Conversión sí, ¡pero no ahora!
"Cuando era jóven he sido miserable, miserable en el comienzo mismo de la
adolescencia. Pedí la castidad y dije: Dame la castidad pero todavía no
ahora. Tenía miedo que enseguida me escucharas y enseguida me sanaras de la
enfermedad de la concupiscencia. Prefería seguir con ella y no que sanara".
(San Agustín, Confesiones libro 8, cap. 7).