La Tradición y sus Elementos
Observaciones generales
La Tradición es la consecuencia necesaria de la historicidad de la fe, de la
historia de la salvación, de la historia de la Iglesia. El que cree acepta
ser parte de esta comunidad de fe y de amor. Esta comunidad de fe y amor
toma su origen de la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de la Virgen
María. El jubileo del año 2000 celebra este hecho único de la
auto-manifestación divina dentro de las limitaciones de la historia humana.
Todo ha cambiado desde entonces. Estamos en los últimos tiempos de la Nueva
Alianza. La Iglesia de todos los tiempos guarda a interpreta la fe en la
presencia histórica de Cristo en su Iglesia en todas las dimensiones
humanas. Esto no significa que la Iglesia guarda este tesoro como en una
vitrina y lo saca así como así en el momento necesario. No es un instalarse
como hacen los fundamentalistas. Tertuliano dice una verdad muy importante.
"Cristo se ha llamado a sí mismo la Palabra no la Costumbre" (Virg. 1, 1).
La Palabra en el ambiente arameo y hebreo significa Verbo y Acontecimiento.
Respecto a la tradición anterior del AT Jesucristo mismo ha cambiado su
interpretación. De ahí que se trata de algo radicalmente NUEVO porque
entraña como elemento adicional la inmediatez de Dios frente al hombre (cf.
Is 54, 13 y Jr 31, 33 ss en Jn 6, 45; Joel 3, 1-5 en Hch 2, 14-36). La
Tradición no es sólo guardar una verdad sino es salvar al hombre en cada
instante de la esclavitud del pecado. Le abre el camino hacia la libertad de
los hijos de Dios. El hombre es salvado en todo momento cuando acepta esta
transmisión de fe. El hombre no necesita especular sobre su destino. Dios se
lo revela en cada instante en su historia y al mismo tiempo salva. La
garantía de esta salvación es la Iglesia, la Tradición de la Iglesia. Este
es el horizonte dilatado y la lucha en el seno de la Tradición cristiana la
de guardar la salvación en Cristo como se ha manifestado en la historia y al
mismo tiempo consiste en la revolución escatológica que lanza al hombre
hacia la eternidad en todo momento. Esto lo puede hacerlo sólo la Iglesia
que ha sido fiel al depósito de la fe desde siempre y que está en un proceso
de conversión permanente porque en la fuerza del Espíritu Santo ha de
contestar al momento histórico en medio de su debilidad.
Tradición y Escritura
El simple hecho de que Jesús ha afirmado que no ha venido abolir la ley sino
a cumplirla, es decir, "súper-cumplirla" (lea Mt 5) indica que la historia
ha cambiado en y a partir de Jesucristo. Recién en Él se han cumplido
verdaderamente la ley y los profetas. Por eso la de él es Alianza Nueva y
Eterna. No se trata de la Escritura. Basta pensar que para los cristianos el
AT fue la única Escritura hasta el siglo II-III. ¿Cómo se llegó al NT
escrito? Es que había una Tradición nueva que se fue plasmando por escrito
posteriormente. Pero inicialmente era tradición oral, paradosis
meticulosamente conservada y observada. De manera que la Tradición en la
comunidad cristiana es desde siempre UNA SOLA, oral y escrita, vida y
enseñanza, testimonio y comprobación. Esta conciencia fue posesión pacífica
hasta el momento de la reforma protestante. Frente al estilo limitador de
Lutero que elimina una parte vital de la fe la Iglesia ésta se vio obligada
a defenderla y presentar la Tradición (Dz 783 ss) como un elemento "al lado"
de la Escritura. No se entiende el Concilio de Trento cuando se dice que es
unilateral. Lo es porque tenía que defender componentes esenciales
rechazados por los reformadores y al defenderlos aparecían como
unilaterales. Desde entonces se habla de la Tradición como elemento
separado. No lo es. Forma parte de un único proceso que se manifiesta en sus
componentes: AT, NT, Sucesión y Tradición apostólica, Regula fidei,
Liturgia, Presencia activa del Espíritu Santo en la comunidad cristiana.
Vamos a ver los elementos
- AT. Basta leer a los textos rabinos para darse cuenta que ellos ya en la
interpretación de la Escritura utilizan elementos de la tradición oral.
Basta leer de cerca la traducción de los Setenta que es citada por Jesús y
los Apóstoles. Es una "interpretación" del texto original hebreo. Por eso
varios reformadores rechazaron de plano a los LXX y tienen un problema serio
en explicar porque el NT los cita.
