45, sin que por ello resulten amenazadas la contingencia y la libertad
de los diversos eventos históricos, porque todos ellos componen juntos en
aquel punto una "suave armonía"46.
Dante toma a cada personaje importante de su tiempo en serio y a cada ciudad
y pueblo en su individualidad, pero al mismo tiempo su interés recae en
última instancia en la totalidad de la historia, que tiene para él una doble
vertiente: el Imperio y la Iglesia. Su rígida y firme adhesión a la idea de
Imperio en el Convívio, la Monarquía y la Comedía, en contraste con las
tendencias nacionalistas del medievo tardío, tenía que parecer una utopía
histórica o al menos una actitud nostálgica respecto al pasado, si no fuera
a la par con una idea de Iglesia que tiene su fuente viva en Francisco de
Asís y en los Espirituales y si no viniera acompañada de una distinción
tajante de los dos poderes, que jamás había sido propuesta en la Edad Media.
Es preciso reconocer que el ideal de Dante en la Monarquía es una
unificación supranacional de la humanidad, pensada sin duda y expresada con
categorías medievales, pero más moderna que todos los nacionalismos
contemporáneos. Con este fin formula de manera muy clara la teoría de la
doble finalidad del hombre, el fin terreno y el fin celeste, que Tomás de
Aquino dejó pendiente aposta. El hombre es mundo y sobremundo, es <el
horizonte" entre lo uno y lo otro, tiene el sabor (sapit) de una y otra
naturaleza, de suerte que es el únicó ser ordenado in duo ultima, a dos
fines últimos. Al primero está ordenado en cuanto "co-rruptible", al segundo
en cuanto "incorruptible": Duos ig itur fines Providentia dia inenarrabdis
hominiproposuit intendendos: beatitudinem scilicet huius vitae, quae in
operatione propriae virtutir consirtit et per terrestrem paradisum
figuratur; et beatitudinem vitae aeternae, quae consistit in fruitione
divini aspectus ad quam propia virtus ascendere non potest, nisi lumine
divino adiuta, quae perparadisum celestem intelligi datur47.
El Imperio es la realización y representación perfecta del orden terrestre y
del derecho humano: Impeni fundamentum ¡us humanum est48. Pero el Imperio
tiene a su vez la raíz en la unidad del género humano, unidad que es real
(relato del Génesis) e ideal (idea platónica de hombre)49. El derecho se
funda en lo que tiene el hombre de más positivo, lo justo, y la justicia del
hombre es su renuncia al egoísmo, su apertura a lo universal. Es el amor.
Todo esto lo formula grandiosamente el emperador Justiniano en el cielo de
Mercurio: de dos fines: la felicidad de la vida presente, que consiste en la
operación de la
propia virtud, y que es simbolizada por el paraíso terrenal, y la felicidad
de la vida eterna, que consiste en el goce de la visión divina, a la cual la
virtud propia no puede ascender sin ayuda de la divina luz, felicidad que
nos es dado entender en otro pasaje lo subraya con la gran águila imperial
en el cielo de Júpiter51. Así como el individuo está ordenado más allá de sí
a la familia, la familia a la ciudad, la ciudad a la ciudad-estado y la
ciudad-estado al reino, así también los diversos reinos están ordenados a
integrarse en el Imperio, porque totum humanum genus ordinatur ad unum52.
Este adunum no es una forma huera de poder abstracto, sino integración, como
hemos visto. Esforma ordinis, una forma suprema que deja su sello en todas
las cosas, porque el hombre imperial genera bajo su poder una humanidad que
lleva la impronta de su nobleza53. Si las autoridades particulares
subordinadas adolecen esencialmente de la avidez, de la envidia, de la sed
de poder, del espíritu partidista, el emperador que posee todo y carece de
rivales es por definición desinteresado, es libre y está por encima de todos
como justicia suprema, capaz de gobernar a todos los hombres como hombres y
de encarnar el amor puro, la caritas, como expresamente dice Dante54. Su
poder es función del rodo y al mismo tiempo representación del todo ante
Dios.
Desde estas alturas tan tersas, toda la ética imperial viene a ser una ética
de servicio libre y desinteresado55. En el orden natural, el principio del
amor y de la justicia sólo puede actuarse, a juicio de Dante, con una
dimensión universalista, superando el particularismo que a sus ojos devasta
las ciudades-estados italianas, y puesto que, según él, lo universal a rodos
los niveles de la realización del reino de Dios sólo es viable como amor
personal, la unidad del imperio terreno sólo será salutífera si su puesto
está ocupado y representado por una sola persona.
