Domingo 6 de Pascua B: Catequesis preparatoria para los niños a que puedan acoger la Palabra de Dios proclamada en la Misa Dominical
Recursos adicionales para la preparación
Cómo acoger la Palabra de Dios
Falta un dedo: Celebrarla
Catequesis
Cómo ser testigo de Jesús
Un misionero, después de buscar mucho, por fin había podido encontrar una tribu que estaba buscando por mucho tiempo. Le costó mucho esfuerzo que los indígenas no huyeran de él, porque no sabía su idioma. Ofreciéndoles regalos y enseñándoles sus cosas de manera que se dieran cuenta que no llevaba armas, consiguió que lo admitieran a su pueblo. Se construyó una choza como la de los indígenas, estudiaba el idioma y celebraba la Santa Misa cada mañana. Pero nadie se acercaba. Pensó el misionero: "Debo enseñarles de alguna manera, aunque no sepa bien su idioma, que la religión es algo bueno para ellos.". Se puso ayudar a la gente y lo aceptaron de buen grado. Un día se puso ayudar a una ancianita que estaba cargando un fardo muy pesado. Hay que tener presente que en las tribus de la selva sólo trabajan las mujeres, los hombres van de caza, nada más. La mujer miró al misionero como si estuviera loco y le preguntó por qué hacía eso. El misionero, juntando las pocas palabras que había aprendido hasta este momento, aprovechó el momento para hablarle de Jesús que enseñaba a todos los hombres que se amen unos a otros. La anciana quiso saber más y más y al final le preguntó donde vivía ese Jesús para visitarlo. El misionero le explicó que Jesús había vivido hace 2000 años. Entonces la anciana exclamó: "Jesús vivió hace 2000 años y ¿recién ahora vienen para contarnos de él?" Con todo, la anciana había creído en Jesús por el ejemplo del misionero.
¿Se ve en nuestra vida que Jesús ha venido?
Levanten la mano los que no han peleado durante esta semana, los que no han desobedecido, los que no han sido flojos, que no han dejado de hacer las tareas, que en cada momento han ayudado, que en todo momento han pensado en los demás, que durante esta semana nunca han pensado mal del otro, que han hecho en seguida lo que los demás les habían pedido? Parece que ya nadie puede levantar la mano. ¿Nosotros sabemos que Cristo ha venido?… (Si). Y hoy hemos escuchado en el Evangelio otra vez lo que Jesús pide a nosotros. ¿Qué es?… (que nos amemos unos a otros). ¿Cómo es eso amar a los demás?… Si alguien nos hubiese acompañado durante toda la semana, en todo instante, ¿creen ustedes que por nuestra manera de hacer las cosas nos habría preguntado por qué lo hacemos como lo hizo la anciana? Es decir, ¿creen ustedes que alguien les hubiera preguntado: "¿Por qué tratas tan bien a los demás, porqué les ayudas?". O más bien les hubiera preguntado: "¿Por qué te portas tan mal?"… Ustedes mismos lo han dicho: Jesús nos enseña que ante todo debemos amar a los demás como él nos ha amado. ¿Y cómo ama él?… ¿Un poco?… (No). ¿Jesús nos ama mucho?… (Si). Porque ha dado por nosotros hasta su propia vida. Él nos ha amado más que a sí mismo. Entonces cada día tenemos que aprender más a amar como lo hizo Jesús. No es fácil. A veces estamos de mal humor, a veces estamos cansados, a veces sentimos en nuestro corazón una especie de rebeldía y nos es muy difícil de amar a los demás. Contésteme una pregunta ¿Aunque no sienta mucha simpatía por una persona, si le ayudo, estoy amándola?… (Si). Porque el amor no es un sentimiento, es una decisión de ponerme al servicio del otro. De manera que aunque mis sentimientos sean contrarios, si ayudo estoy amando. ¿Me pueden contar algunas experiencias de cómo uno puede amar
sin sentir nada o sentir un rechazo para con esta persona?
Las uvas
Se cuenta de un monje llamado Macario que un campesino le trajo unas uvas. Macario le agradeció y le prometió rezar por el. Ahora bien, Macario vivía en una colonia de monjes donde cada uno tenía su pequeña casucha. Pueden imaginarse que con 40 monjes había bastantes casuchas por ahí. Apenas se había ido el campesino, el monje fue donde su vecino y le regaló las uvas para que tenga un refresco en este día caluroso. Pero éste también renunció a las uvas y se las llevó a su vecino y así las uvas estaban dando la vuelta completa por todas las casuchas de manera y en la noche un monje le tocó la puerta a Macario y le dijo: "Aquí te traigo una ricas uvas para que puedas refrescarte". Macario lloró de alegría de que todos los monjes amaban tanto a sus hermanos para renunciar a las uvas. ¿Y nosotros?
Estos monjes nos enseñan una manera de amar: compartir con los demás lo que se tiene. Pero hay muchas maneras de amar y de manifestar el amor. Vamos a hacer una lista de las maneras de cómo podemos amar a los demás. Y cada uno, con la gracia de Dios y la ayuda de Jesucristo podrá poner en práctica algunas de ellas.
El naufragio
Si queda tiempo podemos realizar el siguiente simulacro: se juntan algunos voluntarios y se les cuenta que son viajeros de un barco que está naufragando. Han podido subir a un bote las siguientes personas: ustedes, un campesino, un profesor, un médico, un policía, un ingeniero. Pero con tantas personas el bote amenaza con hundirse. ¿Cómo solucionar el problema? ¿Qué habría hecho Jesús?