Carta a los obispos católicos de Estados Unidos: Un Psiquiatra Católico escribe sobre como curar la Homosexualidad y la Pedofilia
Vuestras Excelencias:
Como psiquiatra y psicólogo católico que en los últimos 25 años ha tratado a
un gran número de sacerdotes de diversas diócesis y comunidades religiosas
que padecen atracción hacia el mismo sexo (SSA, por sus siglas en inglés, u
homosexualidad) así como pedofilia y efebofilia (conducta homosexual con
adolescentes), creo que nuestra experiencia sumada a la de nuestros colegas
en la Asociación Médica Católica puede ser de ayuda para los obispos
estadounidenses en cuanto buscan crear estrategias eficaces en el largo
plazo para evitar la recurrencia de los problemas en los cuales la iglesia
Católica de los EE.UU. se encuentra inmersa.
Muchos han señalado que resolver el problema del abuso sexual por parte del
clero necesariamente implicará tratar el problema del SSA entre los
sacerdotes. El obispo Wilton D. Gregory, presidente de la Conferencia
Estadounidense de Obispos Católicos, admitió en una conferencia de prensa en
Roma, el 23 de abril, la existencia de una lucha continua para asegurarse de
que el sacerdocio católico no esté dominado por hombres homosexuales.
Se ha vuelto cada vez más claro, en la medida en que han tomado estado
público las revelaciones de abuso, que la mayoría de las víctimas son
varones adolescentes, no niños preadolescentes. El problema de los
sacerdotes que padecen SSA y molestan a adolescentes o niños debe ser
tratado si se quiere evitar futuros escándalos.
Al tratar a sacerdotes involucrados en pedofilia y efebofilia, hemos
advertido que esos hombres –casi sin excepción– sufrían de negación de
pecado en sus vidas. No estaban dispuestos a admitir y solucionar el
profundo dolor emocional que habían experimentado en una niñez de soledad, a
menudo en su relación paterna, el rechazo de los pares, la falta de
confianza masculina, mala imagen corporal, tristeza, y rabia. Esta rabia,
que se originaba mayormente a partir de desilusiones y heridas con pares y/o
padres, a menudo estaba dirigida a hacia la Iglesia, el Santo Padre, y las
autoridades religiosas.
Al rechazar las enseñanzas de la Iglesia sobre la
moralidad sexual, estos hombres adoptaron, mayormente, la ética sexual
utilitaria que el Santo Padre Juan Pablo II tan brillantemente criticó en su
libro, Amor y Responsabilidad. Ellos han llegado a considerar su propio
placer como el fin más alto y en consecuencia han usado a otros –incluyendo
adolescentes y niños– como objeto sexuales. Se han negado sistemáticamente a
un examen de consciencia, a aceptar las enseñanzas de la Iglesia sobre los
temas morales como guía de sus acciones personales, y a beneficiarse del
sacramento de la reconciliación. Estos sacerdotes o se han negado a buscar
dirección espiritual o eligieron a un director espiritual o confesor que
abiertamente se rebelaba contra las enseñanzas de la Iglesia sobre moralidad
y sexualidad. Trágicamente, estos errores permitieron a estos hombres
justificar sus conductas.
Los obispos, individual y colectivamente, deberían desarrollar protocolos de
investigación que identifiquen a los hombres que pueden representar un
riesgo a los otros y que no pueden vivir el casto celibato requerido de un
sacerdote. Esto es esencial para proteger a la Iglesia y a sus hijos de más
dolor, tristeza y escándalos futuros. A pesar de que ningún sistema de
investigación está libre de errores, se dispone de suficiente investigación
como para desarrollar herramientas eficaces para esta tarea.
Uno de los problemas principales que hemos descubierto al tratar este tema
con el clero y los laicos es la enorme cantidad de desinformación sobre la
naturaleza, los orígenes y el tratamiento de la homosexualidad/SSA. Esto no
es casual. Durante más de veinte años, los activistas interesados en cambiar
las leyes de la orientación sexual, han presentado una masiva campaña de
relaciones pública diseñada específicamente para difundir la desinformación
que a la larga cambiará la aceptación social de la homosexualidad.