Dante tiene plena conciencia de estar proponiendo una fórmula de gobierno
óptimo, una forma que no comporta automáticamente las garanrías de su
realización correcta. Habla, efectivamente, de unposee, de un debere56, de
una oportunidad que se le brinda al monarca en la condición de su dignidad y
de la que puede hacer participe a la humanidad entera. Esta forma no excluye
las particularizaciones descendentes en conformidad con las particularidades
de las diversas naciones y estados gobernados, antes las incluye57, si bien
la instancia ética, la justicia incorporada en la voluntad monárquica, está
por encima de toda mira política. Sólo así encarnará la humanidad de forma
unitaria al hombre ante Dios, porque el hombre necesita de vo/untas una,
domina et regulatrix, para superar de un modo digno las pasiones que le
desvían de lo universal a lo particular58.
Este orden es el derecho humano proveniente de la creación. Para Dante, el
árbol del paraíso terrestre es el árbol del Imperio59, respecto al cual sólo
Cristo es más noble y está por encima, que fue deshojado por el pecado
original y recibe de la Iglesia de Cristo nuevas energias que lo
rejuvenecen, pero sigue siendo misterio de la creación60 y por su inmediata
relación con Dios no necesita de delegación ninguna por parte de la
Iglesia61. Dios le dio el oficio y el poder de encarnar la justicia en el
mundo y con este oficio y poder le confirió el espíritu del mundo, pues
quicumque finem juris intendit, cum jure graditur2.
Sólo a Dios compete ordenar la armonía entre el reino del mundo y él mismo.
En el hecho de que el emperador, legítimo representante de la humanidad
entera, condenara a muerte a Cristo, portador de la culpa del mundo, y lo
condenara de algún modo legítimamente, Dante ve la legitimación suma del
poder imperial, una legitimación muy superior a la que la Iglesia haya
podido conferir jamás a un emperador63. Doctrina semejante
expondráJustiniano en el Paraíso, añadiendo que, si el deicidio del Gólgota
fue "legitimo", fue también legítima la venganza de Dios sobre Jerusalén por
medio de Trajano64. Esto constituye para Dante un "nudo" que no acierta a
desatar y que según la indicación del emperador sólo tiene solución en la
"llama del amor de Dios", en el misterio de los designados del amor
divino65. La indicación deJustiniano es esencial, porque el nudo de la
reciprocidad plena del reino del mundo y del reino de Dios, humanamente
insoluble, es Dios, ipse Deus in quo respectus omnis universaliser unitur
66, pero no un Dios cualquiera, sino el Dios del amor incornprensible que
funda toda la justicia de la tierra y la maneja más allá de sí misma con
miras a sus fines.
La misión imperial de unificar el mundo en la justicia y en el amor, de
imprimirle con la virtud del servicio representativo la forma humana más
elevada, se funda en la creación y es inabdicable. La donación de
Constantino, que para Dante es histórica, es doblemente nula, aún habiendo
sido hecha con la mejor fe67, porque implica la cesión de un derecho que el
emperador no puede ceder y porque la Iglesia no puede aceptarla por su
propia naturaleza68. La Iglesia, en efecto, "bajo ningún aspecto está
destinada (indisposita) a asumir tareas mundanas, por un mandato expreso,
que Mateo enuncia diciendo: 'No llevéis ni oro, ni plata, ni dineros en la
bolsa, ni alforja para el viaje' . En Lucas observamos, es cierto, una
mitigación de este mandato limitado a ciertos objetos. Pero un permiso dado
a la Iglesia de poseer oro y plata no lo he encontrado en ninguna parte
después de la susodicha prohibición"69.
Teólogo, filósofo, poeta
La Iglesia, para Dante, como para Francisco de Asís, no lleva otra impronta
que la de Cristo. "La forma de la Iglesia es sólo la vida de Cristo, como
resulta de sus palabras y de sus hechos, porque su vida fue el ideal y el
modelo (idea et exemplar) de la Iglesia militante, en particular de los
pastores y sobre todo del pastor supremo, que debe apacentar los corderos y
las ovejas. Por eso, en el Evangelio de san Juan, Cristo deja como ejemplo a
los Apóstoles su propia vida: 'Os he dado ejemplo para que hagáis lo que he
hecho yo con vosotros' . Y expresamente dijo a Pedro, cuando le confirió el
oficio de pastor: 'Tú, Pedro, sígueme' .
Cristo recusó ante Pilato toda clase de dominación terrena. 'Mi reino
-dijo-no es de este mundo. Si de este mundo fuera, mis siervos habrían
combatido para que no fuese entregado a manos de los judíos; pero mi reino
no es de este mundo' . No quiere esto decir que Cristo no sea el soberano
del reino terreno en cuanto Dios. Ha de entenderse en el sentido de que,
como prototipo de la Iglesia, no quiso asumir los cuidados del reino
terreno"70.
