Vivir con un adolescente y no morir en el intento - Capítulo 10: Educar
para el amor
Según las estadísticas más difundidas, hoy se divorcian o se separan, cuatro de cada diez matrimonios. Como consejero matrimonial, recuerdo a una chica que me confesó que quería casarse para huir de su casa porque no soportaba a sus padres. Yo le expliqué que ese no me parecía un motivo para contraer matrimonio. Que el matrimonio debe nacer de un amor generoso, de un deseo de donación, no tanto de un rechazo a la situación actual en la que vives. El matrimonio no es una fuga, es un compromiso muy serio que implica toda la vida.
Educando así a nuestros hijos les enseñamos a ser felices en la generosidad, no los condenamos a enfrentarse a un compromiso fundamental sin tener todas las garantías para vivirlo con serenidad y altura humana sabiendo afrontar con decisión los pequeños problemas de cada día. Educarles para el amor implica darles testimonio como pareja, enseñarles a ser generosos con los demás, a tratar como personas y no como objetos a los que les rodean. Implica valorarles lo que es el amor humano y supone una recta educación sexual de fondo que no siempre hay.
En este punto hay que actuar con mucha naturalidad. Hace poco una señora me contó que estaba muy triste porque al tomar un cuaderno de notas de su hija de 9 años, había descubierto un dibujo donde aparecía una pareja en una relación sexual. Yo le dije que no se entristeciera ni hiciese un drama de algo que no lo es, pues eso sólo ayudaría a crearle problemas a su hija. Le aconsejé que hablase con naturalidad con ella para que así adquiriese confianza y supiera que siempre podría tratar esos temas tranquilamente con su mamá.
En estos casos, es bueno explicar lo que es el amor humano y cómo es una relación normal que nace del amor. Muchas veces, para los papás es un poco duro, casi es un shock, descubrir que su hijo ya no es el niño que creían, adorable e inocente, según sus ojos, pero no se dan cuenta de que ellos seguramente despertaron a la misma edad.
Por eso, no hay que dramatizar, hay que tomar las cosas con mucha normalidad y equilibrio para orientar con madurez remarcando los grandes valores que están jugándose en este campo. Pero no hay que olvidarlo. En este y, en general, en todos los campos de la educación del joven, el amor es fundamental.
Educar para el amor es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos junto con los principios sólidos que hemos citado antes. Educar para el amor es enseñarles que el amor no es sólo cuestión de “enamoramiento”, sino de entrega mutua y de una relación diaria que tiene que funcionar bien antes de dar el paso del matrimonio. Es enseñarles a afrontar con realismo aquello que va a marcar todo su futuro; es, como decíamos antes, en definitiva, enseñarles a ser felices.