Por ejemplo, muchas personas sinceramente creen que la investigación
científica ha producido pruebas concluyentes de que la homosexualidad es un
estado que se hereda genéticamente, determinado antes de nacer, que no puede
ser cambiado. De hecho, no existe tal evidencia. Los medios han promovido
varios estudios que suministraban la "prueba", pero cuando uno lee esos
estudios, se descubre que los autores ni siquiera sostienen haber presentado
una prueba semejante. No existe una evidencia verificable de que la SSA esté
determinada genéticamente. Si así fuera, gemelos idénticos siempre tendrían
el mismo patrón de atracción sexual. Numerosos estudios de gemelos han
demostrado que esto no es así. Y existen varios estudios que documentan
cambios del patrón de atracción sexual (véase Homosexualidad y Esperanza,
disponible en www.cathmed.org).
Una de las razones por las cuales las personas han estado tan dispuestas a
aceptar la idea de que la SSA está determinada genéticamente es su propia
experiencia con hombres muy afeminados y que lo han sido desde comienzos de
su niñez. Este estado de ser en extremo afeminado se llama Desorden de
Identidad de Género (Gender Identity Disorder o GID, por sus siglas en
inglés). Las diferencias entre niños con GID y otros niños son tan profundas
que quienes los observan concluyen que los niños con GID deben de haber
nacido así. Quienes tratan el GID han hallado que la eficaz terapia familiar
en la cual el padre se relaciona más con el hijo y afirma la masculinidad de
su hijo puede, en un período de tiempo relativamente corto, dar como
resultado la eliminación de esos síntomas y luego hacer emerger la conducta
de un niño normal. Trágicamente, debido a que esta información no es
ampliamente conocida, la mayoría de los niños con GID no recibe tratamiento
y alrededor del 75% de ellos desarrollará la SSA en la adolescencia.
Desafortunadamente, si estos niños provienen de familias católicas, aquellos
que los rodean pueden indicarles seguir el sacerdocio. Por no estar atraídos
hacia las niñas, la gente supone erróneamente que la vida célibe les será
fácil.
En nuestra práctica, hemos visto muchos niños que han sufrido relaciones
distantes con sus padres, que carecían de coordinación mano-ojo y, entonces,
eran sometidos a bromas humillantes de sus pares debido a su incapacidad
para participar en deportes. Estos y otros factores llevan a sentimientos de
inadecuación masculina y soledad y luego a atracciones homosexuales. Cuanto
antes se traten estos problemas con terapia, existe mayor esperanza de una
recuperación total.
Por ejemplo, un cliente de 26 años había sufrido un grave rechazo de sus
pares cuando niño y adolescente por su incapacidad para practicar deportes.
Además, su padre había sido distante y su madre demasiado dependiente. A los
10 años, comenzó a experimentar SSA que se intensificaron durante su
adolescencia. Afortunadamente, como fiel católico, nunca cedió a la
tentación de actuar impulsado por esos sentimientos. Durante la terapia
logró identificar las causas de su SSA, pudo perdonar a quienes lo habían
herido, y desarrolló una relación más fuerte y reconfortante con Dios Padre
y San José como otro padre amoroso, Jesús como su amigo amoroso que lo
acepta en todas las etapas de la vida y Nuestra Señora como una madre alegre
y bondadosa. A medida que su dolor emocional se resolvió, creció su
confianza masculina, su SSA disminuyó sustancialmente y luego se resolvió.
Se dio cuenta de que no era homosexual, sino un hombre que había sido herido
emocionalmente en muchas relaciones tempranas en su vida y que podía ser
curado.
Michael (no es su verdadero nombre) era un estudiante del seminario cuando
vino para ser tratado por SSA. Fue comprendiendo que su SSA se originaban en
una muy negativa imagen corporal de sí mismo que tenía desde muy pequeño
porque había tenido sobrepeso. Sus pares siempre lo fastidiaban en la
escuela primaria y la media debido a su apariencia física. Experimentó
intensa soledad en las relaciones de pares desde su niñez y adolescencia.