El gran enamorado que fue Dante de las formas grandiosas y de las beldades
radiantes no pone interés ninguno en las bellezas y grandezas exteriores de
la Iglesia de la tierra, cuya belleza toda está no en sus estructuras, sino
en la humildad sin boatos y apariencias. Dante, que en la cumbre del Paraíso
dedica dos cantos a las nueve jerarquías angélicas del Areopagita, no atisba
en ninguna de sus obras un reflejo de dichas jerarquías en la "jerarquía
eclesiástica", cuyos grados, oficios y funciones sagradas pueden mostrar una
belleza propia y merecer una consideración. Con amarga ironía le cuelga el
título de servus servorum a su archienemigo Bonifacio VIII71, no le perdona
sus veleidades teocráticas, como no se las perdona a su sucesor Clemente V,
ni a su predecesor Celestino V "la gran renuncia" al ejercicio del
ministerio pastoral en la Iglesia, que es para un papa la auténtica "gran
renuncia" . La mayoría de
los papas están en el Infierno, dos en el Purgatorio, sólo uno en el
paraíso.
Su crítica a la Iglesia mundanizada del medievo no cesa en la Comedia, y
desde el empíreo lanzan sus requisitorias Beatriz y Pedro contra la Iglesia
degenerada. En una escena tremenda, el poeta contempla a Pedro transfigurado
que se inflama de ira contra el "infame" Bonifacio VIII por haber
transformado su tumba en "cloaca de sangre y corrupción" . El cielo entero
se tiñe del mismo rojo ígneo de la ira, palidece Beatriz, se oscurecen las
esferas, porque la esposa de Cristo ha degenerado en vulgar meretriz73.
Pedro echa en cara a los papas la sed de poder y de 1ujo74, que laceran a la
Iglesia, el abuso de las llaves en guerras de intereses terrenos, el
lanzamiento de excomuniones por causas políticas75, la simonía76. Adulteran
con la esposa de Cristo77, la han hecho cortesana de Babilonia y permiten
que los reyes de la tierra abusen de ella, en particular el rey de Francia
que dentro de poco la arrastrará a Aviñón.
Cuando la confesión a Beatriz le purifica, Dante recibe el encargo de
contemplar todos los horrores de la historia de la Iglesia en imágenes
simbólicas que figuran la gradual metamorfosis de la esposa pura en la gran
ramera78. Pedro le confiere además la misión de notificar la ira del cielo
contra la tierra y de "no esconder lo que yo no escondo"79. Y si Dante no
aplica paños calientes a los papas, menos perdona a los obispos y a todo el
clero, que está particularmente representado en elinfierno entre los
hipócritas80, los avaros81 y los homosexuales82. "¡Oh paciencia que tanto
aguanta!"83. Los lamentos llueven sobre la decadencia de las órdenes
religiosas, y en particular sobre las nuevas órdenes mendicantes84, sobre la
mísera oratoria sagrada que no pregona ya el Evangelio y hace que "las
ovejas que no saben, vuelvan del pasto apacentadas de aire"85 .
De los reinos del más allá resuenan los ayes de amenaza a la Iglesia de la
tierra. ¡Ay de la vid que se ha vuelto zarza86, de la ciudad santa que está
devastada87, de Roma que ambiciona juntar en uno los dos poderes y se ha
enfangado!80. Ni siquiera en el orden espiritual ejercen los sucesores de
Pedro el ministerio conforine a su competencia, cuando pretenden que se les
reserven a ellos, los siervos de los siervos, privilegios divinos. Terrible
es la responsabilidad de Bonifacio VIII, "el príncipe de los nuevos
fariseos", por la condenación de Guido de Montefeltro, al que incitó a
cometer traición (según se cuenta) con una absolución preventiva09. Si el
papa fuera omnipotente, "me absolvería, aunque no me arrepintiera, cosa que
no puede hacerlo el mismo Dios"90.
Dante se adhiere con ánimo filial a la Iglesia de Cristo, a los sacramentos
que administra, a la palabra que predica, y espera en un emperador que la
salve, y en su purificación inminente91. Su indignación por los abusos, no
recae tanto sobre las culpas privadas de las personalidades eclesiásticas,
respecto a las que su crítica toma tonos respetuosos, como en el caso, por
ejemplo, del abad de San Zeno o del papa Adriano V, cuanto sobre las
deformaciones y abusos de carácter fundamental de la noble Esposa de Cristo.
Es una crítica airada, pero nada tiene de sectario, dada de la heterodoxia
joaquinita, y rezuma el celo amoroso del laico cristiano que se siente
defraudado en su justo derecho al espíritu y a los bienes de Cristo,
contristándose por amor a los extraviados o, mejor, por amor al Señor mismo
de la Iglesia, por la desolación de los lugares santos.
(Balthasar Gloria II, 22-30)
vale
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