MÉDICO QUE DECÍA QUE HOMOSEXUALES NO CAMBIAN SE RETRACTA RADICALMENTE
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El prominente psiquiatra que en 1973 permitió que la Asociación Psiquiátrica
Estadounidense decidiera excluir a la homosexualidad de la categoría de
desórdenes mentales, se retractó de sus conclusiones y ahora asegura que los
homosexuales tienen un problema y sí pueden cambiar.
Según un informe de la agencia Life Site, el médico Robert Spitzer, presentó
su último estudio y señaló que las nuevas conclusiones cambiaron sus
creencias al respecto. "Como la mayoría de psiquiatras, pensaba que la gente
podía resistirse a tener una conducta homosexual pero que no podía cambiar
su orientación sexual. Ahora, creo que esto no es cierto, algunas personas
pueden y han cambiado", señaló Spitzer.
El experto presentó su estudio –elaborado con la Universidad de Columbia-
ante la asamblea anual de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense. Lejos
de confirmar lo que concluyó en 1973 demandando retirar a la homosexualidad
de su manual de desórdenes mentales, Spitzer comprobó que los homosexuales
pueden cambiar.
En su detallada investigación, Spitzer entrevistó a 200 personas (143
hombres y 57 mujeres) que han experimentado un significativo cambio de la
atracción homosexual a la heterosexual, y que ha durado al menos cinco años
consecutivos.
La mayoría de los entrevistados aseguró que su fe religiosa fue muy
importante en sus vidas, y casi tres cuartas partes de los hombres y la
mitad de las mujeres ha estado casado con una persona del sexo opuesto al
momento del estudio.
La mayoría buscó el cambio porque el estilo de vida gay fue emocionalmente
insatisfactorio. Muchos se preocuparon por la promiscuidad, relaciones
tormentosas, un conflicto con sus valores religiosos y el deseo de estar o
permanecer heterosexualmente casados.
Según Spitzer, en muchos casos el esfuerzo por cambiar no produjo buenos
resultados en los dos primeros años de intento. Las personas afirmaron que
les fue de mucha ayuda examinar sus experiencias familiares e infantiles, y
comprender cómo esos factores pudieron haber contribuido a confundir su
identidad genérica y orientación sexual.
Asimismo, señalaron que sirvió mucho sostener relaciones fraternales con
personas del mismo sexo, técnicas de terapia conductual y terapias de grupo.
Para sorpresa de los investigadores, el 67 por ciento de los varones alcanzó
un correcto desenvolvimiento heterosexual y casi o nunca volvieron a
sentirse atraídos por personas del mismo sexo después del proceso de cambio.
Casi todos los entrevistados afirmaron que ahora se sienten más masculinos
(en el caso de los varones) o más femeninas (las mujeres).
Spitzer concluye que "al contrario de la sabiduría convencional algunos
individuos con altas motivaciones y utilizando una gran variedad de
esfuerzos para cambiar, pueden lograr un cambio sustancial en los múltiples
indicadores de la orientación sexual, y un correcto desempeño heterosexual".
Asimismo, sostiene que cuando las personas no cambian de verdad su
orientación sexual sino que sólo desarrollan un control conductual o logran
definir su autoidentidad aunque sigan sintiéndose atraídos por personas del
mismo sexo, sí reportan una mejora a nivel emocional y de salud física.