Durante sus varios años en terapia, trabajó intentando perdonar a sus pares
que ridiculizaban su apariencia física. También intentó rechazar la obsesión
cultural con la apariencia física, y comenzó a dar gracias a Dios por sus
dones masculinos y su imagen corporal. También meditó en el Señor como su
acompañante como mejor amigo en la primaria y la escuela media. Lo ayudó
mucho reflexionar que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, así como pedir
un cierto sentido de apartamiento, y estar agradecido por el cuerpo que Dios
le había dado. Finalmente, también hizo ejercicios físicos para evitar
engordar más. Gradualmente su identidad masculina y su imagen corporal
mejoraron. Su profunda soledad interior disminuyó mediante un profundo
sentido de ser amado por el Señor.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que la "génesis psicológica [de
la homosexualidad] sigue en gran parte sin ser explicada" (#2357). A pesar
de que es comprensible que quienes escribieron el Catecismo no quisieran
formular una afirmación definitiva sobre una cuestión que está en el centro
de un debate público tan conflictivo, esta afirmación no refleja de modo
preciso lo que se conoce sobre la homosexualidad. Existe una amplia
evidencia de que la SSA tiene muchas y distintas causas. Estas llevan al
dolor emocional y a problemas psicológicos importantes en la niñez y la
adolescencia. Entre los varones, se podría incluir una identidad masculina
débil, aislamiento social y soledad, rechazo de los pares o bien una mala
imagen corporal; entre las mujeres, la desconfianza del amor del varón o
bien una débil identidad femenina.. Nadie puede decir "esta es la causa" de
la SSA –como si existiera una única causa– pero un individuo puede llegar a
comprender los orígenes de su propia atracción hacia el mismo sexo mediante
la introspección que se obtiene en la terapia.
Los hombres y las mujeres que experimentan atracción hacia el mismo sexo
pueden sentir correctamente que "siempre se han sentido distintos", pero eso
no quiere decir que hayan nacido así. Los niños nacen varones o mujeres; sin
embargo, tienen que aprender qué significa ser hombre o ser mujer. Se tienen
que identificar con los padres y los pares del mismo sexo –y deben ser
aceptados–. Si queremos que crezcan psicológicamente sanos, tienen que
sentirse seguros y cómodos en su masculinidad o femineidad. Si, por
cualquier razón que fuera, no logran pasar esta etapa esencial en su
desarrollo, en su adolescencia pueden desarrollar atracciones hacia el mismo
sexo.
Se ha realizado una campaña masiva para ocultar esta información del público
en general y de quienes que sinceramente se quieren liberar de la atracción
hacia el mismo sexo. En el año 2000, el Dr. Robert Spitzer (Universidad de
Columbia), quien en 1973 había sido instrumental para la eliminación de la
homosexualidad como diagnóstico del Manual de Diagnóstico y Estadística de
la Asociación Psiquiátrica Estadounidense, fue desafiado a que el cambio es
posible por parte de hombres y mujeres curados de las atracciones hacia el
mismo sexo. Spitzer entrevistó a 200 hombres y mujeres que decían haber
logrado un cambio significativo y halló que 60% de los hombres a quienes
había estudiado se identificaban como heterosexuales 5 años después de que
su tratamiento había finalizado. La mayoría de quienes tuvieron éxito
también participaban de programas de apoyo basados en la fe.
Así como existen numerosos informes de cambios importantes a través de la
terapia exclusivamente, los programas que confían en Dios o que son
específicamente cristianos brindan una ayuda importante para tratar las
conductas compulsivas, la soledad y la falta de confianza que acompañan la
SSA. Esto no debería sorprender a los católicos quienes ya conocen el poder
del amor sanador de Cristo. A aquellos que desean liberarse de la atracción
hacia el mismo sexo, se puede decir con confianza que Dios no los ha creado
de esa manera y que El quiere que sean libres. La buena noticia es que la
SSA puede responder a la terapia y que pertenecer a un grupo de apoyo como
Courage puede ayudar a una persona a hallar la curación y la libertad.
El camino hacia la liberación, sin embargo, es largo y arduo. Para muchos
individuos, a menudo viene acompañado por otros problemas psicológicos
graves y adicciones. Tres estudios recientes bien diseñados (Fergusson,
Herrell y Sandfort) han demostrado que las personas con SSA sufren de otros
problemas psicológicos en un índice sustancialmente más alto que aquellos
sin SSA. Algunos de estos problemas, como el narcisismo patológico y el
trastorno de personalidad borderline, son muy difíciles de tratar.
Además, los hombres con SSA tienden a sufrir de problemas de abuso de
sustancias, parafilias sexuales, y adicción sexual. Estos problemas
complican la recuperación. Resulta más probable que los hombres con SSA más
que otros hombres, registren una historia de abuso sexual infantil (CSA, por
sus siglas en inglés). A pesar de que llegar a un porcentaje exacto es
difícil, algunos expertos sugieren que alrededor del 16% de todos los
hombres han experimentado CSA. Varios estudios de hombres que se
autoidentificaban como homosexuales reveló que 40% de ellos registraba una
historia de CSA. Dado el alto nivel de problemas psicológicos en el largo
plazo que se asocia con una historia de CSA, no sorprende que los hombres
con SSA posean muchos problemas.