- NT Es el instrumento más importante de la Tradición porque da una
interpretación cristológica del AT, es decir, sólo en Cristo se entiende el
AT y sus tradiciones. Pero al comienzo fue pura tradición oral. Pero hay
algo más. La Tradición oral significa al mismo tiempo el NT es presencia
actuante del Señor aquí y ahora ("El Señor es Espíritu" 2, Cor 3, 17). El
Señor que es la Palabra sigue actuando en de la historia de la Iglesia y de
cada creyente pero siempre en relación con el hecho fundacional de la
Encarnación, Vida, Pasión y Muerte, Resurrección y Ascensión a los cielos
desde donde vendrá a juzgar a vivos y muertos. El testimonio de la
revelación salvadora fue confirmado por la efusión del Espíritu Santo en
Pentecostés.
- Sucesión apostólica. No es la conservación de las verdades secretas no
escritas (gnosis). La forma primaria de la Palabra es una presencia
personal. ¿Cómo? En la figura del Testigo que no es autónomo sino depende
totalmente de lo que atestigua. No puede añadir y quitar nada. Así la
Tradición es fundamentalmente testimonio fiel a través de los tiempos de una
misma Palabra verdadera desde siempre y ahora actuante en ese momento
histórico. Por eso hay una permanente tensión entre guardar la Palabra y
hacerla actual en fidelidad. En esta línea se inscribe el magisterio del
Papa, de los obispos y del sensus fidelium de la Iglesia en general. La
jerarquía tiene la misión especial de ser testigo auténtico y autorizado a
través de todos los tiempos. Esto no excluye que haya habido testigos
moralmente defectuosos.
- Regula Fidei o Symbolum. Se trata del canon de lo transmitido. La
Escritura ha de interpretarse a partir de la regula fidei, es decir, la
Iglesia autoritativamente ha explicado la Escritura y la Tradición (Vea el
Concilio de los Apóstoles en Hechos 15 "Ha parecido al Espíritu Santo y a
nosotros"). Esto mantiene intacto el principio "Scriptura sui ipsius
interpres - la Escritura se interpreta a sí misma" porque la regula fidei ha
sido sacada de ella. Sin embargo la Escritura no puede actuar sino en la fe
de la Iglesia (Compare lo de San Agustín "de scripturarum plenioribius locis
et ecclesiae autoritate - (la interpretación se hace) a partir de pasajes
más claros y a partir de la autoridad de la Iglesia" de doctr. Christ. III
2, 2). Esto no significa que la Iglesia está encima de la Escritura. La
Iglesia ha sido vehículo de la revelación desde el comienzo porque fue ella
que la transmitió, fue ella que la plasmó en la Escritura, es ella que
explica su aplicación.
- La Liturgia es la transmisión más vital y más eficaz de la Tradición. Los
catecúmenos al ser introducidos a la fe recibieron la Escritura interpretada
con autoridad y el testimonio de fe en medio de la comunidad cristiana. Así
hicieron su profesión de fe e iniciaron su vida de cristiano (vea "legem
credendi lex statuat supplicandi - la manera de creer establece la manera de
orar" Próspero de Aquitania; vea: "lex orandi lex credendi - lo que se ora
se cree"). Pienso que al abandonar la liturgia Lutero perdió en mucho la
brújula de la fe. Es el caso típico cuando se ha malogrado un instrumento
irremplazable. Cuando tira en lugar de repararlo lo tiran ya no hay manera
de servirse de el.
- La presencia operante del Espíritu Santo es parte esencial de Tradición.
Desde los primeros Concilios Ecuménicos los Padres miembros afirman la
convicción que no son ellos que hablan sino el Espíritu Santo. Esta realidad
asegura que es la misma doctrina de siempre, querida por Dios, aunque dicha
en una manera adaptada a su tiempo.
La Tradición es, por tanto, algo sumamente rico en elementos que nunca podrá
ser alcanzada por una mera interpretación de Escritura sola. Es la misma
vida de la Iglesia en respuesta a la revelación por una parte y los retos
históricos de cada momento por otra. Para decirlo de otra manera: la
Tradición no es nada más ni nada menos la expresión viva e inequívoca de la
fe de la Iglesia fielmente guardada, vívida e interpretada a través de todos
los tiempos que ofrece al hombre la plenitud de la salvación.