PALABRAS DEL CARDENAL ANGELO SODANO AL TERMINAR LA SANTA MISA CELEBRADA POR JUAN PABLO II EN FÁTIMA sobre el Tercer Secreto de Fátima
13 de mayo de 2000
Hermanos y hermanas en el Señor:
Al concluir esta solemne celebración, siento el deber de presentar a nuestro
amado Santo Padre Juan Pablo II la felicitación más cordial, en nombre de
todos los presentes, por su próximo 80° cumpleaños, agradeciéndole su
valioso ministerio pastoral en favor de toda la Santa Iglesia de Dios.
En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo Pontífice me ha
encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su venida a
Fátima ha sido la beatificación de los dos "pastorinhos". Sin embargo,
quiere atribuir también a esta peregrinación suya el valor de un renovado
gesto de gratitud hacia la Virgen por la protección que le ha dispensado
durante estos años de pontificado. Es una protección que parece que guarde
relación también con la llamada "tercera parte" del secreto de Fátima.
Este texto es una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura,
que no describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos
futuros, sino que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se
prolongan en el tiempo en una sucesión y con una duración no precisadas. Por
tanto, la clave del lectura del texto ha de ser de carácter simbólico.
La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas
ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento
de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio. Es un
interminable Via Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX.
Según la interpretación de los "pastorinhos", interpretación confirmada
recientemente por Sor Lucia, el "Obispo vestido de blanco" que ora por todos
los fieles es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre
los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos,
religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos
de arma de fuego.
Después del atentado de 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro
que había sido "una mano materna quien guió la trayectoria de la bala",
permitiendo al "Papa agonizante" que se detuviera "a las puertas de la
muerte" (Juan Pablo II, Meditación con los Obispos italianos desde el
Policlínico Gemelli, en Insegnamenti, col.XVII/1, 1994, p. 1061). Con
ocasión de una visita a Roma del entonces Obispo de Leiria-Fátima, el Papa
decidió entregarle la bala, que quedó en el jeep después del atentado, para
que se custodiase en el Santuario. Por iniciativa del Obispo, la misma fue
después engarzada en la corona de la imagen de la Virgen de Fátima.
Los sucesivos acontecimiento del año 1989 han llevado, tanto en la Unión
Soviética como en numerosos Países del Este, a la caída del régimen
comunista que propugnaba el ateísmo. También por esto el Sumo Pontífice le
está agradecido a la Virgen desde lo profundo del corazón. Sin embargo, en
otras partes del mundo los ataques contra la Iglesia y los cristianos, con
la carga de sufrimiento que conllevan, desgraciadamente no han cesado.
Aunque las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de
Fátima parecen ya pertenecer al pasado, la llamada de la Virgen a la
conversión y a la penitencia, pronunciada al inicio del siglo XX, conserva
todavía hoy una estimulante actualidad. "La Señora del mensaje parecía leer
con una perspicacia especial los signos de los tiempos, los signos de
nuestros tiempos ... La invitación insistente de María santísima a la
penitencia es la manifestación de su solicitud materna por el destino de la
familia humana, necesitada de conversión y perdón" (Juan Pablo II, Mensaje
para la Jornada Mundial del Enfermo 1997, n. 1, en : Insegnamenti, vol
XIX/2, 1996, p. 561).
Para permitir que los fieles reciban mejor el mensaje de la Virgen de
Fátima, el Papa ha confiado a la Congregación para la Doctrina de la Fe la
tarea de hacer pública la tercera parte del secreto, después de haber
preparado un oportuno comentario.
Agradecemos a la Virgen de Fátima su protección. A su materna intercesión
confiamos la Iglesia del Tercer Milenio.
Sub tuum praesidium confugimus, Santa Dei Genetrix! Intercede pro Ecclesia.
Intercede pro Papa nostro Ioanne Paulo II. Amen.
Fátima, 13 de mayo de 2000.