Existen otros problemas graves que hay que tratar. Por ejemplo, existe el
acoso sexual en ciertos seminarios. Toda institución católica que con
conocimiento tolera el acoso sexual –sea heterosexual u homosexual–
traiciona la enseñanza moral de Cristo y contribuye al sufrimiento de otros.
También se arriesga a incurrir en responsabilidad financiera.
Recomendaciones
Tratamiento para sacerdotes con SSA
Hemos observado a muchos sacerdotes crecer en la santidad y felicidad en su
ministerio después de haber curado su inseguridad masculina de infancia y
adolescencia y su soledad y, por consiguiente, sus atracciones hacia el
mismo sexo. Este proceso sanador ha sido descripto en el libro del padre
John Harvey, The Truth About Homosexuality (La verdad sobre la
homosexualidad) y en la declaración de la Asociación Médica Católica,
Homosexuality and Hope (Homosexualidad y Esperanza), ya citado.
Los obispos también verían esta curación si alientan a los sacerdotes con
SSA a seguir una terapia adecuada con aquellos que son leales a las
enseñanzas de la Iglesia. La mayoría de los hombres con SSA tuvieron una
niñez dolorosa y relaciones de pares en la adolescencia que también fueron
dolorosas. Bajo el estrés de la soledad y la inseguridad en la vida adulta,
puede haber una asociación inconsciente con este dolor infantil y de
adolescencia. Las atracciones hacia niños, adolescentes o adultos entonces
se vuelven un intento inconsciente por tener aceptación y disminuir el dolor
de la tristeza, la soledad y la falta de confianza masculina. El tratamiento
de este dolor emocional es esencial para proteger a la Iglesia y a sus hijos
de mayor tristeza y escándalo.
Los sacerdotes que han sido víctimas a su vez de abuso sexual infantil, con
SSA o sin él, deberían recibir orientación. Sólo un pequeño porcentaje de
víctimas de abuso sexual infantil abusarán de niños, pero un porcentaje
significativo sufrirá de varios problemas que afectarán su ministerio.
Nuestra experiencia en estos 25 años nos ha convencido de la relación
directa entre rebelión y enojo contra la enseñanza de la Iglesia y las
conductas sexuales promiscuas. Esto parece ser una calle de dos sentidos:
aquellos que están sexualmente activos discrepan de la enseñanza de la
Iglesia sobre la sexualidad para justificar sus propias acciones; mientras
que aquellos que adoptan ideas rebeldes sobre la moralidad sexual son más
vulnerables a volverse activos sexualmente, porque poseen poca o ninguna
defensa contra las tentaciones sexuales. El crecimiento en el perdón y el
crecimiento en la humildad son esenciales en el tratamiento de estos
sacerdotes.
Finalmente, los obispos o los superiores religiosos deberían investigar
sobre la homosexualidad de los sacerdotes antes de considerar darles un
puesto de responsabilidad en una diócesis, una comunidad religiosa o en la
Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU. Se debe terminar con la
actitud previa de "guiñar el ojo" ante la homosexualidad de los sacerdotes.
De no ser así, toda la enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad sexual se
ve minada. Además se debe atender las quejas de los sacerdotes de conducta
homosexual agresiva en las casas parroquiales y las comunidades religiosas,
ya no deben ser ignoradas.
Investigación de los seminaristas
Deben desarrollarse protocolos que permitan a aquellos profesionales que
investigan a los candidatos para el sacerdocio identificar a aquellos
individuos con problemas graves, a fin de recomendar terapia para aquellos
con problemas corregibles, y para aceptar a aquellos que pueden vivir un
casto celibato y no signifiquen una amenaza para los demás. Sólo preguntar a
un candidato si es heterosexual u homosexual, o si está sexualmente
interesado en adolescentes o niños no es suficiente. Un adecuado registro de
la historia, una entrevista clínica, y las pruebas psicológicas
correctamente interpretadas descubrirán los problemas más actuales y los
potenciales. Dos estudios distintos han hallado que las respuestas a un
pequeño número de preguntas sobre experiencias de la niñez y la adolescencia
incluidas en un cuestionario mayor permitía al entrevistador clínico
concluir, con un 90% de precisión, si el sujeto era heterosexual u
homosexual.
