Solemnidad de San Pedro y San Pablo: Lecturas y Catecismo - Preparemos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la Celebración Eucarística
Con las
Lecturas
Con el Catecismo
Con el Directorio Homilético
Recursos adicionales para
la preparación
Comentarios de Sabios y Santos
Iglesia del Hogar: Preparando en Familia
Catequesis preparatoria para los niños
Ejemplos que iluminan la participación
Recursos: Gráficos - Videos - Audios
Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas del Domingo
I. LA PALABRA DE DIOS
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 12, 1-11
Salmo Responsorial 33, 3-9
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19
LA PALABRA DE DIOS
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 12, 1-11
El rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de “los panes Ácimos”.
Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión.
De pronto, apareció el Ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole; “¡Levántate rápido!” Entonces las cadenas se le cayeron de las manos.
El Ángel le dijo: “Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias” y Pedro lo hizo. Después le dijo: “Cúbrete con el manto y sígueme”.
Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Ángel, sino que creía tener una visión.
Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y enseguida el Ángel se alejó de él.
Pedro, volviendo en sí, dijo: “Ahora sé que realmente el Señor envió a su Ángel y me libró de las manos de Herodes y todo cuanto esperaba el judío”.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial 33, 3-9
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
Su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
Que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
Alabemos su Nombre todos juntos
Busqué al Señor: Él respondió
Y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia Él y quedarán resplandecientes,
Y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Ángel del Señor acampa
En torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en Él se refugian! R.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido hijo:
Ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mí carrea, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
El Señor mi librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A Él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Palabra de Dios.
ALELUIA
Mt 16, 18
Aleluia.
Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?” “¿Quién dice que es?”
Ellos le respondieron: “Unos cien que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”.
“Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Y Jesús le dijo: “Feliz de ti Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
III. SITUACIÓN HUMANA
IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
* La respuesta
* El testimonio cristiano
* S. Lucas busca deliberadamente una
relación entre la prisión y liberación de Pedro y las que se dan en otros
momentos de la Historia de la Salvación.
* La misma experiencia parece hacer
notar San Pablo, al sentir que Dios le ayuda y que le llevará al cielo. Ha ido
dejándose ganar por Cristo. Ha sabido adaptar perfectamente el mensaje
cristiano a las diversas culturas y se siente satisfecho por haberlo anunciado
a los gentiles.
* Jesús: Siempre pensó en la Iglesia
y la quiso bajo Pedro y sus sucesores. Cristo ha dejado en la Iglesia otro
signo de su presencia: la Roca, fundamento de la unidad, aglutinante de cuantos
creemos en Jesús, garantía de nuestra fe. Aunque, eso sí, como Cristo, será
piedra “probada”, “rechazada por los arquitectos”, pero “piedra angular”.
III. SITUACIÓN HUMANA
* En nuestra sociedad proliferan
grupos que aceptan plenamente la doctrina pontificia y para quienes la figura
del Papa suscita entusiasmos. Sus innumerables viajes y las multitudinarias
adhesiones en ellos recibidas así lo avalan. Pero hay también quienes lo
rechazan y combaten su pensamiento
¿Será que es por sí mismo piedra de
escándalo? De algo estamos todos muy ciertos: El Papa a nadie deja indiferente.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
*
La fe
_ Pedro, piedra de la Iglesia:
“El Señor hizo de Simón, al que dio
el nombre de Pedro, y solamente a él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las
llaves de ella; lo instituyó Pastor de todo el rebaño. Está claro que también
el Colegio de los apóstoles, unido a su Cabeza, recibió la función de atar y
desatar dada a Pedro. Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles
pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el
primado del Papa” (881).
_ El Papa, principio de unidad: 882.
_ El Papa, Pastor y Maestro
infalible: 891.
* La respuesta
_ Vivir en comunión con la Iglesia:
“Están plenamente incorporados a la
sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo,
aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación
establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo,
que la dirige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos.....” (837; cf.
2034-2040).
* El testimonio cristiano
_ “...El que no cree en la unidad de
la Iglesia, ¿puede tener fe? El que se opone y resiste a la Iglesia, el que
abandona la cátedra de Pedro, sobre la que aquella está fundada, ¿puede pensar
que se halla dentro de la Iglesia? También el bienaventurado Pablo enseña lo
mismo y pone de manifiesto el misterio de la unidad, cuando dice: ``Sólo hay un
cuerpo y un espíritu, como también una sola esperanza a la que habéis sido
llamados: un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo'' (Ef 4,4-6)” (San
Cipriano, De unitate Ecclesiae).
A esta Piedra-Palabra de Salvación
(Cristo-Pedro-Apóstoles) hemos de acercarnos todos (cf. 1P 2,4), apoyándonos en
el sí de nuestra fe, arraigados y edificados en la fe (cf. Col 2,7) para ser
“piedras vivas” (1P 2,5) para ser pueblo del Señor.