Cuando la investigación revela probable SSA, no se excluye automáticamente
al candidato de ser considerado. Si está dispuesto a realizar el duro
trabajo que requiere liberarse de este dolor emocional, sus atracciones
hacia el mismo sexo se resolverán y entonces podrá volver a presentar su
solicitud más adelante. La Iglesia no debe asumir el riesgo moral de
permitir que alguien con SSA ingrese al seminario. Además se debería
requerir un período de abstinencia sexual de cinco años para quienes haya
tenido SSA antes de ingresar al seminario.
Debe advertirse que muchos hombres con SSA tendrán problemas aparte de su
SSA que podrían hacer desaconsejable su admisión al seminario. Por ejemplo,
es más probable que los hombres con SSA tengan problemas de masturbación
compulsiva, otras adicciones sexuales, problemas de abuso de drogas,
historia de abuso sexual durante la infancia, y enfermedad depresiva.
Es esencial que los profesionales de la salud mental involucrados de
cualquier forma en la investigación de los candidatos para el seminario o
con el tratamiento de seminaristas o sacerdotes, así como el cuerpo docente
en los seminarios, apoyen la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad –en
particular sobre la homosexualidad–. En nuestra experiencia, algunas
diócesis y comunidades religiosas confían en el trabajo de profesionales de
la salud mental que están en franca disidencia con la moralidad sexual de la
Iglesia.
Cuerpo de profesores del Seminario/Formación
El Papa Juan Pablo II al encontrarse con los cardenales estadounidenses el
23 de abril de 2002 afirmó: "La gente debe saber que los obispos y
sacerdotes están totalmente comprometidos con la totalidad de la verdad
católica sobre temas de moralidad sexual, una verdad tan esencial para la
renovación del sacerdocio y el episcopado como lo es para la renovación del
matrimonio y la vida de familia".
Muchos miembros del cuerpo docente de los seminarios y las casas religiosas
no adhieren a la verdad sobre los temas de sexualidad moral y fe. Durante
décadas se ha enseñado en estos centros de formación el relativismo moral,
el proporcionalismo, y la ética situacional. Estas enseñanzas han
contribuido a la actual crisis en la Iglesia. Los seminaristas que apoyan la
enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad sexual, las Escrituras, la
liturgia, y la teología moral fundamental han sido catalogados como
"rígidos" y frecuentemente han sido echados de los seminarios. Miembros del
cuerpo docente de los seminarios y miembros de los equipos de formación en
las comunidades religiosas que tienen una agenda homosexual tienden a
eliminar del seminario a varones que son leales a las enseñanzas de la
Iglesia sobre asuntos de fe y moral.
Recomendamos que los cardenales, obispos y superiores religiosos,
entrevisten personalmente o envíen equipos de visita para entrevistas a
todos los miembros del cuerpo docente de los seminarios y equipos de
formación. Es necesario que se aseguren de que esos individuos sean leales
al Santo Padre y a las enseñanzas de la Iglesia sobre la fe y la moral y que
se abstengan de intimidar a los seminaristas al cuestionar el valor de la
ortodoxia. Aquellos que no sean leales deberían ser echados.
A fin de proteger a los sacerdotes de más conducta homosexual con varones
adolescentes por parte de algunos sacerdotes, recomendamos terminar con la
práctica de remitir seminaristas a seminarios que bien se sabe son
heterodoxos respecto de la homosexualidad. La purificación de los seminarios
es esencial para la protección de la Iglesia y sus hijos. Finalmente, los
seminaristas con tendencias homosexuales, incluyendo a aquellos en órdenes
religiosas, no deberían ser ordenados hasta que comprendan acabadamente las
causas emocionales de sus atracciones, trabajen para resolverlas, y estén
sanos emocionalmente.
Disponibilidad de tratamiento y educación en toda diócesis
Habiendo visto el sufrimiento causado por la SSA no tratada, el peso del
pecado sexual y la libertad que sobreviene cuando se tratan los problemas
emocionales y son sanados, creemos que nada es más pastoral ni más amoroso
que la clara proclamación de la enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad
sexual, acompañada por tratamiento eficaz y accesible.
Courage es el único programa de recuperación para aquellos con atracciones
hacia el mismo sexo que adhiere a la enseñanza moral católica sobre la
homosexualidad y que ha sido aprobado por el Vaticano. Este programa debería
estar disponible en toda diócesis tanto para laicos como para sacerdotes. Si
los sacerdotes y los laicos no tienen acceso a la terapia que los puede
ayudar a la libertad propia de los hijos de Dios y a grupos de apoyo como
Courage, pueden caer en la desesperación y pueden sentir que la Iglesia les
ha impuesto una carga imposible de llevar. Por desgracia, en algunas
diócesis, grupos como Dignity –que no aceptan la enseñanza de la Iglesia
sobre la moralidad sexual– tienen voz, mientras que Courage no es bien
recibido.
Es necesario que los sacerdotes comprendan cuáles son los orígenes de la SSA
y los enfoques curativos que han demostrado ser eficaces. Además, debido a
la enorme confusión sobre la homosexualidad que prevalece, sería beneficioso
que expertos como el padre John Harvey, O.S.F.S., fundador de Courage, y
otros profesionales de la salud mental que aceptan la enseñanza de la
Iglesia sobre la homosexualidad y cuentan con experiencia en el tratamiento
eficaz de la SSA, dieran conferencias a sacerdotes y seminaristas. La
educación para los sacerdotes respecto de la naturaleza, los orígenes y el
tratamiento de la SSA debería incrementar su compasión y ayudar a los
sacerdotes que normalmente tienen que tratar estos problemas en el
confesionario.
Desafortunadamente, las conferencias que ofrecidas a sacerdotes y
seminaristas han presentado la homosexualidad como determinada genéticamente
y no se ofreció ninguna esperanza de curación. Se rechaza el reconocimiento
de la castidad como virtud sana. La castidad, en la experiencia de muchos
profesionales de la salud mental, es, de hecho, una cualidad positiva en la
vida de cualquier individuo.
En este momento, varios de los centros de tratamiento a los que se envía a
los sacerdotes por problemas sexuales tratan la homosexualidad como una
identidad que hay que abrazar. Se censura la posibilidad de la curación,
influenciados por la política dentro de la Asociación Psiquiátrica
Estadounidense y la Asociación Psicológica Estadounidense. Se alienta a los
pacientes a participar en grupos de 12 pasos para conductas sexuales
compulsivas, pero no se exploran los orígenes emocionales de las atracciones
hacia el mismo sexo así como tampoco existe un plan que se ofrezca para
curar el dolor emocional no resuelto. Estos hombres vulnerables con
frecuencia regresan al ministerio con graves problemas sin tratar. El
programa del padre Harvey podría ser modificado a fin de incorporar al que
existe programas de tratamiento de pacientes internos en terapia de grupo o
bien individual, así como dirección espiritual.
Debido a que la mayoría de las instituciones seculares no brindan
capacitación para el tratamiento de la SSA y el GID conforme una percepción
católica de la persona humana, es importante que se disponga de esa
capacitación en instituciones católicas o bien mediante programas separados.
El 23 de abril de 2002 el Santo Padre alentaba a los cardinales
estadounidenses: "Tenemos que confiar en que este tiempo de prueba traerá
aparejada la purificación de toda la comunidad católica, purificación que se
necesita con urgencia si la Iglesia ha de predicar más eficazmente el
Evangelio de Jesucristo en toda su fuerza liberadora. Ahora deben asegurarse
de que cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Romanos 5: 20). Tanto
dolor, tanta tristeza deben dar por resultado sacerdotes más santos, un
episcopado más santo y una Iglesia más santa".
Existen razones para la esperanza. Los problemas de la homosexualidad en los
sacerdotes han sido dolorosamente revelados y deben ser atendidos. No existe
una base genética comprobada para la homosexualidad. Las heridas emocionales
que causan las atracciones hacia el mismo sexo pueden ser identificadas y
curadas. Muchas personas, incluidos miembros del clero, que han
experimentados la SSA ya han sido curados, especialmente cuando el poder de
la fe fue incorporado al proceso de curación. Estos hombres y mujeres ya no
se ven a sí mismos como homosexuales. La declaración de la Asociación Médica
Católica sobre la homosexualidad, Homosexualidad y Esperanza, debería ser
puesto en conocimiento de todos los sacerdotes, educadores y familias
católicas. Con la ayuda del Señor, los sacerdotes católicos que luchan con
la homosexualidad pueden ser curados.
Nota
Esta carta fue escrita el 29 de mayo del 2002 por la Catholic Medical
Association de Estados Unidos: Richard P. Fitzgibbons, M.D., Peter
Rudegeair, M.A., Eugene F. Diamond, M.D. Por favor dirija sus comentarios o
preguntas a: Richard P. Fitzgibbons, M.D., 100 Four Falls Center, W.
Conshohocken, PA 19428, USA. Fue publicada en el portal de dicha
asociación:www cathmed.org/news_detail.asp?id=46&tableID=news.
FUENTE: www.vidahumana.org